Cambio de marchas


Esta semana la dejé en suspenso. La semana pasada terminé de corregir mi tercera novela, la de fantasía oscura (ya hablo de ellas como si fueran hijas: la segunda, la psicóloga :D). Terminé antes del tiempo estimado, pero siempre soy conservador con esas estimaciones; las agrando a propósito, así que no es gran mérito.

Charlando con un amigo que la había empezado a leer y había leído la cuarta (más corta, de fantasía contemporánea), descubrí o redescubrí algunos de mis cliches, y toda la experiencia me sirvió para medir más las distancias. Mucho de lo que saqué de la tercera eran reiteraciones, o cosas que hacían demasiado explícitas ciertas cuestiones que lo eran desde el vamos. A veces escribo mucho para decir poco, doy vueltas en círculos. Desde temprano, en el secundario, la profe de lengua me criticó que hago oraciones largas. Es como la lucha contra el alcohol: no se termina nunca.

Si ya había dicho que quería volver a los cuentos, en estos días me asaltó una ansiedad por hacer comics. Dejé un guión largo para meterme en lo último de la novela, y tengo varias ideas más para anotar en el papel. ¿De donde nace esa ansiedad? Posiblemente del hecho de que nunca hice guiones más largos de 8 páginas (a excepción del que dejé hace unos días). Quiero experimentar, seguir aprendiendo. Me fascina descubrir lo que se puede contar, con pocas palabras de guión, en una sola página. A lo mejor es eso: es como encontrar el elixir, la cura para mi verborragia, un lugar en donde puedo ser libre dentro de un cuadrado de papel.

Me muero de ganas de hacer algo nuevo, diferente; también es cierto que disfruto mucho abandonando la soledad tradicional del autor y trabajando con otra persona, que generalmente es un amigo o se convierte en un amigo al poco tiempo, gracias a compartir gustos e intereses (entre otras cosas).

Leyendo comics de todo tipo, tengo la sensación de que aprendo. A lo mejor es eso de que, cuando uno sabe poco, aprende rápido (porque hay mucho para descubrir). No sé. Cuando leo una novela o cuento, generalmente me desconecto: disfruto, pero no sé si aprendo, más allá de algún detalle aislado.

Otra cuestión que me asaltó en estos días es que tal vez, y sólo tal vez, soy o puedo ser mejor guionista que escritor, a nivel general. Claro que no puedo comparar una novela con un guión. Claro que cada una de mis cuatro novelas ha sido un gran, enorme aprendizaje, y tal vez los guiones los he procesado más rápido (y de nuevo, nunca pasé de las 20ytantas páginas). Claro que no estoy comparando mi experiencia en los dos campos.

Hay, en el fondo, una sensación no de fracaso, pero de algo similar, no tan negativo. Estoy más orgulloso de mi cuarta novela, que es corta, que de la tercera, que es larga. A pesar de los retoques, creo que no he logrado mejorarla, porque el nivel de escritura no era el que yo deseaba tener. No sé. Algo parecido me pasó con la segunda: a pesar de las revisiones, recortes brutales y reescrituras, no es tan buena como yo la quería. A lo mejor me martirizo y son mejores. No son geniales, claro, no apunto a ser genial de un día para el otro. No estoy desilucionado; creo que hice lo mejor que podía y eso es justo lo que quería. Pero, por otra parte, me hubiera gustado no cometer ciertos errores que volví a cometer o cometí por primera vez.

También puede ser que, como la tercera y la cuarta irán a concursos de diferente nivel, con la cuarta estoy conforme, pero inconcientemente pienso que el gran trabajo de la tercera se perderá porque caerá en la criba. No sé. De todas maneras, ¡estaba hablando de comics!

Cada vez que termino de corregir o escribir algo, me tomo unos días para hacer otras cosas, como leer, ver series o películas, etc. etc. Ahora estoy en eso. Pero en cualquier día de la semana, creo que agarro otro guión de esos y sigo, y sigo, y sigo. Después me quiero matar porque no consigo nadie que los dibuje, pero bueno, es otro tema. Creo que me cansé de la escritura por un tiempo.

2 comentarios:

Damián dijo...

Soy curioso. Si me permites meterme un poco a tu proceso creativo...

¿Qué tanta interacción sueles tener con otras personas en relación a este proceso?

Es decir, en guiones y en novelas, ¿sueles tener, buscar o solicitar retroalimentación de otras personas?

Estoy hablando al tanteo, sin saber nada, pero me da la sensación de que otro factor que puede estar afectando el efecto que comentas (además del tamaño de las obras) es esa interacción con otros.

Cuando estuve escribiendo unos guiones para comics, descubrí que me encontraba a mí mismo pensando en "cómo lo verá esto el dibujante?", y equilibrando lo que yo quería contar y lo que me interesaba que el dibujante pudiera interpretar. Y me parece que eso acaba nutriendo la narrativa.

GNF dijo...

No hay problema en preguntar.

Con respecto a las novelas, conozco a un par de personas que a veces han leído o leen alguna en particular, pero cuando ya están en un tercer o cuarto escalón de reescritura, y cuando están completas. Lamentablemente no tengo demasiados amigos que me digan: "dale, leo estas 200 páginas y te digo". En los dos últimos casos, para peor, estoy corriendo contra el tiempo de un concurso y esta gente no llega a leerla completa antes del cierre. Tomo en cuenta sus correcciones cuando creo que valen la pena, tanto en lo estilístico como en otros campos. También me interesa mucho ver qué opinan en general, qué sentimientos les evoca el tema, si les recuerda a algo, etc. etc. etc. Pero no comparto el texto antes de que esté bastante completo.

Con respecto a los guiones, es justamente lo que dices. Hay que pensar en cómo lo tomará el dibujante. No sólo en cuanto a la interpretación "de lector", sino a lo técnico y otras cosas. Eso te frena, te hace pensar y repensar lo que vas a escribir y te ayuda a mejorarlo.

En mi caso, solamente trabajé extensamente con dos dibujantes, y siempre tuve en cuenta lo que me decían sobre el guión. Ha habido opiniones técnicas, cambios que se tuvieron que hacer, otros que fueron voluntarios, etc. También hubo opiniones sobre la narración, si no era mejor que este personaje aparezca antes, por qué no contar este evento así, etc. etc. Me gusta mucho que el dibujante agregue todo lo que pueda, desde una interpretación visual (voy a ponerle estos dibujos fenicios que encontré a la tumba donde muere el malo, ¿te parece?) hasta cuestiones narrativas. Aunque no las acepte, la misma discusión es enriquecedora, y casi siempre influye en algo de lo que viene. Eso me gusta mucho, porque me hace sentir seguro: no es solamente lo que YO digo y pienso, sino que hay dos personas que estamos de acuerdo en algo, así que es menos probable que nos equivoquemos (aunque pueda pasar).