El martes terminé mi cuarta novela, un poco más rápido de lo que esperaba. El proceso de relectura y reescritura final fue ágil, aunque también hay que decir el texto era relativamente corto. Quedé muy conforme con una cosa: creo haber alcanzado un nivel de omnisapiencia con respecto al texto, en el que lo veo completo en una imagen mental. Ya no me olvido cuando pasaba cada cosa, y encuentro fácilmente los puntos de anclaje de personajes y situaciones. Esto me permitió agregar varios elementos que fortalecen el relato, elementos que no había visto ni conectado en la relectura del manuscrito, pero que ahora surgían frente a la pantalla. Como encajaban preciosamente, los fui añadiendo sin anotarlos previamente en ninguna parte. Espero poder seguir cultivando esta forma de escritura, en donde tengo que consultar menos la continuidad de las cosas.
Así que terminé (bueno, un par de cositas más en unas horas, pero apenas cambiar una palabra en un diálogo y agregar dos ideas en una descripción, nada más).
Como ha sucedido antes, la repentina falta de "algo que hacer" me llevó a tomarme un descanso. Justo había comenzado otro libro (Los cristales soñadores, de Theodore Sturgeon), y aproveché para ir al cine, ver un poquito más de televisión, bloguear, etc. etc.
Pero no puedo estar mucho tiempo sin nada que hacer. Así que la mente volvió a ponerse en marcha al poquito tiempo (es decir, ya cuando salía del cine y escribía mentalmente la reseña de la película).
¿Que tengo que hacer? A ver... todavía tengo una novela que reescribir, cosa que me alegra mucho. Mientras terminaba de escribir la ya citada, aparecieron las ideas que me permiten cerrar la parte que quiero agregar/reescribir, y se cerraron muchas heridas del texto (cosas que estaban pero que no sabía cómo justificar o quitar). La semana que viene, calculo, volveré a comenzar.
¿Por qué no ahora? A ver... tengo toda la tarde ocupada con encuentros con amigos, entre ellos un dibujante ya mencionado acá, con quien espero poder volver a trabajar. Mañana con suerte hay rol durante casi toda la tarde, todavía no lo creo (y sigue sin llover, puta sequía). Y a la noche cena con amigos... El domingo no hay Fórmula 1, pero algo encontraré para hacer... o dormiré, no sé.
Ah, y una más. No me quedé conforme con algo. La novela que tengo que reescribir tenía que ser de espada y brujería. No lo es, o lo es poco. Parte de la reescritura viene para agregarle acción, al menos un poco, pero no voy a disfrazarla. Por no planear firmemente y con cuidado el argumento general, derivó en algo que no buscaba, aunque el resultado general me gusta. Agréguenlo a la lista de cosas que aprendí (espero).
Visualmente, esa novela surgió después de ver muchas ilustraciones de Frank Frazetta. Dije: quiero hacer un mundo en donde estén estos personajes. No lo logré. La idea sigue estando. ¿Cómo puede surgir? No tengo historias (tengo tallos de historias, es inevitable, crecen como el pelo), pero sí un mundo que fui creando de a poco en estos días. Quiero hacerlo juego de rol, bueno, no juego en sí, más bien una ambientación. Así que puse recién un aviso en SAS. ¡Ayuda! Quiero tener días de 35 horas. Ya que duermo poco, al menos así podré terminar algo este año. Algo lúdico, quiero decir. A lo mejor tengo que colgar los guantes de escribir novelas, cuando termine mi cuarta, y dedicarme a lo otro por unos meses. ¿Qué me dicen?
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2 comentarios:
Por casualidad leíste "The Riddle of Steel"? (comunmente abreviado como TRoS). Además de ser un gran juego tiene elementos que podés llegar a encontrar más que interesantes, tanto en lo táctico como en lo "narrativo".
No lo leí, pero igualmente por ahora estoy tapado de cosas para hacer. En SAS me propusieron algo que, hasta ahora y a primera vista, me satisface bastante. El proyecto corre en segundo plano, hay cosas más urgentes, así que no tengo apuro.
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