Miércoles 26 de noviembre. Año y medio sin el Negro Fontanarrosa. Para mí sigue ahí.
Hace unos días me enteré por el diario que mi amigo Jorge Matar había sido uno de los ganadores del concurso de historietas organizados en su nombre. Así que es una alegría poder acompañarlo a la ceremonia de premiación.
El bar del shopping está de fondo, aunque uno preferiría que fuera El Cairo, donde el Negro habitó tanto tiempo. Cosas de los patrocinios, he de suponer.
Viene el intendente, me entero, y que cambiaron el horario para que él pudiera asistir. Igualmente se queda diez minutos, habla y se va (cosas de las agendas apretadas). Yo le insisto a Jorge con que eso le da pedigrí al concurso y a la ceremonia en general. Están los cuatro canales de la zona, muchas cámaras y micrófonos.
Cafecito y medialunas gratis. Dan los premios y Jorge me autografía una copia de la revista que editaron, con todas las obras ganadoras y las menciones. La suya es la única que no tiene palabras. No le incluyeron la tapa, eso sí. Pero igual es mucho, muchísimo.
Los medios finalmente lo entrevistan, después de que todos le insistimos para que haga cámara. Se queja de que le hacen preguntas de respuesta “si/no”. Es lo mismo que los cassettes de los futbolistas, le digo: las respuestas son idiotas porque las preguntas son idiotas.
Hay invitados conocidos, otros que no, otros que mejor evitar. Se echan en falta Sasturain y Rep, que eran dos de los tres jurados, pero bueno, no se puede todo. Vino Tolj, que es de acá, y no lo pusieron a decir nada.
Nos vamos cuando ya no queda nadie, esperando que Jorge termine de hablar con sus camaradas ganadores.
Lo único que me queda desearle es que le den pronto el premio y se puede comprar la Mac que merece (y necesita).
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