Fortaleza

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La lista de fuertes personajes femeninos... esto es algo parecido a una peligro imaginario/obsesión para mí. Me ENCANTA escribir mujeres fuertes. (Por esa razón, amo las mujeres de firme voluntad, independientes, inteligentes, en la vida real también; amo ser sobrepasado en inteligencia, amo cuando alguien puede ir cabeza a cabeza conmigo en algo). Generalmente, y esto no es totalmente intencional, las mujeres de los programas en los que yo trabajo tienden a tener algunas de las mejores líneas, como es usual en el caso de Ivanova. No es ser "uno de los muchachos", sino ser una de las PERSONAS. Hay una sutil diferencia. Las mujeres que yo escribo suelen ser muy similares a muchas de las mujeres con las que me he involucrado a lo largo de los años. Hasta ahora, ninguna me ha demandado...

J. Michael Straczynski, creador de Babylon 5
y nuevo guionista de Wonder Woman.


Y, en una casual coincidencia, parte de la respuesta a alguien que me ha pregunta por qué hay tantas mujeres en mis guiones.

Segunda y tercera semana de trabajo

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Hay un sentimiento de desapego, de doble identidad, de abandono. Ya no hay vértigo; la transformación es sencilla, gradual, medida, casi coordinada entre mente, cuerpo y alma. Me despierto sin ansiedad y sin pasión; hago las cosas con tiempo, contando los minutos lentamente. Después está la aventura del viaje en colectivo: algo que he aprendido a gozar, porque el dolor no está en el viaje, sino en el descenso, en la confrontación de la realidad.

Entonces vienen las pocas cuadras en las que tiene lugar la metamorfosis. Así como las llamadas que realizo diariamente, todo está estudiado, todo es imitado, estandarizado. Los problemas son más o menos siempre los mismos, aunque sigo aprendiendo y encontrando cosas nuevas acá y allá. Más relajado, estoy venciendo mi ansiedad típica, mi aceleración por hacer cosas. Hay temas que tardan.

Aunque no es así, el almuerzo divide mi día laboral en dos mitades, y trato de engañarme pensando que ya pasó mucho tiempo, que pronto estaré de nuevo en otra parte. Después viene el descanso, porque a esa hora no hay muchas llamadas y hay que digerir mucha comida. Hacia las tres o las cuatro, ya cuento las horas mientras la intensidad del trabajo se eleva nuevamente.

Y luego, abro las alas.

El otro día, mientras me desabrochaba dos botones de la camisa y entraba al club para practicar, de pronto me sentí Superman. Una doble identidad poética me invadió, pero a la inversa. Mi verdadero yo es el de esas horas nocturnas, o el de los fines de semana. El otro es una máscara vacía.

He aprendido lentamente a olvidarme de esa máscara durante esas horas. La disociación sigue profundizándose. ¿Hasta donde llegaré?

¿En serio?

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¿Qué más puedo decir?

Bueno bueno, sacando el sensacionalismo típico de esta presentación a lo Crónica TV. En realidad, Wardenclyffe solamente ganó como Mejor Presentación Gráfica. Pero es algo al menos, ¿no? Sobre todo siendo que soy más bien amateur en el campo, y tuve la idea a último momento. Finalmente, tengo que destacar que algunos de los juegos que pude ver por arriba eran tan bueno o incluso, en mi opinión, mejores en ese apartado.

Los ganadores están en el blog oficial, pero los repito acá:

El Rolero de Hierro es… Sapientia, de Davader


Tenedor de oro (juego más innovador): Aventuras intempestivas


Cuchara de Plata (uso más creativo de los ingredientes): La gran fecundación


Cuchillo de Bronce (mejor presentación gráfica): Wardenclyffe


Sextante de Hierro (a la retroalimentación más valiosa): Tristan (aka Lobo Gris)


Palillo de marfil (mención honorífica): Antidogma


Mi experiencia de este año fue muy variada y para nada habitual. En primer lugar, este año SI que casi no participo, un poco por falta de interés y un poco por desinterés con respecto a los elementos del concurso. Después participé y el resultado, si bien me gustó en general, fue medio apresurado. Finalmente, a los pocos días, conseguí milagrosamente trabajo y no pude votar, de hecho, no llegué a leer ni siquiera uno solo de todos los juegos presentados.

Ahora, después de una típica jornada de trabajo anodino y algo estresante, llego acá y veo los ganadores. Solamente puedo decir, como en el foro, que es una sorpresa enorme y que me sigue sorprendiendo un poco, yo que soy modesto y me martirizo ante cada error cometido (o casi error, o que casi cometo) que siempre se me mencione en algún puesto del RdH, al menos desde que comenzaron hasta la fecha. Al menos, me siguen confirmando que algo debo estar haciendo bien, aunque sea de casualidad.

Lamentablemente, se suma a la pila de cosas que tienen potencial pero que debería mejorar en algún momento... pila que sigue creciendo y no sé donde guardar. Espero que pronto llegue el momento. Gracias a las dos personas que comentaron el juego y a las que lo votaron (en realidad, a TODOS los que votaron, que no fueron muchos), y de seguro que tendré en cuenta lo que opinaron.

Oscars 2010

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La ironía campea últimamente por mi vida. Desde hace años, tengo poco o nulos motivos para ver la ceremonia de entrega de los Premios de la Academia, pero justo este año, cuando tengo muchos, tengo que trabajar de mañana. Y bueno, qué se le va a hacer.

Lo principal era, claro, ver si El Secreto de sus ojos ganaba como Mejor Película en Idioma Extranjero (y sí, menos mal que el Na'vi no consideraba un idioma extranjero). No estaba despierto para verlo, pero sí pude ver algunas otras entregas, como la de Up para Mejor Película Animada, y varios de los rubros técnicos que ganó The Hurt Locker (en detrimento de Avatar, la gran perdedora, sin duda alguna, y no sin algo de sorpresa).

Nuevamente aburrida y bastante imprecedente, la ceremonia en sí no tuvo ninguna sorpresa ni momento destacable. Es evidente, año a año, que nadie acierta a hacer algo realmente nuevo y bueno. Si bien me reí con algunas diálogos de los presentadores, estos flotaban en un vacío casi completo de gracia, estilo y coherencia. Este año, lo que me molestó por completo fue la supuesta exigencia de la Academia para que los ganadores no lloraran en cámara. Hombre, te están entregando un Oscar, no una tarjetita de Navidad. Lo menos que puedes hacer es tartamudear y lagrimear un poco.

Este año, sin embargo, las ganas de verla pasaban justamente por los nominados. Un año raro. En primer lugar, 10 nominaciones a Mejor Película, algo que no se venía desde hacía décadas. En segundo lugar, las temáticas y la calidad. Realmente, muchas de esas 10 eran muy buenas (no llegué a verlas a todas, pero sí a varias). Dos eran de ciencia ficción, y bastante duras a veces. Una era animada. Otra era de suspenso y acción militar; otra era sobre los excluidos (Preciuos, una de las pocas que tengo por ver) y de hecho, bastante bastante dura.

Esto es algo que me llamó la atención, y me hace desear que el año que viene, haya también mucho más espacio para ciertos géneros que no deberían perderse, como el de la ciencia ficción y la fantasía. Ya veremos.

Realismo es lo que hace falta

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Es que ningún héroe argentino ha tenido dolores, ni se ha calentado con una china ni le ha jugado una onza a una carta. Esa historia tal como se enseñaba en mi infancia tenía todo el opio que se le niega a San Martín y así los chicos preferían saber la de otros países, mucho más entretenida, por humana.
Arturo Jauretche, pensador, escritor y político argentino,
en su libro de memorias Pantalones cortos
(citado en este artículo del diario Clarín).

Primera semana de trabajo

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Lo difícil es pensar, hasta ahora. Pensar en que tengo que entrar a un lugar en donde no soy yo, en donde soy alguien más. Alguien seco, alguien muerto. Alguien que no puede trabajar de algo que ama. A veces me siento como en Office Space. A veces, como en 8 Mile. Qué bueno que ambas películas terminan bien.

Los primeros días fueron un remolino constante. Uno muy fuerte, por añadidura. Fue como si alguien le pusiera freno a mi vida: de pronto cada día parecía una semana. Cuanto más ansioso está uno, más lentamente pasa el tiempo. Creo que nunca había aprendido eso de manera tan contundente.

En el remolino, por el desagüe, se fueron muchas pequeñas cosas. Mejor así, pensé. Un día a la vez. El miércoles es la cima de la semana; luego todo viene en bajada, hasta el inexorable final. Sobrevivir días, luego semanas, luego el primer mes, hasta recibir una tonelada de excusas sobre por qué seguir haciendo esto. Bien que lo valen, todas y cada una. Las promesas son el combustible, lo que me levanta.

Así que empiezo a tachar los días, porque la esperanza de que el tiempo continúa masticando sus barrotes es cierta. Ahora hasta puedo imaginarme llegando a fin de año. ¿Por qué no? 2009 fue un borrón, y ya estamos en marzo de 2010. ¿Tanta gente quiere morir? Ya me cansé de escuchar idioteces sobre el 2012... Pensar en la muerte es morirse. Pensar en el error es equivocarse.

El otro día sentí una brisa que hacía tiempo no sentía, o al menos no recordaba. Estaba sentado en el club donde practico taekwondo, y el ventilador me mantenía despierto. Por muchos años había algo que me mantenía intranquilo, ansioso, incluso nervioso, antes de entrar a clase. La supuesta promesa del fracaso. En todos esos años, lo que me mantenía relajado, al menos en parte, eran dos cuadrados. Uno verde, poblado de hojas; otro azul, poblado de cielo. En ese día de la semana pasada, ya no había inseguridad ni nada similar al esperar la clase. Esos dos cuadrados, y esa brisa perfecta, me recordaron días más simples y me infundieron la seguridad de que esos días volverían, tarde o temprano. Eso es otra cosa que me sostiene.

Las náuseas vienen cada mañana. La semana pasada eran peores. Ahora ya son más bien una pequeña molestia. Siento como si la infección del trabajo hubiera sido asimilada. Ya no está en mi sistema. Sí, soy otro. Y eso no duele.

Para los que quieran leerme un poco

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Hace poquito he hecho público el segundo proyecto de mi editorial virtual. Básicamente establece la publicación de una novela corta, escrita hace más o menos un año, pero fuertemente reescrita, por entregas mensuales.

Eso sí, siempre y cuando haya gente interesada en la misma. Pasen y vean las condiciones.

District 9 (2009)

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Xenofobia y racismo. Violencia gubernamental. Corporaciones financiadas por el estado, llenas de oscuros propósitos y métodos. Extraterrestres y tecnología avanzada. Revueltas sociales. Sin duda, un coctel molotov de argumentos que sólo la ciencia ficción puede combinar con los explosivos resultados esperados.

Una más de las excelentes películas nominadas al Oscar 2010, District 9 nos muestra un mundo demasiado cercano al nuestro. Uno en el cual somos los malos, los abusadores, los asesinos. Uno en donde los negros son reemplazados por extraterrestres poco amigables.

Esta película es, por si fuera poco, un ejemplo de excelencia en todos los campos: dirección, efectos especiales, argumento, cuidado de los detalles. Ejemplo, también, de que la primera película de un director desconocido, con actores desconocidos y apenas 30 millones de dólares de presupuesto puede no sólo ser un éxito de taquilla y crítica, sino ser reconocido, además, por sus pares y llegar a los Oscars. ¿Algo más?


Una cinta llena de particularidades
Sucede que District 9 es una película pionera y poco convencional en muchos aspectos. Surgida de un cortometraje, es una de las primeras (al menos que yo conozca) que se ha hecho realidad por la fuerza bruta de un productor más que creativo: Peter Jackson, el director de la trilogía fílmica de El Señor de los Anillos.

Hace ya varios años, Neill Blomkamp, un director sudafricano, filmó un más que curioso cortometraje, llamado Alive in Joburg. Ambientado en una Johanesburgo apenas futurista, planteaba lo que ahora es la base de la película. Una nave alienígena había quedado varada sobre esta ciudad de Sudáfrica; al investigarla, los humanos descubren una colonia de un millón de extraños seres insectoides. Ni conquistadores ni colaboradores, estos seres no tenían una gran cultura, ni, aparentemente, ningún objetivo, estando sumidos en la mayor miseria material y moral. Sin escrúpulos, líderes que los organizaran ni una estructura social firme, se dedican a comer todo tienen a mano y destruir cosas, sin ningún cuidado por las vidas humanas, aunque sin una malicia organizada. Rápidamente la situación se deteriora, y el gobierno, ante la escalada de muertes y destrozos, los encierra en un ghetto fuera de la ciudad: un lugar estrechamente vigilado, en donde la vida no vale nada y todo es miseria y desolación.

El corto era una joya de pocos minutos, en donde quedaban plasmados todos los tópicos ya mencionados: la xenofobia, la violencia del gobierno, la tecnología usada para eliminarlos. Hay que mencionar también que Blomkamp dirigió varios cortos, los cuales también mezclan deliciosamente la ciencia ficción con la vida diaria. Uno de los que más disfruté, además del ya mencionado (que había visto hace ya tiempo) es Tempbot, en el cual un robot es enviado a cubrir un puesto temporal en una oficina y debe aprender a relacionarse con sus compañeros humanos. Blomkamp también ha hecho varios comerciales, entre ellos para Nike, Gatorade y Citröen.

Con toda esta experiencia y otra que me guardo para no extenderme demasiado, Blomkamp recibió una oferta que era difícil de rechazar: dirigir la primera película basada en el videojuego Halo. Como el proyecto comenzó a demorarse, Peter Jackson, que era uno de los que estaba a cargo, le propuso al director sudafricano ocuparse en otra cosa. Entonces, el corto sobre extraterrestres y racismo les pareció la mejor propuesta.

El resultado es una película que, además de varios otras nominaciones, acumula ya cuatro para el Oscar, entre ellas Mejor Película, Mejor Edición, Mejor Guión Adaptado y Mejores Efectos Visuales. Nada, nada mal para un primerizo.


Temas nada fáciles
Resulta obvio que el origen del director y la trama de la historia están muy entrelazadas, y que de hecho muchas de las situaciones de District 9 estén directamente basadas en la realidad de Sudáfrica. Si reemplazamos a los alienígenas (que ni nombre tienen, y se los conoce despectivamente como langostinos, por su apariencia) por negros, y quitáramos la tecnología futurista, casi que tendríamos un drama histórico.

Y es que incluso el nombre de la película es muy particular: District 9 es una analogía del District 6. En 1966, esta zona de Ciudad del Cabo fue declarado apta solamente para blancos; el gobierno racista de la época instrumentó el nada agradable desalojo de 60.000 negros, que fueron reubicados a 25 km de la capital en una zona obviamente inferior en todo sentido.

En la ficción, el distrito 9 es la región en la que viven todos los alienígenas, sobre el cual se mantiene su nave espacial, aparentemente averiada. Estos seres viven en condiciones infrahumanas, en casillas de chapa oxidada, junto a basura de todo tipo y mezclados con los pocos seres humanos que se animan a vivir allí: organizaciones mafiosas que les proveen de comida y otras cosas a cambio de dinero, armas avanzadas y cualquier objeto que tenga valor.

Obviamente, este núcleo de conflicto y de seres desagradables, para la mayoría racista de la sociedad, es algo que no puede quedar así. Si ya está prohibido que los extraterrestres salgan del Distrito 9, este ahora debe ser desalojado y movido a otra parte. La película se plantea como un documental en donde se muestra el proceso burocrático (generalmente absurdo a niveles kafkianos) y la maquinaria bélica que la corporación, MNU, pone en funcionamiento para lograr este objetivo de la manera más eficiente posible. Eficiencia que, sin controles estatales o de otro tipo, está apoyada generalmente por la violencia y la muerte sin sentido ni necesidad.




Una visión nada bonita del futuro
Una de las cosas que más destacan de District 9, al menos en técnico, es la perfecta unión entre lo virtual y lo físico. El diseño de los extraterrestres está muy logrado, al igual que el de su tecnología. Si tenemos en cuenta que prácticamente todas las escenas que los muestran están hechas por computadora, veremos que el desafío era enorme, y la empresa encargada, Weta Digital, logró un excelente resultado.

Los alienígenas no sólo tienen su propio idioma, sino un diseño muy característicos y detallado. Sus movimientos son creíbles, y la interacción que hacen los modelos tridimensionales con los escenarios reales es tan buena que no realmente parecen aliens. El hecho de que la mayor parte de la película sea un documental no hace más que sumar a la sensación de realidad.

Si los detalles virtuales son perfectos, también lo son los físicos. Ambientada completamente en Sudáfrica, y de hecho filmada allí, toda la tecnología humana es actual y real. Los escenarios son barrios de personas que viven en la miseria y de negros discriminados por el sistema. Tanto el armamento como vehículos son de origen sudafricano o del tipo utilizado en la zona, lo cual es muy visible para cualquiera que sea de ver películas de guerra. Esto le da sin lugar a dudas una credibilidad todavía mayor a la trama.

District 9 se convierte así en una demostración práctica de cómo hacer una película técnicamente perfecta con relativamente poco dinero. Muchas cintas que rozan o superan los 100 millones de dólares tienen efectos similares o incluso algo peores.





Ejemplos a granel
Como hemos dicho antes, District 9 es una película llena de particularidades. Es encomiable que, estando ambientada en Sudáfrica y rodada por un director que no se dejó seducir por las rápidas y fáciles respuestas de Hollywood, haya llegado tan alto en la carrera por los Oscars. Ciertamente compite con otras cintas excelentes, algunas de ellas tan bien balanceadas como esta en todos sus aspectos. Sin duda alguna, gane o no la gran favorita, casi todos estarán desconformes por la elección.

De todas formas, y aunque algunos no consideren a District 9 como una obra maestra o una cinta excelente, lo cierto es que abre camino para muchas más cosas. Es, como ya dijimos, un ejemplo de que con poco se puede hacer mucho, muchísimo. Por otra parte, la cinta es un ejemplo de lo que debería ser el verdadero cine de ciencia ficción: acción y tiros como condimento, y un buen argumento centrado en cuestiones humanas y sociales escabrosas. También es un ejemplo de que lo novedoso puede ser exitoso, en una industria que desde hace años está más estancada que el agua de una zanja.

También es ejemplo de que esta innovación puede venir de cualquier parte y en muchos formatos. La manera en que Jackson apoyó a Blomkamp habla no sólo de inteligencia comercial, sino también de respeto por un colega. Cuando un buen director es también un buen productor, y un buen profesional y una buena persona, no dudará en darle trabajo a alguien, no temerá que ese alguien le robe el trabajo o la fama, y no buscará dominarlo como sí hacen los estudios. Jackson bien podría haber abandonado a Blomkamp al caerse el proyecto de Halo, pero no lo hizo, y allí se ve el buen resultado. ¿La industria no se estará cayendo a pedazos, creativamente hablando, porque los valores humanos y profesionales que la sostienen son ya difíciles de mantener?

El hecho de que existan estos directores, que no sólo tienen dinero sino productoras para apoyar a nuevos talentos, es algo muy positivo y espero que sea el síntoma de algo nuevo. Ya tenemos otra señal, en el corto Ataque de Pánico. Producido en Uruguay con apenas 300 dólares y 6 meses de trabajo, este video saltó a la fama y, lejos de ser una más de muchas idioteces que adquieren fama en Internet cada tanto, se ganó su lugar a base de talento. La noticia de que la productora de Sam Raimi, otro director que no prostituye su obra, acordó un presupuesto de 30 millones de dólares para crear una película sobre el mismo habla a las claras de que esto puede constituir una tendencia. Ojalá que así sea.

Up (2009)

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La película empieza mal, porque empieza triste. ¿Es una de Disney que empieza triste? No, es una de Pixar.

Up es una muestra más de la diferencia radical entre ambas cosas. Up es algo que Disney, lamentablemente, no podría hacer ni en mil años. Tal vez porque no se pueden hacer muñecos ni franquicias con Up (de hecho, esto lo han reconocido los responsables).

¿Qué más es Up? Una película para el niño que llevamos dentro, y el viejo que llevaremos algún día. Una película verdaderamente para toda la familia. Una más que va para el Oscar como mejor película y mejor película animada (honor que, curiosamente, comparte solamente con The Beauty & The Beast).

Es una suerte enorme que Disney no se haya gagocitado a Pixar, y la haya dejado vivir por su cuenta, dentro de su estómago de ballena.


Una historia de vida
No diré más de lo que dicen otros sitios. El protagonista es un anciano que ha perdido a su esposa recientemente. Antes de que pasen 15 minutos, estás llorando, o eres un insensible. Después pasas la película alternando lágrimas y risas, lágrimas y risas. Con su esposa muerta y aparentemente sin ningún otro motivo para vivir, Karl se dispone a cumplir el sueño que ambos compartieron por décadas, lamentablemente sin éxito: visitar las cataratas Paraíso, localizada en algún lugar de Sudamérica. Nada mejor que hacerlo sin salir de su casa, montando una tonelada de globos cargados con helio. El problema, claro, comenzará cuando descubra que tiene a un polizón, que hará que sus planes se descalabren un poco más de la cuenta.

Esta y otras escenas mágicas me acompañaran por el resto de mi vida, porque esta se trata de una cinta mágica. Sin duda alguna, un clásico de la animación, que destaca por una mezcla hermosa de humor de todo tipo, personajes tan queribles como tiernos y graciosos, y situaciones que, aunque a veces predecibles, nos dejan con una sonrisa por varios minutos.


¡Y en 3D!
Up fue una de las primeras películas, sino la primera, que fue lanzada en formato 3D, y así llegó a Rosario. Lamentablemente no pude verla entonces; teniendo en cuenta la experiencia de Avatar, me hubiera gustado. De todas maneras, en sí creo que no se pierde mucho, porque en ella lo fundamental son otras cosas. A diferencia de la película de Cameron, no puede acusarse a lo visual de querer comerse el guión, que brilla con luz propia.

Por otra parte, lo visual está tan cuidado que no hace más que agregar y agregar. El uso de cuidados diseños de personajes y de una animación tan luminosa y detallista hace innecesarios ciertos diálogos. Casi habría que darles Oscars por la actuación a los animadores. El hecho de que ninguno de estos personaje sobre, o sea un alivio cómico, o cualquier otra cosa negativa, nos ayuda a relacionarnos con el lado humano, creíble, de la historia, que en sí no es más que una gran metáfora de la vida, con sus alegrías y sinsabores.

No es raro que esta película haya sido nominada dos veces. Reúne todo lo necesario para estar en la categoría, que este año, para colmo, está llena de grandes, enormes desfasajes de presupuesto, género, estilos de guión, técnicas de filmación, etc. etc. Sin lugar a dudas, es una de esas películas que te devuelven la fe en el cine, cuando te cansas de ver refritos, películas basadas en comics, libros o series del montón, y todo ese etc. tan vacío que amenaza con comerse al séptimo arte.

Creo que más no puedo decir. Hay que verla.


Primer día de escuela trabajo

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Bueno bueno, llegó el día.

Después de varios años de desempleo y algunos, pocos meses de empleo parcial cada tanto, finalmente conseguí un trabajo "como la gente". Esto es, 8 horas diarias, anotado legalmente, con todos los beneficios de la ley, etc. etc.

Hace apenas media hora regresé del primer día, que no fue malo, aunque sí obviamente cansador porque no estoy entrado en ritmo. La falta de sueño y de comida conspiraron en contra; también a veces el ambiente poco ventilado te adormecía. Pero bueno, son cosas menores.

Todavía quedan ajustar muchas cosas, como tener una computadora propia (ya llegó el escritorio) y acordar los horarios y hacer los trámites de obra social y bancarios, pero en eso se irá el resto del mes. Que espero que pase rápido, porque hoy se sintió como una semana completa.

De más está decir que todo esto me permite seguir adelante con muchos proyectos, ya que me da la oportunidad de mejorar mi computadora, comprar más juegos de rol (y hasta miniaturas), más comics para aprender y disfrutar, etc. Pero, ¡ironía cósmica!, las 10-11 horas diarias que pierdo trabajando y viajando me quitan el precioso tiempo para escribir y hacer todo lo demás. Nada cuesta nada. Pasará un tiempo hasta que me reacomode a esta nueva realidad, aunque por suerte pude dejar en regla muchas cosas en los días previos (entre ellas, varios guiones y textos largos).

¿Qué significa esto para el blog? Bueno, principalmente que no voy a poder poner nada interesante cada dos o tres días. La frecuencia mínima de publicación pasará a ser de entre 4 y 6 días, salvo excepciones.

Además, el primer proyecto de mi editorial pasa para abril, como mínimo. El texto crudo ya casi está (falta el último capítulo), pero tengo que esperar un tiempo para actualizar mi computadora y darle duro a la maquetación (que está en 1/3 más o menos).

Bueno, eso es todo. Me voy a comer y a descansar un poco.