¿Comiqueros o locas histéricas?


Utilizo este estereotipo machista y altamente ofensivo para plantear una pregunta que me surge desde hace días, gracias a la natación que hago en los post de cierto sub-foro de comics.

Como guionista pero también como proyecto de microemprendedor (si nadie me edita, tal vez yo me edite en algún momento), me puse a escuchar qué opinan los comiqueros nacionales sobre las editoriales, formatos, precios, etc. etc. Como me pasa con el rol, me gusta estar informado de lo que sucede editorialmente y de la "opinión pública" que rodea a las decisiones comerciales de las empresas. Pero también, en este caso, me interesa saber qué están haciendo, de bueno y de malo, las editoriales nacionales de comics, para poder, el día de mañana, tomar sus ejemplos en cualquier proyecto que me incluya.

Pensaba descubrir patrones de algún tipo, pero en cambio, descubro cada día que cada uno "odia" algo diferente, y pocos parecen estar de acuerdo con algo positivo.

Hace poco Ovni Press volvió a editar Hellboy en Argentina, con lo cual yo me puse doblemente contento: se retomaba una serie cortada que a mí me gusta, y una editorial nacional pequeña "subía de nivel". Pero pocos parecían tener el mismo entusiasmo. La mayoría criticó el precio de 25 pesos (menos de 5 euros) por un comic completamente a color, en papel de buena calidad y con una edición cuidada. ¿La razón? El tamaño. En lugar de usar el tamaño de las ediciones anteriores, usaron el recomendado por Dark Horse, que es más pequeño (no mucho, pero se ve la diferencia). En lugar de alegrarse, más de uno picoteó como buitre la iniciativa, una y otra vez, a pesar de que el responsable de la editorial explicaba que usar el formato anterior hubiera elevado todavía más el precio, y que en ese formato se editó la serie recopilada en EEUU.

Para peor, otros agredían la cantidad de páginas: 64, y a todo color, por 25 pesos, les parecía aparentemente un robo. Esta gente no debe haber pisado muchas librerías, en donde por un libro cualquiera te cobran COMO MÍNIMO 30 pesos, aunque tenga 100 páginas y sea en tamaño bolsillo. Si buscamos una buena relación precio-cantidad de hojas, mejor conseguir las guías de teléfono, justo ahora que Telecom las está distribuyendo: miles de páginas enormes, y son gratis.

Después de esta seguidilla de escaramuzas, en las cuales traté de hacer entrar en razón a algunos mientras defendía la iniciativa de una editorial argentina cuya tarea, me parece, es loable, comencé a ver esto que es el título de la entrada. No sé si somos comiqueros o histéricas.

Ponemos el grito en el cielo porque hay que comprar comics importados, pero cuando una editorial argentina se calza los pantalones, le tiramos con todo, y muchas veces sin razón.

Desde ese entonces no tuve experiencias similares, pero pude ver, a veces sin entrar en la discusión, que hay gente para todos los gustos. Gustos negativos, claro. Hay quien confiesa que "odia el blanco y negro", y de hecho varios han expresado opiniones similares. Supongo entonces que considerarán que Maus es una mierda porque no tiene colores. O que Risso es un tarado porque no le pone onda a lo que hace. No sé. Ah, y El Eternauta no vale nada.

Claro que, si uno le agrega color a los dibujos, de pronto el precio se dispara. Uno edita en papel de calidad moderada para no subir demasiado los costos. Entonces chillarán los que dicen que es caro y el papel es malo. Ponemos papel de mejor calidad y subimos el precio. ¡Eh, pero cómo! Si el número anterior era más barato, ¡hijo de puta, bastardo capitalista!

De más está explicarle que la editorial en cuestión es pequeña, que no puede comprar toneladas de papel para bajar el precio, que es la primera vez que edita algo del extranjero y no puede arriesgarse mucho, que no es una megacorporación que quiera chuparte la sangre y que no van a hacerse millonarios con un sólo comic. De más está decirte que es una editorial que seguro no banca a más de 10 personas y que hacen todo a pulmón, y que editar comics en Argentina es una tarea quijotesca, casi suicida. Vamos a tumbar el árbol y a hacerlo leña con todo lo que tengamos a mano.

Si esto ya de por sí era deprimente, una de las lógicas expresadas me hizo plantearme el suicidio, porque de pronto el mundo no tuvo sentido: no quiero pagar 25 pesos por un comic a color de 64 páginas. Como son pocas páginas, las leo en 5 minutos y entonces no vale la pena.

WTF!!! De nuevo volvemos a la sugerencia de la guía de teléfono. Obvio que el comic se lee más rápido, si por leer entendemos solamente mirar las letras. Hay menos texto en 64 páginas de comics que en 64 páginas de una novela. Dah!! Pero este supuesto comiquero, ¿lee realmente el comic? ¿Mira los dibujitos? ¿Experimenta un goce estético cuando pasa las hojas, o simplemente lo hace como cuando hojeamos una revista de modas en la sala de espera del dentista, porque no nos queda nada más para hacer? ¿No considera lindo tener guardados esos comics y poder volver a leerlos, poder prestarlos, poder hojearlos en cualquier momento, poder quedarse unos segundos mirando el coloreado o el entintado, poder compararlo con la obra del mismo autor antes y después, leer entre líneas para discutir sobre la trama en un foro o en un bar con un amigo? ¿No? ¿Entonces qué es?

De más está decir que esa lógica no resiste ningún análisis. No estamos hablando de gustos, de "prefiero este tamaño, pero bueno, si otra no hay...". Hablamos de gente que putea en foros y seguramente prefiere comprar el tomo importado de España, que le sale mucho dinero más, sólo por tener páginas apenas más grandes. Hablo de gente que, tal vez por un prejuicio tonto hacia el manga, no se acerca a obras reconocidas porque están en blanco y negro. Hablo de gente que, antes de preguntar por la calidad intrínseca de un comic, pregunta tiene hojas a color, porque si no el precio "es muy alto", y porque si son en B/N "nah, mejor paso, no me gusta". Hablo de gente que critica un comic por tener veinte páginas menos que otro, sin sentarse a leerlo, sin siquiera saber si se trata de una recopilación de capítulos cortos o de una obra completa. Hablo, en suma, de prejuicios y odios absurdos, que ponen en peligro la escasa industria editorial de comics.

Actualmente hay muchos pedidos en ese foro, y mucha movida en diversos lugares virtuales comiqueros. Los aficionados quieren que se reediten en tomos recopilatorios obras maestras del pasado, de la etapa de Columba u Hora Cero. También está pendiente la primera edición completa de muchos comics de autores nacionales que solamente fueron editados en Europa, como es el caso de la obra de Trillo, Risso, Meglia, etc. Finalmente, hay muchos que reclaman más revistas, más espacios para los autores nóveles, que ahora batallan desde el blog o los fanzines (o desde la nada), pero quieren dar el salto a la edición profesional.

Todos estos pedidos, todas estas iniciativas son comprensibles y loables; me sumo a ellas. Quiero más historieta argentina, de todos los tipos, géneros y colores, de todas las épocas y tamaños.

Pero me pregunto, ¿cómo vamos a hacer? Coincidíamos el otro día en ese mismo foro: estamos dispersos. Si reeditamos la obra de Meglia y Risso (por no hablar de Breccia y lo de Hora Cero), que casi siempre es en B/N, los que odian el B/N no la van a comprar. Si reeditamos los clásicos de Columba, no podemos hacerlo en cualquier papel. Después uno no te lo va a comprar porque no es papel satinado, y otro no te lo va a comprar porque es caro ya que es a color. Si alguna editorial se arriesga con autores nuevos, unos le criticarán que sean pocas páginas, y otros que el tamaño es chico y otros que el precio es alto por tan pocas páginas. Y así ninguna cosa florece, todo se muere en un mar de negatividad inútil.

Que conste que no hablo de calidades ni de géneros. Actualmente creo que existe mucho mercado y espacio para todo tipo de comics e historieta, desde el que hacen en la Fierro hasta la Magma, que recupera el espíritu de aventuras de Columba; desde el terror de Pandemonium hasta lo cómico de Pepe Sánchez y ocurrencias similares; desde las tiras de Comic.ar hasta las novelas gráficas y los comics históricos como 1806: Invasión. Es comprensible y normal que lo que a uno le parezca genial al otro no le cause nada, y justamente en ese sentido creo que hay mercado para todos, porque hay muchos gustos que están siendo abastecidos por las citadas publicaciones. Pero si bien éstas tienen éxito, pero yo me pregunto si la marginalidad del mismo (porque les ha llevado tiempo afianzarse y lo siguen haciendo lentamente) no viene del lado de esta histeria galopante de muchos, a los cuales ninguna les viene bien, y el hecho de gastar 20 pesos en algo que no conocen, "para ver qué onda", pareciera más difícil de lograr que sacarle agua a una piedra.


PD: si me preguntan por qué no digo este en el foro, es que todavía no tuve oportunidad y no quiero ventilarlo en cualquier parte. Pero posiblemente, el día de mañana, haya alguna discusión y simplemente copiaré y pegaré este texto ahí mismo. En un par de ocasiones ya hice comentarios mucho menos picantes, que me llevaron por esta senda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

cagon