El viernes arranqué temprano, pero no tanto, organizándome mejor ya que era uno de los dos días de la convención en los que me dedicaría a full al stand y la revista.
Hacia el final de la tarde, nada sorpresivamente, la cantidad de público aumentó bastante. |
Ese día, sin embargo, no hubo tanto público. Las ventas, al menos en el stand de Términus, fueron un poco mayores, pero no demasiado, y calculo que fue así en otros stands. Creo que fue porque el día anterior había habido demasiado público para lo que se acostumbra: muchos asistentes de otros lugares del país fueron como locos el primer día a comprar y ver todo, y tal vez no fueron al segundo, o se quedaron menos tiempo. Mientras tanto, los rosarinos que habían ido el jueves tal vez decidieron aprovechar el buen clima para salir un rato a hacer otras cosas, y el que había pedido el día en el trabajo (conozco a varios, pillines) ya no podía repetir la hazaña.
Sea por lo que fuere, se rompió un poco la ecuación, que dice que los jueves van pocas personas, el viernes un poco más, etc. A lo mejor es simplemente percepción, pero creo que más de uno estará de acuerdo conmigo en eso.
Con las prisas de la organización del jueves, se habían olvidado de poner esta escultura. |
Fue un día para charlas con varios dibujantes, ya más relajados, pero también algunos más nerviosos. Algunos vieron como sus trabajos fueron rechazados por el editor invitado, Scott Allie, incluso aunque tenían buena crítica de parte de colegas con más experiencia en el ramo. Viendo esto, algunos se contagiaron del nerviosismo. Volveré sobre este tema en las conclusiones/resumen de la convención, como siempre.
También fue oportunidad de charlar con más tiempo con algunos colaboradores del tercer número de Términus, entre ellos Enrique Santana y Hernán Ferrúa. Algo que yo esperaba, porque creía que lo más fuerte de esta convención sería justamente eso: conocer y aprender de colegas que, teniendo más o menos experiencia, siempre iban a poder contarme algo interesante e importante para aprender.
Fue bueno también encontrarse con más seguidores y compradores de Términus, y en general, intercambiar opiniones con otros expositores, principalmente los vecinos de Puro Comic Rosario (que estaban al lado) e Historietas Argentinas (stand administrado por el amigo Ariel Avilez, con quien nos sacamos una foto, como en todas las convenciones). También vino uno de los primeros autógrafos (ya hubo otros), cuando el mentado woodiólogo y suministrador de dosis comiqueras nos compró los tres números de la revista y pidió que le firmara uno, lo cual hice algo torpemente, por falta de experiencia. Pero ya van saliendo.
En suma, de nuevo poco para contar, más que una serie de pequeñas anécdotas que me parece mejor relatar en las correspondientes imágenes.
La cola para que Rodolfo Santullo y Leandro Fernández firmaran su nueva obra, Far South, editada por Puro Comic Ediciones, al lado de nuestro stand. ¿Y el sujeto de sombrero? Esa es otra historia :D |
Nuestro stand, compartido con Iván Shatski (gracias por las cajitas, sirvieron de mucho). ¡Todavía teníamos ejemplares de Términus nº1! |
Otra vista del sector de fanzines, que ese día visité un par de veces para charlar con algunos amigos y pispear lo publicado. |
Así se cerró el día, con buenas ventas y algunos apuros (hubo que ir a buscar más revistas para vender, ¡porque ya no teníamos suficientes en el stand!). Con un saldo muy positivo y mucho, mucho cansancio, pero también mucha alegría, nos sumamos al clamor popular por unas pizzas y seguimos a "la manada" (es decir, a los organizadores e invitados nacionales e internacionales de la convención) a El Cairo, bar icónico de Rosario gracias al Negro Fontanarrosa, y junto con Santana, Ferrúa y el mendocino Tarquini (a la sazón, el primer comprador de Términus que tuvo la convención, también dibujante) nos mandamos unas cuantas de muzzarella. Un cierre de lujo para otro día tremendamente positivo...
Y todavía faltaba mucho, mucho más. Pero eso es para la siguiente entrada.
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