¿Para tanto?


El otro día se me dio por releer comics de superhéroes, en gran medida porque estoy masticando un proyecto de este tipo. Quería ver viñetas, recursos gráficos, onomatopeyas, diálogos, etc. Todo lo técnico, más allá de lo argumental.

Fue así que regresé a uno de mis orgullos de la adolescencia: 8 números de X-men dibujados por Jim Lee, editados por editorial Pavón y luego por Columba hacia 1995 (*). Justo en la época en la cual conocí a un amigo batmaníaco que me metió en los comics de lleno.

Recuerdo que fue algo difícil para mí ahorrar el dinero para comprarlos, porque estaban ¡2 pesos! y en ese momento mi madre, que cobraba muy bien, perdió el trabajo y pasamos a ser "clase media arrastrada".

Pero lo compré y, aunque no entendía nada de la trama porque estaba entrelazada con mil otras series yankes, me sentí en la gloria. El dibujo de Lee era tan bueno como me lo habían mostrado, y las chicas que dibuja... bueno, las chicas que dibuja.

Así que volví a esa especie de "primer amor", aunque no fue, creo, el primer comic que compré, fue el primer intento de seguir una serie en lugar de comprar unitarios de Batman.

Y encontré una cosa: ¡demasiado texto!

Los primeros 4 números (que son los que leí hasta ahora) fueron guionados por Chris Claremont, un enorme autor del género que revolucionó varias veces personajes y series de la Marvel. Ahora que lo miro con ojo crítico, veo varias cosas.

Los diálogos son muy largos, y a cada piña hay un soliloquio a lo Shakespeare. O dos. Y, para colmo, la gente dialoga mientras se pega. Dialogan siempre y los globos se alargan y se alargan y se pegotean con los otros como si fueran un virus mortal, comiéndose gran parte del dibujo. Y los globos pegoteados son muy jodidos de leer.

Lo de los soliloquios se entiende, supongo que por la época, o lo que sea. Se sabe que en los comics el tiempo transcurre diferente. Pero lo otro... Claremont era y es muy aclamado por haber resucitado en esa época a los X-Men, y de hecho dejé de comprar la serie (además de por el dinero) porque me anunciaron que cambiaba de guionista y que las historias ya no eran tan buenas (no sé si era cierto, pero me dejé influenciar).

Tal vez era su estilo, porque la verdad es que hay mucha información en cada página. Jim Lee dibuja muy bien, con esas poses exageradas de pelea que te meten en onda rápido. Pero en el guión a veces las cosas saltan, aparecen en una viñeta de pronto cosas que nadie había visto antes, y los diálogos, si bien son trascendentes, creo que tienen demasiadas palabras. También veo que algunos dibujos de Lee tienen fondos demasiado detallados, haciendo que lo que está en primero y segundo plano sea confuso, lo cual se agrega a lo de los globos. Para colmo, algunas viñetas están muy pegadas o superpuestas, lo cual suma más "apelotonamiento" (vocablo argento bastante expresivo en este caso).

También sé que los dos autores tuvieron problemas artísticos en la época. De hecho a Claremont lo echaron de la serie porque no se ponía de acuerdo con Lee, que era "el chico nuevo del barrio" y muy popular. Tal vez ahí está la cuestión de todo. Demasiada información, tironeos entre quien cuenta cada cosa... Es evidente que los dos querían lucirse con lo que mejor sabían hacer, y no lo hacían de manera coordinada.

¿Qué me deja esto? Supongo que los grandes también pueden hacer mal las cosas, y en definitiva, si es por gustos, siempre habrá gente que no le gustará como haces algo. No sé si lo que hizo Claremont con el guión está "mal", porque como digo, a lo mejor eran cosas de la época y no soy quien para juzgarlo. Y definitivamente los problemas de comunicación entre los dos autores se notan: se ve que hay algo que no funciona.

Así solo duraron 4 números, que son los que leí. Ahora voy por los otros cuatro que tienen una lucha contra Omega Rojo, guionados por John Byrne. A ver cómo cambia la cosa.


(*) X-Men nº 1 de 1991, el que acá fue editado en 1995, sigue siendo el comic más vendido de la historia, con 8 millones de copias. Influyó no solo la popularidad de Jim Lee, sino el mercado especulativo que se había armado en la época, en el que se veía como una inversión real a los comics (tanto como comprar inmuebles o acciones de empresas líderes). La edición incluyó 4 tapas diferentes, de manera que la gente se compró varias veces el mismo número; también había creo una edición especial con tapa desplegable que las incluía a todos. En la edición argentina se fraccionó ese desplegable en los tres primeros números, y luego se vendió una recopilación que consistía en los tres números (con tapas en papel ilustración) encuadernados para formar una revista más grande. En esta edición, que yo tengo, la tapa incluía la mitad central de la tapa desplegable original, que es la que está bajo estas líneas.

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