Ya durante el mismo evento, con los organizadores comenzamos a criticar, comentar y analizar cómo iba todo. Puedo decir que soy perfeccionista, y también soy detallista y bastante perceptivo. Cosas que todos en la organización compartimos en mayor o menor medida; sumado al hecho de que somos muchos y venimos de experiencias de vida y profesionales muy diferentes, eso nos da un panorama muy rico de todo. A veces, de cosas que hasta pueden resultar tontas o absurdas.
Con muchos de los organizadores complicados de tiempo, organizamos un evento que reunió aproximadamente a 200 personas durante dos días, sin tener en cuenta el ChoriRol, que sumó otras 50 a un evento social bastante diferente. Regalamos kilos y kilos de rol, además del conocimiento de muchos juegos y formas de jugar que están dando por ahí vuelta, no accesibles a cualquier rolero (por cuestiones de mercado, de difusión, etc.). Seguimos poniendo el rol en Rosario y a Rosario en Argentina, a nivel rolero.
No es poca cosa.
Sin embargo siempre apostamos a más, no necesariamente en lo numérico pero sí en lo cuatitativo (claro que si se puede en ambos). No voy a comentar las ideas y proyectos que tuvimos y tenemos, algunos de los cuales harían reír a los que piensan en la posibilidad de lo imposible... Pero nosotros no. Lo pensamos y lo pensamos, hasta que sale.
En diferentes charlas acotamos miles de cosas. Y las veces en las que nos sentamos a hablar del evento pasado, se nos hizo difícil no pensar ya en el que viene. Unir las dos cosas, creo yo, es inevitable.
En fin, se terminó ahora lo que se daba, por lo menos por unos meses. El año que viene lo pensaremos con más tiempo. Nadie dice nada porque los esfuerzos que tuvimos que hacer, a nivel personal, profesional y familiar, resultaron en algunos casos complicados. Y además, ¡queremos jugar rol! No podemos jugar y organizar.
Cuando resolvamos eso, veremos.
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