Crack Bang Boom 4, las conclusiones


Como todos los años, una vez terminada la reseña día por día de Crack Bang Boom, toca listar una serie de reflexiones que a veces no encajan en los comentarios diarios.

Confirmado: los editores son personajes curiosos. Este año, más que otros, dieron la nota, personificados en Scott Allie. Como ya comenté, algunos conocidos y amigos que habían sido seleccionados en años anteriores no lo fueron en esta ocasión. La cuestión, más allá de la evidente calidad de sus trabajos, era que a veces los motivos del rechazo eran inverosímiles. Por lo que escuché, a un dibujante lo rechazaron por tener "varios estilos", cuando estos ya estaban definidos. Es decir, pareciera ser que se buscaba alguien que sólo supiera hacer una sola cosa.

Por otra parte, también tuve acceso a personas que llevaron carpetas y que fueron rechazadas, evidentemente, por que "vieron luz y entraron". Sin criticar su actitud, me pareció algo poco constructivo mandarse con ilustraciones sueltas para hablar con un editor de comics, sobre todo si esas ilustraciones no tienen absolutamente nada que ver con el estilo de sus publicaciones ni con sus personajes. Es una pérdida de tiempo para las dos personas.

Finalmente, y para matizar más las cosas. Los editores no lo son todo. Algunas de estas personas que fueron rechazadas terminaron conociendo a agentes y otras personas del mundillo, quienes les pidieron dibujos que fueron pequeñas semillas que ya están germinando en muestras para empresas de comics MUY grandes. La moraleja es que no hay que producir "sólo para el editor", para el que viene a mirar carpetas. Hay que tener de todo y a mano, porque en una convención uno no sabe con quién se va a encontrar y de pronto lo que uno no muestra puede ser el pasaporte para una charla o propuesta inesperada.

Tenía ganas de poner esta imagen. No sé por qué.
Fueron días muy pero muy cansadores. Como editor y co-responsable del stand de la revista, a veces no había mucho que hacer, porque tus compañeros ya lo estaban haciendo y el lugar no daba para dos. Sin embargo, uno no quiere dejarlos en banda si pasa algo inesperado, o si de pronto hay muchas personas para atender, o si aparece alguien para charlar/preguntar/proponer algo importante.

Creo que también fue cansador porque de pronto me sentía en otra posición, totalmente diferente. En el año (aproximado) que pasó entre esta CBB y la anterior, germinaron muchas cosas importantes en mi vida. Una de ellas era el hecho de sentirme ya realmente dueño de lo que hacía a nivel editorial: el poder publicar regularmente es algo genial y aunque no haya dinero de por medio, te llena el alma. Sobre todo porque se hace en un entorno de respeto, de calidad, de crecimiento mutuo, de amistad.

En esta CBB me sentía como otra persona. Uno de los mayores cambios de ánimo se dio con respecto a las fotos: mirando las reseñas anteriores veo que ahora tengo menos fotografías sacadas y no me dio ganas, sinceramente, de postear más fotos aquí. Habrán notado también que los textos son más cortos, y es que de pronto tenía menos cosas para decir: hay mucho que pasa por debajo de la superficie. Por otra parte, creo que soy muy afortunado porque CBB3 fue la cúspide para mí como asistente y mero espectador, sobre todo por la presencia de Robin Wood. Hubiera odiado tener que perderme todas esas experiencias por tener que estar en el stand de la revista.

En este sentido creo que CBB3 fue como un parteaguas, y como digo, me siento afortunado por cómo todo salió. A veces las piezas de la vida encajan mejor de como uno quiere hacerlas encajar.

No sé qué más decir. En estos días estoy cumpliendo años y si bien hay cosas que todavía faltan en mi vida, ahora puedo decir que esto no. Y que todo parece encarrilado, como para que las convenciones, la revista, los guiones, la publicación, y todo lo demás que tanto me gusta, se hagan parte de mi vida. Y cuando algo es parte de uno, a veces es difícil contarlo, ponerlo en palabras. A lo mejor eso es lo que está pasando.

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