Paprika (2006)


Dirigida y producida por Satoshi Kon, director de Perfect Blue, ésta es su tercera película. Comparte con su opera prima algunos elementos, principalmente la tensión argumental y visual entre diferentes instancias de lo real, y lo hace alcanzando niveles tal vez superiores.

Paprika es una muestra perfecta de lo que la animación puede dar, sea o no occidental, aunque resulta muy difícil encontrar realizadores occidentales que capaces de plantear un guión tan rico y coherente, tan atrevido y artístico, y que, para colmo, puedan conseguir un nivel visual y sonoro igual de impresionante y sugerente.

Lamentablemente tenemos que mirar hacia Oriente para buscar este tipo de películas; de todas maneras, es bueno saber que este cine se abre camino en esa parte del mundo: Paprika por ejemplo ha sido editada en DVD en Argentina, lo cual nos da la enorme oportunidad de apoyar a la industria nacional, promover este tipo de cine, y, por si fuera poco, disfrutar de una excelente película.


El argumento
Paprika está basada en la novela del mismo nombre, escrita por Yasutaka Tsutsui y editada en Japón en 1993. Curiosamente, la misma tuvo un manga antes del anime, y en base al anime se hizo otro manga. Cosas del mercado nipón.

Tanto la novela como la película siguen el mismo argumento, que puede resumirse en pocas palabras. Un laboratorio de investigación ha creado un aparato capaz de visualizar y grabar los sueños de las personas. Su principal misión es la de ayudar a pacientes con problemas psicológicos a descubrir la fuente de sus traumas.

Esta tecnología, que puede revolucionar la sociedad, está en fase de experimentación, de manera que es conocida sólo por sus creadores y algunos sujetos de prueba. El problema surge cuando tres de estos aparatos son robados; estas unidades no fueron completadas, y les falta el circuito de seguridad que impide que cualquiera se introduzca en la mente del sujeto observado. Sin posibilidad de denunciar el robo a la policía, los científicos responsables del proyecto deben comenzar a investigar por su cuenta, tratando de encontrar al ladrón antes de que éste haga un mal uso de la tecnología. En esta tarea es necesaria la colaboración de Paprika, una joven y bella mujer que ayuda a ciertas personas a superar sus traumas, interactuando con ellos dentro de sus sueños.

Como es de esperar, habrá en el camino todo tipo de problemas, falsos finales y sorpresas, así como identidades dobles (principalmente, quién es realmente Paprika). Aunque ninguna de estas cuestiones es totalmente obvia, sí hay algunas más o menos previsibles, y ciertos misterios se resuelven rápidamente. Para bien o para mal, existe un gran nivel de solidez argumental; todo cierra, nada parece tomado de los pelos, ningún personaje o situación cae desde el cielo a responder preguntas o agregar caos.

Sin embargo, resulta refrescante que no todo quede dicho, y que no haya ni lecciones ni explicaciones detalladas de cada personaje o situación. Ciertos hilos de la trama quedan colgando fuera de la pantalla, para que el espectador, si lo desea, los entrelace, sin perder por ello la historia su estructura. No es una "película para armar" (típica de algunos realizadores japoneses, que crean obras que ni ellos entienden), ni tampoco una película "comida rápida" al peor estilo de Hollywood.

La cinta plantea, además de la exploración de los personajes, un dilema científico y moral. Se pregunta si ciertas tecnologías deberían ser abandonadas, ya que amenazan con apoderarse de lo más íntimamente humano: en este caso, los sueños. Otros temas relacionados con éste son la responsabilidad moral de los inventores y científicos, que no pueden sentarse simplemente a crear tecnología, sino que deben tomar las riendas de las mismas y velar para que no sean utilizadas con fines nefastos.

Con tanta virtualidad dando vuelta en el mundo actual, Internet está borrada del mapa, de manera completamente intencional hasta donde yo veo. Resulta curioso leer, en algunas reseñas de la película, sobre la supuesta existencia de un mundo virtual, alternativo, en donde tienen lugar los eventos del film. Nada más lejos de la verdad. Paprika sucede en el más real de los mundos: la mente humana. No sólo cómo pensamos o soñamos, sino cómo percibimos eso que damos por llamar realidad.

En este sentido, podemos decir que Paprika sólo es ciencia ficción de manera tangencial: si bien en ella la cuestión tecnológica y moral aparecen como algo relevante, gran parte del argumento podría suceder por otras razones no-tecnológicas, y la película en sí no perdería nada de solidez ni magia. Tal vez esto se deba a la parte psicológica del argumento y al tremendo despliegue visual y sonoro de la misma.




Una oda a la imaginación
Con la animación de Madhouse Studios y la producción de Sony Pictures Entertainment, podemos decir que la película es una excelente apuesta de esta empresa, que también la distribuyó a nivel mundial. No se podía esperar menos: técnicamente, la película es impecable.

Podríamos quedarnos en ese nivel: calificar de soberbio el trabajo de animadores nipones y surcoreanos (que, como en todo anime de buena calidad, están sólo presentes para los créditos finales). Pero una vez más, los detalles resaltan. Lo que hay no solamente es un excelente pulso, sino algo que es gratis, aunque no abunda: la imaginación.

La nitidez del dibujo, la fluida animación y la presencia de una enorme cantidad de personajes, decorados y pequeños detalles tienen un piso firme: una creatividad tan explosiva e indetenible como la trama. En el mundo de Paprika, y en el de su alter-ego, nada es sencillo, pero tampoco nada es evidente. Cada vez que algo podría ser resuelto de manera fácil y trillada, los realizadores nos deleita con una sorpresa visual que no esperábamos.

Como decíamos antes, la película no es excesivamente explícita; muchas cosas quedan fuera del diálogo porque uno simplemente las ve, las deduce, las rearma. Esta sutileza, ese ida y venir entre lo dicho y lo mostrado, es tal vez una de las bases de su hermosura como obra de arte.


En resumen
La fórmula de Satoshi Kon es la misma de Perfect Blue: tomar una novela interesante, adaptarla con todas las de la ley y hacer una excelente película. En este caso, la temática también coincide: la constante lucha entre realidad y los diferentes estratos de la conciencia humana, entre lo real y lo "ficticio" (algo que pareciera tener menos valor que lo real, pero no siempre es así).

Afortunadamente, al igual que en Perfect Blue, Kon logra su objetivo: crear una película sólida y al mismo tiempo etérea; una vorágine de situaciones nada ridículas, que nos dejan boquiabiertos por lo atrevido y por lo profundo de sus pretenciones. Como dijimos al comienzo, tal vez aquí el éxito es mayor, porque aunque existe un protagonismo central, éste no es tan fuerte como en Perfect Blue, y permite que la historia profundice en motivaciones, aciertos y dudas de varios de los personajes centrales, sin perder ritmo.

Si a todo esto agregamos que la cinta dura exactamente 90 minutos, podemos ver que es uno de esas realizaciones en las que realmente no sobra ni falta nada. Al igual que su antecesora ya mencionada, sorprende gratamento que una historia tan buena pueda ser contada en tan poco tiempo, y es una hurra!! más para el director y el resto de los realizadores, que nos dan una lección de cine pocas veces vista.

2 comentarios:

Sak dijo...

No puedo entender como producciones tan grosas como esta sólo lleguen al país en dvd. Tendremos la suerte de que alguna vez un mercader visionario pueda lograr que se estrenen en cine...

GNF dijo...

Sería muy interesante. Pero en un país, qué digo, en un continente en donde los dibujitos son vistos como cosas para niños, es difícil. Todavía recuerdo cuando fui a ver "El cadáver de la novia" y una madre obtusa había llevado a sus hijos pequeños... que obviamente se aburrieron y se pusieron a llorar por lo que veían.

Lo bueno, en todo caso, lo positivo, es que al menos lleguen en DVD, gracias a que lo apoyan empresas grosas como Sony, por ejemplo. Por lo menos así aparecen en los videoclubs y se las puede recomendar a un amigo.