Mi lista de lectura para 2013

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Hace unos días terminé de leer Julio César, de Shakespeare, en una edición bilingüe de 1950. Un libro que había obtenido hace bastantes años (yo calculo unos cuatro o cinco), y que nunca empecé a leer sino hace unos meses. Y a pesar de que me costó mucho terminarlo (cosa rara, porque me gusta mucho Shakespeare), quedé más o menos conforme con el hecho de haber entendido sin problemas algo así como un tercio del texto, que estaba en inglés "antiguo" (o sea, de la época del autor).

Con este pequeño logro en el bolsillo, paso a detallar, como tenía en mente desde hace unos meses, la lista de lectura que me espera para 2013:

Libros:
  1. Collapse: How societies choose to fail or succeed, de Jared Diamond. Estoy cerca de la mitad, lo leo para hacer algo de investigacion sobre ambientaciones.
  2. El Principito: gracias a que me lo prestó mi novia, luego de que le comenté que necesitaba leerlo de nuevo para poder disfrutar mejor
  3. El regreso del joven príncipe: que me regaló muy atentamente. Qué bueno tener una novia que conoce tan bien tus gustos :D
  4. La Historia de El Señor de los Anillos e Historias de la Tierra Media: bueno bueno, son en realidad 10 libros, que conforman la mitad de la Biblioteca Tolkien.  Es un firme propósito de este año, ya que la intención se viene alargando y mientras estaba en el Profesorado no leí mucho más que lo que estudiaba.

No sé si terminaré al año antes o después de haber leído todo esto (el nº1 lo esto comiendo rápido porque es excelente libro, muy interesante y escrito de una manera muy sencilla). Y también porque el 2 y el 3 son cortos, en comparación. Pero por ahora lo dejo acá, y seguramente actualizaré dentro de unos meses.

Mientras tanto, vengo simultaneando lectura de comics:
  1. Las 100 primeras aventuras de Batman: no me atrapan, en general, tanto como las de Superman, pero me interesan lo suficiente. Voy por el tomo 14 de 16.
  2. Varias revistas Skorpio que todavía tengo sin leer.
  3. Wonder Woman, del Nuevo Universo DC. Planeo seguir esta serie tal vez alguna más, ya tengo el primer número de ECC.
  4. Justice League International (la serie de 1987), 52 números, algunos en castellano y otros en inglés. Una joya de mi colección.
  5. Questión, por O'Neil y Cowan. Hace un tiempo compré un viejo taco de Zinco y me fascinó. Ahora, gracias a un amigo que vendió su vieja colección, tengo toda la colección en tacos y JLI. Ya demoré demasiado.
  6. Suite Caribeana, Corto Maltés. En italiano, también empecé a leerlo hace tiempo y lo dejé. Ya era hora.
  7. Yor, de Juan Zanotto. Un lindo tomo de Eura Editoriale, pura acción prehistórica para pulir otro poquito el italiano.
  8. Robot, tres números de una genial revista japonesa, compila algunas historias muy interesantes desde lo gráfico. Libracos, hace tiempo que los conseguí y nunca me puse en serio.

De nuevo, si tengo tiempo leeré más, pero esto es al menos suficiente. Por ahora, como ya dije, planeo comprar varios números de lo nuevo de DC, principalmente Wonder Woman y Swamp Thing, y también seguramente compraré los tres números de Dago, de Wood y Gómez, así que habrá más para agregar.

Wreck-It Ralph (2013)

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Hace tiempo que sabía, desde el trailer, que esta película iba a resultar interesante, aunque pudiera no ser buena. La idea detrás de la misma era atractiva, y parecía estar funcionando.

La verdad es que, si uno teme encontrar una película sosa y simplona porque es de Disney, rápidamente pierde ese miedo y se deja llevar por una excelente historia, llena de fórmulas tal vez conocidas, pero muy bien realizadas, y con pequeños giros que le dan un sabor único y refrescante.

Con la enorme ola de nostalgia ochentera y noventera de fondo, tanto en cuestiones tecnológicas como estéticas (que me lo digan a mí, que me instalé el Mame hace poco para redescubrir los arcades de mi infancia), la propuesta era, al menos visualmente, impecable. Pero por suerte, no se trata solamente de un caramelo para  los ojos, y la película plantea una historia muy interesante, sencilla pero efectiva, con personajes bien planteados y un sentido del humor equilibrado e inteligente.

Es de Disney, ciertamente, lo cual puede asustar: pero aunque se trata de una película apta para todo público, creo que, por su abordaje generacional, la disfrutarán más los grandes. Por otra parte, si bien tiene algún mensaje para el espectador, este no es ni directo ni exagerado, y se lo aborda desde diferentes puntos de vista, de una manera sutil e inteligente. No es necesario cambiar el mundo para mejorar tu vida: tal vez sólo tienes que verte a tí mismo de otra manera, para que los demás también s den cuenta de tu importancia.

La historia comienza con Ralph, personaje de un videojuego de los 80s llamado Fix-It Felix Jr. Pero allí está el dilema: él no es el héroe, sino el malo. Es el villano "demoledor", que con sus enormes manos rompe el edificio de departamentos de un idílico lugar llamado Niceland.

Los asustados y estirados pobladores de 8-bits de este edificio llaman entonces al protagonista, Felix, un pequeño carpintero (con algunas reminiscencias a Mario) que posee un martillo mágico, herencia de su padre, capaz de arreglarlo todo. Los jugadores del videojuego manejan a Felix, quien invariablemente recibe una medalla y se convierte en héroe al llegar a la cima del edificio y vencer a Ralph, quien es arrojado por la azotea por los habitantes del edificio.

El videojuego ya tiene tres décadas y Ralph está harto de su trabajo diario, sobre todo porque este implica ser siempre vencido y humillado. Para colmo, su forma de vida es lamentable: su cama es un montón de ladrillos rotos, no tiene casa y debe dormir fuera del enorme edificio que sirve de residencia a los personajes del juego (ese mismo que es invariablemente roto y reparado). Está completamente solo y para colmo, estos personajes lo relegan siempre, pensando que él es realmente malo. En realidad, no es más que un bruto algo tosco pero de buen corazón, que a causa de su aislamiento no es muy bueno expresándose.

En resumen, Ralph ya se ha cansado de tener una vida en la que no encuentra sentido. No sabe cómo, pero quiere cambiar la situación que lo abruma, ser por una vez el ganador, el protagonista, el héroe alabado.

Entonces intenta encontrar una respuesta en una sesión de "Malos Anónimos", en una escena que matará de risa y de nostalgia a cualquier fanático de los videojuegos. Como él, muchos personajes resienten ser villanos de videojuetos, porque implica perder siempre y ser relegados frente a los héroes, que terminan siendo los verdaderos protagonistas. Pero se han organizado para no dejar que esto los deprima: después de todo, es su trabajo y su forma de vida, su razón de ser y su forma de demostrar en qué son buenos. Buscan superar estos malos sentimientos "un juego a la vez".

Varios de los villanos de videojuegos más icónicos,
presentes en una de las escenas más memorables.
Pero a pesar de todo su apoyo, la respuesta que le ofrecen no le satisface, y luego de un último desaire, Ralph se propone llevar adelante una muy especial tarea. Con eso espera ser considerado un héroe, demostrando su valor y alcanzando así la estima de sus compañeros de juego.

Lo que Ralph se propone no es nada fácil, y plantea aventurarse en el mundo de otros videojuegos que conviven en la misma galería de arcades.

Aquí, lo que parecía una genialidad de los realizadores se convierte en una super genialidad. Porque los personajes de todos los videojuegos conviven en un gigantesco mucho, lleno de colorido y acción, y tienen una vida detrás de las pantallas, sobre todo cuando las luces de la galería de arcades se apaga. Pero hay reglas, y lo que sucede cuando alguien rompe ese equilibrio es potencialmente peligroso para todos. Ralph no sabe en la que se ha metido.

Poco más puedo decir sin estropear la historia de la película, que tiene, como ya dije, muchos gags de todos los tamaños, referencias de todas las épocas y estilos de juego, giños y giros, mucha nostalgia y una historia sólida, aunque sencilla. Es, básicamente, el clásico camino del héroe, pero con algunas vueltas de tuerca interesantes y divertidas.

Finalmente, como dato curioso, me resultó raro averiguar, investigando, que esta historia viene dando vuelta desde hace mucho años en las cabezas de sus realizadores. Hoy parece un momento inmejorable para haberla realizado, como ya dije, gracias a toda la nostalgia de los 8-bits y muchas otras cuestiones estéticas y tecnológicas que son reflotadas de esas dos décadas mágicas de los 80s y 90s. Ya solamente por eso vale la pena la película, y con todo lo demás, ni se imaginan.




El complejo mundo de la edición de comics

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Un mes, ¡un mes sin entradas! Esto ya es absurdo. Pero en fin, es lo que hay debido a un fin de año con tantos fines de semana largos, y por suerte, mucha escritura.

De todas maneras, hay razones por las que no escribí nada antes. Principalmente porque no tenía ninguna serie o película para reseñar (ahora sí), y porque estaba pensando en algunas cuestiones que ahora puedo plasmar con algo más de claridad, luego de algunos hallazgos.

Desde hace un bien tiempo vengo teniendo una curiosa inquietud, que termina siempre en ponerme a pensar sobre la la lenta, lenta distribución de los comics en Argentina, que puede poner en serio riesgo la misma existencia de un producto, sobre todo si está serializado.

El hecho que hizo que una incomodidad curiosa llevara a este análisis es algo que yo no había tenido tiempo de informar y lamentar. Cybersix está detenida desde septiembre del año pasado.

Recordemos que a mediados de 2012 yo comentaba la hermosa noticia: un emprendimiento de tres editoriales (Napoleones sin batallas, Deux y Entelequia, una gran comiquería) haría que TODA la genial obra de Trillo y Meglia fuera editada, en 30 tomos de 200 páginas con salida bimestral, a un precio bastante popular, de 50/60 pesos (más o menos una o dos entradas de cine, según a donde vayas).

Sin embargo, al tomo que salió en julio no le siguió ningún compañero en septiembre, y este segundo tomo, del cual se conocía ya la tapa, se demoró, se demoró, se demoró... En Facebook se sucedieron las puteadas a Muñoz, editor de Deux, una editorial lamentablemente mal conocida por que demora AÑOS en continuar o comenzar series prometidas y re-prometidas, otras directamente las corta sin explicaciones y tiene acusaciones de editar material de manera ilegal. Sin embargo, los responsables de Napoleones sin batallas seguían sin dar explicaciones, y todo quedaba en un gran lamento a la nada.

Esto cambió cuando, hace unos días, el conocido blog Cuadritos publicaba esta reseña del primer tomo y se hacía eco de la demora y de las quejas. Inmediatamente estalló la catarata de comentarios, en donde, por suerte, los responsables de Napoleones sin batalla volvieron a hacerse presente y de manera cordial y completa terminaron de solucionar el misterio.

Para resumir: el primer número de Cybersix vendió más de MIL EJEMPLARES. Más de MIL EJEMPLARES. Una suma totalmente exagerada en el mundo del comic local, sobre todo teniendo en cuenta que se vendió en pocos meses. Por otra parte, era una cifra esperada por los editores, quienes conocían bien las ganas de los fans por comprar algo así y sabían que sería un éxito de venta semejante.

Sin embargo, por lo que han comentado, la edición ha sido de unos 2.000 ejemplares, algo que ellos ahora consideran demasiado. Y el problema está allí (aunque por abajo dicen que hay otros, que siguen sin ser mencionados): al no venderse un porcentaje mayor de la tirada, no se han recuperado los costos para poder afrontar la edición del segundo tomo.

Así como leen. Un superéxito de venta (solamente publicaciones licenciadas de EEUU como las de Marvel o DC pueden aspirar a vender mil ejemplares en tres o cuatro meses) no puede afrontar su continuidad.

La cosa sigue sin cerrarme, sinceramente, porque no me cabe que tres editoriales puedan cometer un error de ese tipo al calcular costos y prever ventas. Se toma tres o cuatro semanas imprimir una obra de ese calibre, y aunque ellos tengan forma de imprimirlo en menos tiempo, si pretenden publicarla bimestralmente, se supone que en mes y medio (como mínimo) deberían vender unos 1.500 números (por poner una cifra redonda) para seguir adelante. Y esto debería repetirse 29 veces para que la colección pudiera salir en tiempo y forma. Sinceramente, no me cierra. Me inclino a pensar que esos otros problemas no mencionados tal vez son menores pero tienen una mayor incidencia, aunque no puedo imaginarme cuáles puedan ser.

De yapa, adelanto de la tapa del segundo número
de Términus. Color digital de Juan Manuel
Frigeri sobre lápices de Bruno Chiroleu.


Terminus es otro punto de análisis, en gran medida porque me inquietaba, por así decirlo, la experiencia de distribución que estamos teniendo. Y digo "inquieta" y no "molesta" o "preocupa" porque no es algo malo sino normal, natural, de una publicación que está naciendo.

Siendo parte de los editores, conozco apenas la primera punta de este iceberg que es la edición de comics. Y uno de los pocos puntos que como digo, me causa inquietud, si bien ya está asegurada la continuidad (el segundo número sería enviado a imprenta en unas semanas) es justamente lo que le pasó a Cybersix: la lentitud en vender buena parte de la tirada.

En Rosario, ciudad de poco más de un millón de habitantes, bastante proclive a los comics, donde distribuimos la revista en cuatro comiquerías y una librería, hemos vendido bastante más de lo que vendimos en el resto del país. A pesar de la excelente labor del distribuidor, que no por nada nos habían recomendado mucho, en las demás provincias existe otro ritmo. Esto es en gran medida porque nadie nos conocía y hay que convencer a dueños de comiquerías para que encarguen algunos ejemplares, lo vean, lo vendan y recién ahí pidan más.

A eso le sumamos que, lamentablemente, la distribución es uno de los puntos flacos de CUALQUIER comic, a menos que logre la locura de venderse en kioscos de revistas. En muchas zonas no hay comiquerías o las que existen no atienden bien a sus clientes, no piden lo que se vende ni lo que solicitan estos clientes, etc. etc.

Me surge la pregunta: ¿se vende mucho más en el lugar de origen que en el resto del país? Por ahí a nosotros nos pasó parecido que a Cybersix, que debe haber vendido esos mil y pico ejemplares principalmente en Capital y provincia de Buenos Aires. Allí cerca de donde sale el producto, hay más comiquerías y el boca a boca es mayor. Nosotros sabemos que vamos a poder revertir esto, y tenemos margen; por otra parte, tal vez el otro proyecto fue demasiado ambicioso y ya se tropezó en el primer paso.

Ciertamente, Términus y Cybersix no son casos para comparar lado a lado, sino, creo, para mostrar dos extremos. Por un lado, Cybersix como personaje tiene tanta trayectoria encima, es tan conocida y apreciada, que puede arrasar con un primer número. Pero por otro lado, los costos son mayores a los nuestros en proporción, lo que implica que si hay algún error, todo corre peligro. Más allá de las diferencia de cantidad de páginas, calidad y eso, se trata de empresas que deben pagar sueldos, derechos de autor e impuestos, todo esto sin poder poner publicidad en la publicación. Mientras tanto, nosotros hacemos todo a pulmón, no pretendemos que la revista nos pague un sueldo, ni debemos, por ahora, pagar ningún impuesto (más allá de algún registro de publicación o cosas así de eventuales).

Gracias a la buena cifra de venta, a los menores costos y a la publicidad, desde hace varias semanas nos aseguramos poder solventar un segundo número de la revista, sin tener que volver a desembolsar capital y pudiendo cumplir con la promesa de la trimestralidad. Es un buen augurio para un emprendimiento que busca ser confiable y serio, sobre todo teniendo en cuenta que parte de esta  distribución despareja se debe a que, a diferencia de Cybersix, somos infinitamente menos conocidos. Los primeros números son para hacernos conocer dentro del mercado, y como ya dije, sabemos que la buena recepción de los lectores, el boca a boca y la publicidad que continuaremos haciendo hará que pronto la distribución nacional se equipare más con la local y así recuperaremos todavía más rápido el dinero necesario para la impresión. Para eso contamos con la ayuda de los muchos lectores satisfechos que tenemos dando vuelta.

Bueno, ya está. Me saqué la espina del corazón. Estaba muy intrigado por todo este tema de Cybersix y ahora al menos sé algo más. Y el final de la reflexión es un poco este: hay editoriales que sacan muchos títulos por año y venden bien, aunque calculo que con poco margen de ganancia. Y funciona. Otras, como Napoleones sin batallas, sacan productos más caros, posiblemente también con poco margen, y funcionan. Otras, como nosotros, tenemos nuestro propio modelo, que hasta ahora, funciona. Pero sigue siendo difícil, creo yo, arrancar, y no es para cualquiera.