Reflexión final sobre Crack Bang Boom 3

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A dos semanas del evento, creo que ya lo dije todo, y esto parece algo superfluo. Pero la cuestión es que me gusta dar un cierre a este tipo de comentarios.

El de este año se me antoja diferente, muy diferente, pero esto se debe a que no recuerdo fielmente qué sentí el año pasado, cuando hice algo similar. Tal vez lo bueno es esto, que no se repitan los esquemas.

Desde el año 2007, más o menos, estoy metido en el tema comics no solamente como lector sino como guionista y estudioso en general. He transitado por muchas experiencias y de alguna manera, este Crack Bang Boom fue la primera cosecha de un largo período de siembra.

Lo digo porque, más allá del concurso de comics de 2010 en el cual gané una mención con Fernando Kern, llegué a la convención con una historia editada a nivel nacional (en La Murciélaga nº9, junto con Sebastián Zalazar), con mucha experiencia encima, armando una revista de comics (Terminus), escribiendo guiones de todo tipo y temática para diferentes dibujantes del país, etc.

Y aunque la cosecha de cada uno de mis amigos dibujantes es diferente, y algunos todavía la esperan, creo que este fue el tema central de la convención: la publicación, el mercado editorial, es verse uno mismo como trabajador de las viñetas.

Esto se debe tanto al hecho ya mencionado (muchos dibujantes que participan desde hace años buscando un espacio) como a la consolidación de un mercado incipiente a nivel nacional y a la insistencia de los organizadores en la presencia de editores y editoriales que no solamente vendan, sino acepten proyectos (eran varios los stands que explicitaban el pedido).

No fue solamente cosa mía, sino también de muchos otros. Y aquí el tema llega a la madurez. En parte porque muchos estamos maduros para editar (algo que varios dibujantes de renombre le dijeron, por ejemplo, a Santiago y a Juan), sino porque descubrimos que los mitos de la infancia son eso, mitos. Aprendimos que lo que parecía mágico y simple, ese boleto dorado que todos queríamos ganar, no existe.

El caso principal quizá sea el de Lisandro Estherren. Seleccionado por editores internacionales en las dos primeras convenciones, luego de mucho trabajo y muestras, no sucedió nada. Y sin embargo, gracias a un contacto local, ahora está trabajando en su primer trabajo para la Editorial Pictus. De todos los conocidos, es el único que fue seleccionado en las tres convenciones; ahora queda esperar qué dice Rustemagic al respecto.

Pero como él hay muchos que, habiendo sido seleccionados en primer año, o el segundo, o los dos, nunca recibieron una respuesta clara. Hacen muestras, se dedican a ellas, las envían, y al poco tiempo, nada de nada, silencio total sin respuesta de mails. Tal vez el mercado estadounidense está demasiado agitado, debajo de la superficie, y no podemos verlo. Tal vez ni los editores saben que quieren, que vende, que deberían buscar. Si nos ponemos a leer la prensa especializada, vemos rápidamente que incluso los gigantes como Marvel y DC (sobre todo esta última) tienen muchos problemas para manejar la exageradamente grande cantidad de publicaciones que sacan al mercado mes a mes. Es algo totalmente desquiciado, como cuando una planta se va en vicio y crece más de lo que debería. Hay algo en todo el mercado editorial que atenta contra sí mismo.

En la segunda gran charla, la del viernes (pueden ver la primera parte aquí, está subida completa a Youtube), surgió de las preguntas un tema particular, justo mientras muchos de estos dibujantes amigos charlaban conmigo sobre estas malas experiencias, esta barrera de silencio y desentendimiento de los editores estadounidenses. Grandes luminarias como Enrique Alcatena nos reconocían que siguen trabajando diez, doce horas al día, entregando a veces un total de 300 páginas al año (o sea, casi una por día, sin descontar fines de semana). Y digo "siguen" porque este volumen de horas de trabajo y de páginas anuales eran, según sus palabras, aproximadamente las mismas que cuando comenzaron a trabajar para editoriales como Columba o Record.

Los cuatro dibujantes de esa charla (Risso, Gómez, Pedrazzini y Alcatena) desmitificaron totalmente al editor extranjero, que tal vez "paga más" (relativamente, porque en realidad el dinero rinde diferente por el cambio), pero que exige la misma cantidad de trabajo. Alcatena, un dibujante, dijo, desde otro punto de vista, lo mismo que Rustemagic, un editor: no es ético trabajar "de menos", entregando un trabajo improvisado porque se nos paga poco, y trabajar a full si se nos pagan mejor. Esto repercute en los resultados, y es visto por el editor, quien tarde o temprano va a despreciarnos: después de todo, si nosotros valoramos el trabajo por lo que cobramos y no por lo que disfrutamos haciéndolo, no vale nada.

Entonces, si los editores extranjeros no son mejores que los locales, si los sueldos son más o menos los mismos, y si el nivel de trabajo de un principiante es el mismo que el de un maestro, la respuesta no está en un "tipo de afuera" que te salve al elegirte, sino en el hecho de mejorar constantemente, de insistir, de seguir practicando y de seguir insistiendo a la hora de presentar proyectos o muestras.

Quien más, quien menos, entre todos mis amigos dibujantes, este año se llevaron una respuesta al respecto, una propuesta, una nueva oportunidad. Algunos en la ilustración, otros en comics, otros en proyectos que todavía hay que armar. Pero entre una cosa y la otra, todos nos fuimos contentos, con un nuevo sentimiento de logro, a pesar de los rechazos de este o aquel editor. Primero, porque algunos de nuestros "dioses" nos elogiaron mucho lo logrado. Segundo, porque justamente nos dimos cuenta de que no eran dioses, sino personas que, como nosotros, en su momento sufrieron mucho para insertarse o mantenerse en la profesión, que no es fácil. Por una puerta, por una ventana o por el techo, lograron entrar en el mercado y ahora siguen usando esa misma pasión para continuar dentro. Y eso es lo que nos dejó la convención, creo yo.

Robin y yo

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Es difícil explicar lo que significan para mí ciertas personas. No porque las haya endiosado, sino más que nada porque reconozco su huella en mis experiencias, pero me resulta complicado diferenciar hasta donde llegan. Una de esas personas en Robin Wood.

Los que no estén metidos en el meta no sabrán que este hombre, trabajando para la Editorial Columba (la mayor editorial de comics de la historia argentina) escribió la casi totalidad de las mayores historias de éxito durante las décadas de 1960, 70, 80 y 90, incluyendo Nippur de Lagash, Aquí la Legión, Pepe Sánchez, Mi novia y yo, Savarese, Dago, Dax, Gilgamesh el inmortal, Jackaroe, Denis Martin... Llegó el punto en el cual, como todas las historias de cuatro revistas de la editorial estaban firmadas por él, tuvo que inventarse seudónimos, y de hecho muchos pensábamos, por lo raro del nombre, que el verdadero fuera uno más.

He contado ya como yo crecí leyendo esas historietas, cuando esperaba en la peluquería de mi barrio; cómo con el tiempo comencé a conseguirlas y atesorarlas, y como ahora todavía las colecciono. Es fruto de su labor sin pausa, de su terrible fuerza creativa, que esto se haya tornado una labor casi imposible, no tanto porque Columba se haya fundido y se hayan perdido toneladas de originales, sino porque escribió sobre estos personas durante décadas, y algunos todavía siguen siendo escritos, como es el caso de Dago, o hasta tienen descendencia (como Hiras, el hijo de Nippur).

Robin Wood es un doble ejemplo para mí, tanto como escritor (su prosa, tengo que admitirlo, me ha influenciado) y como guionista; pero tal vez su mayor ejemplo es para mi su dedicación, su incansable amor por la escritura, algo que creo haber descubierto leyendo esas hojas de pobre papel durante años.

Era entonces una cita obligada el conocerlo, sobre todo siendo que no sólo era un invitado a la convención Crack Bang Boom 3, sino que era el homenajeado del año.

Cómo es la vida... hace poco más de un año se nos fue otro grande de las letras argentinas, Carlos Trillo. Y a mí, sin haberlo conocido mucho, fue como si se me fuera un padre de la profesión, una de esas personas que uno admira cuando lee, pero que se alegra de tener en persona para poder aprender de él, tanto en lo técnico como en lo humano. Pero ahora este otro grande aparecía ahí, siendo que antes parecía estar tan lejos...

Ya conté la primera anécdota: lo encontré tomando algo en el bar el día jueves por la tarde, durante la charla de Ervin Rustemagic. Pero no era momento de saludarlo. Este llegó ese mismo día, más tarde, en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia, cuando pude descubrir que era como uno lo esperaba: atento, ameno, abierto a sus fans.

Como no estaba frente a un dios, la experiencia puede ser puesta en palabras, pero estas no tendrían sentido para nadie más que para mí. No creo poder decir más que esto: era el primer día y ya había cumplido con uno de mis principales objetivos: hablarle.

El viernes me acerqué para charlar un poco más y pedirle su autógrafo. La única fuente de indecisión fue si darle una copia de Merlín, que Enrique Alcatena ya había firmado con su estilo, o una de estas revistas que tanto me habían enriquecido durante mi infancia. Llevé las dos, y en el momento me decidí por esta última.

El sábado me acerqué a su charla en el Bernardino Rivadavia, la cual grabé casi íntegramente. Espero pronto poder ponerla a disposición de todos.

Allí pude nuevamente encontrar a un ejemplo para cualquier persona, y al mismo tiempo un ejemplo para cualquier escritor. No sería justo resumirla, ni matar los detalles y las anécdotas. Lo que puedo decir es esto: es bueno seguir encontrando ejemplos cuando uno ya tiene sus tres décadas y ve que se puede aprender hasta el último segundo de la vida.

Este año la convención estuvo llena de emociones subterráneas. Pocos gritos de asombro y muchas sonrisas de satisfacción personal. Creo que para mí, esta experiencia de conocer a alguien como Robin Wood fue parte del espíritu de estas fechas. Algo que ya parece normal, pero te cambia por dentro. Que sea justo en el momento en el que tu vida cambia, es algo particularmente hermoso.

Apostillas de Crack Bang Boom 3

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Todo lo dicho en días previos hacen un pantallazo general del evento, pero siempre me gusta comentar pequeñas anécdotas o situaciones que complementan lo anotado y nos permiten ver un poco mejor el espíritu que rondó por esos días. Aquí va una lista desordenada:
  • Por primera vez en muchos años de asistir a charlas de dibujantes y guionistas, no se me ocurrió ninguna pregunta interesante, para ninguna de las charlas. La excepción fue la segunda del jueves, que compartieron Eduardo Risso, Carlos Gómez, Carlos Pedrazzini y Enrique Alcatena. Cuando el primero, en su labor de coordinador, estaba cerrando la charla por falta de preguntas, les inquirí acerca de sus opiniones sobre el cierre de Columba y Record. Más allá de la terrible crisis económica, ¿había algo que las editoriales podrían haber hecho para impedir la quiebra? El intercambio de opiniones llevó a Risso a hacer un encendido comentario sobre la situación cultural del país, lo cual lo sulfuró un poco (nota: tenía razón en todo lo dicho). No se enojó conmigo, pero sí con la situación muy mala que vivimos, en donde los chicos salen de las escuelas aprendiendo poco y nada y la lectura no es incentivada por casi nadie. Pero me hizo sentir un poco culpable porque yo había hecho la pregunta :D
  • Mientras estábamos en la primera charla de Rustemagic, el jueves, con muchos dibujantes amigos en la mesa, me di cuenta que Robin Wood estaba en la barra del bar, presenciando la charla mientras tomaba algo. ¡Estaba en el mismo edificio que Robin Wood! Les hice notar su presencia a mis amigos, pero para evitar el cholulismo, lo dejé tomar su gaseosa tranquilo, pobre hombre :D
  • Más tarde ese jueves, luego de la entrega de premios del concurso de comic, a instancia de un amigo dibujante, nos pusimos a charlar con Wood y con García Seijas. De nuevo sentí esa hermosa sensación que tanto me atrae de este ambiente: poder hablar de tú a tú (porque no nos dejó que lo tratemos de "usted": hubo amenazas de agresión física si continuaba esa actitud :D) con leyendas vivientes del comic, que nunca desprecian el trato con los fans y se muestran dispuestos a conversar de casi cualquier tema. Después de esa charla, y de la obligada foto con Robin Wood, no podía pedir más. Y recién terminaba el primer día.
  • El sábado, al pasar del Centro de la Juventud al CEC, me crucé con Enrique Alcatena y Carlos Pedrazzini, que iban charlando hacia alguna parte. Nos saludamos y de nuevo me asaltó la hermosa sensación de compartir lugar con excelentes profesionales y personas. Pero de pronto se me clavó la punzada: así tendría que estar saludando a Carlos Trillo. ¡Cómo se te extraña!
  • Dio mucho gusto ver que la sala del Bernardino Rivadavia se llenaba, el sábado, para la charla con Robin Wood. También fue bueno ver que había personas de todas las edades, incluso personas que ya peinaban muchas canas y que habían sido ávidos lectores de las obras del autor, que habían traido a hijos y nietos.
  • El domingo, Ervin Rustemagic dio una relajada charla sobre su vida, en la cual la edición de comics fue uno de los temas más importantes. Grabé esta primera parte pero desistí de hacer lo mismo cuando comenzó a hablar de su experiencia en la Guerra de los Balcanes, de la cual él y su familia salieron vivos pero llenos de malas anécdotas. El contar, para no volverse loco, la cantidad de obuses que caían por día (llegando a un promedio de ocho por minuto); el tener que esperar a que una bomba cayera para poder ver en la oscuridad, por una fracción de segundo, el camino entre los escombros para atravesar corriendo calles que de día estaban llenas de francotiradores; y las absurdas cuestiones legales que tuvieron que llenar para poder salir de la zona gracias a los hilos que muchos amigos editores y dibujantes, entre ellos Hugo Pratt, movieron en varios países europeos, fueron algunas de las anécdotas comentadas. No grabé aquello porque se iban a terminar las baterías de la cámara y porque consideré que se trataba de algo curioso pero no útil en sí a los interesados en aprender sobre edición de comics y cómo presentar proyectos. Una anécdota destaca entre las demás: en la destrucción de su casa, Ervin perdió unos 14.000 páginas originales de comics: más de la mitad eran de su colección personal, regalo de amigos, y el resto eran comics que él tenía, como editor, para dar marcha con la publicación del material. El editor tuvo que huir con lo puesto, llevando a su hijo menor en un brazo, mientras su esposa corría detrás de él con su hija. Lo gracioso fue cómo, al contar su historia, un amigo le preguntó cómo no había llevado, en su brazo libre, al menos unos cuantos originales, que ahora costarían una pequeña fortuna. No se trataba de un tonto sino de una persona inteligente; y es que, como comentó el autor, muchos no comprenden cabalmente lo que significa estar en guerra y por eso evita contar ciertas anécdotas, porque no puede hacerles entender la situación a personas que, por más cultas e inteligentes que sean, no han pasado por algo similar.
 Aunque ahora que lo pienso bien, la convención fue muy diferente a las anteriores y en ella no sobresalió ninguna anécdota o situación particular. Fue, por así decirlo, más homonégea, y tal vez porque conozco a muchas más personas, menos llamativa en cuanto a lo personal. Sin embargo, fue muy, pero muy fructífera y eso lo iré desarrollando luego.

Recopilando...

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Mientras termino de recuperarme y escribo más entradas al respecto, quería dejarles varias cosas sobre Crack Bang Boom 3:

Mis reseñas:
Los que ya las leyeron tengan en cuenta que, con más tiempo, fui agregando algunos datos y sobre todo fotografías que pude seleccionar con más tiempo. Así que no estaría mal una segunda leída o visualización.

Una nota periodística del diario Página 12, escrita por Andrés Valenzuela: "El noveno arte tuvo una cita de lujo". También, un reportaje a Robin Wood, homenajeado del evento.

La nota aparecida en el diario local El Ciudadano, sobre el concurso de disfraces. Breve pero entretenida. Tengamos en cuenta que esta parte del evento salió en la primera plana del diario, así que...

La saqué del FB del evento, pero vale igual!!
La nota en el portal de comics español Zona Negativa, escrita por Mariano Abrach: "Crack Bang Boom: una convención para la Argentina (y la región)". También esta, sobre Los nuevos 52 de DC, habida cuenta de la visita de Francis Manapul, Ivan Reis, Eddy Barrows, Marcus To y Renato Guedes a la convención, en la que dieron una charla sobre el tema. Finalmente, una reseña de la charla que dio Francis Manapul en la convención.

Fotorreportaje: CBB3 en 12 imágenes. Atentos a la niña-Leia, yo la vi y fue una explosión de ternura.
Además, una breve reflexión del blog Cuadritos acerca del potencial que todavía tiene el evento: Reflexiones para el próximo CBB.

Estoy subiendo de a poco los videos de las charlas que pude grabar, así que las publicaré todas juntas cuando estén listas.

¿Dónde quedó la aventura?

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Hace más de dos años, escribí un artículo para una sección del portal Comiqueando, que tuvo una buena recepción. Como seguía abierta la posibilidad para otra colaboración, así lo hice.

Sin embargo, este texto, escrito hace ya dos años (casi exactamente), nunca fue publicado.

Hasta hace dos semanas.

No conozco la razón del delay, porque nunca reclamé su publicación ni nada similar. De hecho, hace unos meses decidí recuperar el texto y publicarlo en el blog; entrada que ahora elimino para respetar su publicación en el medio para el que fue pensada.

No creo en las coincidencias. ¿Cómo puede ser coincidencia que lo publiquen justo a días de un evento que homenajea a Robin Wood, justo poco antes de Crack Bang Boom 3, justo cuando estamos enfrentando los interrogantes del artículo con un grupo de colegas amigos?

Soy de creer en los buenos augurios, y considero que este lo es.

Dando por sentado la publicación del mismo, empecé a escribir una entrada que lo complementaría. Una entrada que nunca borré y que ahora tengo que reescribir y terminar, porque en esos dos años han pasado muchas cosas en mi vida y en el mercado. Los dejo con ella.



En este artículo que fue publicado en la versión online de Comiqueando, me preguntaba por qué el comic de aventuras, que tanto había definido la historia gráfica argentina, había desaparecido de los puestos de diarios, de las comiquerías, de todas partes.

Desde hace años, las antologías y los comics de aventuras, de acción, incluso los de terror o simplemente los de fantasía han ido perdiendo mucho terreno. De la nada, o de un pasado desconocido para muchos y de grupos muy bien organizados y algo ocultos, han ido apareciendo revistas under, publicaciones regulares e incluso novelas gráficas o libros de costosa edición, a veces contando con la colaboración de grandes autores o conocidas editoriales. Sin embargo, la enorme mayoría de estos emprendimientos son de un tipo de comic bastante inusual en Argentina: el de humor absurdo, autobiográfico, el de los dibujos "garabateados". Una búsqueda estética totalmente diferente a la anterior, algo que merece un estudio aparte, mucho más elaborado y pertinente.

Y mi pregunta apuntaba a esto: si hay editoriales e individuos que se atreven a invertir dinero en estas publicaciones, en un país con gran inflación y muchos vaivenes económicos, en un país donde poca gente lee y muchísimos menos leen comics (a pesar de un glorioso pasado), y si estas publicaciones se venden razonablemente bien, ¿por qué no otros géneros?

Varias eran las opciones que barajé en mi cabeza. Una de las primeras que tuve fue que no hay suficientes guionistas y dibujantes interesados en estos géneros tan fundamentales. Y si los hay, no encuentran espacios para expresarse a través de ellos.

Esta es otra opción. Justamente porque se perdieron estos espacios, tal vez los nuevos editores los ven como cosas del pasado, y no quieren competir con la gran cantidad de material de saldo o usado que todavía se encuentra en las librerías de viejo o se reeditan en recopilaciones.

Yo, al igual que muchos otros que conozco, nos seguimos preguntando por qué, si en Córdoba han surgido proyectos de publicaciones regulares de altísima calidad como La Murciélaga y editoriales de muy buen nivel como Llano de mudo, en Rosario, cuna y hogar de varios de los mejores dibujantes de comics del mundo (y de sus alumnos), ciudad similar en muchos aspectos demográficos y sociales pero con ciertas ventajas comerciales y culturales, no hay nada ni remotamente parecido.

En los dos años que pasaron desde que escribí el artículo, cuya primera versión terminaba justamente aquí, no encontré ninguna respuesta a estas preguntas. Tal vez no las busqué lo suficiente, pero tal vez se fueron respondiendo solas, de a poco. Por un lado, en la recopilación de más y más material de esa época gloriosa, material que indefectiblemente se vendía bien; por otro lado, en el surgimiento de títulos de pequeña envergadura (comercialmente hablando) que con reediciones o continuaciónes demostraban que el mercado estaba maduro, o al menos, estaba madurando de a poco.

Sin embargo, a veces uno busca respuestas que no necesita. ¿Por qué? No sé. Si hay algo que aprendí gracias a la filosofía analítica es que hay que saber plantear las preguntas. La de hace dos años tal vez no se pueda responder, y aún así, posiblemente no nos diga nada significativo.

La verdadera pregunta es: ¿qué hacer?

La respuesta es: crear.

Y por eso no creo que sea coincidencia que este artículo resucite justo cuando estamos organizando la Revista Terminus, con varios de los talentos locales que comparten conmigo las ganas de seguir explorando visualmente estos géneros.

Solamente así responderemos esa y otras preguntas.

Crack Bang Boom 3 (y domingo)

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De nuevo amaneció soleado, pero algo más fresco. De todas maneras, rápidamente el sol calentó el ambiente, y se convirtió en un día hermosísimo.

Llegué temprano para el stand de la Revista Terminus (que Maxi quiere escribir "Términus", para evitar malas pronunciaciones), y notamos que el Centro de la Juventud estaba un poco vacío. Después de unas dos horas de estar ahí, todavía lo estaba, a comparación del día sábado, pero sin embargo pudimos dar a conocer nuestra revista con nuevos folletos, que tuvimos que imprimir ante la gran demanda.

Aprovechando que la cosa iba lenta, volví a charlar un rato con Oenlao y otras personas que fui encontrando. Me alegré mucho de ver que sus proyectos prosperaban, y me llegó una oleada de buenos augurios, porque en general, el mercado seguía activo y quien más, quien menos, todos habían podido seguir editando y mejorando sus producciones.

El stand de LA Comics, en donde se vendían comics de todo
tipo. Hasta los de superhéroes!!! :D



Entonces empezó a caer más gente al Centro de la Juventud y seguimos charlando con visitantes del stand y con los miembros de la revista. Eventualmente partí hacia la conferencia que iba a dar Ervin Rustemagic, sobre su vida y cómo trabaja.

Técnicamente como ya comenté era un pequeño desafío para la cámara, que pude solucionar. Simplemente no grabé toda la charla, en parte sabiendo que me iba a quedar sin forma de registrar lo que seguía, en parte porque, si bien fue interesante, en ella se hablaron temas más personales del editor europeo, que no me parecieron tan relevantes para el autor que quiere insertarse en el medio. Como mi idea es divulgar estas charlas para acercar estos consejos a artistas y escritores, creo que hice bien en no registrarlos, aunque los atesoro en lo personal.




Como con las demás, voy a subir la charla en un tiempo, cuando pueda empalmar los fragmentos de video. Esta vez como Andrés Accorsi, el traductor y coordinador de la misma, lo hacía más seguido (Ervin contaba las anécdotas "de a fetas" para no arruinar demasiado los finales), quedaron más fragmentos cortos que otra cosa. Además, como la mayoría del (lamentablemente) escaso público sabía inglés, y el editor entendía y hablaba algo de castellano, la cosa se hizo más fluida.

Eduardo Risso por otra parte nos comentó cómo llegó a conocer a Ervin Rustemagic a través de Carlos Trillo, y se colaron varias anécdotas muy graciosas, de todo tipo. Fue una linda experiencia, aunque como digo (y enfatizó el mismo Rustemagic), todo lo referente a artistas nóveles fue dicho en la charla anterior, y esta se enfocó más en cosas de su vida personal, su relación con la creación del Festival de Angouleme, su experiencia en la Guerra de los Balcanes, etc. etc.

Mientras escribo esto me entero de la muerte de Joe Kubert, persona muy querida por Ervin según nos contó, y eso me llena de pena, doblemente. Realmente me ha dejado mal.

De ahí partimos con Juan hacia el CEC nuevamente, y nos encontramos con una sorpresa algo desagradable. La costanera estaba literalmente LLENA de personas y automóviles, de manera que hubo que cruzar arriesgadamente (por el caos había vehículos estacionados donde no debía haberlos, otros que no sé si respetaron los semáforos, gente cruzando por cualquier lugar, etc.). El clima era hermoso y para colmo, al ser día del niño, había muchas familias dando vueltas por aquí y por allá. Así que después de un rato de esquivar personas pudimos entrar de nuevo al Centro de la Juventud.

Allí la cosa era diferente, si bien había muchas personas, se podía transitar. Me quedé otro rato en el stand. Me sentí un poco culpable porque si bien había acordado que iba a ir a la charla y después me quedaba en él, esta había durado casi dos horas en lugar de la hora y media avisada (creo que también arrancó un poco más tarde). Sin embargo mis compañeros fueron comprensivos, cada uno de ellos cada tanto se ausentaba por algo y nos fuimos turnando en el stand.



De nuevo aproveché para charlar con dibujantes y otras personas interesadas en el tema, y el tiempo pasó volando. Es difícil resumir todas las pequeñas charlas, comentarios, idas y venidas, así que simplemente diré que estaba ya tan cansado, física y mentalmente, que tenía que detenerme para juntar mi ideas y hablar sin tartamudear o dudar acerca de lo que quería decir. Hacía MUCHO tiempo que no me pasaba algo así.

Para ubicar a un amigo con quien había acordado encontrarme, me pasé al CEC, en donde la afluencia de público era avasalladora. Una vez dentro, uno quedaba atascado como sardina en lata. Creo que nunca me sentí tan apresado en ese lugar; si bien hubo en ediciones anteriores días con mucho público, esto era impresionante. Saqué un par de fotos para documentar esto, pero ya no quedaba mucho más para hacer, así que después de charlar con varias personas y de hacerle el aguante a Juan y a una dibujante en la cola para que les firmara Robin Wood, me volví al Centro de la Juventud.













Afuera la costanera seguía llena, llena de gente. Se atrasó un poco el concurso de disfraces, pero cuando llegó, lo hizo con fuerza. La pasarela entre el CEC y el Centro de la Juventud se llenó totalmente, y había que dar un gran rodeo para ir de un lado a otro


En el stand de Terminus nos pusimos a levantar todo, ya que casi no había público y otros stands hacían lo mismo. Saludé a Oenlao y a los chicos de LA Comics, me despedí de ellos y terminé de guardar todo lo mío.

Finalmente llegó la ceremonia de cierre. Llegué apurado, con lo justo, pensando que ya habría empezado y que no habría lugar, pero no, se estaba demorando. El bar estaba casi lleno, por suerte un gran amigo se había sentado temprano bien adelante y había lugar en su mesa. Ahí me senté a descansar. Estaba agotado, pero las baterías de la cámara no!!! :D





La ceremonia fue, por así decirlo, poco ceremoniosa, sin vueltas ni nada raro. Una vez más Eduardo Risso agradeció a todos los que habían colaborado, esta vez enfatizando la colaboración del personal del CEC (Centro de Expresiones Contemporáneas) y de Horacio Ríos, Secretario de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario. Como siempre, tiene razón: un evento de este tipo, con entradas tan accesibles (10 pesos, lo que costaba una gaseosa chica en el bar) y tantas opciones (incluyendo secciones y charlas gratuitas) no es algo que se pueda hacer así nomás, y requiere la colaboración firme y sincera de los organismos estatales. Los cuales, una vez más, cumplieron con creces.

Se entregaron premios, como siempre, a los invitados que asistieron. Esta vez fue un busto de Nippur de Lagash, como debía ser teniendo en cuenta que el homenajeado era Robin Wood. Uno de los puntos más altos en los aplausos fue cuando Horacio Ríos confirmó que este año la convención había reunido un total de poco más de 12.000 asistentes, lo cual es un signo de la importancia que sigue teniendo.

Después de esto, poco más. Me quedé charlando con varios amigos, saludé a muchos que estaban partiendo, me despedí de otros y nos quedamos con Juan un buen rato charlando afuera del CEC. La noche estaba fresca y despejada. Nadie se había ido con las manos vacías: todos habíamos hecho contacto con editores, editoriales, personas que admirábamos, que no veíamos hace rato, etc. Así que, más allá de los bolsillos vacíos, no había nada, nada que lamentar.

Crack Bang Boom 3 fue, hasta ahora, una de las mejores experiencias de mi vida, por muchas razones que desglosaré durante al menos un mes, creo yo. Me deja debiendo media docena de guiones a diferentes artistas, agradeciendo a muchos dibujantes y guionistas, con toneladas de fotos y videos para procesar y recordar, muchos nuevos contactos y proyectos en marcha. De manera que encaja perfectamente en todo lo que venía buscando y necesitando en esta nueva etapade mi vida.

Nos vemos en la próxima entrada, que espero sea pronto.

Crack Bang Boom 3 (sábado)

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Con todo más organizado que el viernes, el sábado fue muy diferente y a la vez, similar.

Con el cielo encapotado, parecía que iba a estar más fresco,
pero después se despejó y todo volvió a la "normalidad".




Comenzamos temprano a armar el stand de la Revista Terminus, un nuevo proyecto que encaro con otros guionistas (a los cuales curiosamente todavía no he conocido) y varios dibujantes de enorme calidad con los que buscamos abrir un nuevo camino para la historieta de género en Argentina.

Creo que da para hablar del mismo más adelante, con mayor profundidad, pero vale la pena comentarlo ahora porque después de todo fue el centro del día. La cuestión fue que a pesar de los esfuerzos no llegamos a tener la revista impresa para lanzarla en la convención, pero sí teníamos varias páginas de cada uno de los autores, así que terminamos la portada, agregamos un buen folleto informativo y nos pusimos a difundirla.

Como pueden ver, en la página está parte de este material, adelantos de cada historia, la portada, etc., y la posibilidad de enterarse de la salida de la misma y de contactarnos por diferentes temas.

Tres de mis cómplices: Juan Manuel Frigeri,
Bruno Chiroleu y Damián Couceiro.




En pocas fotos, nuestro stand, con páginas y folletos.


Hasta acá, la parte de la experiencia que fue diferente a los días anteriores. Fui con la mente en quedarme en el stand y dentro del espacio dedicado a fanzines, grupos de fans y publicaciones independientes, y ahí me quedé.

Pero mientras armábamos el stand, y sobre todo después de tenerlo listo, entró a jugar la parte de la convención que era similar a la anterior. La parte de hablar con muchos amigos y conocidos que hace rato que no veo (un año, claro!), compartir proyectos, tirar ideas, darnos ánimo, etc.

Es así que tengo que agradecer de nuevo a los chicos de L. A. Comics (Matías di Stéfano y Leonardo Cabrera) por dejarme mostrar y vender mis comics de Cuna de Héroes (de varios autores), y también las láminas a color que realizaron Juan Fioramonti y Mery Allison Thompson. ¡¡Gracias también por los ratos compartidos!!

A su vez pude charlar con Oenlao, quien me obsequió un ejemplar de Zona 2011, comic colectivo del cual participé poco en su momento (poniendo texto a una ilustración, justamente, de Matías di Stéfano). Hablamos de muchos proyectos de cada uno, de todo lo avanzado en este año y de muchas otras cosas; en verdad fue un rato muy ameno e interesante, constructivo y positivo. A ver si tengo tiempo para repetirlo el domingo.

Lo demás fue una serie "interminable" de charlas de todo tipo con ellos, con miembros de la ADL, con personas que visitaban el stand, algunos conocidos, etc. Por suerte el día fue, de nuevo, hermoso, con algo de calor (había ventiladores por todas partes). Había muchas personas en rambla, disfrutando el sol y el vientito fresco.

De pronto todo se vio alterado por la aparición de... Chewbacca!!!  Pues sí, así como lo leen. Los fans de Star Wars son legión por aquí, y el grupo de fans siempre se supera en algo, año a año, al pasar por las convenciones. Esta vez, además de mostrar las películas y toneladas de figuras y modelos (tras una valla, a prueba de niños), trajeron una gran variedad de personajes. Un stormtrooper, un jawa!!, un morador de las arenas y varios jedis y guardias imperiales. Yo había visto que alguien tenía lista una ballesta igualita a la del wookie, pero pensé que era decoración. Terrible fue ver que apareciera en vivo y en directo:




A todo esto, tengo que hacer notar que usaba la cámara del celular debido a que estaba guardando la batería de la cámara "buena" para un gran gran evento. La charla que iba a dar Robin Wood.

Otra cosa que hice fue pasar para ver si la carpeta que había dejado para que viera Lautaro Ortíz, editor de la Fierro. No quedó seleccionada, pero la verdad, poco me importó. Ya había sacado mucha ganancia de esos días y la idea de sacar la revista Terminus es casi todo lo que tengo en la cabeza, porque es algo propio y es ese sentimiento hermoso de no tener que depender de nadie más. Ni siquiera había pensado en qué decirle si era seleccionado, así que no se perdió nada de nada.

Y aproveché para despedirme de Lisandro Estherren,
excelente amigo y ya consagrado dibujante. Con todas las
buenas críticas que recibió, no me queda duda de que
va a llegar lejos.

Además, vagabundeé un rato por la parte central de la convención, que tiene lugar en el CEC. Como dije en otra entrada, esta vez la parte gratuita, para publicaciones independientes y demás, está en el Centro de la Juventud, pegado al Centro de Expresiones Contemporáneas, siendo enlazados ambos lugares por una estrecha pasarela (están a la misma altura pero sobre plataformas de cemento separadas). En esta oportunidad no saqué muchas fotos porque ya estaba todo reportado, aunque se notó que había muchas personas. De hecho, algo que me pareció bueno fue que para agilizar el tránsito, que se veía fluido, habilitaron una puerta para entrada y otra para salida.
















La foto que me quería sacar con Nico,
un poquito movida por la emoción :D



De ahí despegamos con Juan Fioramonti para el Centro Cultural Bernardino Rivadavia, donde iba a tener lugar la charla con el guionista insigne de la desaparecida Editorial Columba, que marcó a tantas generaciones: Robin Wood.

Sin presentación ni nada, simplemente arrancó como una charla para el público. La sala se llenó en pocos minutos; por lo que sé, muchos tardaron en llegar porque en el CEC hizo una aparición sorpresa el mismo Ciruelo Cabral (como si faltara gente grosa!!).




De nuevo pude grabar gran parte de la charla, de hecho diría un 90% de la misma, antes que la batería muriera (tengamos en cuenta que duró casi dos horas, así que no es poco para una cámara portátil). De todas maneras la grabé con un MP4 por las dudas... y mientras tanto sacaba fotos aisladas con otra cámara portátil. Claro que no podía aplaudir... pero me di el gusto de disfrutar de la experiencia y no preocuparme tanto por la grabación.

No sé qué más decir. El tiempo apremia a la hora de escribir esta entrada. Me gustaría poder transmitirle el sentimiento que tenía pero la verdad, fue tan sutil y simple que no sé cómo hacerlo. Robin es una persona sencilla, que se hizo a sí mismo y sobrevivió a una vida durísima, y que nunca buscó más que expresarse. Me siento muy identificado con muchas cosas pequeñas que dijo, tanto por mis experiencias recientes en búsqueda de un sueño personal, como con otras que tienen que ver con la profesión y la vida misma. Alguno podrá decir que hace un personaje, pero no, él mismo dirá que no es tan buen actor :D. Se nota a la legua que realmente siente lo que dice y dice y siente tanto porque no paró de explorar este y otros mundos, no sólo con sus viajes físicos sino con los que hizo con la imaginación. Me doy cuenta de que quería ser como él en muchas formas, instintivamente, sin realmente conocerlo tanto como ahora.

Ya lo dije antes, y lo refuerzo aquí: voy a armar una entrada aparte para todo lo que tenga que ver con Robin Wood en Crack Bang Boom 3.

Como con las otras charlas, veré de subir las grabaciones en un lugar acorde, para que todos puedan disfrutarlas.









Cierro con esto. Tengo que hacer algunas cosas, comer y partir de nuevo para el stand de Terminus. ¡Nos vemos!