Con profesores así... (II)


En Leeds, y luego en Oxford, demostró que era un buen profesor. [...] ...siempre conseguía que el tema pareciese algo vivo, demostrando de ese modo lo importante que era.

El ejemplo más famoso, recordado por todos sus alumnos, se refiere al inicio de su serie de conferencias sobre Beowulf. Llegaba al aula en silencio, miraba al auditorio, y empezaba de pronto a recitar con una voz sonora las primeras líneas del poema en el anglosajón original, comenzando con un violento grito, Hwæt! (la primera palabra de este y otros poemas en inglés antiguo), que algunos estudiantes interpretaban como "Quiet!", es decir, "¡silencio!". No era una lectura, era una representación conmovedora, la personificación de un bardo anglosajón, e impresionó a generaciones de estudiantes porque les hizo comprender que Beowulf no era simplemente un texto que se debía leer para aprobar un examen, sino un poderoso poema dramático. Un antiguo discípulo de Tolkien, el escritor J. I. M. Stewart, lo expresaba así: "Podía convertir un aula en una posada donde se bebía hidromiel, y donde él era el bardo y nosotros los huéspedes atentos." También asistió a sus clases W. A. Auden, quien le escribió muchos años más tarde: "Nunca le he dicho, creo, qué experiencia inolvidable fue, en mis días de estudiante, escucharle cuando recitaba Beowulf. La voz era la de Gandalf."


Humphrey Carpenter, en J. R. R. Tolkien, una biografía,
Minotauro, febrero de 2008, páginas 150 y 151

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