Anime y comics de superhéroes americanos... una mezcla que, como ya vimos, no siempre sale bien. No siempre. La versión japonesa de Ironman es la prueba de que se puede.
Ya de por sí, la gran experiencia que tienen animadores, diseñadores y guionistas en manejar las peleas de mechas anticipaba al menos un buen espectáculo. Lo bueno de esta serie de doce capítulos es que, justamente, además de buenas peleas, tenemos personajes bien desarrollados, sorpresas constantes y un guión que sabe ponernos en la mitad de lo que pasa sin caer en clishes, personajes ridículos, explicaciones absurdas ni complicaciones innecesarias.
Ironman es, en definitiva, una excelente forma de asomarse al anime, si eres un aficionado del personaje o de los superhéroes yankis. A más de uno, seguro que le saca algún prejuicio.
La historia
Filmada en pleno auge de las dos películas live action que preceden a The Avenger, la serie toma directamente el origen de ese Ironman, y lo resume sucintamente en la presentación y en varios episodios como flashbak. Tony Stark, un afamado ingeniero fabricante de armas, crea la armadura que le dará nuevo nombre para escapar de unos secuestradores, los cuales matan a su compañero de celda y nuevo amigo. Frente a él, Tony promete no volver a usar su inteligencia y recursos para crear armas de guerra, sino todo lo contrario: traer la paz al mundo.
Todavía cumpliendo esa promesa, Tony viaja a Japón, para supervisar la construcción de su mayor ingenio: una instalación de generación de energía que utiliza el mismo principio que el corazón de Ironman. La Arc Station promete ser la solución para que Japón deje de lado totalmente la energía nuclear: una solución segura, limpia y casi ilimitada.
Pero Stark tiene otra agenda. Probar un prototipo de Ironman, Ironman Dio, diseñado para reemplazarlo a él y a la primera armadura cuando decida retirarse como paladín de la justicia y defensor de los débiles.
Todo comienza a salir mal cuando en las pruebas de pilotos la armadura empieza a actuar por su cuenta y es robada. Más tarde, la Arc Station es blanco constante de extraños ataques. Para descubrir quién está detrás de estas maniobras, Tony contará con la ayuda de Nanani Ota, una entrometida y simpática periodista, y la doctora Chika Tanaka, encargada de la Arc Station y una de las pocas mentes en el mundo que puede seguirle el paso en cuanto a ciencia se refiere.
A partir de ahí nos espera una lluvia de sorpresas. Lejos de ser una serie en la cual Ironman combate un monstruo diferente en cada episodio (aunque al principio pueda parecerlo), el guión resulta sorprendente y efectivo, además de sencillo de seguir (algo de lo cual no pueden presumir muchas series japonesas). En mi caso, dejé de seguirla dos veces, por diferentes cuestiones personales, y siempre que volví a seguirla, pude hacerlo sin perderme de nada ni tener que rebobinar.
La conexión japonesa
Lejos, muy lejos de lo sucedido con Wolverine, la serie si bien está ambientada en Japón, lo hace en uno mucho más cercano a la realidad, tanto que es posible identificarlo rápidamente. Al ser un personaje con gran anclaje tecnológico/científico/político, Ironman aprovecha para explotar la experiencia japonesa con las bombas atómicas, la relación con las fuerzas armadas estadounidenses en bases japonesas, la relación ambigua que tienen con el mundo occidental y otros muchos matices. Esto hace que sea mucho más creíble y ayuda a darle peso y coherencia a la serie.
La prensa y la el público en general tienden a desconfiar de Tony Stark, por ser un antiguo comerciante de armas, mientras los políticos no quieren que un millonario estadounidense se meta en los asuntos de seguridad nacional. Esto es aprovechado por sus enemigos, quienes buscan desacreditarlo. Por otra parte, Tony está ciego a todo con tal de cumplir su promesa de traer la paz al mundo, una visión a veces algo ingenua, pero que él hace posible en sus palabras, inspirando a los que lo rodean.
Con respecto al estilo de la animación y diseño de personajes, tampoco nos podemos quejar. Los personajes no tienen rasgos exagerados y de hecho se parecen mucho a los reales. No tenemos ninguno de los clishes del anime como las peleas en lugares infinitos ni escenas llenas de fondos con rayas en movimiento.
¿Detalles? Algunos pueden criticar el hecho de que Tony Stark sea un personaje mucho más serio, en el hecho de que, por ejemplo, no se la pasa coqueteando con toda mujer hermosa que se le aparece enfrente (aunque hay algunos sabios toques de comedia). Pero en realidad estamos frente a una serie que, tomando la continuidad principal de la primera película, hace una reinterpretación exitosa del personaje para enfocarlo en solamente uno de sus demonios: su pasado como comerciante de armas. Ciertamente el personaje da muchas cosas y tal vez lo único que se pueda lamentar es que sean sólo doce capítulos de pura acción e intriga.
Bonus track
Aquí abajo está un supuesto teaser trailer de la serie, que yo vi hace ya tiempo. Lo había olvidado y lo encontré buscando material para esta reseña. Ciertamente no tiene nada que ver con lo que salió luego, pero me parece excelente y, al igual que la serie, está muy, pero muy lejos de lo que hicieron con Wolverine. Que lo disfruten.
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