Qué está mal en la segunda parte de El Hobbit

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Dije cuando escribía la reseña de este videojuego esta película que no iba a puntualizar muchas cosas que estaban mal, en parte porque no quería perder tiempo, en parte porque no quería tirar spoilers. Pero mientras la escribía iban creciendo en mi interior las ganas de explicar mejor por qué considero que narrativamente la película está rota. Me parece un buen ejercicio de análisis narrativo, y desde ese punto de vista voy a encararlo.

Por supuesto, que aquí sí pondré spoilers, así que cuidado los que no la hayan visto y/o no hayan leído el libro.

Puntualizaré, en primera medida, lo que considero un acierto dentro de la película:
  • La incorporación de Tauriel, elfa que ayuda a plantear un interesante tira y afloja entre Thranduil, el rey elfo del Bosque Negro, y su hijo Legolas (que tampoco aparecía en el libro). Me pareció muy bueno cómo el rey comete el error de muchos reyes elfos de antaño, pensando que protegerá su reino simplemente cerrando mágicamente sus fronteras y desapareciendo del mapa, mientras que Tauriel incita a Legolas a desobedecerlo haciéndole ver que la Tierra Media corre peligro de ser copada por las fuerzas de la oscuridad. Esto, además, da una explicación interesante de por qué Legolas se implica en la siguiente trilogía.
  • La presentación de la lucha entre el Nigromante y Gandalf, visualmente muy lograda, que llena un hueco enorme que tenía la obra original.
  • La presentación alternativa de Bardo, y cómo se unieron algunos trozos que en el original eran muy diferentes, agregándole o quitándole algo de humor. En esto incluyo la presentación de Beorn, que en el libro era muy de cuento para niños.
  • La visita de Gandalf y Radagast a las tumbas de los Nueves Reyes de los Hombres, cuyos cuerpos habían desaparecido. Si bien no era necesaria para la trama, me pareció una adición muy cuidada, un detalle que quedó perfecto al unir las dos trilogías.
Ahora me dedicaré a lo que considero que estuvo mal, y por qué, en el argumento. Como verán, la lista es más grande y profusa:
  • la inclusión del personaje de Tauriel, que yo celebré en un primer momento, terminó siendo muy mal utilizada por los realizadores. El personaje parecía puesto para plantear a una mujer de acción (un poco como se hizo en ESDLA, adaptando algo el personaje de Arwen en la primera película). Sin embargo, terminó siendo agregada, de manera algo sexista, sólo para plantear un pseudo triángulo amoroso, incluyendo a un personaje que no tenía nada que ver con ella. Hubiera estado bien que se planteara un tira y afloja entre ella y Legolas, pero no, tenían que meter a un tercero en discordia, ¡¡¡que para colmo era un enano!!! Realmente un abuso del personaje y un exceso forzado. Si querían poner una historia de amor más fuerte, podrían haberla planteado por ejemplo, entre Bardo y otra mujer (¿no hubiera estado interesante que ella fuera la hija del jefe de la Ciudad del Lago?). Las historias de viudos con hijos siempre caen bien :D
  • el exceso de elfos en una historia que es sobre enanos es particularmente molesto. Con tantos personajes, con tanto tiempo para definir sus personalidades y problemas internos, ¿por qué poner tantos elfos? Ciertamente, me pareció bien que pusieran a Legolas y lo aprovecharan para ligar las películas con las de ESDLA, y para plantear el dilema de seguir a su padre o a Tauriel. Pero la forma de incluirlos y de meterlos hasta en la sopa es contraproducente. Un ejemplo claro es la escena de las arañas, en el Bosque Negro. En el libro se trata de una escena muy angustiante, en la que uno piensa que alguno de los protagonistas morirá. Los enanos y Bilbo luchan hasta el límite de sus fuerzas contra hordas de arañas que parecen no tener fin, hasta que estas se cansan y se van, dejando al grupo en una situación desesperada. Sin embargo, aquí los elfos "vienen al rescate", aplastando toda emoción. La escena iba muy bien hasta esa parte, pero se desinfla totalmente. Se destruye el climax de toda esa porción de la película. ¿Por qué no hacer que los elfos los emboscaran al estar patrullando la zona, por ejemplo?
  • Otra de las escenas que sufre mucho es una de las más interesantes, junto con los acertijos de Gollum. Smaug es descrito como una criatura muy astuta, que puede hacerte decir cosas que tú no querías. Es así como, en el libro, Bilbo se envalentona y arruina todo al llamarse "jinete del barril", dándole el dato a Smaug de que han pasado por la Ciudad del Lago. Aquí eso se pierde. Por un lado, Bilbo se "suicida" al sacarse el Anillo, algo que NO sucede en el libro, porque desafía toda lógica. Por otro lado, Smaug, que era una criatura vil, codiciosa pero astuta, de pronto pasa a ser un personaje plano, un destructor sin sentido, que para colmo falla en matar a una docena de personas que se han colado en sus aposentos, tratando de morderlos y aplastarlos cuando puede quemarlos con fuego a una enorme distancia. Pero me dedicaré a las escenas exageradas en el siguiente punto.
  • Un compañero de foro en mi club de rol lo definió perfectamente al decir más o menos lo siguiente: Jackson lo arruinó al tratar de agregarle "grandiosidad" a la trama, que se trataba de un viaje de aventuras, para hacerla similar a ESDLA. No puedo estar más de acuerdo.
    Esto se refleja, para mí, en la adición y estiramiento innecesario de dos escenas: la de la fuga de los enanos en los barriles y la persecusión de los enanos por parte de Smaug dentro de la Montaña Solitaria.
    En el primer caso, la escena es una consecuencia lógica de otra adición: la de los orcos que son enviados a matar a los enanos. Esta parte no estaba mal; en todo caso lo negativo es el exceso. De pronto un reino elfo se llena de decenas de decenas de orcos (los elfos, que tienen sentidos tan agudos y que mantienen su reino cerrado, dejan que pase). Después, el exceso de protagonismo: Tauriel y Legolas son armas de matar, la película se convierte en una secuela de Matrix, y de nuevo, en una película de enanos, los elfos hacen la mayor masacre de orcos. La escena está tristemente hecha para lucrar con el 3D, porque hasta la mitad, no está mal, pero es estirada artificialmente una y otra vez, hasta llegar al ridículo de Legolas caminando por las cabezas de varios enanos. Al final todo es tan exagerado que pierde el sentido.
    La segunda escena es totalmente gratuita, porque no deriva lógicamente de ninguna necesidad narrativa: de nuevo, está solamente pensada para lucrar con los efectos y el 3D, tratando de "comprar" a la audiencia con luces de colores. Ciertamente, el plan de los enanos en el libro no era brillante, y no estaría mal que aquí se planteara un cambio en la trama. Pero en lugar de eso, tenemos un híbrido. En la novela, Smaug tiene una larga plática con Bilbo, quien termina revelando varias cosas que no debería: que vino de Ciudad del Lago, que vino con otros buscando oro, que vino por venganza, que vino con enanos, que es un saqueador... Smaug astutamente logra sacarle esas verdades, y luego no lo mata por poco. Pero, siendo tan astuto, lo que hace es parecer tranquilo: deja que el tiempo pase y ataca por sorpresa, casi matando a los enanos y encerrándolos en la Montaña Solitaria, para luego ir a cobrarles el favor a los de la Ciudad del Lago. Aquí, en cambio, el diálogo entre Smaug y Bilbo es cortado al poco tiempo, Bilbo actúa de manera suicida sin ninguna necesidad (no veo necesidad en que el Ojo de Sauron lo presione a quitarse el Anillo, ni a que Smaug sepa qué anillo es el que tiene). Luego, de manera muy tonta, el dragón se pone a perseguir a los enanos por toda la Montaña Solitaria, ni raspando a uno solo, casi sin usar su principal arma, y actuando como un idiota. ¿Qué más puedo decir? Desperdicieron un tremendo personaje, porque Smaug es puro carisma y maldad. ¿Qué se ganó? Una escena totalmente rocambolesca, con mecanismos enanos raros, persecusiones con abismos (de nuevo, hechos para justificar el 3D), y estatuas de oro completamente absurdas.
    Mi conclusión es que, de haberse quitado esas dos escenas, se habrían ahorrado unos 30/40 minutos que hubieran logrado una película más sólida, pareja, en lugar de tener una excesiva e innecesariamente larga.
  • Un detalle no menor que Jackson y todo su equipo pasaron por alto: a los enanos se les quitan TODAS las armas, pero nunca se les descubre el mapa y la llave con el que abrirán la puerta secreta. En el libro, la descripción de la escena es muy vaga y puede suponerse que no registraron a fondo las pertenencias de los enanos, pero después de las cómicas y largas escenas en donde se les quita todo a los enanos, menos la ropa, esto requiere explicación. ¿Por qué no una escena donde Bilbo deba, peligrosamente, recuperarlas de un lugar muy guardado? Pues no, y la película se quiebra en un detalle fundamental.
  • Un punto tonto, pero que sepultó mi decepción todavía más abajo: la película termina en un momento de gran fanfarria, cuando muchas cosas importantes están por ocurrir, cuando se juega la vida de los protagonistas y el destino de toda la Tierra Media... y nos ponen una canción folk muy blanda, que no tiene nada de onda ni de épica, nada de la "grandiosidad" que Jackson estaba buscando, de manera exagerada.
En estos dos últimos detalles he hilado muy muy fino, pero en los demás, creo que muchos coincidirán que tengo algo de razón. Lamentablemente, una buena película puede ser arruinada por un par de escenas y una falta de enfoque sobre lo que realmente le conviene a la historia.

The Hobbit: The desolation of Smaug

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Hablar sobre la segunda parte de este videojuego film que "adapta" la seminal obra de J. R. R. Tolkien implicaría, si tuviera tiempo, una interesante exégesis tanto en cuanto a lo que aporta el autor original a su universo (del cual esta novela es el primer ladrillo publicado) como a lo que agrega el alguna vez buen director Peter Jackson.

Sin embargo, seré breve, en parte porque no quiero hacer un análisis lleno de spoilers, en parte porque sinceramente no vale la pena gastar tiempo en algo que vale menos que la primera parte, en una obra despareja y por lo tanto, mediocre.

Vayamos por partes, o mejor dicho, por capas. La primera parte hizo, para horror de muchos, algo muy interesante: agregar elementos creados por Tolkien en obras posteriores para "rellenar" los numerosos huecos del libro. Recordemos que el autor creó esta novela como un cuento para sus hijos, no tenía una idea firme sobre lo que buscaba para la Tierra Media y sólo después del enorme éxito que tuvo, comenzó a escribir El Señor de los Anillos. Es sabido que Tolkien quería reescribir El Hobbit para pulirlo y relacionarlo más con los personajes y situaciones de sus obras posteriores, pero debido a su muerte, todo quedó en la nada.

De manera que la intención de Jackson no era mala, y de hecho, en la primera parte parecía haber sido un gran acierto. Los elementos agregados aportaron solidez a una trama que a veces, en la obra original, era demasiado vaga e imprecisa.

Sin embargo, en esta cinta los agregados tomaron vida propia y sumando elementos totalmente innecesarios. Basta ver que la película dura 2 horas con 40 minutos (¡casi lo mismo que la anterior!) para darse cuenta que Jackson se cebó, se pasó de rosca y no sabe realmente qué hacer con un libro que apenas llega a las 300 páginas. Se llega a un punto en donde ya casi no parece una adaptación, sino una obra nueva, "basada libremente" en la original.

¿Qué se agregó bien, qué se agregó mal? En el primer caso, todo lo que relaciona a esta trilogía con la anterior: la relación del Nigromante con Sauron, el efecto que tiene el Único sobre Bilbo, algunos personajes (como el caso de Legolas, que está bien utilizado como enlace), etc. Estos sí suman metraje justificado, y en general, están bien insertados en la cinta.

Lamentablemente, en el segundo apartado tenemos muchas más cosas. En primer lugar, se cayó en la estúpida obligación de Hollywood de poner una historia de amor, forzando tontamente un personaje nuevo, que no está en el libro, que podría haber sido interesante. No caeré en el spoiler, sólo diré que es totalmente innecesaria, y que se podría haber pensado en otra alternativa mucho menos tonta y más creativa.

Este añadido desencadena otros muchos cambios, que al apilarse no hacen más que desbarrancar la película. Decíamos que sobra metraje, y esto sucede porque se adoptó un argumento innecesariamente recargado con situaciones que no sólo no estaban en el libro original sino que Tolkien hubiera detestado (¿elfos torturando orcos?). Escenas que he vivido en pésimas partidas de rol, con personajes planos y forzados, como un Thranduil afeminado, un dragón que no usa su fuego y actúa nada astutamente, persecusiones absurdas, luchas al peor estilo Matrix y lugares totalmente imposibles.

Jackson tiró todo por la borda, exageró demasiado la nota (me viene a la cabeza la la expresión en inglés over-the-top, porque resulta perfecta). Muchas de estas escenas comienzan siendo entretenidas, y algunos de los cambios son necesarios para comprimir la acción para que encaje en una película. Teniendo en cuenta la extensión del viaje de Bilbo, Gandalf y los enanos, podemos perdonar que se resuman varias semanas de viaje por el Bosque Negro en un par de escenas (las cuales, por otra parte, creo que son un acierto, aunque modifican bastante la letra del libro). Sin embargo, muchas de estas situaciones terminan siendo como esos chistes malos de Homero, cuando los Simpsons perdieron su gracia: nos hace reír cuando se golpea una vez, pero a la número 5 ya perdió la gracia y cambias de canal. Están simplemente porque ocupan un espacio que los guionistas simplemente no sabían cómo llenar.

En este sentido, las burdas exageraciones de ciertas escenas de pelea que fueron creadas simplemente para ser utilizadas en el videojuego de la película, son las peores adiciones. Hay dos persecusiones agregadas, a la mitad y al final de la cinta, que son totalmente innecesarias, yendo la segunda directamente contra el espíritu de un personaje muy importante. Si se eliminaran o se redujeran razonablemente, tendríamos una película mucho mejor armada, de algo así como dos horas, que cumpliría mucho mejor su cometido de traducción de la obra de Tolkien.

No me considero un purista. Quiero cerrar con esto. La película no me gustó porque fuera poco fiel al libro; de hecho, la primera no lo fue tampoco, pero me gustó bastante. Me atrajo la idea de Peter Jackson de agrandar la trama original, muy sencilla, y complejizarla con elementos de El Señor de los Anillos.

Esta película no me gustó porque resultó narrativamente muy despareja. Había agregados y cambios muy interesantes, que elevaban su valor, pero los que eran malos fueron los mayores. Había escenas demasiado largas y otras que eran muy interesantes fueron recortadas. En suma, mi crítica va al hecho de que el guión era malo: si había que conceder a Hollywood ciertas cuestiones, como la historia de amor, personajes nuevos para hacer más muñecos y escenas para el videojuego, se podría haber hecho de manera mucho más inteligente y entretenida, sin sobrecargar la película en exceso, rompiéndola en el proceso.

Más adelante, con tiempo, tal vez me dedique a plantear, con spoilers, todo lo que vi mal. Lo cierto es fue la película fue una decepción inesperada, tanto como la anterior cumplió y superó mis expectativas. Lamentablemente la tercera parte ya está manchada por muchas cuestiones narrativas y argumentales que no se pueden solucionar fácilmente, y me preparo para ver otra decepción. Pero eso será el año que viene; mientras tanto seguiré viendo buen cine, esperando que Peter Jackson, al igual que Tim Burton, salgan del Lado Oscuro y vuelvan a la Luz que representa la libertad creativa, sin buscar poner lo que los demás quieren ver, o lo que los estudios le pagan por poner.



Para finalizar, quería dejarles este enlace en donde se comenta uno de los casos del abuso del CGI por parte del director, en escenas y personajes que no lo necesitaban. Comparto muchas de sus impresiones, y me parece algo hipócrita que Jackson se enorgullezca de filmar en escenarios naturales de su querida Nueva Zelanda, cuando en realidad sólo los usa de fondo y utiliza toneladas de CGI para muchísimos escenarios que se podrían haber hecho mucho más creíbles. Es por eso que esta trilogía ha perdido mucho de lo que la anterior le había dado al cine en fastuosidad y épica, al reemplazar elementos reales por otros simulados, cuando no hacía falta.

Super Dimension Cavalry Southern Cross

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Desde que me enteré que Robotech no era más que una amalgama, un frankenstein de otras tres series de anime, he querido verlas por separado para comprender mejor sus historias, descubrir todo lo borrado por la reescritura del guión y encontrar las obras originales enterradas debajo.

Pero también, porque me traía recuerdos muy gratos de una buena infancia llena de animación excelente. Tengan en cuenta que yo tenía seis o siete años cuando comencé a ver Robotech y me cambió la vida. Creo que me inspiró a buscar otro tipo de cosas para ver en la televisión, series de ficción elaboradas y complejas para leer, ver y después, escribir.

Ahora, gracias a la magia de Internet, que resucita muchas cosas, he podido conseguir las tres series japonesas originales. Todavía no he podido sentarme a ver Super Dimensional Fortress Macross (o tal vez la estoy dejando inconscientemente para el final). Por el contrario, comencé por la segunda saga de Robotech, que hemos conocido como Los Maestros de la Robotecnia.

Así que ahí va mi reseña, para el que pueda interesarle. Mi idea es reseñar también las otras dos, para todos aquellos que quieran enterarse de más detalles. Trataré de no poner spoilers, pero de todas maneras supondré que los lectores vieron Robotech y recordarán la mayoría de las cosas que allí pasaron, aunque no siempre fueron las mismas que pasaron en cada serie original.


Odiosas comparaciones
En primer lugar debo comentar que, según creo, al 95% de los aficionados de Robotech esta saga les pareció fea, o tonta, o vacía, o lenta, o algo negativo. Creo que todos o casi todos la consideramos, lejos, la más floja de las tres, así como la mayoría disfrutó más de la saga Macross. De hecho, una de las razones que tenía para verla era, justamente, ver si esta mediocridad era por causa de la reescritura del guión (no es divertido quedar en la mitad de un sandwich argumental tan complejo) o si ya de por sí la serie venía siendo del montón.

Una de las cosas que me llamó la atención de la serie es la
enorme cantidad de mechas y armaduras personales de las
que hacen gala los glorianos. Cuesta trabajo diseñar estas
cosas, y sin embargo en una serie sin mucho presupuesto,
vemos un gigantesco despliegue de ellos.
Tenía algunos recuerdos de haber visto la saga en televisión y de las impresiones que me había causado; de hecho, recordé pocos episodios, y no sé si es porque la vi pocas veces, porque no me gustó y entonces no los recordé, o porque la reescritura fue tan salvaje que no puedo asociar dos cosas entre sí.

De todas maneras, al poco tiempo se me hizo evidente que la segunda opción era la correcta: la serie fue una más, desde el principio, y ni de lejos tenía lo que hacía falta para acercarse a Macross. Si bien los diseños técnicos son buenos, la animación y el dibujo no destacan, y de hecho cada tanto se ve alguna escena mal dibujada. Investigando, descubrí que la etiqueta "Super Dimensional" que comparte con Macross no es casualidad. La productora japonesa creó tres series con esta etiqueta: Super Dimensional Fortress Macross, Super Dimensional Century Orguss y finalmente Super Dimensional Cavalry Southern Cross. La primera fue super exitosa, desperdigando todo tipo de secuelas y precuelas; la segunda fue más o menos exitosa, terminando en su espacio acordado de 35 episodios. La tercera, que es la que nos ocupa ahora, fue un fracaso: el rating era tan malo que se decidió acortarla drásticamente, de unos 36 capítulos (como Macross) a unos meros 23. Lo cual explica el final algo abrupto, uno de los mayores puntos flojos de la serie.

¿Pero cuál es la historia? Al ver Robotech, las incongruencias eran enormes, y las confusiones estaban a la orden del día. Aquí eso no está, y por eso la serie termina siendo mejor que el recuerdo, a pesar de sus limitaciones.

Todo comienza en el planeta Glorie, una colonia humana en crecimiento, comandada por un gobierno militar. Por eso los personajes, principalmente Jeanne Francaix, quien en Robotech nos querían hacer pasar por hija de Max y Miriya, son militares. La mayoría son parte del 15º escuadrón del Cuerpo Acorazado Táctico, que utiliza los vistosos Spartas en combate.

Spartas vs. bioroids. Me encantaban los primeros como
tanques, pero me gustaban más los segundos por su diseño
globular.
Lamentablemente, aparecen los Zor, una extraña raza alienígena que busca conquistar Glorie y destruir o esclavizar a los humanos. Poseedores de una tecnología más avanzada, la flota de naves se ancla en la órbita del planeta y ataca constantemente, por lo que a los pocos episodios tenemos instalada una guerra de desgaste entre ambas fuerzas, ninguna de las cuales quiere ceder.

Así, mientras vemos volar algunos tópicos interesantes, como el soldado que no quiere serlo (Bowie, hijo de un general muy particular, que quiere ser músico a pesar de la tradición familiar), el líder "vamos a matarlos a todos" versus el militar que busca la paz y la diplomacia antes que la guerra, y las rencillas personales de algunos de los protagonistas y secundarios (ya que Jeanne es un simple chica de 17 años, aunque sea teniente, y es muy indisciplinada), van pasando los episodios.

La serie tiene un ritmo lento, más o menos justificado por esta "guerra de prueba", en la que los contendientes van testeándose de a poco uno al otro. Sin embargo hacia la mitad de la serie el ritmo avanza, cuando la guerra va escalando hacia posiciones ya totalmente irreconciliables.

Aquí aparece otro elemento que en Robotech estaba algo confuso: Zor, que es en realidad Seifreit. Los guionistas estadounidenses no tuvieron mejor idea que usar el nombre real de la raza para ponérsela a uno de los protagonistas, que de hecho no pertenecía a la misma. En fin, Siefreit es un Zor capturado, del que se termina descubriendo que es un espía, sin que él lo sepa. Uno de los tópicos interesantes de la serie es que los Zor capturan humanos para manipularlos a su gusto, haciendo que obedezcan sus órdenes y registren lo que ven, sirviendo tanto como pilotos de sus bioroids como también espías inconscientes.

Saifurito, como pronuncian Seifreit en japonés. Aprendes
a odiar el nombre cuando lo escuchas una docena de
veces por episodio, generalmente siendo gritado
varias veces seguidas por una protagonista algo histérica.
Aquí la trama tiene un punto fuerte, cuando parte de los militares quiere hacer público el descubrimiento, pero sus superiores quieren borrar toda huella para evitar la desmoralización general.

¿Recuerdan que en Robotech de pronto la Protocultura aparecía como una flor, y estaba relacionada con los restos de la SDF-1? Nada de eso, aquí tenemos una explicación bien clara y precisa de qué diablos estaba en esos tres montículos regulares que misteriosamente nadie se había puesto a investigar. No spoileo por si alguien quiere ver la serie, ya que, a diferencia de lo que sucedía en Robotech, acá tenemos una explicación interesante, muy ligada a la naturaleza de los Zor.

Otra de las comparaciones con las que sale bien parada la serie original con el enchastre de Robotech es la ausencia de la voz en off. Ciertos personajes tienen momentos muy especiales, y la serie plantea sutilmente los sentimientos (principalmente los amorosos) de los personajes: a veces con miradas o actitudes, sin siquiera una línea de diálogo, vamos viendo qué le pasa a cada personaje principal. A veces supones que un personaje gusta de otro, pero no ves ninguna señal de que esto sea así, y entras en la duda, y como hay poco o nulo espacio para la introspección, vas descubriendo con los hechos qué es lo que cada uno piensa o desea.

Esto es algo que me gustó, porque recuerdo lo burdo y repetitivo que era tener una voz en off que constantemente nos recordaba o explicaba lo que era evidente al final de cada capítulo.


En frío
Como dijimos antes, la serie tiene varios puntos fuertes al ser comparada con su adaptamutación protoculturosa. Principalmente, se entiende mejor: al no necesitar ser masacrada para soportar una locomotora y un vagón de cola, se defiende por sí misma y descubrimos varios puntos fuertes del guión. A diferencia de muchas series japonesas, que cuando terminan uno sigue sin entenderlas, quedan claros los puntos centrales de la trama: quienes son los Zor, por qué actúan como lo hacen, las motivaciones de los protagonistas, etc.

Sin embargo, a pesar de que la serie tiene varios de estos puntos interesantes, lamentablemente naufraga por su lentitud. Dije antes que hacia la mitad, se acelera, pero no demasiado, y sólo lo hace para repetir frenéticamente ciertos temas. Yo creo que la reescritura a la que se vio expuesta la serie la afectó, pero no se entiende cómo, teniendo menos tiempo, de hecho pareciera que los guionistas estuvieran estirando la trama como chicle. ¿Qué hubieran contado de haber tenido una docena más de episodios? En este sentido, los descubrimientos de muchas cuestiones relacionadas a los Zor siguen siendo "descubiertas", una y otra vez, por los personajes, incluso varios episodios después de haber sido develadas de manera bastante evidente, como si los guionistas pensaran que somos idiotas y vamos a olvidarlo.

Creo recordar que ciertos personajes nos eran vendidos en Robotech más exagerados de lo que aquí aparecen; no puedo decir si esto es así. Lo cierto es que Jeanne como protagonista no tiene mucha fuerza, es el típico chico/a que sigue su corazón y de milagro todo sale bien. A pesar de la trama fuertemente militar no hay nada de desarrollo técnico de los mechas, nada de estrategia. Cada uno de los contendientes prepara ataques supermasivos en apenas horas (o eso pareciera, porque no queda claro el tiempo que pasa entre episodio y episodio, creo que toda la serie podría suceder en menos de un mes o en un año). Hay muchos tiros y lo de siempre, a los protagonistas nunca los toca nadie, y todos los demás son carne de cañón.

¿Qué más puedo decir? La serie aprueba, no es mala, pero creo que sólo la disfrutarás si eres un maniático de Robotech como yo y quieras ir a la fuente y hacer algo como lo que hice yo, comparar impresiones de la infancia o adolescencia. Por lo demás, creo que no tiene mucho sentido verla.

Thor: The Dark World

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Sabemos que las secuelas son difíciles, y si encima resulta un cambio de un engranaje importante (en este caso, el director), a veces uno teme por los resultados.

Sin embargo, Thor: The Dark World emerge como una película sólida, entretenida, que aporta cambios interesantes al status quo del personaje, con cuidadas cuotas de humor, mucha acción (no sofisticada, pero tampoco del montón) y un guión completo y atractivo. Teniendo en cuenta que además reinciden los mismos actores y actrices de gran talento, el resultado es más que positivo.

Básicamente, lo que hace sólida a la película es la repetición de mucho de lo que estaba bien en la primera (los efectos especiales, la aparición importante de personajes secundarios interesantes, principalmente Heimdall y Sif) y le agrega algo de acción más al estilo de Avengers, aunque menos cómica y más "seria", por así decirlo. No es una película tan liviana como la que agrupa a la gran franquicia, y la ausencia de personajes que hagan bromas constantemente ayudan a pensar en que los riesgos que involucran a los personajes son más reales.


Reiniciando
¿Cómo comienza todo? La cinta tiene que continur tanto a Thor como a The Avengers, y sin embargo, en ninguna de las dos han quedado grandes cabos sin atar. Entonces se usa el viejo truco de buscar en el pasado un enemigo dormido al que se pueda enfrentar el día de hoy. Se nos cuenta entonces que una raza antiquísima de seres poseían el poder de dominar el Aether, una sustancia que disolvía la realidad y que tiene un origen tan extraño como misterioso, que se pierde en el origen del universo como tal.

Esta raza, los Elfos Oscuros de Svartalfheim, se enfrentó con los asgardianos, eones atrás. Su objetivo era destruir el universo para reformarlo utilizando el Aether. Sin embargo, en una épica batalla, Bor, el abuelo de Thor, logró vencerlos, con enorme sacrificio de sus tropas, y con lo justo. Sin embargo unos pocos de estos elfos oscuros, liderados por Malekith, sobrevivieron, y como el Aether no puede ser destruido, se mantuvieron dormidos por eones, esperando el momento de regresar para cobrar venganza por su mundo devastado. Lamentablemente, este despertar involucrará a Jane, la amada de Thor, obligándolo a regresar a la Tierra, a pesar de los problemas que todavía tiene Asgard manteniendo la paz en otros lugares.


En conclusión
Como hemos dicho antes, la película toma muchas soluciones ya probadas, y logra combinarlas de una manera a veces refrescante, a veces algo previscible, pero no por eso menos efectiva. El enemigo vive para la destrucción y la venganza, de la misma manera que lo hicieron en la anterior entrega los gigantes de hielo. Por si fuera poco, los personajes secundarios que rodean a Jane están para agregar el toque cómico, incluso cuando no haga mucha falta.

Sin embargo, hay algunas novedades y desarrollos muy interesantes, principalmente la relación de los personajes con un Loki prisionero en Asgard, que también termina enredado en los acontecimientos y que vemos nuevamente desplegando toda su retorcida astucia, de la mano de la perfecta actuación de Tom Hiddleston. Loki no sólo tiene muchas caras porque las inventa, sino porque él mismo es un personaje complicado, lleno de contradicciones, como el guión y el actor nos lo muestra de manera muy convincente. Mientras tanto, también vemos un progreso interesante en un Thor que deja de lado el uso excesivo de su martillo para intentar ser un buen líder y un buen rey el día de mañana.

En resumen, Thor: The Dark World, resulta una más que digna secuela de la anterior, siendo también una de las mejores películas de los superhéroes Marvel hasta la fecha, y una elección muy recomendable.

Cerrando las puertas

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El año se va como granos de arena. Aunque algunos días se mantienen en la mano, inevitablemente se caen; otros desaparecen rápido, muy rápido. ¡Ya se fue una semana!

En ese interín, temo haber perdido algunas oportunidades; el reajuste después de mi reemplazo, que terminó algo abruptamente, me dejó fuera de balance, y para cuando me doy cuenta, es diciembre. Y sin embargo, también se abren puertas, nuevas oportunidades.

Pude volver a dirigir mi juego, Aerith, lo cual representa para mi un pequeño logro y un gran avance. Para dentro de unos días tengo una mesa más grande, con tres jugadores, lo que me permitirá probarlo más intensivamente. Ya tengo listo un nuevo borrador, que quiero revisar para finalmente descartar el anterior, que está lleno de cosas anotadas en birome y con faltantes. En el verano quiero terminar los detalles de la ambientación. Y después, seguir probándolo y pasar a su edición. COMO SEA.

Ahora me estoy concentrando en los guiones, que se necesitan a raudales. Manejo varios proyectos y sigo involucrado con Términus. No pude contribuir en el número 4 por varias cuestiones, pero son experiencias de esas que uno tiene que tener cada tanto, para aprender de ellas. En resumen, no murió nadie, así que tampoco es para tanto; por lo pronto tengo mucho para escribir y aprender, y eso me encanta. 2014, con suerte, encontrará mi nombre y firma en varios lugares.

¿Qué más puedo decir? Me colgué un poco con este blog, y lo siento. Espero ahora poder darle algo más de contenido, particularmente volviendo a las reseñas de películas y comics, que tanto aprecio. Estoy comprando y leyendo más comics, muchos, muchos más comics, y tengo ya varios que merecen la pena ser recomendados.

En fin, cosas para hacer, cosas para mejorar, cosas para ampliar el día de mañana. Hay que pensar cada vez en más grande.

Cierre, o mejor, corte de ciclo

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Hay situaciones que resultan frustrantes y molestas para cualquiera. Una de ellas es planear algo y luego verse imposibilitado de terminar el proyecto.

Hace un par de meses comencé a realizar un reemplazo en un colegio muy cercano a mis intereses profesionales y a mi gusto personal. Un lugar en donde sentía que podía aprender a ser el profesor que quiero ser.

Fueron días de mucho, mucho trabajo, y es por eso que prácticamente abandoné este blog y otras cuestiones. Pero más allá de las incomodidades, de los errores (a veces dolorosos, sobre todo para mí, un perfeccionista), y del cansancio, resultó una experiencia realmente muy positiva y enriquecedora, que aprendí a disfrutar, incluso con sus exigencias. Una experiencia que me afirmó más que nunca sobre mi idea de dedicarme a la docencia.

El reemplazo era de larga duración, y podía extenderse hasta fin del ciclo lectivo ya que la docente titular estaba con problemas de salud. Así que tuve que conocer rápidamente a más de 120 alumnos, sus cuestiones personales, los contenidos a dar, toneladas de información para procesar y darles la mejor educación posible. A veces era frustrante, pero es algo que viene con la profesión: aprendemos de los errores. En el mediano plazo, todo fue positivo y muy gratificante.

En ese momento se decidió que la profesora titular volvería en unos días, antes del cierre del ciclo lectivo, por lo que empecé a planificar el cierre de mi ciclo, incluyendo un proceso de transición lo más ordenado posible. Fuera de lo docente, varios proyectos de comics me reclamaban: una creciente hambre de escritura, entusiasmo por recuperar impulso en los guiones y muchas ideas que salían a flote. Los pocos espacios para la escritura no me bastaban, y ya olía con interés las vacaciones.

Tenía toda mi energía concentrado en ello, cuando, por un tonto accidente laboral, termino lesionándome un brazo (por suerte de manera leve, pero requiriendo inmovilización). Los varios días de licencia me dejaron en casa, sin nada más para hacer, sin poder cerrar nada, sin siquiera poder decirles adiós a todos esos chicos y chicas que habían empezado a demostrarme sus capacidades.

Como dije antes, es una situación incómoda, molesta y frustrante. Trato de no pensar en ello, y pienso en positivo. En estos días me puse a escribir mucho con mi mano libre (es más lento, pero entrena la paciencia). Leo y veo más series, disfruto de comics y páginas de Internet. Pienso y creo.

Llegaron antes las vacaciones. Quiero verlo de esa manera y olvidar lo malo. Más, no puedo hacer.

Rosario Juega Rol 2013

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Es difícil hablar con imparcialidad sobre un evento que uno ayudó a construir, así que no voy a hacerlo.

La mesa de entrada del domingo, con los premios de
los sorteos. Sí, dos combos de Burning Wheel más
tres cervezas artesanales. Pero se sorteaban aparte.















Cuando en 2012 no se hizo Rosario Juega Rol (recordemos que empezó en 2010 y
que tuvo su segunda edición en 2011), fue muy llamativo cómo había muchas personas que nos preguntaban el por qué. Muchos querían colaborar, ayudar, participar de alguna manera, o simplemente asistir. Sin embargo, en esa época muchos de los organizadores que habían hecho el primer RJR no estábamos en condiciones de encarar otro evento de estas características.

Nos había salido muy bien, y no queríamos bajar el nivel. Había preocupaciones familares, laborales, y de otros tipos. Optamos por lo seguro, que era no hacerlo, y creo que no nos arrepentimos.

De la misma manera no nos arrepentimos hoy de habernos embarcado en una aventura tanto o más grande que la de este año. Que también nos salió muy bien, pero de otra manera.


Los cambios
Charlamos mucho sobre cómo sería el formato de este año, porque no íbamos a repetir lo mismo, y llegamos finalmente a una forma de trabajo nueva y que consideramos muy innovadora. La misma consistía en armar un nuevo tipo de mesas de juego, un formato "demo", de mesas rápidas (no más de una hora, tratando de que fueran de 45 minutos), para jugarse exclusivamente el sábado.

La idea era que ese día hubiera un surtido de mesas de este tipo, que permitieran a los asistentes jugar rol y también participar de las charlas. Una de las críticas del 2011 había sido, justamente, que muchas charlas consideradas muy importantes no habían tenido tantos asistentes porque estos se habían volcado a las mesas. Con este formato queríamos darle la opción a todos de hacer ambas cosas: jugar uno o más juegos, estar en una o más charlas, etc.

También cambiamos un poco la cuestión de los stands. Siendo sinceros, en Argentina el mercado del rol es casi inexistente. Con la caída de Joc Internacional, el creciente precio del dólar, las dificultades para importar y otros factores, ya no existen comiquerías que traigan juegos nuevos, particularmente si tienen accesorios o si son de tablero.

En los stands tuvimos cosas para frikis de todo tipo,
además de hidromiel, remeras, llaveros y bijouterie,
juegos de cartas, comics...
Es por eso que aunque buscamos la participación de las excepciones que confirman la regla, decidimos expandir el espectro y logramos así la asistencia de numerosos auspiciantes que agregaron una gran cuota de color y talento.

Fue así que el sábado 5 y el domingo 6 nos largamos a coordinar la que ahora es la mayor convención de rol de Argentina. Suena grandilocuente y no era nuestra idea serlo, pero tengo que decirlo. No hay otra convención de este tipo, que yo sepa, así es no había que hacer mérito. Por las dudas, lo hicimos igual.


El sábado
Llegué un poco más tarde de lo deseado, pero igualmente había mucho por hacer. Los organizadores nos pusimos a full a hacer todas las cosas que más tiempo y trabajo requieren: mover mesas y sillas, cortar carteles, pegar carteles, organizar los stands, separar cables y solucionar cuestiones eléctricas (cargadores, el proyector, etc.) y mil cositas más.

Para cuando empezó a llegar el público, un poquito antes de la hora señalada, ya teníamos todo cocinado. Hicimos unos últimos retoques y ajustes y fuimos arrancando, mientras los stands se poblaban de todo tipo de mercadería.

Ese día yo era unos de los encargados de dirigir mesas demo, con un juego de propia invención: Aerith, el cual estoy reseñando en mi blog editorial. Había interés de varios invitados de Buenos Aires, así como de otros roleros rosarinos, de manera que rápidamente llené mi primera mesa de cinco jugadores.

Resumiré en pocas palabras lo sucedido, en parte porque ya no lo recuerdo (y no lo recordaba al día siguiente, por la vorágine que resultó de aquello). Dirigí, si no me equivoco, un total de cuatro mesas demo. La primera se pasó de la hora, pero fui aprendiendo a resumir ciertas cuestiones, con lo cual la segunda ya estaba en el tiempo estipulado y las siguientes creo que fueron más rápidas.

La idea era la siguiente: un grupo de cinco tripulantes y pasajeros de un barco naufragaban en las costas de una isla desierta. Debían organizarse para sobrevivir una noche hasta que, al día siguiente, algún barco los rescatara. Cada personaje era bien diferente: la hija del capitán, el cocinero (que siempre la protegía), el comerciante encargado de la carga, un marinero y una pasajera (que era una usuaria de Aerith, por lo que podía hacer magia).

Las mesas variaron mucho en su composición y cantidad de jugadores, pasando de cinco roleros bien curtidos a tres niños con poca o nula experiencia. En este caso simplifiqué algo las reglas para hacerlo más sencillo, achicando también la trama por la cantidad menor de personajes y para darles algo más de acción.

Fue muy divertido ver cómo cada grupo tenía ideas totalmente diferentes sobre qué debían hacer y cómo solucionar su problema. Más allá de que algunos detalles del comienzo de la historia cambiaban, la combinación de personajes y su diferente uso hizo que no hubiera dos partidas similares.

Por otra parte tengo que decir que fue algo agotador el ritmo, porque no terminaba una mesa que ya tenía más jugadores. Había muchos asistentes y no quería dejar a ninguno esperando, así que no me tomé descanso.

La experiencia fue muy satisfactoria, porque descubrí algunas ventajas y virtudes del sistema, algunos pequeños defectos y cosas para mejorar, gracias a los comentarios de los jugadores y de ciertos visitantes de Buenos Aires que estaban interesados en hablar conmigo sobre Aerith, algo que hicimos en unos ratos libres que surgieron luego de las mesas.

El stand de 2de6, tienda rolera y de juegos de mesa que se
trajo una camioneta llena... y la devolvimos casi vacía.
Apenas pude dejar de dirigir me recuperé con alo de beber y me puse a ayudar en cosas menores de la organización y a ver cómo andaba todo. Cuando pude hablar con mis compañeros de organización vi que el resultado a nivel general había sido muy bueno, con gran cantidad de público, excelentes ventas de los stands, mucha participación en mesas y en charlas. Se notaba una muy buena onda, que se mantuvo el día siguiente.

Llegado el momento ayudé con la organización del sorteo, que tenía grandes cantidades de premios muy interesantes, desde juegos completos y suplementos hasta comics y productos artesanales. Fue muy entretenida la ceremonia, aunque como siempre uno lamenta que no todos puedan ganar algo.

Lo siguiente en la agenda era el tradicional chorirol de ese día. Sin embargo esta vuelta no pude asistir, por otros compromisos. Así que pasemos directamente al día siguiente.


El domingo
Con una dinámica totalmente diferente a la del sábado, nos encontramos con un día muy bueno para el evento.

Llegué temprano, comí/tomé algo con el resto de los organizadores y algunos asistentes de fuera de Rosario que se vinieron directamente de sus hostels y vimos algunos detalles de la organización. A diferencia del otro año, no hicimos grandes cambios porque ya conocíamos el espacio y cómo aprovecharlo al máximo.

Mi principal tarea ese día era dirigir una partida completa, de las tradicionales, de Aerith. En este caso pude descansar un poco más, sobre todo teniendo en cuenta que algunas mesas tardaron más en llenarse. Es normal los domingos: muchos van a comer de sus familias, o se recuperan de las salidas de la noche, etc. En suma, creo que recién a las 15 horas se empezó a llenar el lugar, mientras que el sábado, poco antes de las 14 (que era el horario oficial de inicio) ya teníamos asistentes.

Finalmente pude reunir a cuatro jugadores, quienes se mostraron muy entusiasmados por el sistema. Eran roleros poco habituales o nuevos, por lo que también estaban muy interesados por el simple hecho de jugar, así que todo fue muy sencillo. Sobre todo teniendo en cuenta que el Solar System requiere de feedback constante de los jugadores.

La premisa de la partida era continuar la historia de anterior: el grupo de PJs era rescatado por un barco y llevado a tierra sano y salvo. Sin embargo, no tenían barco, ni ropa, ni dinero, ni trabajo ni contactos. Para colmo, eran llevados a una isla en la que se estaba celebrando un festival ancestral, que duraba tres días. Durante ese tiempo no podían hacerse a la mar, y debían sobrevivir de algunas manera.

Como puede verse era una premisa muy social, una para la cual los personajes estaban desparejamente preparados. Los jugadores eligieron sus personajes, dejando de lado a la pasajera usuaria del Aerith.

Lo que siguió fue una divertida sesión, llena de color, en la que las engreída hija del capitán buscó trabajar lo menos posible mientras el resto desempolvaba todas sus habilidades con el fin de conseguir comida y albergue, generalmente por trueque. Luego de esto tuvieron que buscar un barco que los tomara como tripulación, convenciendo a su capitán de sus cualidades y finalmente zarpando hacia un nuevo destino.

Mi mesa es la que tiene una chaqueta camuflada en la silla.
Fue muy gracioso ver al jugador más metalero del grupo
interpretando a la engreída hija del capitán.
Con bastante humor e ingenio, se formó un grupo de jugadores y personajes muy interesante. No me molestaría para nada volver a jugar con ellos.

Hacia el final de la partida uno de los jugadores pidió detenerla para asistir a una charla, algo a lo que accedí. En el descanso, que habrá tomado una media hora, aproveché para sacar muchas de las fotos de esta entrada, hacer sociales y ayudar en detalles de la organización.

Ya caía la tarde y quedaba poco por hacer. Estaba planeada una charla en la que presentaría mi juego y comentaría su proceso de creación.

Sin embargo, luego de unos momentos de duda, decidimos cancelarla, ya que las partidas se habían demorado y muchos visitantes de otras provincias nos habían pedido su podíamos adelantar el sorteo ya que tenían pasajes de regreso y no querían perdérselo.

Los premios del domingo, listos para
encontrar nuevos dueños.
Fue así que coordinamos ese tema y empezamos a repartir alegría en forma de bebidas alcohólicas artesanales, libros, llaveros, posters y juegos de tablero, entre otras cosas. De nuevo lamenté que muchos amigos no ganaran nada, pero ¿qué se le va a hacer?

Luego vinieron las actividades de cierre: en apenas media hora levantamos decenas de sillas, movimos mesas y tablones, tiramos cosas, etc. etc. Fue algo de tiempo record, y hay que agradecer a varios asistentes que nos dieron una mano en todo el trámite. sin que se lo pidiéramos.

Y así terminó todo. Nos sacamos las fotos de rigor con algunos asistentes e invitafos, con el grupo de organizadores, y todo lo demás. Cada uno se fue para su lado, y hubo agradecimientos volando para todas partes.

Nos quedamos muy conformes al ver que todos estaban más que contentos, y no era para menos. Después de tanto trabajo, de tantos planes y esfuerzo, habíamos concretado una convención de la que podíamos estar orgullosos.

Los dejo con algunas fotografías más de aquél día.






Tomando impulso

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Hace unos días volví a escribir. No mucho: un par de páginas de un guión. Pero me sirvió mucho para descargar la ansiedad. Pude terminar una parte de un guión mucho más largo.

Un día hice la escaleta de un guión completo. Otro día escribí la entrada anterior de este blog. Anteayer anoté una idea para un cuento de ciencia ficción, que me resultó interesante. Hoy escribo esto y tal vez algo más. Nunca se sabe.

Realmente tengo poco tiempo, y cada tanto descubro con horror, en el último momento, que olvidé hacer algo importante. Sigo manejándome sin agendas o recordatorios; es grande la (¿mala?) costumbre. El trabajo me toma mucho tiempo y a veces me pregunto si no estaré administrándolo mal. Pero ya no importa demasiado, porque en pocas semanas, llegará el descanso de las vacaciones.

Todo es una preparación para finales de noviembre. Mientras tanto, sigo tomando impulso. Cuando llegue el momento, trabajaré varias horas por día para recuperar el trecho perdido. No escribir da una especie de hambre.

La Comarca

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Cuando me comentaron la existencia del proyecto, y me invitaron a ser parte de la organización, todo me pareció una pequeña locura. ¡Una feria medieval, en Rosario! Y sin embargo, tuve y tengo la suerte de haber estado en varias iniciativas pioneras en esta ciudad con un potencial tan enorme: el primer club de rol (la leyenda dice que hubo otros antes, muy efímeros, ¡pero Sierpes del Sur pronto cumplirá 10 años!), la primera revista de comics de género totalmente creada aquí, y algunos etcétera menores.

De manera que dije que sí, pero con la condición de no involucrarme demasiado, ya que estaba ya algo complicado con ciertos temas y no quería perder el foco en la organización de Rosario Juega Rol 2013, evento del que hablaré en una entrada posterior.

Fue así que tomé dos responsabilidades: administrar el espacio de juegos de rol y garantizar la asistencia de Revista Términus en el evento. A la primera tuve que delegarla, aprovechando a dos voluntarios del club, cuando me di cuenta de que no podría partirme al medio. Algo que por otra parte me resultó muy positivo ya que dejaba el asunto en buenas manos y permitía que pudiera ser gestionado de manera más eficiente.

Así que unos días antes yo sólo pensaba en ir a armar el stand, en las ventas y en el contacto con el público. El fin de semana anterior había estado Comicópolis y teníamos disponible ya la reimpresión del número 1.

Fue entonces que un gran amigo de la organización me llamó para plantearme si podía ayudarlos con las charlas. Había tres pesos pesados invitados al evento: Marcelo Frusín, Horacio Lalia y Rubén Meriggi. Obviamente les dije que sí, aunque en ese momento estaba totalmente saturado por otras cuestiones (trabajo).

Así que un par de días después, estaba yendo hacia La Comarca. La cual se celebraba en el Centro Municipal de Distrito Norte, en la mansión Villa Hortensia


El lugar
Cuando digo mansión, digo eso. Villa Hortensia era la residencia de una acaudalada familia que decidió, hace unos años, donarla a la Municipalidad de Rosario siempre y cuando fuera para uso público y no fuera vendida, concesionada, etc. Como en ese momento se estaba realizando un proceso de descentralización de las áreas públicas, fue el lugar elegido para ser el Centro Municipal de Distrito Norte.

Como podrá verse en las fotos, el lugar está impecable, ha sido restaurado en toda su gloria y se mantiene así gracias al esfuerzo de sus empleados. Da gusto visitarla solamente porque sí.


El momento
La Comarca tuvo lugar el 28 y 29 de septiembre, fechas que deberían haber sido primaverales pero que trajeron sus inesperados problemas. El clima ya no es lo que era. El 21 de septiembre fue uno de los peores días de la primavera que recuerdo, con mucho frío, vientos huracanados y nada de sol. Una semana después, la situación se repitió en parte: el sábado fue un día horrendo, con lluvia, pero por suerte el domingo salió el sol y fue un día mucho, mucho mejor.

De todas maneras la organización ya tenía planes de contingencia para estos casos, que fueron usados, como se verá más adelante, y la Feria Medieval pudo desplegar todos sus encantos.


Sábado
Llegué temprano para ver el lugar que usaríamos para el stand de la revista y para las partidas de rol. Luego de reencontrarme con algunos dibujantes que hacía tiempo no veía, principalmente Juan Fioramonti, Kiro, uno de los organizadores, me guió hacia la parte más alta del edificio.

Me quedé observando una especie de camarote de barco, todo hecho de madera, que constituía la "azotea". Los ojos de buey no hacían más que enfatizar la sensación de estar dentro de un navío antiguo. Era el lugar perfecto para llevar adelante todo tipo de aventuras roleras; ese sitio evocaba muchas cosas, y el clima frío te hacía tener ganas de quedarte ahí toda la tarde, viendo cómo afuera el viento azotaba los árboles.

Acomodé algunas cosas en ese lugar, para facilitarle el trabajo a los organizadores y a los chicos de Sierpes, y fui a instalar el stand de la revista. Al rato, cuando salí, me enteré que las amenazas de lluvia se habían hecho muy, muy reales. El tiempo se había complicado, de pronto las nubes no eran blancas y comenzó a gotear.

Rápidamente los organizadores se contactaron con los stands que estaban en el patio frontal y les pidieron desmontar sus gazebos para ir a instalarse en los salones interiores, dando comienzo al plan de contingencia en caso de lluvia.

Esto hizo que tuviera que mover mi stand y compartir el salón central con varios artesanos del metal, el vidrio y el cuero. Todos formamos rápidamente una comunidad, en donde había muy buena onda.

Supuestamente iba a estar solo en el stand, ya que Maxi iba a pasar más tarde, a uno horario sin precisar, pero Juan me hizo el aguante varias veces para que pudiera recorrer el lugar y, entre otras cosas, ver que los chicos de Sierpes estuvieran bien ubicados y no tuvieran ningún tipo de problemas.

Por suerte, una y otra vez pude ver que todo marchaba sobre ruedas: había mucho público transitando y jugando una nueva modalidad de partidas rápidas, variante que habíamos estrenado como paso de prueba a nuestro evento del fin de semana siguiente, Rosario Juega Rol 2013. En esta modalidad, se plantean partidas con una duración no superior a una hora, para que las personas no tengan que perderse gran parte del evento y puedan, además, probar otros juegos.

Debido a la lluvia, el frío invernal (yo estaba mal de la garganta) y el tremendo viento conspiraron contra el evento, pero no hubo caso. Si bien afuera había pocas personas, adentro el lugar (que no es precisamente pequeño) rebalsaba. A veces no se podía entrar a algunos salones con stands, o había que moverse con cuidado para no pisar o golpear a nadie, sobre todo si había una representación musical cerca.

Esto, por otra parte, creo que perjudicó a veces las ventas de los stands, porque al no haber circulación no cambiaba la gente que veía el producto y creo que muchos no se enteraron de ciertas ofertas. Por lo pronto, si bien la revista vendió lo suyo, no era lo que teníamos pensado vender.

De todas maneras, ese día el saldo ya era netamente positivo, y lo único para criticar era lo imposible de solucionar: el frío y la lluvia. La organización había sido perfecta, la difusión y coordinación con la Municipalidad también, el ambiente que se había creado era más que cálido y nadie podía quejarse seriamente de nada.

Cuando Maxi llegó, me dediqué a ser visitante, y al rato, coordiné la charla con Marcelo Frusín. El dibujante, que está realizando una serie de libros para Francia sobre un grupo de legionarios en tierras africanas, se había sentido particularmente atraído por un personaje de La Comarca: "el legionario", un hombre de gran conocimiento en historia romana que se vestía con armadura completa, emulando a tan grandes guerreros y personificándolos de manera impecable. Al ver el enorme interés que tenía en "el legionario", terminamos invitándolo a participar como "guardia de honor" de la charla, labor que ejerció durante la mayor parte de la misma, hasta que Marcelo, cual César, lo despidió para que siguiera con su jornada habitual dentro de la feria. Sin duda, una gran nota de color, siendo que la charla versó principalmente sobre su labor en los ya mencionados libros.

Me sentí particularmente dichoso de poder ayudar a los organizadores con algo tan cercano a mis intereses y que involucra a una persona que conozco y estimo mucho. Es por eso que la disfruté mucho y en lo personal, le sumó gran puntaje a toda la experiencia.

Para entonces, estaba cansado pero muy contento. Había logrado dividirme en tres, de alguna manera, y representar esos tres roles sin demasiados problemas (pero sí muchos viajes de ascensor). A pesar del estado de salud y del cansancio, no veía la hora de que fuera domingo.

El stand de Términus.

Dale tu cámara a otra persona y sacará no una,
sino dos fotos movidas.

El dragón del evento, protagonista de la historia tejida
alrededor de una dama, su caballero enamorado y una bruja.
En segundo plano, el gazebo característico de Villa
Hortensia, que me permitió desempolvar el viejo chiste
del gazebo en D&D.

Por esto me demoré y no pude entrar al stand a sacar mis
cosas... pero valió la pena.


Domingo
Como dos caras de una moneda, el día siguiente fue totalmente distinto. En primer lugar, iba acompañado de mi novia. El stand de Términus estaba a cargo de Maxi, así que podía recorrer todo el predio y las actividades sin caer en la irresponsabilidad.

Pero lo más importante para el evento fue el cambio total del clima. Amaneció soleado, y aunque estaba fresco, no había nubes ni lluvia. El tiempo era infinitamente mejor que el día anterior.

Al llegar a Villa Hortensia (ya pasado el horario de apertura), pude ver que el jardín frontal rebosaba de stands cargados de productos, y de personas yendo y viniendo. Gran cantidad de familias recorrían todo el evento, atraídos por el sonido de los violines y las gaitas que se filtraba hasta la plaza contigua.

La cantidad de público era tan abrumadora que resultaba difícil entrar y salir del edificio, sobre todo porque se utilizaban las escaleras principales y la explanada aledaña para que las bandas de música celta, medieval, etc., tocaran, lo que atraía a más personas. Como pequeña crítica constructiva, yo movería, en un futuro nuevo evento, este tipo de actividades a otro lugar donde no se dificulte el tráfico de los visitantes.

"El legionario", una de las
figuras más vistosas de La
Comarca, con su atuendo de
guardia pretoriano (el sábado
estuvo de rojo, como un
oficial legionario).
Nos tomamos un tiempo para recorrer cada rincón de la villa, aprovechando para sacar fotos principalmente a las cuestiones arquitectónicas del exterior. Por supuesto que también revisamos los stands y nos quedamos a charlar con algunas personas.

Sin embargo, adentro el panorama era totalmente diferente. Con muchos stands en el jardín central, se podía recorrer cómodamente todo el edificio. La azotea estaba llena de personas jugando rol, momento en el que se demostró que las mesas de demostración eran un éxito. Los chicos del club sacaron las mesas del "camarote" y las pusieron al sol, algo que permitió mejorar la capacidad y sobre todo la comodidad, además de incentivar a los que tenían algo de frío. El clima era simplemente perfecto, porque al sol no hacía demasiado calor, ya que todavía duraba algo del fresco del día anterior.

Con mi novia nos dedicamos a recorrer todo el edificio, sacando fotos de las preciosas molduras, punturas, tallas de madera y demás. Finalmente Maxi tuvo que irse, como habíamos acordado, y yo me quedé en el stand un buen rato, retomando la tarea de venta y de contacto con el público lector. Con algo de perpejidad y alegría, tuve la suerte de encontrarme con personas a las que no veía desde hacía años o muchos meses, lo cual me dijo, nuevamente, que la feria era un éxito, porque se trataba de personas fuera del mundillo.

Para ese momento se había demorado un poco la actividad central del día, al menos en cuanto a lo referente a los comics. Se trataba de la charla con Rubén Meriggi, Horacio Lalia y Marcelo Frusín, la cual también debía moderar. Con más experiencia luego de la charla anterior, me sentía algo más relajado, pero tengo que reconocer que, no estando habituado a este tipo de tareas, y viendo el calibre de los entrevistados, estaba algo inquieto. Por suerte conocía a dos de ellos, y había podido conversar algo con Meriggi el sábado, pero eso no me quitaba lo nervioso.

Finalmente llegó el momento y nos ubicamos en la sala correspondiente, con gran parte del público ya sentado. Mientras mi novia y Fernando Kern, uno de los organizadores y gran amigo, me ayudaban con el stand de Términus, me fui a comenzar la charla.

Todo discurrió sin problemas, y me fui distendiendo a medida que todo sucedía. Teníamos una única preocupación: si usar o no el micrófono, porque el salón era relativamente pequeño y tenía buena acústica, pero cada uno de nosotros tenía un volumen y registro diferente (yo, por ejemplo, me estaba recuperando de unos días de dolor de garganta, así que no podía hacer mucho). Sin embargo, eran detalles menores que no hicieron decaer nunca la charla. Destaco, en todo caso, el fluido intercambio con la audiencia, que no siempre se logra, ya que muchos de los presentes eran conocedores de la obra de estos grandes autores y al hablar de sus trayectorias, en el momento de cierre, cuando se deja que el público haga preguntas o comentarios, muchos de ellos hicieron interesantes aportes.

Ya comenzada la charla, se nos unió Marcelo Frusín, quien por problemas de agenda no había podido llegar antes, lo cual aumentó el interés del público y sus intervenciones.

La charla se había demorado un poco al comienzo, y siendo que estaba pautada ya sobre la parte final del evento, podía ver, a través de la puerta vidriada, cómo los organizadores iban y venían, dando los toques finales al mismo. Para ese entonces comenzamos a charlar con el público y me sentí algo estirado, porque no quería cortar tan importantes aportes, pero temía que los organizadores plantearan un final. Sin embargo no fue así, ya que algunos se presentaron y al ver la reacción del público dejaron que todo siguiera hasta que las preguntas se respondieron y se pudo dar por finalizada la actividad sin dejar a nadie afuera.


Yo, Marcelo, Horacio, Rubén y Kiro, uno de los
organizadores del evento, ataviado para la ocasión.
Ya sin nervios y viendo que todo había salido bien, nos dedicamos a charlar un poco más en lo personal, a sacarnos fotos con los últimos asistentes de la charla y todo lo que siempre se hace en las convenciones.

Tuve la suerte de poder regalarles a Rubén y a Horacio una copia del número 3 de Términus (Marcelo ya tenía la suya, no me olvidé de él :D ), sólo para encontrarme con que querían que se las autografiara. Un doble honor, ciertamente, que no hizo más que coronar de alegrías este evento que va a seguir en mi memoria por muchos, muchos años.

¿Lo único que lamento? Ciertamente, haber tenido que estar detrás del mostrador la mayor parte del tiempo, pero eso es algo que viene con todo lo demás, algo que también suma, algo que nos permite acceder a partes del evento que de otra manera no se podrían ver. Algo a lo que no estoy acostumbrado (tal vez por eso todavía me incomoda un poco), pero que marca un cambio que para mí es positivo.

El otro detalle es que tuvimos que partir muy, pero muy rápido del evento, tanto que ni siquiera pude despedirme de los organizadores como se debe, para darles un gracias gigantesco. Pero se los doy acá, mientras espero para verlos en persona algún día de estos.

Todos nos fuimos con las ganas de que haya una Comarca 2014. Y eso es lo mejor que se puede decir de cualquier evento: que queramos volver porque lo sentimos como una casa.

El giro de la moneda

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Uno lo dice siempre: todo cambiará.

La vida es así, flujo y reflujo, como las mareas. Ya volverá, ya pasará de nuevo, y también, ya vendrá eso que nunca estuvo y tanto ansiamos.

Pero una cosa es repetirlo como un mantra, y otra es experimentarlo.


Después de mucho, mucho, mucho tiempo esperándolo, sucedió. Y todo en apenas unos días.

En menos de un mes, todo quedó relegado, al menos por ahora: los guiones, las páginas, los blogs, la lectura, la escritura... Todo el tiempo se convirtió en eso que tanto se necesitaba: trabajo.

Si a esto le sumamos las otras cosas que fueron sucediendo en estas fechas, la ecuación se completa.

La ecuación de una vida.

Siempre hay batallas para luchar, siempre hay territorio para no ceder y territorio para ganar. Pero es diferente hacerlo desde el otro lado de la cabeza de playa.

La nada antes de la tormenta

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Pues eso. Sigo en blanco.

Pasan y han pasado muchas cosas en estas últimas semanas. Todavía no me adapto a algunas; a otras quiero dejarlas atrás, para siempre.

Sin embargo, hay poco para contar aquí. Muchas cuestiones son bastante personales, y otras ya son cosas que he dicho muchas veces. Entre el apuro y el hastío, a veces no dan ganas de sentarme a escribir, o uno simplemente no tiene ideas o ganas para hacerlo.

Sigo acá, pero más lento, o más rápido, y no se me ve. No lo sé. Espero poder acomodarme, para fin de año, y tener buenas cosas que contar acá.

Sin novedades en el frente

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No puedo decir que me haya quedado sin palabras. Tal vez, en todo caso, me quedé sin cosas para decir.

Supongo que los asiduos al blog habrán notado los cambios. Cada vez menos reseñas de series y películas (debo un par), cada vez un poco más de comics, cada vez un poco menos de mi vida personal. Cambios para todos los (dis)gustos.

Veo en ciertas estadísticas que las visitas al blog han caído enormemente, en particular desde que dejé de realizar reseñas. Pero después veo que cuando hablo un poco de mi vida personal (sin decir nada demasiado privado, simplemente comentando cuestiones generales o experiencias ligadas a mis pasatiempos o dedicaciones) esas entradas son más populares que las de reseñas de películas y series.

De todas maneras no me interesa mucho el tema de las visitas, pero esto no hace más que marcar que la red es un lugar extraño y contradictorio.

Creo que es una de las pocas cosas que tengo para contar en estos días. Agosto se pasó en un suspiro, algo que no esperaba. Hubo un poco de todo, y a lo mejor fue eso lo que aceleró el proceso y me descolocó un poco, porque muchas veces no terminaba una cosa y debía empezar otra, o tenía que abandonar por un buen rato un proyecto importante.

Muchas cuestiones se precipitan para septiembre o primeros días de octubre. ¿Y después? El futuro es una bola de cristal, pero oscura. Como diría Yoda, muchas cosas en movimiento están :D

Me voy a dormir. A ver qué sucede mañana.

Crack Bang Boom 4, lo que faltaba

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Es lo único que me quedaba en la cámara y en los recuerdos: un par de videos como para disfrutar de algunos momentos que algunos se perdieron o que quieran recordar mejor. Espero que les interesen.


Presentación de Etchenike, de Santullo y Estherren, sobre novelas de Juan Sasturain, editada por Pictus


Como único comentario, tuve que recortar apenas algunos segundos del comentario final de Leandro Arteaga ya que el maldito límite de 15 minutos de Youtube me impedía poner todo el bloque. Además tuve que recortar algunos segundos de charla inicial, también por la misma razón.


Ceremonia de cierre de la convención




Y bueno, eso es todo, amigos :D

Crack Bang Boom 4, las conclusiones

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Como todos los años, una vez terminada la reseña día por día de Crack Bang Boom, toca listar una serie de reflexiones que a veces no encajan en los comentarios diarios.

Confirmado: los editores son personajes curiosos. Este año, más que otros, dieron la nota, personificados en Scott Allie. Como ya comenté, algunos conocidos y amigos que habían sido seleccionados en años anteriores no lo fueron en esta ocasión. La cuestión, más allá de la evidente calidad de sus trabajos, era que a veces los motivos del rechazo eran inverosímiles. Por lo que escuché, a un dibujante lo rechazaron por tener "varios estilos", cuando estos ya estaban definidos. Es decir, pareciera ser que se buscaba alguien que sólo supiera hacer una sola cosa.

Por otra parte, también tuve acceso a personas que llevaron carpetas y que fueron rechazadas, evidentemente, por que "vieron luz y entraron". Sin criticar su actitud, me pareció algo poco constructivo mandarse con ilustraciones sueltas para hablar con un editor de comics, sobre todo si esas ilustraciones no tienen absolutamente nada que ver con el estilo de sus publicaciones ni con sus personajes. Es una pérdida de tiempo para las dos personas.

Finalmente, y para matizar más las cosas. Los editores no lo son todo. Algunas de estas personas que fueron rechazadas terminaron conociendo a agentes y otras personas del mundillo, quienes les pidieron dibujos que fueron pequeñas semillas que ya están germinando en muestras para empresas de comics MUY grandes. La moraleja es que no hay que producir "sólo para el editor", para el que viene a mirar carpetas. Hay que tener de todo y a mano, porque en una convención uno no sabe con quién se va a encontrar y de pronto lo que uno no muestra puede ser el pasaporte para una charla o propuesta inesperada.

Tenía ganas de poner esta imagen. No sé por qué.
Fueron días muy pero muy cansadores. Como editor y co-responsable del stand de la revista, a veces no había mucho que hacer, porque tus compañeros ya lo estaban haciendo y el lugar no daba para dos. Sin embargo, uno no quiere dejarlos en banda si pasa algo inesperado, o si de pronto hay muchas personas para atender, o si aparece alguien para charlar/preguntar/proponer algo importante.

Creo que también fue cansador porque de pronto me sentía en otra posición, totalmente diferente. En el año (aproximado) que pasó entre esta CBB y la anterior, germinaron muchas cosas importantes en mi vida. Una de ellas era el hecho de sentirme ya realmente dueño de lo que hacía a nivel editorial: el poder publicar regularmente es algo genial y aunque no haya dinero de por medio, te llena el alma. Sobre todo porque se hace en un entorno de respeto, de calidad, de crecimiento mutuo, de amistad.

En esta CBB me sentía como otra persona. Uno de los mayores cambios de ánimo se dio con respecto a las fotos: mirando las reseñas anteriores veo que ahora tengo menos fotografías sacadas y no me dio ganas, sinceramente, de postear más fotos aquí. Habrán notado también que los textos son más cortos, y es que de pronto tenía menos cosas para decir: hay mucho que pasa por debajo de la superficie. Por otra parte, creo que soy muy afortunado porque CBB3 fue la cúspide para mí como asistente y mero espectador, sobre todo por la presencia de Robin Wood. Hubiera odiado tener que perderme todas esas experiencias por tener que estar en el stand de la revista.

En este sentido creo que CBB3 fue como un parteaguas, y como digo, me siento afortunado por cómo todo salió. A veces las piezas de la vida encajan mejor de como uno quiere hacerlas encajar.

No sé qué más decir. En estos días estoy cumpliendo años y si bien hay cosas que todavía faltan en mi vida, ahora puedo decir que esto no. Y que todo parece encarrilado, como para que las convenciones, la revista, los guiones, la publicación, y todo lo demás que tanto me gusta, se hagan parte de mi vida. Y cuando algo es parte de uno, a veces es difícil contarlo, ponerlo en palabras. A lo mejor eso es lo que está pasando.

Crack Bang Boom 4, día domingo

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El domingo fue un día complejo, por no decir complicado. A todo el mundo le había dicho que era casi seguro que tendría que faltar. Tenía un compromiso difícil de esquivar, que pensé me ocuparía toda la tarde. Lo lamenté mucho, sobre todo porque está bueno ver el cierre y saludar a los que compartieron tantos días con uno.

El domingo nos regaló un clima hermoso para salir a caminar
y entrar en una convención con toda la familia.
Y sin embargo, el milagro se dio. El domingo tuve que levantarme MUY temprano para comenzar un viaje de varios kilómetros. Había quedado medio muerto de un sábado agotador, pero por lo menos eso me permitía disfrutar de la mitad de la jornada del domingo. A eso de las 18 horas me descolgué de otro colectivo, de nuevo en Rosario, y me dirigí raudamente al CEC.

Decir que el domingo había mucha gente en la zona del Río Paraná sería mentir a la verdad. Había MUCHA, MUCHISIMA gente. Toneladas, miles. El tránsito era un caos en la bajada del Parque España, donde confluyen Avenida Belgrano, Catamarca y San Martín. Nadie podía avanzar y hubo un caso en donde un automovilista casi atropelló a un hombre que estaba cruzando por la senda peatonal mientras el semáforo habilitaba al peatón (la que casi se armó...).

¿Escucharon cuando fije que había MUCHA gente?
La cola de entrada, confundida con las hordas de
espectadores del desfile de cosplay.
Había que tener mucha paciencia para recorrer esos metros de marea humana, pero lo peor estaba por llegar. Al rodear el Centro de la Juventud pude ver que el escenario montado para el Concurso de Cosplay era un hervidero de gente. Sí, más o menos como cuando alguien pisa un hormiguero, pero con personas. Un error de la organización complicada más la cuestión: la plataforma sobre la que se asientan los galpones, que sirven de acceso, se llenó tanto de personas que era casi imposible pasar hacia el lado de las boleterías y la entrada. Había que abrirse pasos literalmente a codazos y pisotones, sin misericordia.

A esa hora sólo pensaba en mi hermano, que desistió de pasar a saludarme el día anterior a causa de la cantidad de personas que hacían cola para entrar. El domingo, al ver que la cola para entrar llegaba hasta la boletería, y que había otra cola más para comprar entrada, me lo tomé con calma: me senté, comí algo y esperé a que hubiera menos personas en ambas colas.

Cuando fue así, a los pocos minutos, vi que la organización se había adaptado muy bien al enorme tráfico: había personal extra para hacer frente a la demanda, y pude entrar en pocos minutos.

Adentro, como ya suponía, había otro universo de personas. No se equivocó alguien que hizo la comparación: había un galpón lleno de personas en el CEC, otro en el Centro de la Juventud, y otro más afuera, en el concurso, de suerte que el público de la convención, incluso sumando a los que no pagaban, era increíblemente grande. En los días posteriores se dio la cifra de 15.000 personas durante los cuatro días, es decir, se superaron ampliamente los 12.000 del año pasado. Ni qué decir que gran parte de la diferencia debe haberse dado el domingo.

En el stand no hubo demasiadas novedades. De hecho, no las hubo en ninguna parte. La tremenda cantidad de personas dentro del edificio dificultaba un poco la movilidad y la audición. Se vendió muy bien, sobre todo teniendo en cuenta que habíamos agotado el nº1 que es lo que más enganchaba.

Lo cierto es que la marea humana fue desapareciendo, y minutos antes del cierre oficial ya todos los expositores estaban levantando campamento. Fue así que pude presenciar toda la ceremonia de despedida.

En los momentos libres pude ir despidiéndome de la mayoría de las personas que había conocido o encontrado en la convención, por lo que al final, totalmente demolido, me fui con Maxi y Bruno por las calles rosarinas, en las que nos dispersamos para irse cada uno a sus respectivas casas.

Un final tranquilo para un evento tan repleto de experiencias que es imposible anotarlas, recordarlas y comentarlas a todas. Sin embargo, intentaré un resumen como el de todos los años, con cuestiones que aquí no he mencionado por falta de relevancia, tiempo o espacio.