Crack Bang Boom 4, día jueves


Primera vez que veo un remolcador en el Río Paraná.
Como se puede ver, el clima no era muy agradable.
A ver, a ver, comencemos por el principio.

El día arrancó feo, con mucho frío, muchas nubes grises, viento y la perspectiva de lluvia. Parecía que la tradición se iba a romper: siempre que hubo CBB no llovió. Por suerte, no cayó ni una gota. Sin embargo, temimos por la convocatoria de la convención en un día tan malo para salir al aire libre.

Temprano fui para ayudar en el armado del stand, que compartíamos con Iván Shatski, un talentoso ilustrador y pintor rosarino que se está haciendo famoso por sus pinturas de jugadores y directores técnicos de Newell's (entre ellas, la más famosa, la del "Super" Tata Martino). Qué le vamos a hacer, amistades son amistades :)

El tema en ese momento fue acomodarnos, porque tanto Iván como Maxi y yo somos altos y ocupamos algo de espacio, a lo que había que sumar dos mesas, una computadora, un atril, sillas, las cajas con revistas, etc. Pero como dice el dicho, "todo cabe en una taza si se sabe acomodar". El problema en todo caso era que existían varias soluciones al misterio, y había que buscar la mejor.

Estar en la misma situación que una
distribuidora de este calibre tiene
sus cosas. Pero por lo menos uno
puede ver la trastienda del asunto.
Teníamos mucha, pero mucha expectativa, a nivel grupal e individual. En mi caso, estaba muy conforme con el nivel de calidad y repercusión de la revista, pero también muy ansioso por ver cómo se reflejaría esto en la convención. Sabía que venderíamos muy bien, pero quería ver cuánto; además, quería contactarme un poco con los lectores para que nos hicieran llegar sus opiniones.

En lo personal, también, estaba tremendamente alegre porque Lisandro Estherren, amigo dibujante de aquellos (porque es buen amigo, además de buen dibujante) estaría presentando el sábado su libro Etchenike, guionado nada más y nada menos que por Rodolfo Santullo. Una obra tremenda, que le implica el acceso a las grandes ligas y del cual me siento un poco partícipe aunque no hice nada :D


En fin, la cuestión es que la apertura se demoró media hora, y nosotros, como algunos otros expositores, estuvimos renegando hasta minutos antes de la apertura de puertas, disconformes por algún detalle del stand o por algo que no habíamos previsto.

Mientras tanto, los primeros asistentes a la convención esperaban detrás del vidrio como zombies frente a un supermercado lleno de porristas tan rubias como tontas. Afortunadamente no querían nuestros cerebros, sino nuestros comics...

El stand, mientras dialogábamos con
otros de los responsables de la revista.
Al poco tiempo de la apertura, ya teníamos nuestros primeros compradores. Nos dio mucho gusto ver la recepción que había tenido la revista, y saber que personas de Mendoza, Santa Fe, Buenos Aires y cuantos lugares más habían venido hasta ahí con la compra de la revista como uno de sus objetivos.

A media tarde nos dimos cuenta de que había mucho más público del que esperábamos. Siendo jueves el día más flojo de la convención, y encima con el frío que hacía, era notoria la cantidad de personas que habían entrado y ahora estaban comprando y dando vueltas. Algo nos dijo que esta convención no sería como las anteriores...

Fue una pena perderme la inauguración y algunas charlas que me resultaban más o menos interesantes, pero ya venía con la mente preparada. El compromiso era otro; ya no era un "simple" asistente a la convención sino que estaba del otro lado del mostrador, y ahora todo se centraba en nuestro trabajo en la revista.

La foto obligada, con Lisandro, Maxi y la
Términus #3 que Lisandro ayudó a parir,
dibujando una historia con guión mío.
Ese día charlamos al respecto con los creadores de Términus, así como con Iván. Era la primera vez que teníamos un stand de esas características, que conlleva todo tipo de responsabilidades y cuestiones a veces imprevistas. Sabíamos que cometeríamos errores pero confiábamos en poder solucionarlos y salir adelante. Algo que, afortunadamente, fue así.

Mientras rotábamos en la atención del stand me tomé unos minutos para espiar alguna charla, ver otros stands, charlar con amigos y conocidos e intercambiar algunas primeras impresiones. Por supuesto también saqué fotos; sin embargo, este año no tengo tanto interés en mostrarlas a todas, tal vez para no sobrecargar al lector.

Poco más puedo contar de ese primer día, muy agitado y cansador. No hubo muchas novedades ni nada particularmente interesante para narrar: simplemente mucho, mucho trabajo y unas buenas ventas. Las anécdotas son menores y algunas hasta muy personales.

Lo bueno ya aparecía por el horizonte; faltaba poco para experimentarlo. Los dejo con algunas imágenes más de ese día.


La charla inaugural, con el editor Scott Allie, de Dark Horse
Comics. Sinceramente me atrajo poco, a lo mejor porque
ya me cansé de escuchar editores.

La foto del día: el equipo de Términus, junto a Lisandro
Estherren e Iván Shatski.

Un de las fabulosas esculturas que siempre
nos alegran el día en Crack Bang Boom.

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