¡Piedad!

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Arf arf arf... bue... por fin terminé... creo.

Estos últimos días tuve que suspender prácticamente todo para organizar lo que vamos a llevar a CineComix. Mi sitio de historia militar, mi novela, mis cuentos, mis ganas de no hacer nada... todo interrumpido por la organización.

Para colmo, me cayeron en la misma fecha varias cosas: el cumple de mi viejo y la organización de la fiesta, un examen de taekwondo, un trabajo para terminar la semana que viene pocos días antes...

Stress y mucha música electrónica mediante (qué haría sin Erasure y Petshop Boys), logré sacar adelante una fina mezcla destilada de todo lo que considerábamos importante: un tercio explicaciones para no-roleros, otro tercio reseñas de nuestras actividades como club de rol, otro tercio un poco de humor para roleros. Posiblemente falte algo, en cuyo caso lo imprimo en mi casa... y al carajo.

No puedo sentarme, no puedo relajarme hasta la noche del 12, y eso si al final decido no ir a un torneo el 16... cosa que está por verse si puedo, aunque quiero. Fin de semana de laburo de diseño, encerrado por las elecciones primarias; suertudo si tengo tiempo para ver una película.

Probablemente trabajé más frenéticamente esta semana pasada, todas las mañanas, que desde el año pasado... y me da miedo meterme en el doctorado... bueno, eso ya lo contaré si se da. Doctorado en rol, que locuras se me ocurren.

Sigo escuchando los Pet, y me voy a escribir otro cuento de fantasía, que hoy anoté tres argumentos en la lista y se me está ocurriendo el cuarto...

Cuando pase la tormenta, me encierro a escribir, y escribir, como el conejito de las pilas.

Invitaciones a eventos

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Hace poco alcancé a renovar la web de Sierpes del Sur, y ahora que ya tenemos arreglado todo para CineComix, no está mal anunciar a los cuatro vientos nuestro proyecto.



Así que ya saben, todos están invitados. Más adelante anotaré bien nuestra idea para el stand (ya en la lista del club estuve contando mucho) y luego contaremos la experiencia.

Inundados! de material

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Desde hace unos días esto inundado de material rolero. Deslumbrado por SW D6, me conseguí la Guía de la Alianza Rebelde, que devoré metódicamente en una semana (mientras leía dos libros más, aclaro). Lo peor es que ya pensé en varios libros más de la línea para comprar, y localicé a uno, pero tengo que averiguar su precio.

Pablo (cuyo blog agrego ahora a la lista de referencias) me prestó dos viejas Lider que no tenía (ya leí una y en proceso la otra, ambas muy interesantes) y el manual de Mutantes G2. Lo estoy desgranando; quiero leerlo todo con calma, porque contiene mucho material para principiantes en los primeros capítulos. Material que para mí es como beber agua, no me aporta nada en sí, pero quiero poder evaluar como un entero el libro, y no habiendo leido algunos capítulos. Realmente me ha sorprendido la calidad gráfica y el enfoque visual con que han diseñado el juego.

Así que en eso estoy. Mientras tanto tengo que leer otras cosas para la facultad, y avanzo a razón de varias páginas por día en mi novela, Ojos de Plata. Me acerco más o menos a la mitad de la aventura, en un momento de inflexión. De hecho ahora estoy escribiendo trozos de dos capítulos consecutivos a la vez, para no trabarme en ninguna parte.

Mientras tanto como siempre se me ocurren algunas ideas para otros cuentos, y tengo que anotarlas aparte. Por suerte ahora estoy mucho mejor organizado.

Jugando con dados

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Ayer apareció mi primito en casa y comenzó a preguntarme por algo que no entendía... hablaba de algo de tirar y con sus dedos decía algo de un cuadrado... hasta que su mamá entendió que estaba hablando de dados.

Hace un tiempo él vio mi bolsita negra de dados, me preguntó que eran y le mostré. Jugamos un poco y aproveché para recordarle los números y jugando enseñarle algo de matemática básica básica (tiene 5 años si no me equivoco, pero es muy vivo).

En fin, que quedó fascinado por los colores y las formas. La otras ves me preguntó por los "sondados" y tardé en darme cuenta que él había entendido mal mi respuesta. Cuando él preguntó "que es eso" yo respondí "son dados" y bueno, por eso no nos entendíamos...

Lo curioso es que esta vez no se acordaba del nombre y con su madre tuvimos que explicárselo de nuevo. Ahora ya no me pide que juguemos en la compu, sino que tiremos dados. Y no es que le resulten raros los de rol, por el contrario, el favorito es un d6 grande del TEG, que para él es enorme. Así que ayer nos dedicamos a tirar dados de nuevo y a enseñarle a contar los puntitos. Tuvimos que despegarlo porque yo me tenía que ir...

Le tengo prometido que le regalaré algunos si se porta bien, pero no podrán ser de rol, no tengo tanto presupuesto... supongo que serán algunos d6 viejos que tengo, o compraré una generala...

Jornada en el CEC (Reseña)

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Viendo que Blogger otra vez me las hace buenas (en este caso no me deja postear fotos) paso a hablar entonces de una especie de resumen del evento en sí.

Por lo que pude escuchar de algunos, no les gustó mucho... Y en realidad motivos sobran. Paso a comentar un poco mi experiencia, o al menos las cosas que no conté en los post anteriores.

En primer lugar, falló la publicidad. Habiendo trabajado en oficinas públicas y siendo Licenciado en Comunicación Social, ya sé porqué. Era eventualmente un evento político, organizado en parte para promocionar el gobierno de la ciudad. Eso no tiene en sí nada de malo (de hecho yo estoy contento con el gobierno socialista que tanto ha hecho por la cultura de la ciudad). El problema es cuando las cosas se hacen solamente para mostrar y/o con poco tiempo para hacer las cosas en serio.

Jueves y viernes apenas hubo gente debido a la poca publicidad. Y la gente que venía, al igual que yo, no sabíamos dónde carajo estábamos parados. Nadie sabía para qué era el evento, quien lo organizaba (si era solamente la Muni, u otras organizaciones, o diferentes partes de la Muni, etc.). Se notó que a último momento (es decir esa semana) pusieron toda la carne en el asador en cuanto a publicidad, pero no bastó. El evento ni siquiera figuraba en el sitio de la Muni o en el del CEC.

En tercer lugar, organización. Es un apartado que me lleva al tercer punto y se relaciona con el primero también. No había señalización en los galpones, ni paneles con los horarios de los eventos: nada de nada. Uno entraba a un galpón sin saber qué cuernos iba a encontrar adentro... y una vez adentro, tampoco tenía porqué entender qué era lo que pasaba en cada parte del galpón. Cada día aparecía un cartel nuevo, que desplazaba a otro; pálido intento por corregir algo que no estaba bien. Ejemplo era el mapa que encontramos con Pablo creo que el viernes o el sábado. Te confundía más de lo que te indicaba. Nuevamente sé porqué es eso (lo de la oficina pública): los eventos políticos se hacen de un día para otro y los diseñadores y demás personas encargadas los saturan de trabajos para anteayer, y así salen.

Esto nos lleva al tercer punto, que no es político sino también organizacional, pero a mayor escala. La Jornada, que al final nos enteramos que se llamaba CeroVeinticinco, estaba justamente orientada a personas de entre 0 y 25 años. ¿Fumaron pasto?

No soy pedagogo, pero tengo un título universitario que tiene mucho de psicología, lenguajes y otras cositas del coco. Di clases en la facu y doy clases de artes marciales a chicos de entre cinco y muchos años más. Y ahí no paran de darnos pedagogía, más allá de lo que yo haya aprendido en la facu o por sentido común (y agregemos que leo mucho).

Pregunto de nuevo, ¿fumaron pasto? Desde los 0 años hasta los 25 hay un mundo, o mejor dicho, muchos mundos. No hay que ir a la facu para saber que ese programa de TV que yo veo a un pibe de 10 lo embola y uno de 5 ni lo entiende. Infancia, preadolescencia, adolescencia, adultez... En esos 25 años está todo, desde el nene que quiere la teta hasta la posible paternidad (matrimonio o no mediante).

En estas condiciones, creo que realmente fumaron pasto al hacer una jornada tan abarcadora. El hecho de que a nuestro galpón, mal señalizado, sin carteles de que había rol, no pararan a llegar hordas de niños que nada podían hacer ahí (malos, malos, arruinaron la mesa de Diego, malos!) es el testimonio más groso que puedo dar.

Si hubieran asignado cada galpón a un cierto límite de edad, poniendo actividades por franjas etarias, podrían haber apuntado a un público preciso, y haberlos influenciado más. Así, con actividades para niños de hasta 8 (infancia), otras hasta 12 (preadolescencia), hasta los 18 (adolescencia, y posibles roleros!!) y más arriba, la cosa hubiera sido diferente.

Los pocos con los que hablé que venían de otros galpones se quejaban de que, habiendo poca o mucha gente, el público no se comprometía. Los talleres y todos los eventos estaban allí no para que la gente mirara, sino que se anotara y descubriera muchos mundos diferentes: el comic, el rol, la música, el baile, el dibujo, miles de alternativas. En ese sentido no sé si la jornada fue exitosa; no dudo de que hubo excelentes expositores y posiblemente buenos resultados. Pero fue un evento demasiado grande, demasiado amplio en muchos sentidos; tanto que el esfuerzo se perdía en el aire, al menos en gran parte.

¿Porqué critico si igual "cobré" el estímulo de la Muni por gastar cuatro tardes en la jornada, más todo el esfuerzo por hacer los personajes y la aventura? Porque me hubiera gustado, además de responder preguntas, dirigir cuatro veces y haber iniciado mucha más gente. Algo que creo no pude hacer en parte por esos errores antes mencionados. O sea que siento que no pude cumplir totalmente el objetivo que me había fijado.

Lo bueno es que en octubre está Leyendas. Y ahí sí, casi siempre, tengo gente para iniciar.

Jornada en el CEC (Session Four)

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Una vez más la falta de Internet me impidió escribir esto antes... aunque en realidad no había mucho para escribir.

El domingo fui al CEC, y nuevamente llegué tarde no por voluntad propia sino por azar de los colectivos y el terrible tráfico y un desvío inesperado (mencioné el tren de 70 vagones en el Cruce Alberdi?).

De entrada se veía una tonelada de gente más que las otras veces, realmente muchísimo público. Me tomé mi tiempo para elegir una mesa; Diego ya estaba dirigiendo y Pablo cayó al rato. Pasó Binner (estuve a dos metros de Binner!!) y me dijeron que por ahí también estaba el intendente, pero no lo vi.

Puesta la mesa, empecé a notar con un pequeño temor que había muchos pibes y pibas. Muchos, con madres agarrados de sus manitos y sus bracitos... Material de rolero, poco y nada. La cosa se confirmó media docena de veces; el esquema era el siguiente. Nene se acerca, madre un poco más atrás. Pierdo entre 5 y 15 minutos explicando todo (dependiendo del interés de la persona y del interés que yo le calculaba) y luego chau. En un momento vino un chico más grande que dijo que iba a venir a jugar y desapareció. Más tarde vino un flaco derecho a la mesa, agarró el libro sin pedir permiso y empezó a mirarlo. No me cayó mal (otros lo hicieron y sí me cayeron mal) porque lo vi diferente... Lo vi friki y sí, era fana de SW, y como vio la tapa del manual, quiso saber. Después de las explicaciones lo mandé a saquear, digo mirar, el local de Milenario Comics, que tenía bastantes cosas de SW.

Los casos seguían y seguían. El más raro fue el de un señor que me preguntó si eran juegos de rol, le dije que sí, me dijo que sabía qué eran... y me dijo "¿le podés explicar a él?". Y me trae a un pibe de unos 8 años más o menos, a quien le comenté todo. No parecía muy interesado, pero al menos fue llamativo que los mayores se preocupen por darle a sus menores algo de imaginación.

Otro caso fue el de un pibe que se reenganchó a jugar, y venía con otro hermano y una hermana. Al padre le conté todo sobre el rol y le encantó, pero no tenían tiempo para jugar, al parecer. Aunque fue algo reseñable, de todas maneras creo que hubiera sido difícil por las edades; pocos juegos de rol comerciales son recomendables para menores de 12 y acá era eso justamente lo que me preocupaba. Como veremos más adelante, no solamente a mí.

Esos son ejemplos, para que se den una idea, pero como digo, el esquema era siempre el mismo. Gracias a Pablo, que me prestó una revista, al menos tuve algo que hacer más que mirar al vacío. Afortunadamente Martín pudo jugar en esa mesa, así que al menos sirvió para que se sacara las ganas de jugar D&D.

Llegadas las 1830 comencé a irme lentamente, guardando esto, aquello, hasta que hubo un intervalo de tiempo en donde no hubo tanta gente y no me dio vergüenza irme. Me acerqué a la mesa de Pablo, le presté lápiz y goma que necesitaba, y aunque tenía ganas de irme, me quedé a mirar un rato, hasta que terminaron.

Gracias a eso pude presenciar de cerca el maravilloso espectáculo de un bebé rolero (estuvo upa toda la partida con mamá o con papá, y nunca lloró ni molestó que yo lo haya notado). La mesa de Pablo estaba compuesta por amigos que fueron a rescatarlo de una tarde de aburrimiento (sentencia de la cual yo no pude escapar), así que era todo muy tranqui. Mucha gente se acercaba a mirar; algunas se quedaban poco, otras mucho tiempo.

Algunas perlas de la mesa fueron las constantes fallas de los buenos en el primer combate (incluyendo un 1 de un enano que perdió su martillo de guerra), mientras Pablo no paraba de sacar 17s o cosas parecidas. Algunas frases célebres fueron "le pongo un cuchillo en el ojo y se lo saco", "lo voy a torturar apuntándolo con el cuchillo al ojo", y cosas así, pronunciadas por la tierna madre del bebé, que miraba absorto aquél despliegue de risas, muñequitos y dados de colores.

Roleros mayores, hay que agregar dos entradas más a la lista de Daño de Hojas de Personaje por Agentes Externos: Baba de Bebé y Ataque Poderoso de Bebé (léase agarran la hoja con su manito como si fuera la mamadera y te la dejan hecha un bollo).

Para cuando el grupo reculó luego de ser casi TPK por un dragón lanzaácido, nos desbandamos y nos enteramos de la suerte de la mesa de Diego, el cual había sido atacado por una tribu de trasgos (léase, pendejitos), los cuales "destruyeron mi historia" (Vincent dixit). Sin respeto por nada, había tenido que cortar y modificarla tanto que al final fue un ataque masivo contra hordas de zombies y cosas similares, en lugar de la aventura, más o menos lineal pero al menos con una trama, que era en la realidad. Obviamente sin respetar las reglas del juego, había tenido que darles lo que querían: sangre y espadas.

Había hablado con él antes sobre esto, ya que según él (después me enteré porqué exactamente) su aventura tendría que ser muy censurada si tenía que dirigirle a chicos. En realidad, creo que técnicamente ninguna de las mesas estaban pensadas para eso, y es un problema para todos; sobre eso hablaré más adelante en una conclusión que haré de cierre más adelante.

Habiendo registrado nuestro paso por la jornada, nos fuimos en pelotón, como las otras veces, aunque por suerte era la última. Realmente me fui muy cansado y todavía no logro recuperarme; muchas horas parado y aburrido (y encima tengo problemas para dormir de nuevo). No es que me haya ido deprimido, pero tantos stormtroopers desperdiciados me parecen realmente trágicos... :D

Jornada en el CEC (Session Three)

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Hoy sí hubo gente. Al menos en cantidades decentes.

Habiendo dicho esto, fast-forward hasta ahora, cuando escribo estas líneas. Ayer y hoy regresé a casa totalmente embolado, con la cabeza en otra parte, casi con migraña. A lo mejor es por estar tanto tiempo parado y aburrido.

Me doy cuenta de que dirigir en jornadas no me da nada malo, pero tampoco nada bueno. Me es indiferente, pero ahora me jode un poco, no estoy con ánimo, no estoy totalmente curado de esa semigripe que tuve, y tampoco me gusta demasiado el tener que repetir ese proceso de tener que explicar las cosas mil veces.

Por lo general, dirigir en jornadas me resbala. A veces me da buenas cosas, como cuando en Leyendas 2006 me contacté con gente de Rosario Anime (Tuku y Mogg, para más señas) y la pasé bien dirigíendoles y me enganché con el foro. Pero también a veces es un embole, como estos días en donde no dirigí y me aburrí como una ostra.

Volviendo al sábado de la jornada, hoy sí hubo gente. Al menos en cantidades decentes. Llegué un poco más tarde; al llegar a la parada recordé que me olvidaba la cámara de fotos, volví, me encontré con novedades del trabajo que estoy haciendo, perdí tiempo (y estaba ajustado), en fin.

Supuestamente tenía que guardarle una buena mesa a Pablo, pero cuando llegué él ya se estaba instalando. Vincent hace rato había empezado a dirigir; según me dijeron, cayó un grupo en patota y se anotó. Algo similar pasó al rato con la otra mesa de D&D. Yo me quedé ahí, contestando algunas preguntas a la gente, desde niños hasta padres. Si bien sé que el apostolado rolero es positivo, y lo recomiendo, no estoy estos días para eso.

Dos puntos positivos: uno el de un grupo de chicas que, luego de mi explicación, se fueron moderadamente interesadas, aunque no demasiado. El otro, una madre que estaba en la parte de organización del CEC, que me preguntó por los juegos de rol, interesada para sus hijos adolescentes y para un pariente más grande que no paraba de jugar por Internet y no tenía círculo social. Nos pusimos a hablar entonces de los problemas sociales de los chicos de ahora, cómo son más tímidos, encerrados en las pantallas de la tele, la computadora y el celular. De cómo la jornada podría abrir sus mentes y mostrarle otras opciones tanto o más interesantes. Y de cómo este tipo de juegos puede ayudar a la gente tímida que tiene problemas para relacionarse.

Los puntos negativos: la gente que luego de una explicación de 10 minutos te dice que a lo mejor juega, se va y no vuelve. Con el tiempo he aprendido a no sentirme rechazado en las jornadas de rol, cuando nadie quiere jugar en tu mesa. Acá no es que sienta un rechazo, es que mejor hubiera quedado decir "no, mirá, no tengo tanto tiempo" y punto. Y no dejarme esperando. Pero bueno, son gajes del oficio.

Pasó el tiempo, volvió Martín. Para ese momento ya había tirado la toalla así que nos sentamos a charlar, contestando eventualmente alguna pregunta aquí y allá. Todo derivó eventualmente a lo bueno que estaban las minas, etc. Y luego Pablo terminó su mesa y bueno, luego de una breve charla, me fui, bastante cansado y como decía, embolado, sin esperarlo a Vincent (perdón!).

Saqué fotos, sí, pero las posteo aparte, todas juntas. No sé si mañana sacará alguna más, en fin, ya veremos.

Jornada en el CEC (Session Two)

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Y se hizo la luz... rodaron los dados esta noche.

Aunque sigue yendo poca gente al evento, esta vez vimos un poco de todo. Niños, particularmente niños, muchos niños. Que no son material bueno para el rol en general, como comentábamos, ya que habría que censurar situaciones de violencia aquí y allá.

Los niños se divirtieron mirando las minis de D&D y dejé a uno que parecía muy tranquilo y pensativo (tal vez como era yo a su edad) que mirara mi libro de SW d6. No, no estaba drogado, había que dejarle volar la imaginación al pibe! Si no, no tenemos futuro rolero. Además lo estaba vigilando.

También atendimos consultas de algunas personas más grandes, nuevamente para explicar el tema de los videojuegos de rol y demás. En esta oportunidad nos acompañaba nuestro amigo Vincent que se unió con su mesa de D&D, muy bien decorada con hojas de PJs ilustradas a color con imágenes sacadas de Internet.

Nos avisaron que iban a premiar nuestros esfuerzos con órdenes de compra, como suelen hacer en Leyendas, lo cual se agradece porque entre diseñar las partidas, los personajes, y encima comerse tantas horas parado o malsentado en ese galpón infernal, en esta hola de frío... bueno, todo eso vale. Aunque uno no lo haga por el dinero o la fama. También nos dijeron que si no había gente, que nos fuéraomos y punto. Pero no lo hicimos.

Cayó Martín, sólo de nuevo el pobre, y luego de charlar bastante surgió la idea de jugar entre los masters y agregarlo a la mesa. Yo tiré la idea de que cada DJ lanzara 1d6 y el que más sacaba, dirigía. Vicent cambió el dado por 1d20 y el que sacaba menos, dirigía... y yo saqué un 6. Así que a jugar SW.

Acorté la partida porque ya era tarde, y estábamos todos en modo "juego pero por arriba, no me comprometo mucho" típico de una mesa de jornada, en donde no importan tanto los personajes sino lo que pasa. Igualmente hubo lindos momentos como el... mejor no digo nada, que todavía tengo que dirigirla dos veces más este fin de semana.

Bueno, creo que eso es todo, terminaron la aventura vivos y todos felices. Martín supongo que la pasó bien luego de su bautismo de rol. Ojalá mañana pueda jugar D&D, calculamos que habrá bastante más gente.

Olvidé nuevamente llevar la cámara, pero no había mucho para contar nuevamente, ni para retratar. Así que no hace mucha diferencia.

Jornada en el CEC (Session One)

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Ayer fue el primer día de la jornada CeroVeinticinco, en el marco de la cual fuimos invitados a dirigir rol para los asistentes.

En pocas palabras: no fue ni el loro.

No era de extrañarse; yo esperaba muy poca gente por la poca publicidad y por el frío, principalmente. Para los que sean de afuera, aquí ha venido una ola polar y ha nevado en lugares en donde nunca nevó o hacía años que no nevaba (hablo en general de toda Argentina). Es otoño y no se supone que el agua se congele a la madrugada, ni que la temperatura mínima roce los 0º.

Pero incluso así, vino demasiada poca gente. Con Pablo nos pusimos a filosofar, debajo de un reflector que nos daba calor pero nos dejaba ciegos. Hay muchos galpones abiertos con todo tipo de actividades, pero no estaban señalizados y nadie sabía que había rol. Además, muchos jóvenes quieren recorrerlos a todos y no tienen ganas de sentarse dos horas o a jugar D&D o SW. No hubo suficiente publicidad y pocos sabían realmente qué había en esos galpones, porque en realidad hay de todo y de nada. En fin, muchas razones por las cuales la gente no juega rol en una jornada de ese tipo.

No es que tuviéramos muchas personas para invitar, por otra parte. Lo positivo fue que sí hubo gente que se acercaba a preguntar, y despejarmos muchas dudas, particularmente de gente que cuando le decías "rol" respondían MU o Lineage 2. Y había que explicarles que esto era rol en serio, de donde había partido todo lo demás, que podías hacer más cosas...

También se acercaron de otros talleres y descubrimos que algunos talleres didácticos o de narración usaban herramientas similares con niños, por ejemplo usando cartas de Magic para estimular que ellos cuenten una historia o creen personajes. Eso nos gustó mucho porque implica que hay gente que hace cosas muy similares, tal vez con otros objetivos, pero están abiertos a preguntar y saber más. Nos sigue mostrando que el rol tiene muchas caras y usos, además de la diversión.

En un punto me acordé que no había llevado la cámara digital, cosa que quería hacer, pero al toque me di cuenta de que era inútil: aquello era deprimente. Salvo que me quisiera sacar una foto con los periodistas de la tele o la radio, o una con alguno de los concejales que pasó a sacarse la foto de compromiso (obviamente para quedar bien). Si hoy puedo, la llevo y veo que onda.

Estos días estuve mucho tiempo sin Internet y por eso no posteé más seguido; así que no se asusten si desaparezco por un rato.

Ah, y gracias totales a Martín, que se vino de Córdoba para jugar y ayer no pudo porque no teníamos más jugadores. Espero que en estos días pueda hacerlo; la charla que tuvimos ayer creo que le sirvió mucho para aprender sobre el rol, despejar sus dudas y conocer gente. Y a nosotros nos sirvió para no morirnos del aburrimiento, que no es poco, así que gracias en serio.