Aceleración y adaptación


Uf, ya una semana sin decir nada...

En un mes lleno de cumpleaños (seis si contamos el de Pearl Jam: ya compré la entrada para el documental que pasan en el cine, ya que no tengo el dinero para ir al recital), apenas tengo tiempo para cualquier otra actividad social. Ocupo lo que queda en estudiar y relajarme, particularmente escuchar música (gracias a mis parlantes nuevos) y a ver algo de anime (más que recomendable: Ghost in the Shell: Stand Alone Complex).

Y escribir, claro. Lo bueno es que han pasado varias semanas en las que pude acumular muchos guiones cortos, sin tener que dejar de lado otras actividades. Tengo ideas para varios más, y recién me han solicitado uno en particular. Así que tampoco me puedo quejar por ese lado.

¿Y de qué me puedo quejar? Yendo al caso, de los mosquitos que comienzan a pulular por estas pampas húmedas, pero nada más. La facultad me da una energía increíble. Este semestre, con una materia menos que el anterior y una menor presión de estudio, se perfila muy interesante. Si bien algunas materias arrancaron más rápido que otras y ahora hay que saber empalmar los ritmos, de nuevo me adelanté a ciertos contenidos, que puedo estudiar antes de darlos en clase. Pasada la pesadilla de la fotocopiadora maldita, que nos obliga a peregrinar en búsqueda de los apuntes correctos, todo marcha sobre rieles.

Lo único que no siempre me agrada es que todo esto me obliga a hacer constantes ajustes diarios. Soy una rara mezcla de planificación e impulsividad. Planeo cada día lo que voy a hacer en los dos siguientes, pero después me encuentro con algo inesperado y cambio la mitad del plan. Y tengo que tener cuidado de no perder de vista los objetivos inmediatos y a corto plazo.

Mientras escribo esto, recuerdo algo más que debo hacer urgentemente. Nos vemos en unos días.

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