Se preguntarán por qué compro miniaturas de Star Wars si está visto que nunca puedo jugar o dirigir dicho juego.
El motivo es sencillo: un poco de coleccionismo rolero. Me gusta mucho la saga de películas, más que nada las primeras, y tengo varios comics. Me atraen los diseños técnicos y ciertos aspectos y personajes. No compraría miniaturas a mansalva, sino solamente las que me gusten, como el citado caso del Viper Droid.
Las miniaturas más grandes están exhibidas en las bibliotecas. Las más pequeñas están guardadas en cajas de bombones, de plástico transparente, muy cómodas para llevarlas dentro de una mochila cuando hay que rolear. Las tarjetas van aparte, ya que casi no me sirven (no las uso para el juego de miniaturas).
Las del nuevo montón están en una caja aparte que conseguí específicamente para ellas. Este sábado voy a ir al club de rol solamente para presumirlas un poco (bueno, también para hacer sociales; hace dos o tres semanas que no voy).
Mirándolas con más detenimiento en estos días, he quedado muy conforme con la calidad de todas. Están impecablemente pintadas, con muy buenos detalles. La pureza de los colores, algunos muy llamativos, les agrega mucha vida. Además no veo ninguna que haya llegado torcida: el plástico que usaron es más sólido. A diferencia de algunas minis de otras expansiones, en los que los droides de combate B1 están todos doblados, estas minis no tienen ninguno de esos detalles, e incluso hay un droide B1 que es mucho más fino que los que tengo y es mucho más sólido.
Bueno, me voy a jugar un rato con las minis. Todavía no pierdo las esperanzas de usarlas, algún día, para ambientar una excelente campaña de Star Wars Saga. A ver si se da.
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