Caída lenta, sutil

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Estoy fusilado. Hace una semana que estoy mal de la garganta, temiendo engriparme feo (y comiendo cerdo, para variar). A días salteados, no duermo bien. Empecé la semana con muchas ganas, pero mucho de lo que escribí en estos días no me gusta; creo que toqué un punto bajo, siendo que la semana pasada escribí hasta las paredes. No tengo imaginación, o a lo mejor no tengo tiempo para imaginar. Tampoco para ver series ni películas. Un embole.

Encima de todo, me aparecen cosas que me impiden o dificultan cumplir. Mañana tengo que dar clases toda la mañana, seguramente quedaré sin voz. Despertarme antes de las 7. Entrenar dos horas a la tarde/noche. ¿Otro fin de semana? Sí, a escribir, no, mejor, a seguir leyendo (una buena) y viendo películas, a ver si algo me inspira. No sé.

La semana que viene tengo compromisos sin fecha ni horario, a ver si logro alguno. Mientras tanto, Cuna de Héroes sigue al paso, lento pero natural, que me exaspera. Por lo menos ya conseguí más dibujantes... Otra buena, y van dos. Pero no sirve de nada si no tengo guiones y me cuesta escribir los que vienen.

Ya tengo ganas de irme a dormir, después de almorzar. El jueves está perdido; el viernes a lo mejor logre algo decente.

Batman Beyond: Return of the Joker (2000)

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Parte de la continuidad del Universo Animado DC, la cinta sigue las aventuras del nuevo Batman después de la serie, pero antes del Epílogo que se ve en Justice League Unlimited (episodio 78).

Nuevas reglas, nuevo Batman... ¡Nuevo Joker! Bueno, el mismo, más o menos. En su momento he contado cómo los creadores de Batman Beyond (Bruce Timm, Paul Dini, Glen Murakami y Alan Burnett) no querían resucitar a todos los villanos del anterior Batman para no caer en el error típico de hacer todo un refrito.

Y si alguien piensa "uy, ya se mandaron una", al poco tiempo ya veremos que no. La película es otro ejemplo más de la enorme oscuridad de la serie, de lo complejo de las relaciones humanas entre personajes; es la muestra de un Batman diferente, ni mejor ni peor. Tal vez lo más difícil de realizar en el Universo DC.

La película comienza con un Terry Mcguinnis maduro, probado sucesor de un superhéroe tan emblemático. Pero un caso resulta ser diferente, cuando aparecen pistas que indican que el Joker ha vuelto, de alguna manera, de los muertos. ¿Se trata del verdadero Príncipe Payaso del Crimen, o de un doble, un clon, un farsante, o algo más?

La profunda conmoción que esto causa en Bruce Wayne, y su silencio, hacen que Terry vuelva a investigar el problemático pasado del anterior Batman. ¿Qué secreto oculta la familia de superhéroes que integraba con Batgirl, Nightwing y el tercer Robin?

La cadena de tremendas revelaciones que plantea la película bebe de las fuentes más oscuras de la serie, así como el estilo gráfico no difiere en nada. Si estética y visualmente la cinta no supera a la serie (mismos diseños y colores, similar nivel de detalle y fluidez de la animación, pero mejores, más largas y más cuidadas secuencias de pelea), en todo caso el enorme salto argumental es tomar lo mejor de los mejores capítulos (los que no eran de relleno o pensados para chicos) y ponerle todavía más oscuridad. Ese tipo de oscuridad que en Batman sienta tan bien.

El resultado no tiene nada que envidiarle a The Mask of the Phantasm, una de las mejores piezas batmanianas de todos los tiempos, animada o no. Tanto, que resultó que los vivos de siempre dijeron: "no, pero esto es demasiado para los chicos, hay que censurarlo". Porque censura es la palabra.

Salió así una primera versión, que por suerte no veré nunca, en donde aparentemente los errores visuales causados por el corte y cambio de escenas es bastante notable. Finalmente los aficionados pudieron más con sus pedidos, y se relanzó la película en un segundo DVD, tal cual la habían pensado sus creadores.

¡Y qué creadores! Si la película es tan buena y continúa tan bien la serie, es en gran medida porque allí están estos 4 fantásticos (perdón por el cambio de franquicia) que hicieron tan buen trabajo antes, y aquí se quitaron todas las ganas de desenrollar las tramas que en la serie, a veces, no habían podido tocar.

Poco me queda por decir, al menos sin deschavar la trama. Salvo, claro, por pedirles que la vean, porque vale la pena. Vale totalmente la pena.

Ci-fi en otros "idiomas"

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La edición es cutre (uso el españolismo adrede; la palabra desprolija es demasiado formal). La tapa dura y el formato de libro pequeño, cuadrado, es perfecto; no así la tipografía apretada, los márgenes demasiado anchos, las hojas mal cortadas, la edición que se salta puntos aparte o transcribe párrafos de diálogo confusamente.

Pero también, oh sorpresa: estoy leyendo a Theodore Sturgeon en rioplatense. De pronto sus personajes se tratan de vos, aunque sus nombres son raros o de raíz inglesa. De pronto una taberna es un bar de acá a la vuelta.

Digo de pronto porque a veces la traducción salta: es decir, la edición pierde los acentos de algunas palabras.

La cuestión es que de la rareza paso a una especie de satisfacción. Me parecía muy raro cuando leía algún manga editado por Ivrea y veía "pibe", "pendeja", "mina" o algo así. Pero cuando leo los comics de Batman que está editando Clarín, ya no me causa tanto. Y ahora esto.

Falta ficción fantástica y de ciencia ficción en rioplatense. Nos acostumbramos a las traducciones, pero falta que haya comics, novelas, cuentos y todo eso. No solamente autoayuda u obras clásicas. Sigue siendo necesario fundar ciertos subgéneros acá, y reconquistar las obras perdidas de muchos genios que duermen en la sombras.

Idiocracy (2005)

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La premisa no podría ser más locamente real, ni estar mejor explicada. El mundo se hace idiota porque la gente inteligente medita demasiado al tener hijos, y los más ignorantes heredan la Tierra teniendo, inconcientemente, muchos hijos, uno más tonto que el otro.

También lo podríamos resumir en "Mike Judge (*) ataca de nuevo". Para hacerla corta.

Protagonizada por dos actorazos cómicos como son Luke Wilson (My super ex-girlfriend) y Maya Rudolph (cómo que no ves Saturday Night Live!!!), la película es una mezcla de futuro distópico con comedia y sátira social.

Los dos, en diferencias circunstancias, forman parte de un experimento científico para probar un sistema de hibernación. Pero por circunstancias fuera de su control, el año planeado se convierte en quinientos, despertando en un mundo irrealmente loco, en donde ambos (que fueron elegidos por ser descartables, promedios perfectos, mediocres) son las personas más inteligentes del mundo. A partir de allí, sus intentos por regresar en el tiempo y el absurdo sistema legal los meterán en problemas cada vez mayores.

Al exprimir lentamente el enorme pote de lo más retardado, asqueroso y estúpido de la cultura yanqui, la película se transforma en algo todavía mejor de lo esperado. En un mundo tan estúpido, ¡hasta la idea más absurda es genial! Pero también, lo que ahora es un asomo de idiotez, es retorcido y agrandado hasta un nivel todavía más absurdo.

Idiocracy es un extraño caso de autosabotaje, porque la FOX (cuando no) la tuvo guardada durante casi dos años, para luego, al ser forzada por contrato a pasarla por el cine, solo entregó copias a escasas salas. No hubo promoción en tele, ni trailers, apenas unos posters, nada de nada.

¿La razón? Al ver la película podemos aventurar que se trata del temor a alguna demanda, ya que muchos de los chistes de cultura popular se refieren a nombres de empresas de comidas multinacionales, que son muy similares o iguales (sin ir más lejos, Starbucks es una cadena de prostíbulos!!!). En realidad el tono demasiado ácido y descarnadamente anti-corporaciones (algo ya visto en Office Space, en donde se critica la forma de trabajo de oficina, humillante e inhumano) tal vez hizo que la FOX se molestara, ya que indirectamente, la crítica alcanza también a los medios y a cualquier empresa grande.

¿Una película demasiado inteligente para gente demasiado tonta (me refiero a los ejecutivos de la FOX)? ¿Una película demasiado tonta (y a veces asquerosita) para el público general? No lo sabremos: ni siquiera le mostraron la cinta a los críticos, así que solo se estrenó en pocas ciudades de EEUU. Por suerte, en DVD se la consigue y en Argentina la pasan por cable, así que a verla.

Si eres inteligente, deberías comenzar a tener hijos ahora, a ver si evitamos un futuro así. O tal vez sólo queda demorarlo.


(*) Mike Judge es el creador de Beavis & Butthead (vemos que sabe mucho de idiotez :D), así como de otra serie animada poco convencional: Reyes de la colina. Sin embargo para muchos es el genio detrás de Office Space (acá conocido como Enredos de oficina) una excepcional crítica paródica a las oficinas llenas de pequeños cubículos, jefes idiotas e impresoras que no funcionan.


Dedicado a Rita. Espero que comprenda por qué y que no se enoje :D

Muere J. G. Ballard

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Creo que, de su autoría, sólo he leído un cuento que se llama El reconocimiento, y que está en el tercer volúmen de Visiones Peligrosas.

Un gran analfabestia, yo. Justo cuando estaba empezando a leer más ciencia ficción, veo que en la biblioteca de mi hermano hay mucho Simak, Sturgeon, Stapledon... pero no Ballard. Y bueno. Después de todo él no hacía ciencia ficción, dicen. Él simplemente veía para donde iban las cosas y anotaba eso.

Si quieren saber más de su vida, se recomienda la lectura de su autobiografía.

Sueño de 13 años

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Esta semana estuve tan frenéticamente ocupado, que recién hoy tengo tiempo (desatendiendo otras cosas) para anunciar aquí el lanzamiento de un proyecto nuevo.

Como cuento en mi seguidilla de entradas "mi vida y los comics" (la primera parte está acá, sigan los enlaces para continuar la lectura), hay un sueño que luego de 13 años puedo cumplir: hacer mi comic de superhéroes.

En el medio ha pasado de todo. La reseña no es completa porque solamente hablo de impactos generales y de los comics; no de otras cosas relacionadas como el anime o ciertas series de TV, etc. etc. Sirve como para tener idea de una tendencia, un anhelo latente que finalmente sale a la luz.

El resultado está en mi nuevo blog: Cuna de Héroes. Tengo que agradecer una vez más al talento, la dedicación constante, la investigación/experimentación y la paciencia de Sebastián Zalazar, el dibujante, quien trabaja conmigo desde hace varios meses, una vez por semana, en diseñar personajes, bocetas páginas, dibujarlas, entintarlas, etc. Gracias a él puedo hacer realidad este sueño, que un escritor solo no puede lograr.

Los invito a darse una vuelta y anotarse, si les interesa; dejar comentarios y lo que les parezca pertinente. Yo ya soy feliz, porque hago comics.

El unicornio (Manuel Mujica Lainez, 1965)

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Le debo a JMO el préstamo de este hermoso libro, que por diversas razones tardé meses en terminar de leer, incluyendo una larga pausa luego del primer capítulo. Sin embargo, no se trataba de un problema con el libro, sino de tiempo y de organización; solucionado eso, no pude dejar de leerlo.

Y es que el libro en sí te atrapa de una manera extraña. Incluso para mí, acostumbrado a ese tipo de idiomas (cualquiera que haya leído a Borges sabe a qué me refiero), la prosa, la misma elección de las palabras, es gótica, sobrecargada, a veces hasta el punto de creer que la palabra está inventada. Pero no, se hunde en la enorme riqueza del castellano para sacar las perlas más enterradas, tejiendo con ellas un tapiz tan curioso como el período que muestra: la Edad Media.

El Unicornio es la obviamente mágica historia del Hada Melusina, quien por amor decide convertirse en humana. Su madre accede, pero como suele suceder, los tratos con las hadas no son seguros ni para ellas mismas. A partir de entonces, la letra pequeña del trato la perseguirá, convirtiéndose en una leyenda en el mundo de los humanos, pero también en una realidad latente.

Me gustaría contarles más, pero no quiero caer en la burrada de la contratapa de la edición que leí, que spoilea uno de los puntos importantes del libro.

Como su título lo advierte, es un libro mágico. Es un raro mundo en el que lo sagrado y lo mundano se rozan y se entrecruzan sin destruirse, en donde la lujuria, la lascivia y el incesto conviven con los mártires, los santos y los milagros, la ambición con la sublime contemplación, la búsqueda del destino con las tentaciones terrenales. Un mundo en donde lo divino y lo feérico se entremezclan sin que sea contradictorio, en donde las viejas historias de la Caballería se reeditan diariamente, en lo bueno y en lo malo. Una visión de la vida medieval tan sutil y sublime como sobrecargada, llenas de esplendores y miserias, que ningún apasionado de esta época, fantástica y real, debería dejar escapar.

No puedo dejar de recomendarlo, entonces, sin prevenir un poco al lector sobre el tema de la prosa. A mí me ha resultado fantástica, tal vez porque siempre me ha gustado leer y escribir así; otros pueden disentir acerca de la complejidad de las frases y la aridez de las palabras (aunque tampoco exageremos, no requiere un diccionario).

También lo recomiendo porque veo que es de un autor argentino que es relativamente poco conocido, y que solo por este libro creo que merece más crédito. Por lo que he descubierto en Wikipedia, el autor es dado a este tipo de prosa. ¡Oh ignorante! Partiré seguramente a la caza de otras de sus obras, porque si una sola me ha gustado tanto...

Una opinión sobre Dragon Ball: Evolution

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Ni drogado pensaba en ir a verla, pero de casualidad encontré en la red un comentario de la película que podríamos resumir en esto:

“Dragonball: Evolution” es el mayor montón de mierda que he visto en una pantalla desde “Moonwalker”, y, aunque hablo metafóricamente, he tenido en cuenta la pila de excrementos de triceratops de “Jurassic Park”.

[...]

El guión necesitaría pasar por la pluma de William Shakespeare, Miguel de Cervantes y Mark Twain solo para parecer mediocre, y los actores, que ciertamente no tenían por dónde coger sus líneas, no lo hubieran hecho peor ni aun trabajando bajo la dirección de Ed Wood.

El artículo está acá, si lo quieren leer entero; tiene 1360 clicks en Meneame y una pila enorme de comentarios (que no leí).

Dedicado a Sebastián, quien también me dijo que no la iba a ver.

Mi infancia y los comics

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Mi hermano leía antes de que le enseñaran en la escuela. Supongo que se me pegó; cuando era chico empecé copiando hojas de un destartalado ejemplar de Dailan Kifki, de María Elena Walsh. Como Bart, quería tener un elefante, pero este era más bien metafórico.

Escribía cosas y cosas, como mi primer poema a un árbol que era más grande que mi casa. A lo mejor por eso me gusta tanto J. R. R. Tolkien: tenían que ensanchar la calle y ninguno de los paraísos sobrevivió. Fue un adiós, hasta siempre. Nunca pude treparte.

Después empecé a leer en los árboles, más precisamente en la rama de un ciruelo que estaba en mi jardín. Escapaba todas las tardes para esa esquina de la casa, y tenía todo un método para subir con un libro en una mano (o en la boca, no recuerdo). De tanto hacerlo, al final terminé siendo lector y algo gimnasta.

Mi primer ser querido que murió fue Roy Fokker. No debía tener más de 8.

Eventualmente llegué a la ciencia ficción, de la mano de Asimov y otras cosas que mi hermano leía y dejaba a su paso. Recuerdo cómo aprendí algo de física con Lucky Starr y los anillos de Saturno. Y también a explorar con la mente y el cuerpo los rincones de la realidad.

Pero antes había habido otras cosas.

Supongo que empezó con Billiken y Anteojito. Que casualidad, hoy encontré dos revistas de estas tiradas por ahí, ¡teníamos toneladas! Leo dos páginas de Sónoman (siempre debo recordar el tremendo tema de Soda Stereo). Pero también todo lo demás.

Devoraba esas revistas, comics, tiras y todo lo demás. No sé si todavía las hacen así, con tantas páginas y tantas letras. Supongo que no. Eran universos de colores, grises y cosas locas.

Pero lo que siempre recordaré no era tanto leer estas revistas, sino ir a cortarme el pelo.

Era una peluquería a casi dos cuadras de mi casa, al lado de la casa de mi tía. El peluquero era un tipo de mostachos, el papá de una compañera mía de la primaria. Era una peluquería de las de antes (ey, pero ni tengo 30!!), solamente para hombres. Y así me sentía yo, con unos 10 años, cuando me llevaban y me dejaban ahí esperando mi turno.

Pero no solo me sentía un hombre por el ambiente lleno de voces gruesas, algún cigarrillo, comentarios sobre mujeres y los mostachos. No. Era hombre porque leía las Nueva Aventura que traía el diario La Capital los sábados. Quedaban ahí amontonadas; supongo que no les darían tanta atención como el suplemento deportivo.

Primero fueron Nippur de Lagash y ¡Aquí, la Legión!, del genial Robin Wood. Dos mundos de sangre, humo y muerte, honor y gloria; vastos e inexplorados territorios del alma y del mapamundi. Dos mundos llenos de hombres arrojados al destino de luchar contra la nada, contra la entropía y el caos, con el corazón y los dientes, el alma partida y las manos gastadas.

Con Nippur y la Legión también venía Pepe Sánchez. No, no aprendí nada de las mujeres ahí. De espionaje supongo que tampoco. Pero sé que entendía los chistes.

Después empezó Savarese, y esos mafiosos que sólo Mandrafina sabe dibujar. Vino la sangre en las calles, las balas de las Tommy volando por las viñetas, las mujeres enigmáticas de rubio pelo corto y las muertes inevitables.

Con Savarese también venía Mi novia y yo, donde debo haber aprendido que las mujeres son todas lindas pero algo histéricas, porque nunca están contentas con nada de lo que hacemos. Ah, también imprescindibles. Si había alguna moraleja, era esa.

Y así crecí, mientras esperaba para que me cortaran el pelo y no me perdía nada de los fondos de Mulko o Lucho Olivera.

En algún punto ya no hubo más revistas en la peluquería, a la que empecé a ir solo. Pero en ese momento ya estaba en otra parte de mi vida.


(continúa)

Algo se aproxima...

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... a toda velocidad.

Blade Runner (The Final Cut, 2007)

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¿Un momento, pero no la había visto ya? Sí, es Blade Runner, esa película "rara" con Harrison Ford en donde siempre es de noche y no para de llover.

¿Pero qué pasó? Ah, estos de Hollywood que hacen precuelas, secuelas, nuevas versiones y siguen robando con cualquier cosa... tal vez pienses eso. Pero no es el caso. Ya habían robado en 1992 con una "versión del director" que el director solo autorizó a medias. Poco contento con el resultado, Ridley Scott se dio el gusto y puso las cosas donde iban.

Eso es Blade Runner: The Final Cut: la verdadera versión del director, sin presión del estudio por "mejorar" nada. Así tenemos al alcance no solo una reedición de una de las mejores películas de todos los tiempos, sino también la verdadera visión de un maestro de directores.


La trama

Es el año 2019 y todo es una mugre. La Tierra está medio vacía (todos se fueron a "otros mundos"), llena de problemas como polución y delincuencia, mientras la Humanidad ha dado el paso a las estrellas y domina la creación de vida artificial. Pero para ayudar a los humanos en los ambientes peligrosos del espacio exterior, se ha creado una nueva clase de vida: los replicantes. Androides que son esclavos de los humanos, genéticamente mejorados para poder realizar las tareas más peligrosas y pesadas.

El problema es que la empresa Tyrrel, que los hacen, no ha parado de mejorarlos, y los últimos modelos (los Nexus 6) adquieren una conciencia humana, y comienzan a regresar a la Tierra con una pregunta: cuánto tiempo nos queda. Por diseño, solo pueden vivir una escasa cantidad de años, para evitar que desarrollen una inteligencia superior a la humana.

Luego de un motín sangriento, los replicantes son prohibidos de la Tierra, y se ordena su retiro (ejecución). Sin embargo, estos siguen intentando regresar para encontrar una respuesta. Para combatir a estos replicantes fugitivos están los blade runners, policías especializados en su detección (que es lo más difícil, porque son casi humanos). Deckard, el protagonista (interpretado por Harrison Ford, en un momento de su carrera en la que quería hacer películas serias después de éxitos como las dos primeras de Star Wars y la primera de Indiana Jones), es puesto en acción para cazar a un grupo de replicantes, encabezados por Roy Batty (un genial y "siempre maligno" Rutger Hauer) y secundado por Pris (una enigmática y extraña Daryl Hannah). La particular actuación de Edward James "Old Man" Olmos en un papel secundario cierra un elenco muy bien elegido, además de la inclusión de Sean Young, cuyo personaje de Rachel le agrega tanto noir a la película (y es lo único bueno que ha hecho la pobre, por lo que veo en su historial).

La cinta resultante es una perfecta combinación de ciencia ficción, suspenso, especulación filosófica social y policial negro, con algunos toques de acción.

Blade Runner es una película precursora en muchos sentidos. Fue la primera película ciberpunk de la historia, y la primera que planteó seriamente la cuestión "qué es humano" en una sociedad en donde la creación de vida había alcanzado un límite impensado (siendo que por esas fechas el genoma humano estaba comenzando a descifrarse).

Por otra parte, la cinta plantea una dualidad "¿qué es falso, qué es real?" desde el punto de vista de la manipulación genética y, obviamente, desde la identidad humana. Y lo hace sin efectos especiales ni nada raro, muy lejos de Matrix, con una suavidad realmente impresionante: uno está allí y no se trata de una conspiración para salvar al mundo, sino una apuesta para ver qué es lo que sucede con cada personaje.


El libro

Como ya dijimos, la película plantea el tema de la naturaleza humana en seres que técnicamente no lo son, pero buscan serlo en eso que se les niega: la libertad para vivir más allá de su diseño. No es nada raro que, previo al surgimiento del género ciberpunk, el que haya puesto semejante temón sobre la mesa haya sido el genial Phillip K. Dick, en su libro "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?".

Aunque la novela no tiene mucho que ver con la película (que es una adaptación más bien libre, llena de ideas del director y de los guionistas), no la desmerece (extraño caso, por otra parte). Lamentablemente Dick murió en 1982, antes de poder verla completa, pero aprobó, satisfecho, el guión y algunas tomas de efectos especiales que le mostraron, diciendo que la cinta sería un buen complemento de su trabajo escrito. Y es así porque, si no se sigue a pies juntillas la trama, el ambiente que él ponía en todas sus obras, llenas de depresión, paranoia, dudas y un mañana peor que el hoy, está espectacularmente logrado tanto en lo visual como en los diálogos.

La película, en todas sus versiones, está dedicada a este autor tan fundamental de la ciencia ficción.

Una curiosidad es que el término que da nombre a la película, Blade Runner, no viene de esta novela sino de otra, de un autor diferente. Aparentemente los productores consiguieron los derechos para la adaptación de esta obra, pero a Scott le gustó tanto el nombre que logró que lo compraran para poder titular así su nueva cinta.


La repercusión

Desde esa época, mucho ha pasado y muchos han vuelto a esta película. Sin duda ha sido fundante en el género del ciberpunk, además de catapultar a la fama a sus realizadores y actores.

Pero también está la enorme repercusión artística. La calidad de los efectos especiales, que en esa época no era CGI, la creación de un verdadero Los Angeles futurista, lleno de idiomas extraños, personas y creencias de todo el mundo, suciedad y caos, y la excelente música de Vangelis (cuyo tema final es lamentablemente conocido en Argentina por ser la cortina de un programa de fútbol...) marcaron pautas claras sobre cómo hacer las cosas bien al sumerger al espectador en un mundo fílmico en pocos movimientos. No es raro que la película se haya hecho un clásico por muchas razones.

Blade Runner es un raro caso porque es la favorita de casi todos los que estuvieron en ella. El director, Ridley Scott, dijo que era su película más personal (según dicen algunos, porque su hermano había muerto poco tiempo antes de cáncer y él puso parte de sus problemas emocionales en ella). Rutger Hauer dijo que la película no necesita una explicación, que es una obra maestra y que fue genial estar en ella. A pesar de los problemas artísticos (fue forzado a leer a hacer las voces en off de la narración en la primera versión, porque no creía que fueran necesarias), Harrison Ford aplaudió el trabajo del director. Tal vez fue el que la pasó peor, porque se peleó con mucha gente (incluído el director, luego se amigaron); ser obligado a hacer algo por contrato no es bonito, pero bueno, su trabajo no se resintió por ello. Sin duda que fue un relanzamiento de su carrera, ya no como actor de aventuras sino como uno completo, capaz de lograr personajes mucho más profundos y conflictivos.

Volviendo sobre la citada banda de sonido de Vangelis, como la película, es excelente, pero tuvo una distribución extraña. Salió al mercado muchos años después de 1982, cuando debía hacerlo para acompañar el primer estreno de la cinta. Sigue siendo, en mi opinión, la mejor música para poner en un día de lluvia, con una hermosa mezcla de sintetizadores, saxos, voces líricas y diálogo de la película. Afortunadamente, con el lanzamiento del Final Cut también salió un disco triple especial, con la banda de sonido original, canciones que quedaron fuera y canciones nuevas inspiradas en la película.


Versiones y recuerdos alterados

Como ya decíamos antes, esta versión de Blade Runner no es un refrito para vender un poco más, sino que es esencialmente una nueva película. Lo cual lleva a que el recordar la pasada y compararla sea algo instantáneo, para buscar las diferencias que, realmente, son muy pocas, pero sí importantísimas.

En un episodio de The Big Bang Theory, al protagonista tratan de llevarlo al cine con el argumento de que "tiene 8 segundos más de metraje que cambian totalmente el tono de la película". Es un chiste a medias, porque no llega a ser una exageración. La secuencia, intercalada en un lugar totalmente sutil (como muchas partes de la película) nos muestra mucho más de lo que el director quiso decir en su momento.

Pero como podremos ver si investigamos sobre las diversas versiones de Blade Runner, hay dos temas fundamentales que son tanto o más importantes a la hora de diferenciarlas: la famosa y discutida narración en off del personaje principal, Deckard, y el final feliz. Ambas son cosas que el director no puso allí, sino que fueron exigidas por el estudio después de que la primerísima versión, que se mostró a una audiencia testigo, las pidiera indirectamente.

De todo esto resulta que si ya viste Blade Runner (casi seguramente la de 1982, porque la versión de 1992 se parece bastante, por lo que sé, a la de 2007), te resulte algo raro volver a verla. Aunque la trama es la misma, la sensación es totalmente diferente, y por lo tanto también el resultado.

Recordar la voz en off del protagonista es tal vez lo que más te pega, porque la película es silenciosa, tranquila, lenta en panorámicas (aburrida? tal vez eso pensó esa audiencia testigo). Aquí el ambiente que se te presenta es totalmente diferente, y entiendo (aunque no comparto) por que algunos idiotas obligaron a Harrison Ford a grabar esas explicaciones de la trama, creyendo que sino el público no la iba a entender. Ciertamente que agregaban mucho al tono noir de la película, porque Blade Runner es uno de los pocos films noir de ciencia ficción. Pero si el director ya lo había armado de una manera, contradecirlo no agrega, sino que resta.

Si ya la falta de narración y la mentada secuencia nueva me habían planteado una película distinta, el final "no feliz" me dejó totalmente colgado. Otra de las imposiciones del estudio, porque en EEUU todo debe terminar bien, aunque el género o la trama no lo amerite. La verdad es que, cuando vi la primera versión, yo era más chico y no me pareció malo. Ahora que uno es más crítico, tiene que aplaudir el suspenso del nuevo final, que no niega el otro, pero lo hace más improbable y emocionante; por otra parte, el final feliz era demasiado feliz, y desentona bastante en el conjunto de la película cuando uno lo recuerda.

En un primer momento, me pareció totalmente innecesaria (y exagerada, eso no cambió) la superedición que se hizo en formato de un maletín, que contiene las cinco versiones de la cinta (la previa al cine, las dos versiones de 1982, el Director's Cut de 1992, y este Final Cut). Soy de los que creen que la versión totalmente creada por el "autor" (tomando como autor al director) es esta última, pero acepto que por diferentes cuestiones, a otras personas les guste alguna de las otras versiones, principalmente las originales de 1982 (una para EEUU, otra para el resto del mundo con más violencia) que son las que todos vimos en la "infancia". Yo por mi parte me quedo con el Final Cut.


Conclusión

Si ya Blade Runner era un peliculón, una de las mejores películas del género y, según su genial autor, su cinta más personal, ¿qué podemos decir de esta versión definitiva? Tal vez que es una verdadera lástima que no haya tenido un estreno cinematográfico decente, porque solamente se la vio en ciertos cines de EEUU y otros países angloparlantes. Yo me quedé esperando que la dieran por aquí, con un re-estreno mundial que hubiera merecido, ya que está considerada una de las 100 mejores películas de la historia. No pudo ser, pero ya me tomé la revancha. Espero que ustedes también.


Agregado de Pascua de 2009: el arma que usó Harrison Ford en la película está en subasta, a un precio de entre 100 y 150 mil dólares. Aprovechen la ganga.

Días de repaso

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Me siento bien. Es un poco de todo. Ayer llovió todo el día, ¡por fin un otoño decente, con frío y humedad! Me pasé la noche escuchando la banda de sonido de Blade Runner y escribiendo para un nuevo comic.

Ayer perdí todo el día durmiendo (recuperando sueño del insomnio) y viendo los actos por la muerte del ex presidente Raúl Alfonsín (el mejor presidente que ha tenido Argentina desde el regreso de la democracia). La verdad es que ha sido muy emotivo; sobre todo, ver a tanta gente que lo recuerda y con ello le despierta de nuevo esperanzas en la política. Llamaba la atención la enorme cantidad de personas que iban con sus hijos pequeños a ver el féretro o a acompañarlo por las calles.

El tiempo apretaba; creí haberme anotado en demasiadas actividades. El lunes pasado tendría que haber reiniciado mi novela, pero recién voy a poder hoy. De pronto algunas obligaciones desaparecieron y entonces puedo dedicarme mejor a menos cosas: ya solamente queda un proyecto de comic y mi cuarta novela. Ah, y empezar a revisar mi tercera novela: tengo que imprimirla. Supongo la leeré en el colectivo, como hice con las anteriores. Pero también quiero leer otras cosas.

De todas maneras, estos días son de arranque. El domingo estaré fuera de casa todo el día, así que recién la semana que viene empezaré fuertemente con todo. Tengo que enviar un par de cuentos a un concurso, pero ya dejé el blogeo pesado atrás.

Me siento contento, realizado. Algunas cosas están saliendo. De pronto pareciera que todo es posible y está al alcance. Tengo buenos presentimientos, y soy un poco brujo. Cuando siento algo, generalmente pasa.

Ya veremos.

Ghost In The Shell: S.A.C Solid State Society

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Esta película fue una grata sorpresa, después de mucho tiempo sin ver nada de esta ambientación tan especial creada por Masamune Shirow y recreada en series y películas por algunos genios como Mamoru Oshii.

Principalmente, fue una sorpresa porque hasta hace unos días ni siquiera sabía que existía: alguien me comentó de su existencia en la convención de la ADI en Santa Fe (la cinta es de 2006). ¡Y yo que pensaba que sabía de anime!

Pero también fue una sorpresa porque representa un cambio radical frente a las dos películas anteriores. En estas cintas, las deslumbrante labor de dibujo y animación, llena de fluido movimiento y fondos superdetallados, iba pareja con una trama muy compleja, poblada de referencias filosóficas de toda clase, desde la tradición judeocristiana y la Biblia hasta el debate sobre la vida virtual. Tramas que, lamentablemente, a veces se perdían a causa de una mala traducción o simplemente porque los personajes hablan demasiado rápido!

En Solid State Society, en cambio, tenemos una película con una excelente calidad de animación, pero más en el estilo de una serie de alto presupuesto. La fluidez de los movimientos está garantizada, pero las superficies reflectantes y los fondos ultradetallados no están. No es que decepcione, pero como digo, es un gran cambio. De todas maneras, los diseños deslumbrantes de Shirow en materia de armas de fuego, androides y naves voladoras no decepcionan (como siempre!).

El otro es el de la trama. Con una duración de casi dos horas, la película es un verdadero thriller policial de ciencia ficción, con relativamente pocos disparos y acción, y mucho más investigación en el terreno real y en el virtual. Como es de esperarse, el tema del hackeo de cerebros, robo de identidad y en general todo lo relacionado a humanos alterados cibernéticamente (y sus consecuencias) es central, lo cual tiñe totalmente la complejidad de la trama, que se enreda de maneras inesperadas pero no llega a confundir ni desilusionar. No revelo nada porque cada detalle es importante.

El resultado de esta combinación es una película sólida, muy bien equilibrada. Algunos podrán echar en falta algo más de acción, o el hecho de que varios personajes no tienen su "momento de gloria", pero tal vez en esa falta de estereotipos está también parte de dicha solidez. Como thriller, funciona bien al marearte y ponerte momentos de gran tensión y sorpresa desagradable, en donde parece que todo va a perderse; como película de ciencia ficción, sirve para plantear, tanto visual como social y políticamente, lo que puede llegar a ser una época en donde las computadoras han llegado hasta lo más íntimo del ser humano: su espíritu.

Con respecto a sus antecesoras, Solid State Society tiene aquí su lado más innovador: plantear con exquisito detalle un sistema inhumano, pero curiosamente cercano al nuestro, y a las utopías socio-tecnológicas que a veces nos presentan ciertos iluminados.