10 días en el sube y baja

0 comentarios

Hace ya poco más de una semana empecé con el primer síntoma: dolor de garganta y tos. Pensé que había charlado demasiado con un amigo que hacía mucho tiempo no veía (y en el bar había algo de ruido). Además ese día había tenido muchas horas de clase, por lo que, sumando dos más dos, supuse que era cosa de descansar un poco la voz y nada más.

Sin embargo al día siguiente me desperté completamente congestionado, tanto que la cabeza me latía un poco y no podía respirar.

Fue el comienzo de una serie de días más que complicados.

En una semana con varios feriados pero también con compromisos extras, empecé a experimentar síntomas aleatorios, a veces más graves, a veces casi triviales. Todo el fin de semana estuve escupiendo flema, con malestar en la cabeza y a veces en el cuerpo. El lunes, como estaba mejor, fui a trabajar (por suerte no tenía que dar clase, y en la plenaria uno puede quedarse callado para no forzar la voz). Me sentía bastante bien. El martes, como no tenía que trabajar, descansé, escribí, hice un poco de todo... pero a la tarde comencé a sentirme mal nuevamente (mucha tos) y aunque tenía compromisos, decidí quedarme en casa. Por las dudas.

El miércoles por la mañana empecé bien pero unas horas más tarde tuve que llamar al médico, porque pensé que tenía fiebre y experimentaba un súbido decaimiento. Me diagnostivaron alguna clase de virus; no tenía fiebre y el único síntoma que permanecía era la faringitis. No quedaba más que tratar de descansar y tomar algún medicamento.

Por la tarde me arriesgué a dar mi clase de guión, ya que había pasado gran parte del día en cama y estaba "normal" (es decir, no me dolía mucho la garganta). Era una apuesta arriesgada porque tenía que dar clases el jueves, viernes e incluso el sábado (un curso de ingreso a secundaria). Por suerte, aunque tuve que cancelar la clase del viernes (creo que fue lo mejor, coincidió con otras cuestiones institucionales), pude dar clase el jueves y el sábado, siempre con la duda de cómo me encontraría al día siguiente.

El esquema, desde el martes, era más o menos el mismo: me despertaba bien, pero luego del mediodía empezaba a toser (justo a la hora de la siesta, que no podía dormir), luego seguía desmejorando y tosiendo cada vez más, sin poder hablar o teniendo que hablar poco, hasta que a la noche cuando me acostaba dormía como un bebé, y vuelta a empezar al día siguiente.

Así que, aprovechando los feriados, plenarias y compromisos cancelados (el viernes tuve que dejar de lado dos salidas más o menos importantes), pude escribir. En los primeros cinco días del desastre, terminé varios guiones que quiero publicar en Términus (o al menos elegir un par de entre ellos). En las últimas semanas empecé cuatro, y tres de ellos los terminé en estos días de enfermedad. El tener que estar encerrado me hizo bien, en ese sentido. Además, tuve algunas ideas extras que dejé anotadas en diferentes lugares, tanto para cuentos como para guiones más largos. Y también leí, cuando ya no me daban los ojos, picosos, a causa de los síntomas gripales.

Sin embargo, todo tiene su límite. Si bien el viernes estuve más o menos bien y pude terminar algunas cuestiones de escritura y otros asuntos, el sábado fui a trabajar con un hilo de voluntad, y mientras daba clases me noté sumamente cansado. Así que el resto del sábado lo dediqué al descanso. Pero incluso así, en un momento a la tarde me quedé sin voz, de la nada. Me sentí no solamente cansado, sino molesto, frustrado, agotado. Por suerte mi novia me ayudó a salir de ese estado, porque la verdad es que estaba algo deprimido. No había dormido bien en mucho tiempo y me resultaba extenuante no saber cómo iba a despertar al día siguiente, sobre todo cuando uno tiene ciertos compromisos que cumplir.

Después de todo un día de descanso, llegó el domingo con más descanso pero de nuevo con una congestión galopante y dolor de cabeza. Por suerte, se fueron a la mañana. Mientras escribo esto, sin embargo, sigo tosiendo un poco, me pican los ojos y hace un par de horas que estoy más que cansado. Mi esperanza es que, como dijo la médica que me vio el miércoles, no sea algo que dure más de diez días. Ya se están cumpliendo. Espero que no tarde.

De todas maneras, me quedo con lo positivo: el encierro, como dije, me puso a escribir, y por suerte los momentos de decaimiento más grande no me impidieron terminar esos tres guiones. Mañana, que es feriado, espero poder seguir con otros temas.

La productividad, al palo

0 comentarios

Las cosas se reacomodaron, o mejor dicho, las reacomodé a los golpes, o como pude. Faltan muchas pequeñas cosas de ciertos proyectos personales que no suelo contar aquí en el blog, y eso me sigue quitando algo de tiempo. Septiembre fue y será un mes con muchos días muy ocupados, con reuniones o situaciones fuera de calendario, pero por ahora sigo esquivando las complicaciones e incluso he podido disfrutar el conseguir un nuevo trabajo en una escuela que me parece muy interesante.

Mientras tanto, con todo lo anterior ya acomodado, y con algo de esfuerzo pude hacer más, mucho más. Estoy leyendo más y escribiendo más. Antes solamente leía en la red, había perdido un poco la costumbre de los comics y de los libros. Ahora leo diariamente algún comic, e incluso tengo por ahí dando vuelta un par de libros que espero poder releer pronto.Creo que eso, también, me anima a escribir.

Creo que estoy un poco menos gruñón. Antes me molestaba mucho cuando no podía terminar un guión según lo planeado, o si durante un día no podía escribir nada. Ahora las prisas, y algo que he aprendido, me han quitado esa sensación. Ya no es un torrente, sino un goteo, lo que sale por las manos. Sé que no produzco siempre regularmente lo mismo; sé que tal vez nunca lo haga, sobre todo si así me lo impide el trabajo y otras ocupaciones. Y no está mal. Teniendo dos talleres de guión, por ejemplo, me está sucediendo que no siempre el material que creo para una clase me sirve para la otra, porque los alumnos son diferentes y están en momentos diferentes. Tengo que actualizar los apuntes de hace dos años, o crear otros nuevos que no había pensado escribir. Y eso también le quita tiempo a la escritura, pero ha dejado de ser una carga, es una forma de gozar de esto que para mí es una profesión. Y también, de seguir aprendiendo.

Ahora mismo, a causa de escribir esta entrada y de leer un artículo muy interesante y motivador, estoy perdiendo el poco tiempo que tenía para terminar un guión que se demora. Pero no me preocupa demasiado: ya tengo en la cabeza la solución al dilema que me planteaba. Tarde o temprano lo terminaré. Después de todo, hoy ya terminé otro, y ayer terminé uno más.

Mientras sigan goteando mis manos, no habrá problemas.

Así que ahí estoy. Mientras se dibuja un guión para Términus, escribo dos más; mientras termino otro para la revista Quimera, ya pienso en mejorar y reescribir el que sigue. Queda retomar las novelas para mi editorial digital, Studio Ergo Sum, algo que está ya en la agenda para estos días.

Lo único que lamento un poco es no tener tiempo para jugar rol. Pero eso, supongo, es algo que se puede solucionar con algo más de planificación. Veremos qué sucede.

Atareado con la cosecha

0 comentarios

Esta es una representación visual de lo que realmente
sucedió: no los anotaba en papelitos, pero mi pizarra
tiene tantas borraduras y tachones en estos días...
Es increíble como pasa el tiempo. Sinceramente, se acelera cuando uno tiene mucho para hacer. ¡Y no me quejo! Por primera vez en mucho tiempo, no me quejo.

Después de la Crack Bang Boom 6 (que me gustaría poder comentar aparte en una entrada, como otras veces, además de la RJR 2015) hubo tantas cosas acumuladas que sinceramente no tenía tiempo para nada más. Principalmente cuestiones laborales. Fue un mes de mucho, mucho trabajo, algunas tensiones, y muchas corridas. Por suerte todo salió bien y el mes terminó, por fin, hace unos días. Fue agotador.

Y cuando digo trabajo no hablo solamente de ir a las escuelas. Hablo de que tengo ya dos talleres de guión, los únicos de la ciudad, y por suerte uno sigue bien en pie, y el otro sigue sumando alumnos. Personas con las que me copa mucho trabajar, personas que me dan inspiran para seguir adelante. Espero que el año siga así, sumando personas y experiencias tan útiles y agradables.

Así que con mucho más trabajo docente y dos talleres, quedó poco espacio para los guiones. Sin embargo, de a poco pude ir haciendo un poco de esto y un poco de aquello. Me concentré en eso y por eso demoré unos días más en arrancar de nuevo con los blogs. Recién hoy, terminando la semana, puedo sentarme con la suficiente tranquilidad y tiempo como para no engañarlos con una entrada improsivada, de esas que no me gustan.

Quiero disfrutar los blogs: que no sean una carga, sino un placer.

Y creo que esa ha sido la mayor experiencia de estas semanas, en las que hubo mucho ir de acá para allá, muchos errores de último momento, muchos parches, muchas cosas buenas y muchos éxitos. Dicen que sarna con gusto no pica; pero también, hay sarnas y sarnas. Y por suerte, en la vida uno puede elegir la mayoría; a lo sumo tendrá que soportar el trabajo, el inevitable trabajo que puede no gustarnos pero que hacemos porque nos permite llevar comida a la mesa, libros y comics a las bibliotecas y coleccionables a las estanterías. Pero casi todo lo demás, se puede elegir.

Es lo que hice en estos días: elegir la sarna. Dejar atrás lo malo, lo que molesta, lo que nos come un poco la vida; soportarlo solo si no podemos evitarlo. A lo demás, sacarle el jugo, y comerse también la pulpa.

Como digo, en estos días no he podido escribir mucho, pero disfruté tremendamente del proceso, incluso cuando a veces descubro que ciertos guiones no me están llevando a ninguna parte y que debo dejarlos descansar un tiempo. ¡Tengo demasiadas ideas como para ponerme en quisquilloso!

Sigue faltando el tiempo, pero no vale la pena preocuparse por ello. Y así fue que esa pila de cositas para hacer fue (y sigue) bajando. Algunas tienen que esperar, pero eso es todo.

Preparando motores

0 comentarios

Cada tipo de trabajo tiene sus cosas. Para algunos, la mitad del año la dividen las vacaciones de invierno, a principios de julio. Para mí, y para muchos relacionados al campo del comic, la mitad del año está en agosto, cuando llega la convención Crack Bang Boom.

Así que allá estamos yendo. El viernes buscamos en la imprenta el último número de la Revista Términus. Quedó genial, en todo sentido, con una tapa hermosa y muchas historias copadas, entre ellas una con guión mío y dibujos del que para mí es uno de los mejores dibujantes de Rosario, sino del país. Así que estoy más que orgulloso del resultado.

Además, como ya mencioné antes, hay varios proyectos que se están formando y que pueden confirmarse en esas fechas. Hice citas con MUCHAS personas, desde amigos hasta dibujantes conocidos, editores, en fin, creo que me voy a quedar sin voz y muy maltrecho. Por suerte el lunes es feriado y no tengo que trabajar, que si no...

La verdad, es algo que espero con mucha anticipación, pero también, con la experiencia que da el tiempo, sé que hay que volar sin plan fijo. No voy a poder hacer todo, ni hablar con todos, ni escuchar todo... Se hará lo que se pueda, y con eso estoy confiado.

Bueno, nada más por ahora. Tengo mucho que escribir, ordenar, planificar, repasar, descansar. Los dejo, más adelante veré qué puedo decirles. Pero no dejen de seguir el blog, que habrá novedades.

Acelerando en la montaña rusa

0 comentarios

No, no abandoné el blog. Tal vez fue la pausa más larga en varios años: casi dos meses. Y para colmo, ni siquiera me di cuenta. Realmente pensé que hacía poco que lo había actualizado. Imaginen como me sorprendí cuando vi la fecha...

Pero vamos a lo que iba a decir. Han sido meses de mucho aprendizaje y autoaprendizaje. Es decir, aprendí muchas cosas de los demás, y también de mí mismo.

Escribí, sufrí, volví a escribir. Tuve varios problemas técnicos con la computadora, que por suerte se pudieron arreglar casi totalmente (hay que comprar una cosita para que la cuestión sea definitiva, pero no es algo caro ni prioritario). Así que escribí mucho a mano, sobre todo el anterior fin de semana, que fue tremendamente explosivo y creativo. Todavía estoy terminando de pasar a la computadora todo lo que hice.

Mientras la niebla se disipaba, entendí mucho más de lo que debo hacer, y cómo debo hacerlo. La paciencia sigue estando ahí, junto con la perseverancia; pero también entra una nueva seguridad, de la mano de algunas decisiones fuertes, de algunas alternativas nuevas.

Estoy en una etapa muy creativa, y también, por suerte, muy productiva. No solo tengo ideas, sino que tengo las ideas que estoy buscando. Esto me lleva a estar más lúcido, más despierto y activo; escribir y pensar más, no tener miedo a los errores o a las situaciones que parecen demorarte, porque en realidad, te están acelerando.

Y eso es lo que pasa ahora. Viene agosto, y eso significa muchas cosas. Principalmente, el inicio de la fuerte temporada de convenciones de comics, con Crack Bang Boom a la cabeza. Por si fuera poco, también está Rosario Juega Rol, en donde voy a exponer en un taller sobre Aerith, mi más nuevo juego de rol.

No es poco. Habrá que estar atendiendo el stand de Términus en la Crack, habrá que preparar muchas cosas para los dos eventos (folletos, entre otras cosas). Habrá que repasar mucho de lo escrito para saber explicarlo en la RJR. Y mientras tanto, hay que seguir con el trabajo de siempre, y con los dos talleres de guión, que este año me han sorprendido tanto por la cantidad de alumnos como por los progresos individuales de cada uno de ellos.

Realmente se parece a mi año. Realmente se parece al año que yo quería tener, aunque muchas cosas son diferentes y hay dificultades (previstas e imprevistas). Realmente parece que algunas cosas muy importantes están por suceder; pero para eso hay que seguir trabajando. Hay que seguir escribiendo y, sobre todo, seguir buscando personas que se interesen por tu trabajo. Porque es ahí donde está, también, la clave: que a otros le importe lo que haces.

Así que ya saben por qué no escribí estos meses. No sé si fue tanto por estar ocupado, sino más bien por estar acelerado. El tiempo corre más rápido, se hacen más cosas y para cuando uno quiere respirar, resulta que es medianoche y hay que irse a domir. Así han sido muchos de los últimos días. Y este no parece una excepción.

Mucho que festejar, pero ocupado

0 comentarios

Así estoy ahora. Bueno, más o menos. Pero por dentro hice justo eso.

En realidad lo hago desde el momento en que terminé la beta de Aerith y la puse en descarga gratuita. Eso me alegró mucho, obviamente, y como pude, durante la semana, me dediqué a terminar el último cuento de A la deriva, la siguiente obra de ficción que se debe publicar en Studio Ergo Sum.

Como suele pasar, aunque la revisión y reescritura me tomaron unas pocas horas cada una, tuve que fraccionarlas en tres días, porque las obligaciones laborales y de otro tipo me lo impidieron. Me hubiera gustado celebrar más, pero cuestiones personales de salud me dejaron bastante preocupado. Por suerte resultó que no era nada grave, pero siempre que se prende una luz roja hay que prestarle atención. Me tomé las cosas más tranquilo y descansé todo lo que pude.

Ahora sí ya puedo gritar un poco más fuerte. Terminé el cuento y en estos días voy a concluir la maquetación definitiva de los archivos. Ya tengo la tapa y el diseño, así que para la segunda semana de junio, todo indica que A la deriva será puesto a la venta y enviado a los activistas que lo compraron en su momento.

La cuestión es que esta gran victoria, dificultada por algunas de las cuestiones laborales y personales ya comentadas, sigue sin poder ser festejada como me gustaría. Aunque los temas de salud ya se desvanecen, hay dando vuelta una serie de cuestiones que no me permiten organizarme.

¿Estoy algo disperso? Sí. No tener trabajo te exige mucha disciplina para no quedarte "haciendo nada" durante demasiado tiempo. Por otra parte, aunque a veces logre un buen resultado conteniéndome, últimamente muchos pequeños compromisos se me ponen en el camino, quitándome los pocos días disponibles para cosas importantes, como escribir, o ir a hacer algún trámite, o charlar con un editor. Cosas que me fastidian.

Se vienen cambios en mi vida. En los últimos dos meses ciertas cuestiones me hicieron reflexionar sobre cuestiones que tienen que cambiar, sí o sí. Como cuando uno no quiere despertarse y da vueltas en la cama, estos días estuvieron marcados por esa sensación de incomodidad, de necesidad de fuga, algo de hastío y aburrimiento. Una sensación de estar desperdiciándose, o algo así.

Creo que es lo que más ha dolido, lo que más ha molestado, lo que más me ha impedido descansar por las tardes o dormir por las noches. Ahora la larva ya salió de mi cabeza, las decisiones están tomadas, nuevas búsquedas aparecen en el camino. Pero por estos días salir del cascarón va a perpetuar, un poco más, la incomodidad. Hasta que no salga el libro, hasta que no se cumplan ciertas fechas de este mes, va a ser algo difícil. Pero ya llegará.

A punto de...

0 comentarios

...terminar varias cosas a la vez. Algo que se hizo habitual pero que de alguna manera siempre me costó, gracias a mi ansiedad.

Parezco destinado a escribir una entrada mensual en el blog, y no es algo que yo quiera. Pero es así, está sucediendo seguido. Espero poder cambiarlo.

¿La queja de esta vez? Bueno, no queja. La verdad es que inicié un nuevo trabajo, dos veces a la semana, y por encima de eso tuve que trabajar varios días más debido al llamado urgente de reemplazo en otro colegio. Por si fuera poco, hubo una confusión sobre algunos requerimientos y pensé que tendría que entregar ciertos papeles en una fecha que luego no era tal, así que estuve preocupado con otros temas hasta mitad de mes, cuando traté de volver a la realidad real. Y aquí estoy.

El resultado no me parece nada malo. Terminé, con algo de esfuerzo adicional, la beta final de Aerith, un juego de rol en el que estoy trabajando desde hace varios años, y que me ha dado (y me dará, seguramente) muchas satisfacciones. Ahora mismo la estoy dejando online en mi editorial digital, para que cualquiera pueda bajarlo, jugarlo y comentarlo.

Además estoy terminando el último cuento que integrará A la deriva, mi antología de ciencia ficción que, hay que decirlo, se demoró demasiado para mi gusto, pero que al mismo tiempo no quería sacar apresuradamente. La necesidad de mejorar algunos textos y de escribir otros nuevos me llevó a esto, pero estoy conforme con el resultado. Ya tengo lista la portada, obra de Mauro Mussi, así que solo falta terminar de escribir este cuento y maquetar algunas cosas más para ajustarlo a lo ya hecho. No sé si llegaré para antes de fin de mayo, pero seguramente estará en los primeros días de junio.

Todo esto, trabajando de a poco, porque las obligaciones ya mencionadas, las otras cotidianas, hacían que incómodamente tuviera que hacer un poco hoy, otro poco mañana, y encima ir cambiando de proyecto para que los dos avanzaran más o menos parejos, sin estancar a ninguno. Pero ahora llegaron los resultados.

Lo que sigue es volver un poco a los guiones, porque hay algunos proyectos que se están formando, tanto en solitario como con artistas amigos. Pero también continuar trabajando con las otras obras de Studio Ergo Sum que deben salir en estos meses. Lo bueno es que ya solamente queda una de las cuatro del lanzamiento inicial; luego seguirá una novela más, elegida por algunos activistas, que tendré que terminar, y finalmente podré trabajar con material nuevo que tengo escrito o en proceso, para crear nuevos libros.

Estoy emocionado por todo lo que sigue, y creo que es genial. Así que aunque a veces escuchen que me quejo, no es por inconformista o jodido, es porque soy ansioso nomás, y ya quiero llegar.

Todo en orden

0 comentarios

Es raro cómo somos animales de costumbres. O hijos del rigor, dicen algunos.

En estos días, desde que comencé a trabajar, al menos esporádicamente, de pronto muchas cosas se acomodaron en mi vida. Duermo mejor, produzco más. No estoy tan cansado ni desenfocado. Me exijo pero no de manera negativa, y estoy bastante conforme con todo lo que va saliendo.

La razón, creo, reside también en la cercanía de ciertos eventos que esperaba desde hace tiempo. Como una primera oferta laboral estable. Aunque con poca carga horaria y representando un gran desafío. Tal vez eso lo hace mejor: no tengo que comprometerme a mucho tiempo y mucho esfuerzo, sino que empiezo de a poco y puedo ir dosificando las cosas. No hay razón para apurarse.

Eso va también para los comics. Ya casi estamos en CBB6. Sí, ya sé que falta, pero por como pasa el tiempo, siento que es un animal que ya me respira en la nuca. Y las expectativas dentro de la revista son muchas. En mi caso, además, la idea de estar escribiendo o preparando varios proyectos largos me entusiasma mucho. Estoy teniendo reuniones creativas con dibujantes y editores que pueden darme la oportunidad de hacer algo interesante en los próximos meses.

Así que mientras escribo guiones y los reviso, también sigo con los proyectos editoriales en materia de rol y literatura. Aunque estos están un poco en el freezer, por ahora, ya que hay que poner algunas prioridades, me siento contento al saber que he pasado por un bloqueo importante, y salí adelante.

Ah, y también estoy leyendo y viendo más series. Eso siempre es bueno.

Altas y bajas, lo de siempre

0 comentarios

Estás en el mar y las olas van y vienen. Lo principal es que no te mareen. Si quieres llegar a buen puerto, ya sabes.

En este mes todo parecía ir en alza, y después llegó la baja. La semana anterior tuve algunos golpes, y cómo es la vida, que inmediatamente me dio motivos para seguir con más fuerza.

Lamentablemente la escritura, tanto de guiones como de prosa y de juegos de rol, se vio resentida. En otro momento me sentiría mal; de hecho, no es algo que me haya caído bien. Pero después uno ve que la salud es lo primero, que de todas maneras nadie te está insultando por demorarte un mes o dos más con un proyecto que se hace a pulmón, y que lo principal es dar lo mejor. Y entonces esas demoras adquieren otro significado.

Lo bueno: arrancó de nuevo la temporada laboral, y parece que con todo. A pesar de algunas falsas alarmas de escuelas mal organizadas que te dan reemplazos y luego te avisan que no, que era un error, que no tendrían que haberte llamado, parece que de a poco las puertas se siguen abriendo.

Lo malo: no, no tengo mucho para decir de lo malo. De hecho ahora me siento mucho mejor que antes de esa temporada mala, y he aprendido alguna que otra cosa sobre cómo enfrentar algunos temas. Simplemente voy a seguir aquí tecleando lo que se pueda, hasta que se pueda. Tal vez lo mejor sea no dar más promesas ni plazos de entrega, aunque piense que pueda cumplirlos, porque a veces simplemente no dependen de mi. Incluso sin trabajo, cada tanto lo que uno hace resulta impublicable. Y cuando el trabajo llega (algo que, créanme, puede ser en CUALQUIER momento) uno tiene que reestructurar sobre la marcha todas las prioridades, plazos y proyectos.

Que no son pocos. Un libro antológico, un juego de rol y ahora un comic extenso. Cuesta hacer malabares con tres cosas, sin redes ni entrenamiento.

No todo está perdido

0 comentarios

Ha sido una semana difícil.

Tal vez lo difícil no ha sido solamente lo difícil: ha sido más que nada lo extraño, lo subterráneo, lo que estaba ahí molestando sin identificarse. Una suma de sensaciones y sentimientos que me arrastraron hacia la confusión.

Fueron muchas noches de insomnio, muchos días de despertar sin ganas de hacer nada. Fueron días de mucho cansancio, de hastío, de no saber qué hacer. Noches en vela o incómodas, sin saber qué soñar.

No contribuye la fecha, como ya comenté, ni la demora de ciertos proyectos. No contribuye tampoco saber que parte de mi realidad cotidiana se está, literalmente, derrumbando. Estoy algo sensible con lo de las demoliciones, desde fin de año pasado. Pareciera que todos están empeñados en destruir todo lo hermoso que tiene Rosario. Pareciera que no puedo hacer nada, que estoy impotente frente a un mundo que se está volviendo loco.

Y sin embargo, en estos días me regocijé en esos pequeños detalles. Empecé a mirar y a sonreír, cada vez que encontraba una puerta de madera tallada, un gran arco terminado en una moldura, un balcón bien pintado, una ventana alta y estrecha. Recordé que hay mucha belleza a mi alrededor, y pensé que no podían destruirla a toda, al menos no al mismo tiempo. Recordé también que era afortunado al poder conocer tanto sobre esas cosas que me apasionan. Recordé que era afortunado al haber podido apreciar tantas veces a ese gigante que ahora es derribado; muchos no han tenido esa suerte.

Y de a poco, esa tristeza, ese vacío, se fue yendo. Comprendí que no puedo hacerlo todo; comprendí que mi lugar es eso, solamente un lugar, un pedazo del mundo, y que esa limitación no es negativa: es lo que es, y punto. Comprendí que ya hago demasiado: que ya vivo intensamente, que ya miro intensamente, que ya disfruto intensamente, que ya defiendo y sufro y amo y preservo intensamente todo lo bello que está a mi alrededor. Que ya creo toda la belleza que puedo crear. Que más adelante, tal vez, podré crear más.

Hoy, después de tocar fondo ayer mismo, me encontré escuchando esta canción mientras viajaba en el colectivo y sonreía al ver tanta belleza. Y pensé que se aplicaban perfectamente a mí:



Creo que estamos en este mundo para crear belleza, así como también para apreciarla. Creo que venimos a compartirla, aunque a veces sea destruida. Y nuestro trabajo es reconstruirla, velar porque no se pierda. Creo que de alguna forma esa es mi meta, mi destino, mi humilde y silencioso rol en la historia. Que así sea, entonces.

I'm taking my ride with destiny
Willing to play my part
Living with painful memories
Loving with all my heart

[...]

I'm playing my role in history
Looking to find my goal
Taking in all this misery
But giving in all my soul

El remedio para la ansiedad

0 comentarios

Ya sé que soy ansioso: el asunto es curar esa ansiedad.


En estos meses me pongo un poco así. No es la primera vez. Y la falta de algunos resultados, incluso antes de la época de cosecha, no me deja dormir bien.

Marzo es un mes muy bienvenido. Comienzan las clases y por lo tanto, es el momento en donde consigo más trabajo. Con la experiencia tan buena del año pasado, esa ansiedad se duplica. Pero incluso así, siempre hay cosas que me molestan. Principalmente, el no saber cuando van a llamarme para trabajar. No es fácil tener trabajo temporal, y encima, sin posibilidad de anticiparlo.

A eso se suma que arranco el año con algunos proyectos demorados. Bueno, algo así. Uno de ellos, muy importante para mí, se realizará igual pero de otra manera y tal vez cueste más esfuerzo sacarlo adelante. Otro, más pequeño, se pinchó hace unos días, y también saldrá, pero dentro de varios meses. La seguidilla me pone mal, porque estos proyectos de comics eran la puerta, la entrada a un año que se supone mucho mejor en ese aspecto, con muchas publicaciones pendientes.

Hasta hace unas pocas horas, estuve algo deprimido con lo sucedido en este último caso. Pero después de mucho tiempo diciéndome "tengo que escribir un guión" y pensando en todas las ideas para guiones que tengo, contrarresté esa minidepresión con trabajo. Y me puse a escribir. Así que de a poco me recupero.

Fue un final y un comienzo de año complicado. Muchos guiones que se complicaron, pero MUCHOS. Reescribí uno cinco veces. Cinco veces, nunca me había pasado eso. Y se descartó, era para Términus, pero no calzaba. Tampoco otros. Sufrí escribiendo otro más, y ahí quedó todo. Después siguió un período en el que hice muchas otras cosas. Así que ahora volver a las viñetas es un soplo de aire fresco: tal vez un soplo que debía llegar ahora y no antes. Ya veremos.

Por suerte, mañana comienzo con mi taller de guión para comics. Lo detuve solamente por febrero, ¡y creo que fue mucho! Es solamente una vez a la semana, pero me impone horarios, pensar en la clase, hacer ALGO. Ese tener que hacer ALGO te impone, a su vez, estructura. Te hace valorar el tiempo, te descansa, te saca de otras preocupaciones diarias. De otra manera, uno siempre se queda con los mismos problemas. Necesito variedad, incluso en lo malo.

Marzo trae todo eso y más. Trae de nuevo el contacto con muchos dibujantes y el empezar de otros proyectos. El año recién empieza, es verdad. Pero soy un poco como Homero. No puedo esperar 40 segundos a que frían el búfalo.

Trabajando en la sombra

0 comentarios

Empecé el año y ya está terminando enero. Así de simple. Un poco de esto, algo de aquello y boom! Ya casi no queda tiempo.

Me revuelco, a veces, entre la ansiedad y la calma. Pero está ganando la calma. Ya todo llegará, ya será el tiempo indicado.

Diciembre y enero fueron meses de mucho renegar con la escritura. Sobre todo con los comics. Pero fueron saliendo, ya está. Fueron aprendizajes, y se aprendió. Ahora a seguir adelante.

Tal vez lo angustiante es ver que falta poco, falta poco... siempre falta poco. Cuando uno está por terminar algo, sucede una cosa inesperada que demora todo. Es lo que me pasa con el siguiente proyecto de Studio Ergo Sum. A mi antología de cuentos de ciencia ficción solamente le falta un cuento. Está la idea y todo, pero no puedo sentarme a escribirlo. No hay tiempo, o el tiempo es malo.

Así que hago cosas de a ratos. Pienso mucho, planifico, anoto, repienso. Y en la oscuridad, a la noche, a veces escribo en serio. Es el ciclo de siempre: uno que quiero quebrar, pero por ahora no puedo. Ese de escribir cuando hay un rato, y no poder tomarlo como un respirar, como algo de todos los días.

Pero ya llegará. Algo me dice que este año será, finalmente. Y mientras tanto, lo cierto es que vengo escribiendo más. Y sin guiones para las revistas, solo queda escribir cosas nuevas. Y esperar un poco más.