Una de esas preguntas

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Pensando en el tema de ganar y no acostumbrar a los niños a ganar siempre, lo relacioné con una experiencia que tuve reiteradas veces.

Cuando explico qué es un juego de rol, una de las cinco preguntas más frecuentes (y de las primeras) es: "¿quién gana?"

Cuando explico que nadie, la gente se horroriza. Es como si les describiera una geometría no euclidiana que solo te lleva a la locura y a la muerte.

¿Por qué los juegos tienen que ser todos sobre ganar? Cuando trato de explicarlo, la gente suele no comprenderlo. Cuando se sientan a jugar rol, lo entienden rápidamente. Pero en las palabras, en el concepto, algo no cuaja.

Lo curioso es que el "nadie gana" es una de las cosas que definen a los juegos de rol, pero que no aparecen en ninguna parte. Pocos juegos lo tienen en su explicación inicial, y hasta ahora no lo he visto en ninguna definición. No digo que sea algo obligatorio, pero es algo para pensar.

Incluso Paranoia, que es un juego de rol nada cooperativo, muy en los bordes del concepto clásico, no implica ganadores ni perdedores. Tampoco lo hace D&D, y eso que muchos lo acusan de muchas cosas feas.

Desconozco si hay juegos de rol con ganadores, pero si es así, es como la excepción de los dados: definen el 95% de los juegos, y por lo tanto son grandes simplificadores a la hora de explicar la idea general.

Como digo, da para pensar. Por un lado, si vale la pena agregar esta idea a las muchas definiciones que intentamos a la hora de explicar el rol. Por otro lado, por qué la gente se asusta tanto cuando se les dice que nadie gana. Por que se asusta.

Reseña Jornada Sierpes del Sur 27/09/08

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Sábado ya primaveral, con algo de viento y calorcito. Promesas de lluvia que, por suerte, se cumplen recién a la noche y no nos atormentan.

Nos juntamos en el Club Italiano, cerca del Monumento a la Bandera. A la vuelta, el Teatro el Círculo, donde el Congreso de la Lengua se llevó a cabo hace unos años. Estamos a pasos del casco histórico de la ciudad.

Algunos temprano, otros a horario, otros inexplicablemente tarde, fueron apareciendo los invitados. El bar es cómodo, da a la calle y está bien iluminado y ventilado. Nada de dungeon o sótano con humedad.

5 mesas de rol. Sin señal de partida, empezamos a rolear. Algunos no aparecen, pero llegan otros aventureros a tomar su lugar. La diversión no espera.

Así arrancó la jornada. Desde hacía tiempo, Ibex y yo teníamos ganas de organizar algo grande. La falta de los kits del Game Day por los problemas de aduana nos había impedido realizar esa jornada. Pero nada iba a detenernos. Nos sobraba lo necesario.

De manera que una vez más logramos juntar a unos 32 desadaptados roleros y roleras en un mismo lugar (más algunos visitantes temporales que no jugaron). Este número coincidió con nuestras expectativas. Lo cual es bueno, pero también tenía sus riesgos. El bar aceptaba esta cifra, y tal vez unas pocas personas más, pero no sabíamos con qué grado de incomodidad.

Como organización asumimos el riesgo de que esto pudiera pasar. Sobre todo cuando vimos que la sexta mesa planeada permaneció vacía los días anteriores al evento. La razón era que otras partes del club, aunque más grandes, o estaban muy dentro de las instalaciones (dificultando el acceso desde la calle y el uso de los servicios del bar) y además no tenían mesas. Para evitar apuros de último momento, preferimos quedarnos en el lugar más accesible, cómodo para consumir y en donde las mesas y sillas estaban aseguradas.

Afortunadamente, al menos hasta donde nos han dicho, nadie se sintió encerrado o encajonado, y de hecho les gustó el local.

Hemos de agradecer en todo esto al dueño del bar, Horacio, quien nos brindó todas las facilidades, desde dejarnos mover las mesas a nuestro antojo hasta proveer un rápido servicio, incluso trayendo una moza más para que se ocupara solamente de nosotros. Igualmente todos los encargados del servicio se portaron de diez, así que el agradecimiento se extiende a todos ellos.

El horario tope eran las 20 horas, aunque nos podíamos alargar un poco más. Teniendo en cuenta que algunas mesas empezaron bastante tiempo después, fueron de las últimas en terminar, pero no por mucho. Con más o menos ruido, mucho líquido por el calor de la tarde y los típicos puntos altos y bajos de cada mesa, se nos fue la tarde.

A las 20 realizamos el sorteo. Como nos gusta regalar, se nos fueron de las manos 23 premios, gracias a varios factores. El principal, sin duda, la buena voluntad de un miembro del foro que donó su propio trabajo en forma de 7 excelentes dibujos en grandes láminas. Uno de ellos, incluso terminado ese mismo día, mientras la jornada tenía lugar.

Los demás premios incluyeron miniaturas, bolsas de dados, suplementos de D&D y dos juegos completos: Donjon y La Sombra del Ayer, que habían sido puestos a disposición del público castellanoparlante gracias a miembros del foro SAS. Roleros trabajando de corazón, sin cobrar nada, para otros roleros que también trabajan de corazón, sin cobrar nada. Así es como queremos seguir organizando eventos.

A partir de allí todas las mesas, hubieran terminado o no, comenzaron a desarmarse lentamente. Habiendo cumplido todos los objetivos de la organización, nos quedamos más que contentos con Ibex, porque todo salió perfecto. Es muy bueno poder despedir a la gente y ver que no solo nos felicitan y agradecen, sino que se van con una sonrisa en el rostro y vemos que esas palabras son sinceras. Esperamos que se hayan divertido mucho, independientemente de cómo les fue en la partida, y que pronto nos podamos volver a ver para celebrar otro evento rolero a lo grande.

Finalmente, más en lo personal, solo me queda agradecer a mi maestro de taekwondo, Cristian Bonomini, por todas las ideas y el apoyo que me dio para montar la organización del evento, particularmente en ayudarme a conseguir el local.


Más opiniones de cómo fue todo, en el foro de Sierpes del Sur.





Siempre lloverá

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Siete meses y no quería llover. Siete meses de duelo, de sobrevivir. Curiosamente, como si nada sucediera.

Cielo plomo. Relámpagos. Siento el aroma de la tierra húmeda y el fresco viento. Los pájaros, afuera, claman como lo hacían siempre después del chaparrón. ¡Cómo te extrañaba!

Lluvia y viento me inspiran como pocos. Y cuando estaba pensando en mudarme de país, para tener más tiempo para pensar y escribir bajo la firma de agua y luz, llega y me recuerda que no todo está lejos. La lluvia no se pierde.

Siete meses de sequía que devastó todo. Medio país en llamas o desnudo. Medio yo, medio perdido, medio esperando otra lluvia.

Supongo que si uno espera mucho, siempre lloverá. O eso es lo único que me queda por esperar en esta larga vida de sombras y luces atenuadas.

Pienso ayer que hace diez años dejé la adolescencia y me tiré de lleno a las garras de la adultez. Curioso que no lo haya pensado antes. Tal vez era la seca. Pero ahora veo que son diez años de vida adulta y la seca estuvo en esas partes más jugosas, que no se pudieron disfrutar.

Ahora quiero que llueva a rabiar, que se llueva todo de golpe. Que no veamos el sol por una o dos semanas, de tanta nube gris y estallido de alegría.

Quiero que la lluvia me inunde el sueño y me hunda en la sorpresa. Quiero que me moje de cansancio y me borre el hastío. Quiero que me deje marcas de recuerdos ciertos, que algunas vez fueron.

Quiero soñar contigo y recordarlo, como anoche, al arrullo del viento y sobre el chasquido del agua rompiéndose el alma en el asfalto. Quiero escucharte decir esas cosas que no dijiste, como escucho cantar a los pájaros después de la lluvia o a las llantas patinar en lo mojado. Quiero olerte de nuevo, tan cerca, como hace dos días, que casi te beso y nada pasó… olerte como a esa tierra húmeda que me llena los pulmones y me hace sentir más vivo que muerto.

Quiero que me lluevas encima. Nada más y nada menos.

Me encanta regalar cosas

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Hoy fue la 6º jornada oficial organizada por Sierpes del Sur. En la foto no salen todos los premios, pero sí los principales. Fueron, en total, 23 premios. Para unas 35/40 personas, si no equivoco la cuenta.

En la foto no salen las 5 bolsitas para dados que hizo mi mamá hace ya mucho tiempo, todas muy lindas, pero sí se ven las 5 miniaturas de D&D y el suplemento también de este juego. Debajo de la cámara y las miniaturas están los ¿7? dibujos donados por un miembro del foro que está estudiando Bellas Artes (y dibuja muy bien, la verdad).

Otros fueron dos mini suplementos de Eberron y lo principal: Donjon y LSDA. El primer fue sorteado entre el público en general (se ve debajo, lamentablemente impreso en negro, sin color en la tapa) . El segundo se sorteó por dado entre los DJs. El ganador creo que lo sabrá disfrutar mucho, por varias y diferentes razones.

Así que no pueden decir que no nos gusta regalar cosas. Mañana, con más tiempo y ganas, postearé una reseña de la jornada y varios datos más. Espero que Ibex tenga más fotos de los premios así les hacemos honor a todos.

Que conste que explicamos bien que los libros regalados no eran piratas y se hizo hincapié en el trabajo que han hecho muchos en SAS para traducirlos y todo lo demás. Creo que hubo problemas de impresión con Donjon, me pareció ver un par de páginas con poca tinta (legible, solo en las ilustraciones se notaba apenas). Pero LSDA lo he visto y ha quedado de maravillas. Así que gracias a ustedes también, que se ligaron un aplauso de la concurrencia.



Para cumplir la tradición del rolero argentino que siempre tiene el mate y el termo a mano. Y porque esta mesa se llevó todos los juegos!!! Más vale que los usen y conviden!!

Jugando con cartas

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Cuando era chico, y no tan chico, me cansé de jugar a las cartas.

Chinchón, escoba de quince... empecé tarde con el truco, juego de cartas argentino por excelencia, y aunque soy bueno para mentir en la vida real (no lo divulguen) no aprendí a hacerlo bien en el truco. Hay una frase de Borges que habla del truco y del poker, y dice algo así como que todos los argentinos somos mentirosos, pero no la recuerdo bien...

El poker nunca lo jugué más que en la computadora, y más adelante, en varios campamentos con amigos, nos enviciamos MAL con el bridge. O algo que me dijeron que se llamaba así, pero ahora lo leo en la Wikipedia y no tiene nada que ver con lo que jugábamos. A lo mejor era otra variante... Recuerdo que una noche una partida se alargó por horas, creo yo, y no terminaba... Luego nos dimos de que habíamos usado dos barajas en lugar de una, y que eso estiraba alarmantemente las probabilidades de NO obtener la carta buscada.

Pero lo que recuerdo de mi niñez era el tema de la escoba de quince y del chinchón. Las reglas las tengo porque son sencillas, pero hace tal vez diez años que no juego ninguno de los dos.

Uno de mis recuerdos más lindos es cuando jugaba con mi abuela paterna, en la casa de mi abuelo (donde mi padre vivió muchos años, queda a cuadra y media de mi casa actual). Yo era chico, y era lo suficientemente inocente para no darme cuenta de que mi abuela me dejaba ganar. Una de las cosas que solía hacer era dejar caer "por error" los comodines en el chinchón.

Ese tipo de cosas se recuerdan pero de manera solapada, hasta que después, mucho después, mi padre me lo hizo rememorar. Solo ahí caí en cuenta de que no era cosa de la vejez, sino de las ganas de ver ganar al nieto. Mi abuela jugaba para enseñarme el juego, pero también para que yo me fuera con una sonrisa a casa.

No puedo culparla por algo así, pero ahora como instructor de artes marciales, comunicador social (y algo de psicología hemos dado...) y con algo de sentido común, veo el problema de dejar ganar a los niños siempre.

La experiencia que tuve hasta hace un tiempo con mi primito de pocos años me iluminó al respecto. Como cualquier niño argentino, se le inculca de chico la adoración a la pelota de fútbol. Como en mi casa hay patio, y él es muy activo (aquí les decimos hinchapelotas...), pasamos muchos ratos tirando penales y haciendo tiros al "arco" (dos columnas).

Noté que siempre quería ganar, y que incluso cuando yo metía el gol, él lo invalidaba por algo, mientras sus tiros, incluso los errados, eran contados como gol. Al principio lo vi como algo normal, pero luego la cosa se repetía y empezó a incomodarme.

Así que empecé a "dejar de jugar" cuando él hacía trampa diciendo que era gol cuando no lo era, etc. Me daba algo de cosa comentarlo con su madre, pero sin mucha formación pedagógica fue lo único que se me ocurrió.

Para esa época él había visto mis dados de rol y como había quedado encantado con ellos, le regalé un juego de generala. Así que cambió la pelota por los dados, y obligaba a todos a jugar con él. La cosa empezó a repetirse: cambiaba las reglas constantemente para ganar. Si el dado suyo salía alto, ganaba; si el de su madre también era alto, de pronto las reglas eran sacar bajo.

Sin ponernos de acuerdo, su madre y la mía empezaron a hacer lo mismo que yo. Cuando él hacía trampa para ganar, dejaban de jugar. Así, lentamente, fue aprendiendo a que a veces se gana, a veces no, y que hay que respetar las reglas. Con el fútbol pasó algo parecido, ahora cuenta bien los goles.

Es normal que los chicos quieran ganar siempre, pero hay que poner los tantos. La de los juegos de cartas también lo sufrió una vecina mía con un chico que a veces cuida. La táctica era la misma: cambiar las reglas después de tirar la carta.

¿A qué viene esto? A nada, solo porque uní el recuerdo de mi abuela y mi inocencia al jugar una carta que no debía. Y a que ahora, tal vez, los niños salen demasiado competitivos y sus padres no se dan cuenta de que deben evitar eso.

Todo empacado

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Mañana, después de ver la clasificación de la F1 en Singapur (primera carrera nocturna de Fórmula 1, carrera nº 800 de la historia de la categoría) y comer algo, parto para la 6º jornada organizada por Sierpes del Sur.

Acabo de empaquetar todo en mi bolso de mano, parece como si fuera a viajar a alguna localidad cercana. Pero no. Entre los premios (tengo 10 de los 15 que hay), manual, dados, miniaturas, cámara... es un lindo paquete.

El lugar es el Club Italiano, donde donde practico artes marciales, aunque cambiamos la idea de usar la parte del fondo y nos quedamos en el bar, donde tenemos más comodidades (principalmente la cercanía a la comida). Temo que la cantidad de personas anotadas puedan superar la capacidad total del local, y que sea algo incómodo jugar. Para peor, no sabemos si vendrán más personas porque hicimos publicidad en las dos comiquerías locales.

¿Mala organización? No. La verdad es que en la otra parte del club se nos complicaba. Y además, algo pesimistamente, no esperamos que venga mucha gente fuera del club. Ya veremos. Por ahora todavía hay una mesa totalmente vacía (D&D 3.0, hay quien dice que es por eso que está vacía) y la mía que tiene 3 jugadores de 5.

Por ahora nada más que decir. Voy a revisar algunas cosas más y luego al gran evento.

Concurso Maldición de Sangre

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Pues sí, estoy llamando a un concurso para diseñar maldiciones.

Pues bajar las bases aquí. Dejo un extracto de la convocatoria para que puedas darte una idea:

Para difundir el ashcan (versión de prueba) del juego, incentivar que la gente lo lea y, sobre todo, lo pruebe y me envíe comentarios y críticas para poder mejorarlo. He decidido abrir este concurso, en el cual debes diseñar una maldición ancestral y los personajes que la sufrirán.

Para participar solo debes leer estas reglas, aunque te aconsejo que leas también la primera versión del juego (puedes encontrarla en Rolero.net, en la Biblioteca de Alejandría).

La convocatoria se abre el 23 de septiembre, y tienes hasta el 26 de octubre a las 24 horas de Argentina para enviar tu maldición. A partir de entonces me tomaré un mínimo de una semana y un máximo de dos (será convenientemente avisado) para leerlas y declarar los ganadores.

Solo puedes enviar una maldición por persona, así que ¡piénsala bien!

Cualquier duda sobre las reglas puedes plantearla en kapitanhidalgo@gmail.com, y será respondida a la brevedad.

Actualmente estoy escribiendo el segundo ashcan del juego, así que el premio será la publicación de todas las maldiciones en ese ashcan, con los ganadores convenientemente identificados y reconocidos.

Espero muchas contribuciones! Una de las cosas que me ha dejado este juego es que, en todas las ocasiones en que una partida arrancó y no terminó, siempre dejó una ambientación, una maldición, varios elementos muy buenos, dignos de cualquier juego publicable. Así que espero justamente eso, mucha creatividad usando el juego como base.

De la globalización

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Hace tiempo que pienso que esto de la globalización no es más que una taradez.

Quiero decir, no es nada nuevo. ¿No fue globalización Colón llegando a América o Marco Polo a China?

Pero a lo que apunto es a algo más sutil, que hace tiempo veo en algunos juegos, a un estereotipo que se perpetúa.

El asunto tiene varias aristas. Una suma de cosas me hacen ahora tener ganas de escribir sobre él. Primero, hace unos días vi buena parte de Conan el Destructor. Me gustó siempre de esa película la diversidad racial de los personajes, pero no la vi como algo políticamente correcto, sino como parte del género de espada y brujería. Como segundo, hace unos días también me puse a recordar Fire & Ice, película que me permitió descubrir a Frank Frazzeta hace unos meses (gracias Fernando!). Siempre me gustaron esos diseños y personajes, pero no sabía de quién eran. Nuevamente vemos a todo tipo de héroes, o personajes que van desde humanos simiescos hasta más caucásicos, pero estos últimos no siempre son los héroes. Como tercer, el otro día estuve enfermo y me puse a leer El libro de arena, nuevamente porque no recordaba nada (y hace poco terminé de releer Macbeth por eso, estoy muy mal!). En Undr, el personaje que es islandés, llega a militar como mercenario en Constantinopla, a un mundo de distancia. Finalmente, ayer me perdí (por jugar rol) un documental de History Channel sobre el Egipto Romano: toda la influencia que este imperio le pasó a esta gran civilización en varios siglos de dominio.

Y es que uno mira la Historia, lee un poco y ve que Europa siempre estuvo globalizada, al igual que ciertas regiones de África y Asia. Mercenarios suizos arrasando media Europa bajo órdenes francesas, persas por todas partes luchando contra decenas de pueblos griegos, Roma llegando a intercambiar mensajeros con el Imperio Chino, Alejandro llegando hasta India...

¿Cuál es el preconcepto, entonces? El de pensar ambientaciones medievales o pseudo medievales en la cual los países son naciones-estado, cuando en realidad esto no era así, y cuando además eso lo hace mucho más divertido.

Finalmente, todo esto viene a cuento de que quiero intentar, el año que viene, alguna novela de espada y brujería, y que empecé a formar una idea general en la cual el héroe sería "asiático" o algo similar.

Como soy quisquilloso y me quejo de cada detalle malo que hay en películas, series, etc. (pero los disfruto aparte), no podía dejar de saltar con el tema.

Más allá de la exactitud histórica, que puede ser explorada en miles de libros de historia o de buena ficción (como los de Arturo Pérez-Reverte en su genial Alatriste), está como digo la cuestión de la diversión y la mayor capacidad de meter elementos de todo tipo.

Sirva esto como recordatorio a los que estén planeando partidas, campañas o ambientaciones, o como rant de abuelo cebolleta, o lo que sea. Pero cuando pienses la siguiente ciudad amurallada, imagina que es un puerto como Alejandría, o que es un lugar lleno de mercenarios de todo el mundo, o que hay templos de cinco religiones diferentes, y seguro le agrega algo de pimienta a las siguientes partidas.

Lo verdaderamente real

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Los CGI me hacen escupir vitriolo, bilis y veneno. Cuando es necesario utilizarlos, recomiendo a alguien como Jean Cocteau. Cuando tiene que poner a alguien metiéndose en un espejo, gasta más o menos cinco dólares en el efecto especial: Coge una bandeja, la llena de mercurio y gira la cámara hacia ella. Eso es poesía, magia.

Tengo una teoría al respecto, que no me ha defraudado hasta ahora. Hay una relación inversa entre la imaginación y el dinero. Contra más dinero y tecnología hay disponible para crear, menos imaginación se aplica a ello. Mis películas favoritas son las que fueron hechas con un cordón de zapato. [...]

Si me das una máquina de escribir y tengo un buen día, puedo escribir una escena que asombrará a sus lectores. Esto quizá les haga reir, quizá les haga llorar… o tengan un golpe emocional. No cuesta mucho hacerlo. Pero si me dices: “asombra a los espectadores”, y me das un cuarto de millón — ¡bien, mi tía podría hacerlo si tuviera todo ese dinero! — El arte real y las cosas que actualmente cambian nuestra cultura tienden a estar en sus márgenes. No suceden en el medio de una enorme marquesina.

Aunque no me hacen escupir nada, no puedo más que estar de acuerdo con él en este tema. Reproduzco el texto casi íntegro porque lo dice mejor que yo. Hace tiempo que pienso lo mismo y todo lo que veo me lo corrobora.

Dos de las películas más hermosamente hechas desde lo visual, Bram Stoker's Dracula y The Fountain, fueron hechas sin efectos especiales. En la primera Coppola no tenía una industria del CGI tan desarrollada, pero insistió mucho en usar trucos visuales de todo tipo, que se ven tan reales que asustan en serio. En la segunda, Aronovsky no tenía dinero para hacer nada en CGI (aunque tampoco estaba en sus planes), y con poco dinero logró algunas de las escenas más bellas del cine que yo haya visto.

Es otra de las razones por las cuales aplaudo a Nolan en superproducciones como las dos de Batman, ya que es un director que evita usar el CGI a menos que sea totalmente necesario (cosas que no se pueden hacer en la realidad y/o son muy riesgosas de hacer). Aunque ahí sí el dinero se gasta a toneladas volando cosas, la diferencia es que se vuelan cosas reales. Luego sucede que la gente está tan acostumbrada a lo digital que cree que el batimovil es un CGI (pero no, funciona y es real), pero ese es otro tema.

Cuando un artista (o un científico) tiene pocos recursos, eso hace florecer todavía más su genialidad, porque lo simple es realmente muy complejo. Es allí donde se quedan los simples realizadores y aparecen los verdaderos artistas: los que no solo saben hacer algo, sino que al hacerlo con pocas cosas, lo hacen mejor.

Todo es cuestión de inventiva, cosa que hace tiempo a Hollywood le falta.

Maldición de sangre, capítulo 2

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-¿Y qué le pasa?

-Nada grave… insiste en que soñó algo. Me preocupa… no le creería tanto si no fuera por todo lo que yo soñé… Pero lo que me cuenta es muy similar a lo que yo sentí.

-Bueno, estoy yendo para allá. Tenés suerte de que me peleé con Gimena…

-¿En serio?

-Te cuento allá, no me gusta hablar mientras manejo. Estoy en quince minutos.

-Bueno, te esperamos.

Manuel cortó. Flavia lo miraba desde la otra habitación.

-¿Estás mejor?

-Sí.

-José está viniendo.

-¿Cómo está mamá?

Ni siquiera había escuchado la frase anterior.

-Bien, no sospecha nada. Le dije que habían tenido problemas en la empresa y estabas trabajando horas extras y todo eso. Dijo que te iba a llamar pero insistí en que no te molestara. Le tiré un poco de culpa por lo de siempre –Manuel sonrió. Su madre había obligado a Flavia a estudiar ciencias económicas; ese y otros mandatos maternos que ella lamentaba haber seguido eran fuente constante de reproches, a veces cariñosos, a veces no tanto-. Así que por unos días más, está eso. Después le decimos que te enfermaste…

-No, no. Me va a querer cuidar…

-Cierto. Bueno, vemos si José tiene alguna idea mejor.



Lamentablemente para ellos, José traía sus propios problemas. Con ojos desorbitados, lo vieron encender un cigarrillo y sacar una petaca de whisky. Era como si extraterrestres hubieran reemplazado a su primo con una mala copia.

-¿Embarazada?

-Sí, tarado, embarazada. Un bebé. No sé, es muy pronto, puede ser nena. Pero si es un nene… ¿te das cuenta? Los padres siempre quieren tener un pibe para enseñarles a jugar a la pelota y todas esas estupideces. Yo no porque soy un queso jugando al fútbol. Es absurdo…

Chupó el cigarrillo como si fuera un caramelo de menta. Dijo varias cosas más, sin sentido, mientras se pasaba la mano por el cabello.

-Pará, pará un cacho –lo interrumpió Manuel cuando empezó a negar con la cabeza, tratando de sacudirse la verdad-. Nos tranquilizamos un poco todos…

-Vos lo decís porque no estás hasta acá…

-Eso es lo que le digo yo…

-¿Ahora me atacan los dos? Vos el otro día te querías matar, y ahora cae este que no sabe si es nena o nene… si seguimos así nos matamos todos y listo. Más barato imposible, sin maldición ni nada del otro mundo.

Nadie contestó y José se puso a buscar otro paquete de cigarrillos. Manuel lo interceptó.

-Pará con los puchos, en serio. Escuchame, es una de dos. Cincuenta por ciento. Todavía no sabes, podés zafar. ¡Pensá en positivo, hombre!

-Está bien… mejor lo dejamos ahí. Tenés razón, me calmo un poco… pero es que Gimena me quiere matar. Debo haberle puesto una cara de asco cuando me dijo del bebé… Casi no me habla, nos peleamos ayer, se fue de su mamá por el fin de semana… Todo mal.

-Después hacemos terapia y buscamos una manera de que no se dé cuenta, ¿eh? Después que solucionemos lo de mamá, ¿no te parece Flavia? Pero primero contale al primito José qué soñaste.

Manuel había quedado atrapado, inesperadamente, por los dos flancos. Si ya le costaba mantener a raya a su hermana, que podía ser muy temperamental a veces, ahora le caí su primo con un problema tal vez mayor… Y sus intentos por calmarlos y distendernos no tenían porqué ser acertados. A Flavia no le causó nada de gracia lo de primito, ni la sonrisa burlona que hizo su hermano cuando se refirió a su traumática experiencia onírica.

La rubia le repitió a José la historia, desde que se había quedado dormida en el sofá hasta que encontró el medallón, y cerró el relato sacándolo de su bolsillo.

-Mamá me lo dio y dijo que a ella se lo había dado su mamá. Pero lo que soñé… viste que las cosas que soñás se te borran, a veces te las olvidás antes de poder escribirlas. Nada que ver. Esto lo tengo grabado, todavía veo la sangre… me da asco -le robó un cigarrillo a José, que se rindió de nuevo a la tentación del tabaco, y lo encendió-. Y la ropa que usaban era de principio de siglo, ponele. Así que no sé si será alguna bisabuela… no conozco tanto la historia de la familia. Y en esa época la gente se moría como moscas… No sería nada raro.

Hubo un largo silencio. Manuel, el único que no fumaba, se alejó del humo y miró el reloj. Ya eran las diez de la noche.

-Así que un medallón. ¿Y si la maldición tiene algo que ver?

-No, no creo. Soñé que se lo regalaban, que el esposo se lo compraba, nuevo. Así que me parece que no… ella me miraba y me decía que lo usáramos. Todos. ¿Se refería a nosotros? ¿Cómo vamos a usar un medallón para hablar con…?

-Con nosotros.

-Eso es lo que me quedé pensando.

-A lo mejor se refería a los muertos de la familia. Por lo menos, a los que se murieron por culpa de la maldición.

Los dos miraron a Manuel, que había dicho eso mientras cerraba la puerta que daba a su estudio. Como las miradas eran pesadas y largas, pensó que lo estaban acusando de algo.

-Quiero recordarles que soy pintor –se excusó-. Hay cosas inflamables por todas partes y las telas absorben el humo.

-No, lo que dijiste.

-Ah, eso. Vos soñás con una muerta, yo soñé con otra… No digo nada raro, sumo uno más uno. Lo que pasa es que ustedes son gente de números –vio el inicio de nuevos gestos hoscos y agresivos, y recordó sus anteriores intervenciones, así que cambió sutilmente de argumento-. Quiero decir, están acostumbrados a pensar racionalmente. Y esto no tiene por qué ser racional. Yo pinto lo que sueño… quiero decir… No me estoy explicando bien.

-Lo que querés decir –aclaró Flavia mientras apagaba la colilla del cigarrillo en la tapa de la petaca que José había terminado- es que tenemos que pensar de otra manera. Una maldición no es algo racional, y por lo tanto no tiene una explicación racional…

-O una forma racional de buscarle una cura.

-Esperen, esperen los dos. ¿Les parece que por eso se quieren comunicar con nosotros?

-Puede ser. Si quisieran vernos dar vueltas en círculos y reventar como sapos, sería más fácil no decirnos nada.

Flavia lo miró muy feo ante la nueva metedura de pata. José, que estaba más preocupado por racionalizar todo aquello, se rindió ante la idea.

-Hagamos esto. Supongamos que tienen razón. Que los espíritus de los que murieron por la maldición nos hablan en los sueños. Eso no nos dice nada más. ¿Cómo nos comunicamos con ellos con un medallón? Ni siquiera tiene una foto, o algo… no sabemos de quién fue ni nada.

-Yo puedo averiguar… pero le tendría que preguntar a mamá… y no quiero hablar con mamá.

Discutieron aquello un rato más, pero no encontraron ninguna idea interesante. Ojerosos y con los hombros caídos, Manuel los vio desplomarse en un nuevo arrebato de desesperación.

-Gente, gente. Vamos a hacer una cosa. Ya casi es medianoche. Vos chupaste así que no te vas manejando de acá. Vos estás mal y no tengo ganas de llevarte en el auto hasta tu casa. Hace frío y me odian por todo lo que dije. Lo menos que puedo hacer es hacerles lugar para que se queden a dormir acá.

Pensó que le dirían que no, pero para su sorpresa, ni siquiera protestaron por las escasas comodidades que tenía para ofrecer.

Con José movieron un sofá de dos cuerpos, que ofrecieron galantemente a Flavia. Ella estaba demasiado cansada como para acusarlos de machistas. Manuel trajo un colchón que tenía en el estudio, en el que dormía o leía de a ratos cuando se cansaba de pintar. José aceptó dormir en un sillón reclinable, tapándose con su saco.

El exhausto trío cruzó la medianoche con un sueño intranquilo, mientras José desistía de fumarse un último cigarrillo a escondidas y Flavia apretaba el medallón contra su pecho.

Cierre por liquidación

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En la vida me he acostumbrado a que las cosas se me escapan, muchas veces, de los dedos. Pero mientras esté vivo, puedo tratar de atraparlas de nuevo.

Realmente me da pena pensar que no podré seguir jugando Maldición de Sangre. Que lo que habíamos armado, más allá de enseñarme ciertas cosas sobre el juego, no va a ser desarrollado ni creado más allá de esa primera partida.

Así que no-rol este domingo, como los anteriores. Ya es definitivo, hasta que relancemos con SW Saga, más adelante, si todo sale bien. Hay sequía de roleros.

Ahora que me reencontré con mis primeros compañeros de juego, mis amigos de la secundaria y de toda la vida, no puedo pensar más que en una de tantas iniciativas que, con ellos, no llegaron a buen puerto. Simplemente porque cada uno tiene diferentes niveles de hambre por el rol, y a ellos no les caen tan bien las campañas.

Clone Wars

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Después de un absurdo error de horario y de esperar dos horas en el shopping (por suerte el cine está en el shopping!!!) pude asistir a la que creo era la última sesión de esta película (no me extrañaría que al día siguiente ya no esté en cartelera).

La sensación que me dejó fue inmejorable, aunque hay detalles que se podrían haber mejorado (:D) No perdono, por ejemplo, que la entrada de la película (que comienza “in media res”, o sea a mitad de otra cosa, como bien nos enseñaba el manual de SW d6), haya sido narrada y no haya volado por el espacio como en todas las demás. Si bien eso da espacio para que se luzcan algunas escenas y personajes (aguanten Plo Koon y Kit Fisto!!!), fue algo poco anticlimático, porque la anticipación era otra.

Pero ya sumergidos en la acción, uno queda muy contento. Encuentra todo eso que fue a buscar, y algunas cosas más. La parte más bélica de la película está muy bien lograda, con buen ritmo, buenos elementos sacados de películas del género y buenas tomas.

Más adelante la película intenta patinar en algunas partes; es decir, amaga a cometer errores medianos que se quedan en “cosas menores que no me gustaron”. Anda, que estoy quisquilloso. Pero es una suerte que hayan quedado ahí esos pequeños errores de montaje o de guión.

Ciertas partes de la trama son algo básicas, es cierto, pero funcionan bien dentro del universo SW. Otra cosa que hace que se aumente la credibilidad (dentro del mismo universo, claro está) son detalles menores como algunas frases, chistes o sentencias, o cosas que suceden en el fondo (como el visible noseart de un transporte de guerra).

La mezcla de géneros y música de ciertos géneros también lo profundiza: a veces son coros, a veces jazz para las partes bajas de Coruscant, etc. etc.

Cosa que rescato: la película tiene partes de la clásica trama “pareja dispareja”, pero no cae visiblemente en estereotipos o cuestiones usadas. Sí, claro, Anakin y su padawan Ashoka terminan trabajando bien, pero no tan bien. Queda pendiente que su relación mejore en la serie, supongo, porque en realidad en la película solo empiezan a conocerse.

Otra cosa que rescato es que han dejado el humor de lado, y lo han relegado a los droides de combate en algunas escenas (en las cuales desentonaba, pero prefiero eso a Jar Jar). Celebro que dejen de usar a C3PO y a R2 como payasos ambulantes. Aunque la película era ATP, eso no significa que sea para niños y de hecho la de clones que mueren es algo visible, y parece ser que no han tratado de ganarse al público más chico metiendo chistes absurdos. Otra cosa que espero que se continúe en la serie.

Tal vez lo que menos me gustó fue el final, que es tan abrupto como el inicio y curiosamente no deja pie a nada de la serie: simplemente la música y a dormir. Me quedé hasta el final pensando que hubiera algún contenido escondido pero no; creo que uno o dos minutos más de conversación o algo así hubieran redondeado una película sólida, que no se descarrila y en una hora y media parece durar más, con solo algunas pequeñas escenas algo retorcidas o con defectos menores.

Como dije antes, uno encuentra lo que fue a buscar. No es una gran película, pero es buena en el sentido en que alcanza sus (tal vez modestos) objetivos. Si bien no es perfecta, veo muchas cosas que quiero seguir viendo en la serie, que espero empiece a llegar pronto.

Hace instantix

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15 días sin Internet. Sin foros, apenas mails, sin envir archivos, sin coordinar jornadas de rol o crear cosas online.

15 días de puteadas sin fin a Arnet. 15 días sin respuestas.

15 minutos de puteada final de mi vieja que pide la baja del servicio (estaba a su nombre). Alguien pulsa un botón y se hace la luz.

América Latina. No sé si vivo en la realidad o en la fantasía.

Ayer, día perfecto

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El día anterior hubo buenas y malas. Una de cal y otra de arena.

Sigo incomunicado, pero ya pasará. Confío más en la paciencia que en el grito.

La paciencia cultiva también los pequeños logros. De a poco, paso a paso, se llega a alguna parte.

De pequeños pasos se arma mi carrera, que carretea en la pista. Las alas siguen ahí, y ya tengo buenos vientos.

A la tarde veo un amigo; él también tiene una de cal y una de arena. Nos complementamos, de alguna manera.

Más tarde la jornada es larga y se demora, pero da muchos frutos, algunos nunca antes cosechados. No puedo menos que sonreír y pensar en repetir.

Charla con amigos casi olvidados, amigos del alma, de esos que no se pierden. Buenas sorpresas espero escuchar mañana.

Cierro el día perfecto con el disco perfecto. Tango, Piazzola, Rivero, letras de Borges.

Heme aquí

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Heme aquí, atrapado en un mal ciber de barrio. Heme aquí, postrado en la discapacidad electrónica de expresarme libremente.

Menos mal que se pueden programar las entradas de Blogger. Al menos mis cosas no se perdieron. Lo tomo como un exilio, para escribir y escribir más en una soledad correspondida por las luces del modem, que yace muerto a mis pies.