A veces uno encuentra joyas de casualidad, como cuando tropieza en una librería de usados una cosa que no sabía que existía pero que de pronto uno no puede vivir sin ella.
Justamente eso me pasó con esta película.
Venía de comerme uno o dos episodios de la serie animada de la Liga de la Justicia. Una justa revancha, porque solamente pude seguir la primera y parte de la segunda temporada, y luego se me hizo imposible por cuestiones de horarios. Por años, una verdadera tortura saber que no podía ver el show.
Pero ahora gracias al milagro de la red, puedo.
Así que estaba en eso, informándome en Wikipedia sobre algunas cuestiones técnicas y de las historias de los personajes, cuando de pronto apareció.
Estrenada en este año que se nos va, se trata de una obra de arte. Verdaderamente. He leído comentarios sobre que desde The Mask of the Phantasm no había nada parecido. Estoy totalmente de acuerdo.
La historia se centra en la década de 1950, con un mundo sacudido por el final de la Guerra de Corea y el inicio de la Guerra Fría. Los superhéroes de la Edad de Oro de los comics se enfrentan a su ocaso: el gobierno solo les deja seguir estando activos si firman un acuerdo de lealtad. Solo Superman y Wonder Woman aceptan, y se dedican a batallar a los comunistas en Indochina. Mientras tanto, Batman y Flash se mantienen luchando contra el crimen en la clandestinidad.
Plagada de referencias a nuestra realidad y a la historia de los comics, la película dura poco más de una hora, pero tiene la ventaja de parecer que dura dos. Mientras vemos las realidades complejas de estos héroes, asistimos al origen de Martian Manhunter y Green Lantern, dos íconos de la Edad de Plata, quienes con sus nuevos uniformes aparecen mucho más modernos que los de la vieja JSA.
Bien en el fondo, la película no es más que una serie de metáforas políticas, sociales y comiqueras, que no hace agua por ninguna parte. Leí también en una parte que un crítico dijo que es una de las pocas películas de superhéroes sobre las cuales uno no puede quejarse de nada. Contentan y no dejan lugar a decir "esto no estuvo tan bien". Y creo que es así. La vi con mucha espectativa, y no me defraudó ni un instante. Y si algo de la trama hace referencia a una parte bastante chota de la historia estadounidense (justamente el macartismo que censura, discrimina y prohíbe), la película no hace patrioterismo ni nada similar. Claro que es una película con contenido político yanki, porque es yanki, como una película política argentina tendría contenido político argentino. Pero los creadores han logrado mantener eso en un plano estrictamente histórico.
Mención aparte, lo visual. Un estilo hermoso, haciendo honor a lo viejo (como los uniformes de la década de los 40 y el estilo pulp de esa época). Realmente una linda experiencia.
Un clásico hecho ayer, que hay que ver ya. Y de regalo, para que vean, la portada del comic a partir del cual se creó la película. Sí sí, Superman está en segundo plano.
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1 comentario:
Pinta copete. ¿Se podra prestar? =P
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