Los milagros de la telefonía celular


La semana pasada, con la excepción de algunos momentos y experiencias, fue bastante mala.

Tal vez un efecto secundario de eso, ahora que ya terminado, es que tengo algo diferente y nuevo para contar.

Esta vez no pude escribir mucho, aunque terminé un par de cosas importantes.

Pero luego del insomnio de varios días, alguna cuestión personal bastante dolorosa, un par de días sin poder tocar la computadora más que para leer los diarios, y una serie de pequeñas pero constantes molestias en las tareas diarias de la casa lo único que puedo decir es: por fin terminó.

La cereza del postre fue el cambio de empresa de celulares. Mantengo el mismo equipo desde hace varios años, y no podía cambiar de empresa debido al contrato firmado con la compra del aparato. Pero a principios de año el contrato expiró y por fin fui libre de abandonar una empresa que parece ser la peor de todas. Aunque la diferencia no es mucha, aclaro.

Pues bien, hace casi dos semanas hice el largo trámite de una hora y media, y me aseguraron que todo estaba listo. En una semana me llegaría el mensaje del cambio de operador, tenía que reemplazar el chip y todo cerrado.

Es la primera vez que cambiaba de empresa manteniendo el equipo, de manera que mi ingenuidad estuvo presente conmigo todo el tiempo. Obedecí el mensaje cuando llegó, y cambié el chip sin dudar. Sin embargo, en el aparato aparecía una leyenda de bloqueo. No podía usarlo para nada. Reclamé al día siguiente, pero no me dieron respuestas luego de varios llamados matinales (dos de los cuales se cortaron misteriosamente, lo cual no ayudó a elevar el aprecio que tengo por mi nueva compañía). Finalmente, por la tarde, la empresa simplemente dejó de atender mis llamados. Supuestamente no tenían operadores: ni siquiera me ponían en el espera, sino que me enviaban a una página web donde nada se podía hacer. Mi madre, que tiene la misma empresa, me dijo que eso era algo normal, que me fuera preparando.

El día siguiente era 1º de mayo, así que ni siquiera lo intenté.

El 2 me entero de que todo está bien, pero claro, no he liberado mi equipo... Sigue estando bloqueado para operaciones con la primera empresa, así que hay que desbloquearlo. Desobedezco a la operadora de la segunda empresa, que me sugiere que pida un código de desbloqueo y sí, claro, van a atenderme como ustedes no lo hicieron. Voy al negocio de celulares que tengo a dos pasos y pido el desbloqueo, que me cuesta casi dos entradas de cine.

Al día siguiente, por la tarde, recupero mi equipo y la línea... y descubro que me han reseteado el equipo, borrando con él toda mi libreta de contactos. Ahora bien, yo había grabado todos los contactos en el teléfono porque alguien me había dicho "sácalos del chip, que si lo vas a cambiar, los vas a perder". ¿Cómo se supone que podía mantener mis contactos si iba a perder el chip y la memoria iba a ser borrada? Misterios de la vida, supongo.

Para ese momento ya era viernes, casi de noche, y mientras meditaba sobre los problemas de configuración táctil de algunos menúes (es condenadamente difícil pegarle al pixel de la barra de desplazamiento) y trataba de no estampar el aparato contra el suelo (la culpa no era suya), me quedé pensando en cómo el no aclarar las cosas te pueden arruinar un buen día. Porque en ningún momento el personal de la segunda empresa me avisó que tenía que desbloquear el equipo (supuestamente ellos se encargaban de todo) ni el encargado del negocio de celulares me advirtió que tuviera en cuenta el reseteo del equipo y su efecto en los datos grabados.

Así que ahora estoy en la larga tarea de reconstruir la libreta de direcciones. Por suerte el 99% de las personas que tengo allí anotadas están en contacto conmigo ya sea personalmente, por redes sociales o e-mail; incluso varios están anotados en una libreta ¡de papel!. Pero ya que está, aprovecho para mandar un saludo del Día del Trabajo a Sebastián (si, vos!), mensaje que no pude mandar ese día, el mejor de la semana, en el que seguía siendo ignorante de muchas cosas que me causaron grandes dolores de cabeza. Vos más que nadie lo merecés, me parece. Y ya que está, pasame por mail tu celular :D

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