La primera parte está acá.
El domingo amaneció amenazante, si me permiten la cacofonía (:D). Pasé a buscar a Guido para darle una visita guiada por el centro de la ciudad, llena de la arquitectura antigua que tanto me apasiona y me gusta presumir. Una intensa lluvia y un fuerte viento nos empaparon de pies a cabeza en la mitad del recorrido. Esperamos a que terminara la tormenta primaveral y seguimos caminando, secándonos en el proceso. Después de pasar por muchos edificios emblemáticos, llegamos finalmente al Monumento a la Bandera, donde planeaba terminar el tour para dar paso al almuerzo.
Allí nos alcanzó la casualidad: nos encontramos con Kiro, quien estaba esperando a Cristian Mallea, que había ido, erróneamente (no fue el único) directamente al Distrito Sur sin saber que a la mañana el evento estaba cerrado. Cuando llegó Mallea y sus acompañantes nos refugiamos debajo de un ombú, porque el frío nos pegaba a todos por igual (yo apenas tenía una chomba mojada). Al poco tiempo cayó Carlos Barocelli y su esposa, así que nos quedamos conversando sobre diferentes cosas.
Esta coincidencia nos permitía colarnos en la visita guiada por dentro del Monumento a la Bandera, a la Sala de las Banderas de América, así que esperamos la llegada del contingente. El grupo venía de haber realizado una visita guiada por el Centro Municipal de Distrito Norte (también conocido como Villa Hortensia, ya que era un palacete de una importante familia del pueblo de Alberdi, cuando todavía no era parte de Rosario). Se desplazaban en la mítica Merenguita, un colectivo disfrazado de tren que sirve para fiestas juveniles. Más de uno quería verlo al señor Horacio Lalia al frente de tan alocado grupo, pero parece que no fue, y no podemos culparlo. El sábado nos había dejado agotados a todos, y más de uno tengo entendido que se perdió la expedición o estuvo cerca de hacerlo.
Después de una pequeña espera, el bizarro engendro descargó al grupo del otro lado del Monumento, así que luego de unirnos junto a la llama votiva pasamos al tour guiado. De ahí nos tuvimos que ir apurados porque el engendro se quería ir. La mayoría se quedó para realizar otro tour guiado, este hacia el mirador del Monumento; creo que otros se fueron a comer o a hacer otros asuntos, y un puñado de nosotros nos dirigimos directamente al Distrito Sur. Ante la falta de barcitos o lugares más casuales por la zona, con Guido nos dedicamos a disfrutar de una parrillada muy buena y completa.
Para esa hora (entre las 14 y las 15, creo) ya el evento tenía una buena cantidad de público y empezaron a aparecer amigos y conocidos, con las obvias presentaciones y charlas sobre temas que iba desde el rol hasta la lluvia. Lamentablemente ese día muchos de mis amigos tampoco pudieron venir, con lo cual las presentaciones fueron muchas menos. Por lo menos algunos sí lograron llegar, enterados a último momento.
Después de asistir a algunas charlas y de conversar algunos temas con diversos dibujantes, llegó lo que muchos estaban esperando: la charla-panel con los invitados más distinguidos: Mulko, Cristian Mallea, Horacio Lalia, José Masarolli, Leonardo Manco, Eduardo Risso, Marcelo Frusin, Osvaldo Laino, Gabriel Ipolitti, Diego Agrimbau y Leonardo Fernández (en orden en la foto). Como pueden ver, tuvimos que usar dos mesas y dos moderadores: Andrés Accorsi y Leandro Arteaga. Literalmente, siglos de experiencia de en hacer comics (hasta Laino y Lalia se competían con eso, con una obvia cuota de humor). La verdad es que, sin haber participado en ningún evento organizado en la ciudad de Buenos Aires, me atrevo a decir que nunca se juntaron tantos maestros del dibujo y el guión, en ningún otro evento, y sobre todo en el mismo día y charla. Sin duda alguna, un record difícil de superar, incluso de igualar.
La única cosa no tan buena fue que, como las actividades de ese día se habían ido atrasando más y más, ya estábamos en el borde. Para esa altura el horario de cierre del evento había sido superado. Guido se tuvo que ir antes de escuchar la charla, que estuvo precedida por una gran actuación de la banda juvenil del Distrito Sur. Finalmente, la charla en sí no fue muy larga, yo calculo menos de una hora, en la cual cada uno se presentó y contó algo de su experiencia, motivando a los jóvenes artistas a seguir adelante, y a explorar todas las posibilidades laborales, editoriales y artísticas. Muy positivo, a pesar de lo corto que fue.
Después de esto vino la entrega de plaquetas y medallas a todos los invitados especiales, que como eran muchos, se tomó también su tiempo. Este momento estuvo amenizado con todo tipo de ocurrencias por parte de los dibujantes, así como también del presentador Carlos Barocelli, como para remarcar la naturaleza familiar del evento. A nadie le hubiera importado un pequeño discursito por parte de los agazajados, pero realmente ya no quedaba tiempo, y no todos pudieron darlo.
Finalizado con esto el evento, los más fieles se quedaron a charlar con los invitados de honor, mientras la gente de la ADL comenzaba a desarmar las cosas que ya no estaban en uso. Pasados algunos minutos de caos, porque había mucha gente yéndose, fuimos quedando solamente los invitados que venían de lejos y los de la organización, y entre todos terminamos de levantar y guardar las cosas propias del distrito, y de separar las cosas nuestras para el retorno a casa. Para muchos, el regreso en colectivo fue complicado por el cierre de la Feria de las Colectividades (ya habíamos tenido problemas el sábado). De todas maneras, con un cansancio para muchos pocas veces visto, nos manteníamos de pie gracias a lo contento que estábamos, tanto por los resultados obtenidos como por el hecho de saber que lo habíamos hecho entre todos, a pulmón, y con la ayuda de tanta pero tanta gente linda.
La tercera parte, el sábado.
3 comentarios:
Lalia y su señora si viajaron y compartieron los locos bailes dentro de la merenguita... Solo que se bajaron en su hotel, antes de el arribo al monumento a la bandera. Muy bueno el raconto amigo Gaston!!!!!!
Un misterio develado. Ahora me quedo tranquilo, pensé que se lo habían perdido. Pero supongo que lo que pasó en la Merenguita, queda en la Merenguita... :D
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