No me puedo quejar

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Es la entrada número 100 y el final de uno de los meses más productivos que recuerdo. Particularmente en cuanto a la literatura, siendo que me había dedicado más a los comics en estos días.

No solamente terminé Ojos de plata sino que también 8 cuentos, entre los escritos de cero y los rescatados de mis viejas épocas. Estuve revisando antiguos archivos, algunos olvidados, descubrí algunas perlitas que con pequeños retoques quedaban más que decentes. No escribía tan mal, a veces.

Sigo con la revisión de Ojos de plata, la que me costó un poco en el principio. Creo que se debe en gran medida no tanto a la mutación del concepto durante la escritura, sino a que esta mutación se dio en dos partes. Hasta una mitad escribí en una época; perdí un capítulo en una destrucción súbita del rígido, y después de un tiempo volví a escribir. Ese brusco recomenzar todo dio como resultado que los cambios que tuve en el medio no modificaran lo anterior. En fin, superada esta primera mitad, a lo que me dedicaré estos días, ya creo que no necesitaré tocar demasiadas cosas.

Como decía antes, no me puedo quejar, y por eso aprovecho para poner este mensaje en la entrada número 100. Estos ocho cuentos (la mayoría de fantasía) más los varios que hice en diciembre son un aporte muy grande para mis proyectos de cuentos. Sí, es cierto, la mayoría son cuentos cortos, de entre 1 y 3 páginas, pero he aprendido a que las cosas duran lo que duran. Me siento y los termino; si no daban para más, era porque no daban para más. Pero disfruto explorando esos mundos y resolviendo los enigmas de cómo contar lo que quiero contar.

Eso ya es otra historia.

¿Malabares?

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Desde hace un tiempo vengo pensando...

Estoy en un "pozo" en donde creo que sé escribir (en el sentido general y en el sentido literario), pero no sé hacer buenos juegos de rol, o al menos la mayoría no me terminan de cerrar: o no me gusta el resultado final o los he dejado acá o allá. A diferencia de lo que sucede con cuentos o novelas, la inspiración se me corta y no vuelve. Tal vez tenga que ver con un pesimismo mío, sobre una cierta falta de feedback y de playtesters y demás cosas necesarias.

Sigo teniendo ideas, pero siento que ninguna termina de encajar. Y el poco tiempo que tengo para jugar, prefiero usarlo en jugar en serio, y no testeando algo que se me ocurrió la semana pasada. Tampoco tengo muchos jugadores, tengo que decir.

¿Qué hacer? No sé. Por lo pronto, hoy empecé a retocar Ojos de plata, primer capítulo reescrito. Y tengo mis cuentos, y mis comics. Y mi investigación. Y mi potencial trabajo, que espero que llamen. ¿No será un poco mucho?

Ahorita mismo tengo mucho sueño... La verdad es que creo que las semillas del diseño germinan más lento que las otras. A lo mejor es eso. Después de todo estuve como 8 años con RPM. Y ahora que lo terminé y leí tantas cosas sobre diseño, tengo ganas de abrir el motor y cambiar un par de cosas. Así que creo que por un tiempo, lo pensaré... Cosas sencillas, tal vez. Cosas pequeñas, como el concurso de SAS que viene pronto. A ver que sale.

Cerrando el círculo

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El jueves pasado, a la tarde, terminé Ojos de plata. Parece sencillo decirlo. Pero la verdad es que lo sencillo no es decirlo o escribir las páginas del final, sino las del medio... Al anotar en mi diario creativo algunas cosas y terminar la hoja dedicada al tema, me pareció todavía más simbólico, por lo personal que es escribir a mano en una hoja de papel. Realmente me hizo sentir diferente, y creo que hice bien en resucitar mi mano de escribir y mi escritura manuscrita, porque me enlaza con la verdadera esencia de lo que es escribir: trazar cosas en el aire.

Repensando en ciertas experiencias generadas últimamente, me quedo también con la imagen del forjador de espadas, que además de golpear su materia prima, tiene que saber cuándo calentarla y qué agregarle, en qué proporción y en qué momento. Un poco más en el fuego, y es demasiado carbono; un poco más de agua al enfriar y es demasiado oxígeno. Todo tiene su lugar y su tiempo, su proporción y su ritmo.

Dejé descansar unos días la novela, y empezaré a corregirla esta semana que está por empezar. Espero poder tenerla revisara para la primera semana de febrero, y poder darla a la crítica especializada de algunos conocidos.

Y mientras tanto volví al guión general de Negro de sangre, mi primer comic de vampiros. Iba para un lado, iba para otro... diversos sucesos, algunos nada deseables ni esperados, me dieron la posibilidad de replantear totalmente el guión y las hojas que ya se estaban dibujando. El proyecto tomó otro rumbo, en parte por la mano extraña del destino, en parte por mi decisión (y porqué no decirlo, ambisión).

Pensando en cómo incluir todos los elementos ya ideados para un proyecto serio, de cara a una edición, veo que no encajan. Como en la estructura cristalina del metal de nuestra espada, no se pueden poner ciertos átomos al lado de otros. Hay que poner enlaces. Y esos enlaces tienen que ser estables, porque si no todo se va al diablo.

Eso lleva al escritor, que en definitiva es una especie de creador, a crear nuevos átomos, nuevas sustancias que liguen ciertos elementos. Nuevas historias, nuevos isótopos de la historia anterior, que sí encajen.

Así que en ese proceso estoy ahora. Me lleva la marea creativa, que está subiendo. Después de terminar Ojos de plata escribí 3 cuentitos de una página. Se ve que energía me sobraba. Ah, y ahora tengo que escribir otro más...

Creo que ya he conseguido el balance perfecto para Negro de sangre. Pero como siempre, lo dejaré descansar, como pasa con todo lo que hago. Así que ya veremos qué sale cuando se cierre ese círculo.

Abriendo las alas

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No han sido buenos días estos que han pasado. Perdí toda la mañana del miércoles yendo a cobrar el cheque de Google, y no pude porque había el doble de cola del máximo que he visto siempre. A todo esto había tenido un terrible viaje de colectivo, tardando 40 minutos en lugar de los 30 de siempre, con el tráfico congestionado... Ah, y no mencioné la noche anterior en la cual dormí unas 5 horas en lugar de las 8 de siempre. Y a eso hay que agregarle el perder el colectivo y tener que tomar uno que tardó 45 minutos en llevarme de nuevo a casa, 10 de los cuales fueron espera en el Cruce Alberdi a que pasara el tren y todo lo demás. Y quieren poner una estación ahí... que cosas.

En fin, dormido y todo tuve que ir al cine (en parte porque había prometido acompañar a alguien), porque si no me mataba. Al menos Bee Movie me levantó el ánimo, que me hacía falta, y al llegar, de nuevo a dormir. Un día totalmente perdido, porque de noche ya no podía hacer más que partes de lo que tenía en mente hacer durante todo el día.

Hoy no fue mejor. Planifiqué todo con cuidado para ir a un horario menos concurrido. Resultado: una cola un 20% más corta. Espero media hora solo para que me digan que ha cambiado el sistema de cheque, y ahora tengo que ir a depositarlo a EEUU para poder cobrarlo... y no es joda, ya que no tengo trabajo, es como un trabajo el tener ese sitio. Así que volví a mi casa sin mi sueldo del mes. Al menos no se me escapó el 146.

¿Pero estoy pateando paredes? No, por suerte. Estoy contento porque ya casi termino El camino a la Tierra Media, libro que me ha enseñado mucho y que tal vez hasta use en mi investigación para la beca. Pero sobre todo porque hoy termino Ojos de plata... lo dejé colgando el final, pero ahora solo falta muy poco. 134 páginas A4, más de 90.000 palabras. Nada mal, no?

Así que ahí voy.

Escritor a tus teclas
que hoy terminarás
la primera de tus novelas.

Haberlo dicho antes...

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Sigo leyendo El camino a la Tierra Media, de T. A. Shippey, y me encontré con esta frase en el último capítulo:

... mientras uno avanza por la lectura de "La Historia de El Señor de los Anillos" es posible sentir -y esto es aplicable especialmente a un lector que conozca bien las obras terminadas- que Tolkien no sabía lo que estaba haciendo.
¡Haber empezado por ahí, hombre! Y yo que creía que tenía una idea... Pues no, leyendo esto siento que mi método algo loco de escritura tal vez no sea tan original. Lástima que si bien tengo los tomos de esa serie, no tengo mucho tiempo para leerlos...

Me resultó curioso que justo ahora, después de que pensé algunas cosas, las leo en este libro. Particularmente lo de la correspondencia entre nombres de cosas y conceptos, ya que según cuentan, Tolkien hasta último momento usó ciertos nombres que no correspondían del todo con el concepto popular, pero sí el suyo. Ya que él conocía las raíces de las palabras y expresiones, a veces se emperraba en mantener palabras como gnomo para los Noldor, pensando en que hacía recordar a la raíz griega gnosos, conocimiento. En realidad de ahí derivaba, pero la gente hacía rato que se había olvidado de eso...

Otro elemento que me gusto fue lo de la frase de la sopa y los huesos de buey; uno hace la sopa y la disfruta, pero ponerse a estudiar los restos del animal con la que fue hecho, si bien puede ser algo agradable para algunos, no lo es para todos. Y es más, pasarse de la raya y dejar de disfrutar la sopa para disfrutar solamente el exámen de los huesos... es otro tema. Esto refleja el problema que tenía Tolkien, según el autor, entre hacer filología y hacer literatura. Yo no tengo ese problema, pero sí he tenido que superar mi manía superdetallista de querer explicarlo todo. Y como no puedo hacer filología...

Y finalmente, para cerrar:
Quizá el peligro real de examinar "los huesos de buey" no sea más que éste: supone una amenaza a nuestra noción general de creatividad. En nuestro "modelo" del autor puesto manos a la obra, en la mayoría de los casos confuso, tenemos tendencia a imaginarlo siguiendo un Gran Diseño del que sólo el autor está al tanto, y que es a la vez inspiración central y lucero guía. (...) Descubrir que el autor no tiene un lucero que le guíe, y que está tratando las cosas al azar, puede resultar una desilusión; como puede serlo darse cuenta de que el Gran Diseño (los Silmarils, la naturaleza del Anillo) fue de hecho una de las últimas cosas de las que cayó en la cuenta.
Esta desilusión no es problema del autor, quien escribe como mejor se le ocurre, sino que está en el lector, y en esa falsa concepción. En realidad, como lo veo yo, la genialidad del autor está en saber combinar los elementos, sea que los inventó o le cayeron al azar. La originalidad es algo fugaz, lo mismo que la inspiración. Si Tolkien no hubiera sido un genio, hubiera combinado mal sus elementos, o los hubiera hecho de manera que ahora su obra sería menor, y él sería uno más de tantos. Afortunadamente, como cuenta el autor, pudo recuperar muchos temas y elementos de la mitología nórdica e inglesa que estaban olvidados. Esa fue su originalidad, porque en el trabajo de prospector, de buscar elementos de inspiración y de crear buenas minas de material, sin robar, también está parte de la genialidad y del esfuerzo de todos los días frente a las páginas.

Ayer mismo, por ejemplo, fui en colectivo a un evento que al final no se realizó. Pero el viaje valió la pena totalmente. Además de poder leer estas páginas que acabo de comentar, me sirvió para tener la idea final de cómo será Ojos de Plata. Iba a dejar descansar el texto unos días, incluso una semana, porque no tenía una idea terminada del panorama. Pero una sola frase, casi una sola palabra, me sirvió de detonante para todo lo demás. Así que ahora me paso a la otra computadora a terminar de escribir mi primera novela.

Episodio 2 - Rápido y furioso

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Ayer fue la siguiente sesión. Por un momento lamenté que Federico, dueño de nuestro jedi frustrado corredor de carreras, no pudiera venir. Era su carrera, después de todo. Pero como estaba de vacaciones y JMO podía, Ibex también, no quería perder el domingo.

En definitiva fue mejor, porque durante la carrera no se puede rolear mucho y tampoco hubiera podido hacerlo demasiado antes de ella. Así que rediseñé mi sistemita para simular la carrera, inventé los 10 corredores y sus posiciones en la grilla. No quería que hubiera ganador "cantado", aunque ellos como jugadores no lo supieran. Quería jugar la carrera yo enfrente de ellos (¿dije que me gusta mucho la F1?)

Habíamos quedado en la taberna, donde Deuz, el personaje de Federico, se quedó un tiempo con otros corredores hasta que se fueron yendo a dormir. Al otro día, a las 9, estaba la inspección de seguridad, y luego a las 10 la clasificación (que sí ya estaba digitada de antes).

Mientras tanto aparece Cassius, personaje de JMO, contrabandista, quien esquivando a la gente como puede se sienta en la barra y pide un licor fuerte (no el más fuerte, por las dudas). La gente estaba ya haciendo apuestas en base a cómo habían visto a los competidores.

Aprovechando el momento, Dorkam y su compañero piensan en apostar, y Dorkam pregunta por el favorito, que es Alipo. Así que apuesta 200 créditos, más otros 65 a otro de los más conocidos, Noid.

Están en eso cuando les llega una nueva propuesta de trabajo, solamente para humanos. Un rodiano obviamente adinerado tiene una hija, supuestamente muy hermosa, y quieren que la protejan de un pretendiente que tiene muy malas intenciones. Este acosador posiblemente trate de dañarla o algo así durante la carrera, de manera que necesita un guardaespaldas. Aunque quieren hacer el trabajo juntos, el rodiano solamente tiene para pagarle bien a uno solo,
y una sola butaca para el palco contiguo al de su hija. Así que esta misión va para el compañero de Dorkam.

El cazarrecompensas, sin embargo, consigue otro trabajito al poco tiempo, como "golpeador pagado" :D Uno de los que maneja apuestas en la taberna tiene un deudor bastante grande, y le promete un 10% de lo que pueda recuperar de su deuda de 10.000 créditos. Usando las manos, las piernas, el blaster, no importa.

Los dos se retiran porque ya es bastante tarde y tienen que levantarse temprano. Mientras tanto, Cassius se ha encontrado con Kleis, una figura importante de la organización en la que está entrando. Kleis es un humano alto, confiado, obviamente astuto y curtido en su profesión. Cuando Cassius está apostando 250 créditos por Apilo, él llega y apuesta 2.000 por Noid, quien es otro favorito, diciendo que así es como hay que apostar, muy fuerte.

Comparten tragos y una charla más que aburrida. Kleis trata con tono condescendiente a Cassius, y le da consejos de novatos (y una entrada a la carrera) sobre cómo sobrevivir en el submundo, particularmente el callarse ciertas cosas. Cuando la charla se hace muy insoportable, el contrabandista se retira, haciendo eses por la calle (dos vasos de licor wookie) y esquivando de casualidad a un stormtrooper.

Al día siguiente ven que la presencia imperial ha aumentado más de lo esperado para el día de la carrera. Cassius duerme la mona hasta las 12, pero los demás tienen trabajo. El forajido en papel de guardaespaldas tiene que buscar a su clienta a las 8.30, para llevarla a la inspección de swoopbikes. Así lo hace sin problemas, afortunadamente la mujer es terriblemente fea para standares humanos (no así rodianos) pero no es una persona molesta.

También Dorkam madrugó, para esperar en la entrada del estadio al deudor en cuestión. Lo han contratado en gran medida porque esta persona conoce al corredor de apuestas y a sus matones habituales, así que espera más confiado. Sin embargo, la fuerte presencia imperial en la entrada es un tema complicado. Cuando descubre a su presa, la sigue, entrando al estadio. Intenta llamar su atención pero él calcula correctamente y no hace caso, comenzando una persecución. En un túnel sin gente, Dorkam le dispara con su blaster de bolsillo y falla muy poco. El deudor finalmente queda a merced del cazarrecompensas, quien a golpes consigue asustarlo mucho y sacarle 5.000 créditos. Contento con eso y creyendo que no tiene más dinero, se va a ver la carrera.

La clasificación es reñida; Deuz queda 7º y Alipo 3º, con Noid 1º. Eso molesta a muchos, obviamente, que habían apostado a Alipo. La tercera posición es muy mala para sobrepasar a alguien en las primeras curvas. Luego de una pausa y el almuerzo, se larga la carrera. Dorkam está en su asiento y consigue unos macrobinoculares; a su lado se sienta Cassius, en asientos populares, y también compra un par de estos aparatos, aunque para ver la carrera. Dorkam ayuda a su amigo buscando algún rodiano sospechoso en el palco vip que está cruzando la pista.

Ahí puse en marcha el sistemita para simular la carrera. Iba a relatarla y todo (tenía pensado un droide presentador!) pero preferí no alargar la cosa, porque eran 10 vueltas. El sistema lo explico aparte, baste decir que era lanzar tres dados y comparar cada uno en una tablita. Ya de entrada hubo un abandono por maquinaria rota (curiosamente, ese corredor extorsionado por el mensaje entregado por Dorkam) y otro más adelante. Después de algunos sobrepasos, en donde Deuz quedó 3º, la carrera se estancó durante varias vueltas, y Noid mantenía la primera posición, con Alipo en 4º lugar (había perdido uno). Pero en la última vuelta, con todo armado, salió 12. En la tabla, eso implica un evento que molesta a todos los jugadores: yo tenía preparada para el caso una avalancha en cierto sector difícil. Así que cuando Noid y el 2º llegan allí, se encuentran con problemas y pierden la posición; mientras tanto Alipo y Deuz, que llegan apenas más tarde, ven qué pasa y los superan. En la última mitad de vuelta, se da un duelo de habilidades y por muy poquito, gana Alipo, ante la enorme alegría de todos los apostadores.

La gente estalla de alegría, y los ganadores van al óvalo de largada para la celebración final. El palco vip donde está la rodiana y su guardaespaldas humano se cruza en masa; el gentío es tremendo y el improvisado guardaespaldas no ve que un rodiano trata de raptarla. Rápidamente evita esto poniéndose entre los dos y dándole un tremendo puñetazo (6 en el wild die, más otros dados buenos). El rufián termina en el suelo, apenas conciente, y el humano le dice que no vuelva nunca más a tratar de hacer algo así, con evidente éxito en la intimidación.

Dorkam y Cassius, mientras tanto, tenían motivos para celebrar, porque ambos habían apostado por Alipo, pero no son personas muy felices ni demostrativas. Así que cada uno por su lado (pero unidos por la multitud de gente que sale por los pasillos del estadio), se van hacia la puerta. Y da la casualidad que Dorkam ve, muy feliz y contento, a su antes golpeado apostador compulsivo, quien a pesar de sus heridas en la cabeza sonríe con billetes de apuesta oficial en la mano. Dorkam no tiene muchas pulgas, así que lo toma de la ropa, le asusta un tremendo puñetazo que lo deja totalmente inconsciente, y le saca los billetes (que apostaban a Alipo, claro). 3.000 créditos en apuestas!!! Pero no hay tiempo para nada más. La gente se abrió, y escucha gritos de acusación. Rápidamente se mezcla con la multitud.

Cassius, que estaba casi al lado, ve todo y trata de ayudar al personaje que quedó tirado en el suelo, evitando que la gente lo pise. Para cuando termina de hacer esto ya hay un grupo de stormtroopers haciéndole preguntas sobre lo que pasó. Él da algunos datos y la dirección hacia donde fue Dorkam, y mientras hace eso al oficial le llega la noticia de que hay una gresca con al menos un apuñalado en otro sector cercano. El stormtrooper le dice que se quede allí un momento, pero apenas desaparece la autoridad, Cassius también lo hace.

Mientras Dorkam va a cobrar sus billetes oficiales en la taquilla y el forajido sigue de guardaespaldas, por las dudas, en la ceremonia oficial pos-carrera, Cassius sale y se encuentra con Kleis, quien lo invita a dar una vuelta en el mercado de droides usados. Así lo hacen y sigue la charla aburrida, con Kleis dando consejos sobre qué modelos son mejores. Averiguando precios, Cassius se da cuenta de que no tiene arma personal, y le pide consejo a su compañero. Kleis lo lleva al "mejor lugar de la ciudad" y una vez allí, como es un buen chico, decide buscarle un descuento. Mientras habla con el dueño, Cassius ve que detrás de los mostradores de armas legales hay marcas de paneles falsos, dobles fondos, etc. Pero finalmente consigue un buen precio por una Westar-34, un arma hermosa en todo sentido, y bien útil para disparar dentro de naves por su corto alcance.

Luego de eso vuelven a la taberna, donde Dorkam está cobrando su trabajito y su apuesta ilegal. Así termina la partida, entre festejos por todo lo ganado, mucho licor y una efervescencia total de parte de los parroquianos. Aunque Cassius tenga que seguir soportando la charla de Kleis y prometerle que lo acompañará mañana al mercado de esclavos, sin duda no pueden decir que ha sido un día provechoso para todos.

Cascada

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Bueno bueno, días muy ocupados de escritura.

Por fin me desocupé, el lunes a la noche, de mis trabajos de todos los meses y pude seguir con Ojos de plata. Y cómo. No solamente reescribí partes enteras, sino que tapé los huecos que quedaban en un capítulo (y uno chiquito que había olvidado, en otro). Me gustó como salió, muy natural, pocas palabras. Me doy cuenta de que la historia es más corta de lo que había pensado, pero no en lo que sucede, sino en cómo lo cuento. Ya dejé atrás mi estilo más recargado y laargo, ahora soy más sutil, creo, pero más directo al mismo tiempo.

Esto lo veo también porque las dos personas que leyeron hasta el capítulo 8 (bueno, en realidad creo que solo una lo dijo) dicen que los capítulos son cortos. Y sí, los hay de todos tamaños, desde 3 páginas hasta 20. Todo depende del ritmo del momento y de lo que quiero contar.

¿Qué hice estos días? Saqué el capítulo 10, que no coincidía con el ritmo de la novela, y aprovecharé lo escrito para un cuento aparte. Dos pájaros de un flechazo, diríamos. Y por lo demás, relectura generalizada hasta el capítulo 13 y detalles de continuidad, etc. Y después sí, a seguir y terminar el capítulo 13, el final. Lo cual fue mejor de lo que pensaba. Pero, como digo, ahí donde creí que iba a tardar 5 páginas, tardo 3. Pero como esas 3 páginas me gustan, no me quejo.

Igualmente, hoy y creo que dejaré por un tiempo, terminaré una parte importante de ese capítulo y seguiré con los comics. Quiero terminar de reescribir un guión de 6 páginas para mi primera serie, y a eso me dedicaré por unos días. Y también a bocetar sobre el papel la diagramación de otro comic que tengo para más adelante.

La verdad es que me gustaría contar más sobre lo que estoy guionando, pero hasta que no tengamos web, no quiero decir nada, por las dudas :D Pero ya llegará, ya llegará. Mañana dirigo SW y el viernes que viene hay reunión del grupo de comics en mi casa, y vamos a dejar en claro más cosas, de manera más definitiva.

La verdad es que fueron unos días maravillosos, de mucha inspiración, tiempo y ganas para escribir. Por suerte, además, refrescó un poco... Ah, y hasta pude leer!!! Sí, libros y comics!! Qué felicidad... Solo me falta el dinero y la chica, pero ya los conseguiré, muajaja!!

Adentrándose en el bosque

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Ayer pude seguir con Ojos de plata!!! Fue una muy linda sensación volver a ver a los protagonistas. Y saber que a la gente que está leyendo algunos capítulos les gusta la historia y cómo está contada.

Mucho esfuerzo, eso sí. No solamente por tener que esperar a sentarme en serio, y escribir como cuatro páginas seguidas. Sino porque tengo que reformar mucho, mucho, mucho. Incluso decidí sacar un capítulo entero, que no modifica la historia, pero que me costó escribir. Voy a cambiar radicalmente el sentido de algunas cosas, y sobre todo de cómo el mundo se ve desde este lado. No poco de eso se debe a los análisis que estoy leyendo sobre Tolkien, de parte de mister T. A. Shipey en su libro El camino a la Tierra Media. No por querer copiar al maestro, sino porque me parecen respuestas muy acertadas a la cuestión estética. Cada palabra debe tener un significado, pero también ser una voz propia, diferente, correcta. Precisa. Y ahora muchas palabras de la novela me rechinan.

En fin, ahora me voy a poner a seguir recortando y martillando.

Y pensar que antes de dormirme la siesta me pensé un argumento para un comic en 10 minutos... ¿se podrán hacer 50 páginas con eso? Veremos a donde llega. Pero me gusta.

Sueño de una tarde de verano

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Ayer me tiré a descansar, en medio del calor. La pieza es más o menos fresca, si ponemos la ventilación.

Ya en la cama leí dos excelentes historias de Batman: Sanctum y Terminus. Me recuerdan el enorme espectro de registros que permite el personaje. Un detective nocturno. Noche en todo sentido. Negro de medianoche, como dice en Terminus. Negro de la tumba. Negro del bajo mundo, del alma humana, del pecado, de la cárcel. Negro del futuro y negro del recuerdo.

Cuando tengo sueño, porque dormí mal o poco, trato de dormir una hora de siesta. Costumbre a la cual traté de forzarme cuando era niño, para corresponder con la de mi papá, que siempre laburó mucho. Pero era imposible. Y eso que siempre me levanté temprano para ir al colegio. Supongo que de niño uno duerme todo lo que hace falta, y sueña todo lo que necesita. De grande ya es otra cosa.

Pero ayer no quería dormir siesta. No me hacía falta. Conocía un mejor lugar a donde ir, uno en donde mi mente descansa y sueña, pero en donde puedo darle forma a los sueños. A veces solamente quiero acostarme y entrar en ese lugar intermedio. Es como el territorio de las hadas. A veces te dejan, a veces no. Luché con la incomodidad de siempre. Y pensaba.

Suelo pensar mucho antes de dormir. Por eso a veces tengo problemas para hacerlo.

Pensaba en nuevas historias. Empecé por una, tal vez otra cara del germen de Negro de sangre, lo que era en su primer momento Séptima oscuridad eterna. Una niña sola, un amor que no vuelve, y afuera el mundo está muerto. Pero me dije que no podía hacerla comic, era muy similar a lo que estaba escribiendo. Pero al pensarla como cuento me di cuenta de que no podía. Había ya franqueado esa barrera. Sueño comics, no solamente cuentos.

Creo que ahí me di cuenta y empecé a recordar. Un cuento que empecé a escribir, hace mucho. Un viejo sin familia, a punto de morir. Solo, siempre estuvo solo desde que todos murieron. Pero le llega una noticia. Que raro, este cuento es tan viejo que ni siquiera lo tengo anotado en mi carpeta de cuentos. Pero fue el primero, fue el primer cuento de terror que pensé. Después de tejerlo en mi mente, me dije “tendría que escribir un libro con cuentos de terror”. Es el germen, pero un germen tan hundido que ni siquiera estaba en la capa de los recuerdos.

Mi mente es una serie de estratos geológicos. Solamente hay que cavar y desenterrar.

Claro, pensé. Pensé en buques y en submarinos extraños, ocultos. Pensé en el guión de La máscara, que estoy retocando. En peligros encerrados en islas polinesias y planos cthulhoides, como insinúa Sanctum. Y en no repetirme, pero eso no es repetirse. Un cazador de demonios. Algo en la Patagonia, que cruzó el Atlántico. Sí, pienso en el viejo solo y en porqué murió toda su familia. Y que muchas cosas se pueden encerrar y enterrar en las montañas del centro de Europa. No solamente tesoros robados y oro prohibido. También leyendas. También personas. Y tal vez este cazador busque leyendas, y su enemigo sea también alguien que ha matado a su familia.

Para cuando llegué a eso recordé un nombre de ciudad. Uno que también nombra un cuento que nunca terminé. Uno que puede tener nuevos aires con un pequeño giro...

Para ese momento ya estaba del otro lado de la cama. Recuerdo partes del comic que todavía no escribí, y ensayo diálogos de Cristal de mercurio. Cosas que todavía no había pensado en escribir, pero ya están escritas. Decido dejarlo en capítulos de 5 páginas, porque no tengo mucho para contar y porque ya sé qué y cuanto puedo contar en una página de comic. Cosas que se aprenden a base de leer y escribir... y equivocarse un poco en el proceso.

Me parece que para ese punto, ya un poco molesto por no poder entrar al territorio mágico, me acallé un poco y logré destejer la niebla. Lo siguiente que sentí es que despertaba, y tenía esta catarata de cosas por escribir...

Hacía rato que no descansaba tan bien. Mucho tiempo.