Tjaia'nalan es una joven twi'lek, nacida en el planeta Ryloth. Sin embargo, debido a la alta probabilidad de que tanto ella como su hermana fueran tomadas como esclavas, su familia decidió invertir casi todo su dinero en transladarse de planeta en planeta. Fue así que ella creció en varios lugares e incluso viajando en varias naves espaciales de todo tipo.
Su familia no estuvo nunca en buenas condiciones económicas, y esa es otra razón por la cual debían trasladarse mucho. Cuando el trabajo escaseaba en un planeta, tomaban una nave para ir a la siguiente “tierra prometida”. Su padre trabaja reparando naves, y es una verdadera enciclopedia de conocimiento técnico. Sin embargo Tjaia se apasionó siempre por las danzas nativas de Ryloth. Fue así como aprendió a bailar como muchas otras jóvenes de su raza, y su madre fue la que más le enseñó a ella y a su hermana.
Pasó el tiempo y Tjaia creció como una alta y hermosa joven. Mide 2,10 metros y tiene una piel de coloración verdosa azulada, que varía sutilmente de colores. Sus dos lekkus suelen estar graciosamente arreglados con una serie de cintas de colores.
Siendo ella adulta, su familia decidió mudarse a Coruscant y a pesar de las políticas raciales del Imperio consiguieron establecerse allí por un buen tiempo. Muchos alienígenas de la ciudad suelen contratar especialistas también alienígenas como una forma de colaborar entre sí, ya que en ciertos lugares son desplazados por humanos menos calificados. En este espacio, la familia de Tjaia consiguió un poco más de estabilidad, aunque no pueden desperdiciar dinero.
Sin embargo, ella tomó un camino diferente al de su hermana. Quería ser bailarina, y pasó tiempo ganándose algo de fama y consiguiendo un buen lugar, decente, respetable y seguro, donde actuar. Eventualmente encontró trabajo en un bar llamado Nubia, en donde un primo de ella toca el piano. Si bien es un lugar un poco peligroso, como todos los bares de Coruscant, allí la tratan bastante bien, y se siente protegida por la presencia de su primo.
Su familia vive en el otro lado del planeta, de manera que Tjaia se ha alejado un poco de ellos. Además, está cansada de tantos años de convivencia, a veces forzada. Ama su nueva libertad económica y personal. Pero sin embargo, luego de un año y medio de trabajo, le están empezando a picar las puntas de los dedos. Se está cansando de bailar para vivir, y aunque es buena, sabe que de Ryloth salen constantemente, de manera legal o ilegal, muchas otras chicas que pueden llegar a reemplazarla. Y al aburrimiento y la duda sobre su trabajo, se le suma un poco la soledad y el darse cuenta de que no ha hecho casi nada más en toda su vida. Tiene ganas de hacer algo nuevo, aunque no sabe realmente qué.
Tjaia no tiene amistades, y allí ella está reconociendo un error en su vida. Todos los contactos y conocidos del bar son personas de poca confiabilidad. Ve que hay cosas muy por fuera de todo lo que presenta su vida cotidiana. Descubre en los ojos de viajeros, contrabandistas y aventureros un brillo muy diferente al del resto de las personas. Algo le dice que tiene que conseguir ese brillo, pero no sabe cómo conseguirlo.
Tjaia ha acumulado una cantidad interesante de ahorros, pero gasta demasiado dinero en ropas y vestidos de danza. Es muy profesional y lo considera como algo necesario para su trabajo. Recientemente ha comprado un pequeño blaster deportivo, ya que no le gusta el ambiente que hay fuera del bar. Vive en una habitación sobre el mismo, cuyo alquiler los dueños descuentan de su sueldo. Nubia es su microcosmos, donde todo el mundo la conoce y la trata bien, por regla general, pero en sus recuerdos, de noche, ella recuerda las estrellas (invisibles en el cielo de Coruscant) y las naves dentro de las cuales cruzó sistemas estelares cuando era pequeña.
La idea es que, si usamos a Tjaia'nalan como PNJ, pueda ser la compañera de aventuras de alguien. Ella está esperando algo que la saque de su encierro, de su aburrimiento. No sabe qué es, pero puede ser un aventurero que le salve la vida, alguien de quien pueda enamorarse, un familiar que le traiga malas noticias, etc. Está ahí, como personaje, esperando a ser detonado por alguna circunstancia fuera de lo común.
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