Cada tanto uno encuentra joyas que no sabían que existían. Trigun me gustó tanto que estoy reordenando las etiquetas de este blog para hacer lugar a comentarios sobre series, inaugurándola con esta obra maestra.
Trigun es, creo yo, una de las pocas series de los 90s que me faltaba ver, de las buenas series, del bueno anime que "ya fue". Ese anime que es muy difícil de encontrar ahora, en la época de los vampiros recalentados, las peleas absurdamente largas y exageradas y los personajes tan chatos como poderosos, tan complicados como inverosímiles.
¿Qué aporta Trigun al anime? Mucho, y es una lástima que no sea una serie tan conocida.
La premisa al comienzo es exagerada como muchos animes. Vash la Estampida, un sujeto raro por el cual se da una recompensa de $$ 60.000.000.000 (sí sí, 60 mil millones de dobles dólares). Detrás de él están dos empleadas de una empresa aseguradora, a la cual les cargan la misión de ubicarlo y tratar de negociar con él. Y es que el Tifón Humanoide, como lo llaman gracias a su pésima reputación, está señalado como la causa de miles de muertes y de destrozos de ciudades enteras. ¿Cómo puede ser una sola persona responsable de tanto? Pues parte de la respuesta es que la recompensa moviliza a demasiada gente sin escrúpulos.
Vash, de esta manera, se encuentra siempre en medio de problemas que no busca. ¿Pero quién es? Un irredento pistolero pacifista, un perfecto tirador que no se permite matar, ni siquiera a sus peores y más sangrientos oponentes. Un idealista de pies a cabeza, que busca un paraíso sin pecado. Alguien que carga un pasado demasiado grande, que trata de encontrar una manera de vivir a pesar de tanto dolor, de encontrar un lugar, una alternativa para vivir bajo un cielo tan azul.
Con este personaje, uno se imagina automáticamente una serie seria, y sin embargo el anime se permite, como siempre, una gran dosis de humor mezclada con tragedia (y Vash es responsable del 70% del humor de la serie). A diferencia de otras series, sin embargo, las dosis de ambas están tan bien equilibradas que el efecto de choque es agradable. Incluso en los episodios medios y finales, cuando la trama se va desenrendando, y uno piensa "en el capítulo siguiente no voy a reirme nada", siempre hay espacio para una sonrisa.
Además, a diferencia de otras series de anime, el factor de exageración está también muy equilibrado. La trama no salta a niveles ridículos, el humor no es absurdo y los pocos personajes algo fuera de tono (como la familia Nebraska) aparecen solo para mover un poco la trama. Incluso estos personajes exagerados no son para reirse, y pueden ser despiadados y fríos: no están allí para sacar risas.
En un planeta tan violento que se llama Gunsmoke, un gigantesco Far West donde la vida vale un par de balas, uno encuentra otros personajes que, como Vash, tienen grandes y gruesos problemas morales. Los secundarios o los eventuales tienen tanta profundidad como el protagonista, aunque tengan menos cámara. Esta es otro de los grandes aciertos de la serie. Uno no puede odiar a ciertos personajes, pues ve que sus convicciones están erradas o exageradas, pero no son malos per se. Igualmente es tremendo ponerse en lugar de Vash. Nunca en mi vida he visto un personaje pacifista tan bien utilizado y creado. Explotado al máximo, hasta la última fibra de su convicción moral de disparar primero, pero sin dañar y sin destruir, porque nadie tiene derecho a quitarle la vida a otro.
Vash es una contradicción caminante, odiado y despreciado por muchos, que busca la manera de encajarse a sí mismo en un mundo que contradice su lógica pacifista día tras día. Es un héroe de la no violencia, un personaje que parece imposible para una trama, pero que funciona perfectamente gracias a lo bien creado que está.
En lo dramático la trama tampoco flaquea o exagera por demás. Mientras pasan los capítulos uno va desenredando recuerdos y motivaciones, y se puede dejar llevar por un argumento sólido, que sabe donde llevarte.
Desde Cowboy Bebop no he podido ver otro anime "de tiros" que esté tan bien equilibrado y tan bien realizado. Diseños de personaje, argumento, animación (aunque para ser de finales de los 90s, tal vez peca de poca calidad, pero no desmerece en conjunto). Los personajes secundarios estan muy bien pensados: Meryl Strife y Milly Thompson, las dos "chicas del seguro", y el predicador Nicholas D. Wolfwood (que predicaba a tiros, por cierto). Este último, junto con Vash, entró ya en mi panteón de mejores personajes del anime. No hay con qué darle.
Un detalle que también ayudó a que me gustara tanto: el argumento, a pesar de ser desenrollable, no se traba nunca ni es difícil de leer. Una de las cosas que odio de algunas series de anime es que uno las ve dos o tres veces y no las entiende. Después uno habla con supuestos gurues otakus que se dan de superiores, pero ellos tampoco la entendiendo del todo. No sé si se trata de fallas en la traducción, cosas de la cultura japonesa o simplemente que los mangakas inventan demasiado al vuelo las cosas (y luego no encajan), pero hay animes que no se entienden.
Trigun no falla en eso: uno puede entender todo simplemente viendo la serie. Cuando en los últimos episodios todo se desenreda y accedemos a los recuerdos de los personajes, lentamente la cosa se enfoca. Al terminar la serie me quedaban un par de detalles sin cerrar, principalmente cosas del decorado. Mientras me duchaba até los cabos; a los pocos minutos comparé en Wikipedia mis suposiciones y eran ciertas.
Creo que será la primera serie en la cual miraré dos veces el episodio final. Es una lástima que no sigan haciendo mangas y anime de este tipo, con tantos detalles tan bien cuidados y personajes tan humanos, tan reales, tan profundos y con los que uno sufre simplemente de verlos.
Ah, y para mi sorpresa, parece que el año que viene hay película. ¿Qué más se puede pedir?
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