Basada en una serie de novelas del escritor nipón Hiroshi Mori, Mamoru Oshii nos deleita nuevamente con una de sus películas, mezcla de acción realista y profunda introspección de sus protagonistas.
Estamos de nuevo frente a una obra maestra de la animación 2D y 3D, con exquisiteces de todo tipo. Sin embargo, lejos de ser un conjunto de caramelos visuales, la edición y la dirección nos brindan un seguimiento realista de la trama. La cual, por otra parte, es completamente íntima, tanto en sus detalles convencionales como en los que tienen que ver con la parte más de ciencia ficción.
The Sky Crawlers es, sin duda, una película difícil de definir. No es bélica; tiene elementos de ciencia ficción pero también una gran cuota de drama y algo de acción. Sin embargo, y a pesar de la imaginería visual, lo que trasciende es la historia y su abordaje, propio de Oshii y sus escenas silenciosas, lentas, llenas de miradas y casi vacías de diálogo, con referencias veladas a cuestiones filosóficas o sociológicas.
En este punto, cuidado: la película dura 2 horas, y si uno no gusta de ese tipo de cine, es mejor elegir otra.
La historia
Más que hablar de argumento, podemos hablar de una serie de situaciones, que vamos descubriendo lentamente durante la película. Al comienzo se nos niegan las respuestas, de manera tal vez algo molesta; pero a partir de cierto momento de la película, todo comienza a cerrarse, y lo que sospechamos o relacionamos se une con lo totalmente inesperado.
Lejos de esas películas en las que los personajes dicen a la cámara todo lo que tienes que saber, casi siempre la trama avanza mostrando cosas: actitudes, silencios, miradas, palabras sueltas. Aquí Oshii se regodea, una y otra vez, en preguntas sin respuesta, en actitudes ambiguas o en escenas elididas, que simplemente no están allí para no adelantarte nada.
De todas maneras, teniendo en cuenta lo anterior, no termina de cerrarme cómo ciertas revelaciones son de pronto demasiado explícitas, haciendo un contraste tal vez muy fuerte frente a la sutileza general de la historia. De unir pistas y sentimientos pasamos a que ciertos personajes digan: "mira, aquí está pasando esto y esto", cuando nosotros como espectadores no teníamos demasiada idea de nada parecido.
¿Qué más podemos decir? Revelar mucho sobre el argumento sería contraproducente, creo yo, porque es una película para pelar despacio. Lo que digo a continuación, entonces, es algo que resume muy poco.
Ambientada en una extraña guerra mundial, la historia comienza con la llegada a una base aérea de un nuevo piloto, Yuichi Kannami. A través de sus experiencias vamos conociendo a sus compañeros de vuelo, pero principalmente a su superior, la oficial Suito Kusanagi, entre los cuales, lentamente, se va formando una extraña relación.
Con el tiempo, aprendemos más sobre la guerra, sobre la sociedad en la que están viviendo, y principalmente sobre ellos mismos. En este punto está la fuerza del film, en el relato íntimo de dos personas que se desencuentran, que no aciertan a comprenderse, porque algo mucho, mucho más grande que ellos está allí siempre, merodeando sobre sus vidas.
Como dije antes, no existe un argumento: éste tal vez podría representarse en la guerra misma, como una super-trama (lo cual daría lugar a una película bélica). Pero aquí solo vemos cómo un mundo extraño es habitado por un grupo de personas que hace lo posible para sobrevivir en él, tratando de salvar lo bueno y olvidar lo malo. En resumen, la película suma una serie de situaciones no necesariamente especiales; los personajes no salvan a nadie más que a ellos mismos, y su historia podría ser la de cualquier otro en su posición, el día de mañana.
La experiencia de un nuevo mundo
Ya hemos mencionado la enorme construcción visual con que cuenta la película, y es hora de enfocarnos en este aspecto, realmente sobresaliente.
Ambientada en una Europa imaginaria, en una época contemporánea a la Segunda Guerra Mundial, la cinta nos sumerge rápidamente en un mundo rico, tanto visual como culturalmente. Se nota que está basada en una serie de novelas, en donde el ambiente debe ser detallado con gran lujo. Aunque muchas de las cuestiones argumentales no aparecen en la película, es evidente la existencia de un pozo enorme de ideas para plasmar y de una gran base ficcional para contar dichas historias.
La realidad misma es otro elemento usado por los realizadores, quienes toman elementos según su antojo, borroneándola de manera deliciosa. La época es constantemente desdibujada por la convivencia de elementos totalmente anacrónicos: automóviles clásicos como Porsche y Cadillacs convertibles de la posguerra, aviones, radares y otro equipo de la Segunda Guerra Mundial y pantallas LCD... El mundo es nítidamente real, pero desconocido, novedoso, extraño.
Más allá de los fondos fotorrealistas y de la animación 2D extremadamente fluida y detallada (Oshii pone gran atención hasta en los movimientos involuntarios de los personajes), lo que sobresale sin duda por sobre todo es el enorme cuidado de los diseños técnicos de los aviones involucrados en el conflicto.
Lejos de crear aeronaves irreales y completamente ficticias, la película toma muchas ideas de la Segunda Guerra Mundial y utiliza colores, formas, diseños y otros detalles. Sin ir más lejos, el Sanka Mk. B (arriba) que pilotan los personajes principales es un derivado bastante directo del Henschel HS P75 y del Kyūshū J7W Shinden, dos aeronaves experimentales de la época, la primera alemana, la segunda japonesa. También podemos ver homenajes a los Me-109 alemanes, a los Ju-88 como bombarderos nocturnos, a bombarderos en configuración de ala voladora, etc. etc.
Llama la atención, o mejor dicho, coincide totalmente con la visión del director, que las cámaras no sean predecibles. The Sky Crawlers no es una película bélica (mal que pueda pesarle a algunos, con semejantes diseños). No veremos cámaras montadas en los aviones, ni zoom sorpresivos, ni cámaras lentas, ni un seguimiento detallado de cada movimiento. Abundan las tomas dentro de la cabina del piloto, los ligeros desenfoques, las tomas terrestres desde lejos, con los aviones siendo un grupo de puntos brillantes en el cielo, marcando la expectativa del personal de tierra por el ansiado regreso. En numerosas ocaciones, las tomas me recordaron a ciertos documentales, principalmente a la serie Aces de Combate que ví por Discovery (la cual recrea por computadora muchas batallas aéreas de la historia). En resumen, los combates son y se muestran cortos, como en la vida real: rápidos y mortales.
Como digo, puede parecer una lástima, para aquellos que quisieran ver más acción e incluso una película realmente bélica, que los combates se sucedan con pausas de media hora, y que sean cortos y escasos. Sin embargo, la tensión dramática se mantiene al mostrarnos ese mundo tan extrañamente caótico, en donde la paz y la guerra conviven en una supuesta armonía.
Recomendaciones y otros detalles
Con una duración de 2 horas, The Sky Crawlers representa un enorme logro para la industria de animación japonesa, principalmente en la cuestión técnica. Es muy poco común que una película de este tipo y calidad logre semejante duración; sin duda la presencia de Oshii en el proyecto le dio muchas facilidades a la hora de imaginar este nuevo mundo.
Con música de Kenji Kawaii y un hermoso sonido realizado en el Skywalker Ranch, lo sonoro no se queda atrás de lo visual. En cuanto a esto último, el trabajo en 2D fue realizado por Polygon Pictures, estudio que ya había trabajado para Oshii en Ghost in the Shell 2: Innocence.
El diseño de personajes en 2D, de hecho, tiene algunos puntos de contacto con esta película, y hay algunos que resultan casi idénticos (en los comentarios, uno de los realizadores admite que los personajes femeninos de Oshii son muy similares). Como contra, aunque la compaginación 2D/3D es excelente, la animación 2D usa a veces colores muy luminosos y planos, que hacen un contraste no siempre atractivo.
Como puede verse en los comentarios, muchas de las locaciones utilizadas para los fondos, exquisitamente pintados, existen. Los realizadores viajaron a Irlanda y Polonia para tomar fotografías de todo lo que iba a ser usado, incluyendo los enormes hangares de los aviones (fotografiados en Polonia, luego de las autoridades militares les dieran permiso). Oshii insiste en esos comentarios que, para dibujar bien un lugar, hay que estar allí, dibujar en base al recuerdo. Por otra parte, los comentarios a mí me parecieron muy aburridos, pero supongo que eso depende del ojo del observador; yo estaba esperando ver toneladas de bocetos y explicaciones de cómo se hizo cada cosa, pero son todas grabaciones de los realizadores hablando entre sí y alguna que otra mini entrevista.
Como dato curioso y para aprovechar, existe una edición al castellano, realizada para Latinoamérica. Posee estos comentarios ya citados, subtitulados, y audio en castellano para los que no gusten del japonés con subtítulos. Una de las partes más curiosas de la cinta es que es bilingüe: aunque los personajes son todos japoneses, al pilotear hablan en inglés, lo cual da una extraña sensación y desdibuja todavía más la ambientación.
The Sky Crawlers, que fue enviada a los Oscars de 2008 (no logró entrar en la categoría animada, en la que participaron Wall-E, Kung Fu Panda y Bolt), fue seleccionada en el 65º Festival Internacional de Venecia, donde ganó el Future Film Festival Digital Award. También participó en el Festival de Toronto de 2008 y compitió oficialmente en Sitges, un Festival Internacional de Cine de los más cotizados, ganando tres premios diferentes: mejor banda de sonido, mejor película para una audiencia juvenil, y el premio José Luis Guarner. ¿Qué más se puede decir? Por eso Hollywood está así: ni siquiera le da una chance a la animación para adultos (y no para todo público, que a mi Bolt y Wall-E me gustaron, pero son otra cosa).
Aunque disfruté la película, me quedé con las ganas de ver una que tenga el mismo cuidado visual, el mismo aprovechamiento de diseños ya mitológicos, pero más dedicados a la acción. Supongo que no séré el único. Para los que se enganchen con la parte bélica del film, pueden hacer dos cosas: averiguar si pueden conseguir el videojuego para Wii, que salió en 2008, y ponerse a investigar las mil y una referencias a equipo de la Segunda Guerra Mundial, algunas de las cuales he comentado.
No me queda más que recomendar lo siguiente: vean los créditos, porque la película sigue después del "final". Les dejo el trailer original, en japonés y sin subtítulos, así se enteran de menos cosas y pueden ver mejor otras.
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