El arte y el liderazgo, el arte y la calidad


Cuando los Beatles llegaron a Estados Unidos en 1964, ya tenían una gran trayectoria. Lennon y McCartney habían empezado a tocar juntos en 1957, siete años antes. En 1960, cuando eran un simple conjunto de instituto, los invitaron a tocar en Hamburgo. Lo que hacía tan especial este lugar era la cantidad de tiempo que el grupo tenía que tocar. En palabras del propio Lennon: "íbamos mejorando y ganando confianza. Era inevitable, con toda la experiencia que daba tocar toda la noche. Y al ser extranjeros, teníamos que trabajar aún más duro, poner todo el corazón y el alma, para que nos escucharan. En Liverpool, las sesiones sólo duraban una hora, así que sólo tocábamos las mejores canciones, siempre las mismas. En Hamburgo debíamos tocar ocho horas, así que no teníamos más remedio que encontrar otra cosa que tocar." Cuando tuvieron su primer éxito en 1964, habían actuado en vivo unas 1.200 veces. La mayoría de los grupos de hoy no actúa 1.200 veces ni en sus carreras enteras. El crisol de Hamburgo es una de las cosas que hace especiales a los Beatles. Entre la fundación de la banda y sus mayores logros artísticos pasaron diez años.

Fragmento del libro "Outlier (Las claves del éxito)" de Malcolm Gladwell.

Leí esto hace unos días, y la verdad es que, aunque no confío en esos supuestos gurúes del éxito y la autoayuda, lo que plantea Gladwell suena interesante. Al éxito lo definen no sólo la capacidad del individuo, sino su suerte y, sobre todo, su capacidad de seguir adelante, de perseverar y esforzarse. Él sostiene que muchas personas exitosas de las últimas décadas han acumulado no menos de 10.000 horas de experiencia en un campo antes de tener éxito, de sobresalir de manera definitiva. Otro caso de estudio es Bill Gates. Nadie nace siendo exitoso: detrás de cada supuesto "genio", hay una vida entera de sacrificio y de trabajo.

Pero relaciono esto lo que puse aquí mismo hace unos días. El arte no es entretener. Sí, hay una faceta, y a veces el artista no está inspirado, o tiene que comer, o llenar un disco, y no siempre tiene el peso artístico como para parar a una disquera o a un mal manager.

El otro día mi hermano puso este excelente artículo de Crítica en Facebook. En realidad son tres artículos de opinión, de gente que sabe del tema. Y que tiene sentido común, como dice uno de ellos.

Lo que me llama la atención de los tres artículos, y de otros que leí en estos días, luego del fallo de primera instancia sobre lo acontecido en República Cromañón, es que todos coinciden en que Callejeros era un grupo malo. Mala imitación de los Redondos, para ser más preciso. Para mí, que sostengo que el pop está muerto, que del verdadero rock sobreviven pocos, y que acá en Argentina prácticamente todos son unos muertos (salvando a los que vienen desde antes, como Las Pelotas o Divididos, etc.), eso estaba claro, pero fortalece mi punto. No soy el único, y también lo dice gente que sabe de música (de lo técnico, del negocio, etc.).

Y relaciono las dos cosas, no sé por qué. El verdadero artista, tal vez, tenga que ser también una buena persona. Y también un buen líder, como dice uno de los artículos. ¿Puede una mala persona ser un buen líder? Yo creo que sí, pero también hay buenos líderes malos (si no, miren a Hitler, o Stalin, o...). Y tal vez, en estos casos, el peor líder sea el complaciente, el que sonríe y no dice nada cuando todos se matan a palos.

Al entretenedor, en todo caso, no le importa nada, más que sacar dinero, como dice otro de los artículos. Es un empresario o un empleado, y no hace arte, sino cosas en serie (todas iguales o parecidas, como las canciones de Callejeros). No le importa la calidad, si los clientes no se quejan y el target del producto es el correcto. Por eso vende discos después de una tragedia, incluso más caros que los otros discos que son técnicamente iguales, porque ninguna publicidad es mala.

Pero el artista debe ser líder. Y lo es porque pretende renovar al mundo, cambiarlo para mejor. Se compromete, acciona (no reacciona). Debe jugarse un poco la vida, planteando temas espinosos, cosas nuevas, o cosas viejas desde otras aristas. Sobre todo si, como es el caso de las bandas de rock, movilizan a muchas personas, generalmente jóvenes, que no sólo necesitan modelos para su vida, sino formas de expresarse que sean acordes a los mínimos valores humanos (solidaridad, compasión, etc.).

No es un lugar del que podamos corrernos: por eso estos supuestos artistas, que en realidad son entretenedores, terminan creando tribus que luego se convierten en razas de monstruos, o como mínimo, de personas que no piensan lo que hacen, y los siguen como perritos falderos.

Hablaba hace unos días con un amigo (sé que me lee, que opine si quiere) que estudia Bellas Artes. Estaba indignado por la cantidad de mentes cerradas que pululan por la carrera, gente más preocupada por lo formal del arte, que por el mensaje: un cuadro de un cuadrado blanco sobre fondo negro obedece, seguramente, muchas cuestiones formales, pero no dice nada en realidad. Salvo que el autor quería forrarse de dólares con la idiotez y snobismo de sus clientes (lo que se llama "avida dollars" :D).

Esta gente que deja de lado otros campos lindantes con su arte, como la ilustración o el comic, tildándolos de "no-arte", porque son populares y nada elitistas. Pero que después, en un congreso de arte, llena de PENES el lugar, alegando que son arte. Formalmente están bien, y en su mente perdida tal vez crean que comunican algo. Pero adivinen qué: los penes y el sexo ya fueron, desde hace años que están por todas partes. Ni siquiera saben ser transgresores.

Así que todo este tema me tiene revuelto desde hace días. Es una larga discusión, que sé que tendré toda la vida. Hay varios cuentos, novelas y demás que tengo en mente y tienen este debate, este matiz. ¿Qué es lo que debe hacer el artista? No me pregunto tanto qué es el arte, sino qué hacer con ella.

Claro que no es necesario tachar de la lista el item: "incentivar a mi público a que encienda docenas de bengalas en un lugar lleno de material inflamable". Eso, como ya se ve, es de sentido común. Ni un buen empresario lo haría, pero claro, acá estamos en Argentina, donde la mentalidad para hacer dinero está totalmente torcida. Y después nos hablan de comunismo y socialismo... ¡si ni siquiera tuvimos un capitalismo decente!

1 comentario:

Drake dijo...

¿Qué es lo que debe hacer el artista? Ciertamente producir arte y comunicar, transmitir, ese arte. Ahora bien, qué entendemos por arte y desde dónde lo justificamos?

Es algo que ha cambiado a lo largo del tiempo. Hoy por hoy, por la forma de ver el mundo que tenemos, el arte es un hacer que no responde a lo utilitario o a lo "necesario". Y sin embargo, el arte se separa del resto de cosas inútiles e innecesarias. Será quizas, entonces, que es útil y necesaria pero desde otra persperctiva. Desde lo espiritual. Algo así como lo que ocurre (según entiendo) con la filosofia.

Una de obra de arte no alimenta el cuerpo, no te viste, no paga el alquiler, etc. no se ha concebido para ser util en lo cotidiano. Es una puerta a la reflexión, al pensamiento. Un reflejo de lo que significa ser humano.

En definitiva, creo que contribuye, junto con la filosofía al desarrollo espiritual. Desde este punto es algo util y necesario, pero estamos hablando de una utilidad y necesidad que no solemos plantearnos como tal y que muchas veces enmascaramos en algo más "funcional".

Serña por que no aprendimos a darle valor a las cosas que "no sirven para nada"? Quizás. Hoy nos es dificil valorar en buena estima nociones como el ocio, el tiempo libre, la fiesta o cualquier cosa que rompa con la idea de ocupación, trabajo, etc. El trabajo propiamente dicho implica una finalidad concreta y una carencia de libertad (variable, pero carencia al fin). Mientras que lo artístico no.

Gadamer, por ejemplo, plantea el hacer artístico como una amalgama de Juego, Fiesta y Símbolo. Si bien no manejo suficientes elementos como para tomar una posición tajante, debo decir que me parece un buen punto de partida. El artista juega de forma absolutamente incluyente y comunica.


En fin, por ahora me retiro a la reflexión. Mucho desorden mental.