Hace tiempo que manejo la idea de juegos de rol basados en cartas.
También hace tiempo (pero menos) que manejo la idea de un juego de rol que plantee algo similar a la obra de teatro tipo Shakespeare, pero con una ambientación con vampiros, etc.
El otro día me vino a la cabeza una idea para combinarlas. Habría cartas de personajes principales, secundarios y extras. Se podría tener uno principal y un extra, o uno secundario y dos extras. Estos serían personajes que se tienen que interpretar, o usar para algo en el caso de los extras.
Las otras cartas tendrían elementos de la ambientación, como armas, venenos, disfraces, diarios personales, cartas, etc. etc. etc. Serían lo que más definiría la ambientación, desde lo gráfico hasta lo argumental, estableciendo qué cosas son comunes y utilizables.
Después habría otras cartas que, como adjetivos, establecerían características. Así podríamos hacer que una daga esté oculta, que un veneno no tenga antídoto, que un disfraz sea particularmente bueno.
Combinando estos elementos, el jugador intervendría en la historia narrando una parte, de acuerdo a ciertas reglas, antes de pasarle el control de la narración a otro.
Muchas cartas tendrían porcentajes, para el caso de tener que hacer tiradas de dados, como si fueran habilidades del sistema Chaosium. Estoy haría también que los porcentajes pudieran combinarse o restarse, o hacerse tiradas enfrentadas (en el caso de combates, venenos, enfermedades, mentiras, etc.).
Había pensado también en un sistema para regular el uso indirecto de ciertas cosas, principalmente para la cuestión del armado de complots y traiciones. Se me ocurre por ejemplo el caso de una mujer que bebe una poción de amor para que un vampiro, al alimentarse de ella, se enamore al beber la poción en su sangre. Podría funcionar o no de acuerdo a la fuerza de la poción, la actuación de la mujer, etc.
Me imagino a un grupo de personas jugándolo casualmente, porque serían historias de una sesión. Se repartirían al azar ciertas cartas, otras se elegirían. No habría DJ, pero sí un sistema democrático (que podría incluir el azar para casos puntuales) para dirimir diferencias de criterio.
Aunque no estoy con tiempo ni con ánimo de diseñar juegos de rol por un buen rato, de pronto me resurgen ciertas esperanzas en la cabeza.
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