Crack Bang Boom (II): Viernes


El segundo día de la convención arrancaba con una cuestión cargada de ansiedad y nerviosismo. Iban a dar los resultados de las carpetas que Will Dennis había estado observando.

Hablamos de eso un buen rato con Juan y Lisandro, tanto en la noche del jueves como en la mañana del viernes. Creo que hasta yo estaba nervioso, y eso que la cosa no me involucraba directamente. Pero tenía a muchos amigos que se habían lanzado al tema, en búsqueda de una supuesta "última oportunidad", que Marcelo Frusín nos había matizado como una más, pero en fin...

Así que fuimos al CEC ya por tercera vez, y nos dieron las buenas y malas noticias. Juan no lo logró, pero sí Lisandro y Kiro. Tampoco lo logró Fernando Kern, con quien compartíamos uno más de tantos proyectos, y había hecho sus páginas de muestra en base a uno de mis guiones.

Fue algo realmente extraño, porque si bien nos alegrábamos porque alguien a nuestro lado lo había conseguido, por cada elegido podíamos contar tres, cuatro, cinco o más amigos y conocidos que no habían tenido tanta suerte. De todas maneras, eso no empañó la experiencia de la convención. Después de charlar un buen rato, nos dispersamos y seguimos haciendo lo de siempre: mirar comics, comprar alguno, conversar, ir a escuchar alguna charla, etc. etc. Creo que todos lo superamos con cierta rapidez; claro que algunos más que otros.

A las 15 horas había tres actividades en paralelo: una charla de café con Marcelo Frusín, Leandro Fernández y Francisco Paronzini, una presentación de editoriales independientes en el Parque España (la cual se canceló), y (a las 1530) la charla de Jim Lee.

De izquierda a derecha, Francisco Paronzini, Marcelo Frusín,
Leo Fernandez y Diego París, moderador de las charlas de café.

Muy a mi pesar no podía estar en ambas charlas, de manera que, teniendo en cuenta que a Marcelo y al resto los encuentro cada tanto en alguna convención local, y vivo un poco lejos de EEUU, luego de un rato en la primera charla salí disparado hacia la segunda.

Así que a las 1530 estaba en el principal evento del día: la charla con Jim Lee en el auditorio Príncipe de Asturias, para la cual había que sacar una entrada gratuita el día anterior. Esto era para asegurarse de que no hubiera más personas de las que permitían las instalaciones; en realidad el lugar no se llenó, y quedaron unas cuantas butacas vacías. No por falta de interés, sino porque era día de semana y todavía no había llegado el grueso de los visitantes de otras ciudades.


El auditorio, con sus cómodas y amplias instalaciones,
era el lugar perfecto para una charla de este calibre.



Cada segundo de la charla valió la pena. Coordinada y traducida para el público por Andrés Accorsi, reseñó toda la vida de Jim Lee, desde su infancia en Corea del Sur hasta su posición actual como editor de DC Entertainment. Sin duda alguna, la parte más jugosa fue la que abarcaba la fundación de la editorial Image, y las hilarantes descripciones, medio en broma medio en serio, de cómo eran las cosas dentro de la empresa.



Lo que contaba Lee era realmente cómico, más allá de que uno calculaba una cierta exageración tendiente, justamente, a entretener y no solamente a informar. Las historias de cómo dibujantes casi adolescentes eran traidos a los cuarteles de la Image por una simple llamada de teléfono, procedentes del interior agrario de EEUU ("algunos venían con su almohada favorita, o eran llevados en auto por sus abuelos"), para luego pagarles sueldos absurdamente altos por dibujar un solo comic de 24 páginas, "que luego gastaban en autos deportivos que chocaban... porque no sabían conducir", generaron grandes cantidades de risas. Lee contó que esta búsqueda incesante de nuevos talentos (según él, a diario revisaba enormes cajas llenas de fotocopias con trabajos enviados de todo EEUU) se debía a que ninguno de los artistas de Marvel o DC querían pasarse a Image por temor a quedar marcados en una lista negra, y luego no poder volver a sus empleos anteriores en caso de que la empresa no funcionara.

Como resultado, cuenta Lee, él y sus camaradas en editorial tenían que hacer de niñeras de estos jovencísimos artistas, enseñándoles a conducir (para que no chocaran sus nuevos autos deportivos), a manejarse en una gran ciudad y todo ese tipo de cosas.


Jim Lee imitando el gesto de teléfono que Accorsi usaba
para graficar sus conversaciones con colegas y empleados.


La charla, en suma, además de darnos un profundo pantallazo a la historia este artista fundamental del comic del siglo XX y XXI, resultó muy amena y entretenida, a veces incluso cómica. Se nota que Lee tiene el don de gentes y muchas convenciones encima, ya que sabía qué decir en cada momento, cómo abordar al público e improvisar sobre la marcha al responder una pregunta o hacer un comentario.

Luego de este repaso por su carrera, que concluyó con su movida a DC y su nuevo puesto como editor, se pasó a la clásica ronda de preguntas del público. Un poco para mi disgusto, todas involucraban preguntas sobre su trabajo como dibujante. Algunas eran muy buenas y otras muy malas (como el que, infantilmente y de mala manera, le reprochó que vendiera Wildstorm a DC y que ahora estuvieran por cerrar el sello). Me hubiera interesado escuchar preguntas dirigidas hacia él como editor, y de hecho tenía pensado hacerle una, pero el tiempo se terminó y no me cedieron el micrófono. De todas maneras fue una experiencia extremadamente positiva y no hay nada que reprochar: salió perfecta.

Luego de esa charla, salí a dar una vuelta por el CEC. Hacia el final de la charla anterior, Will Dennis tenía una reunión con los elegidos del primer turno, así que me interesaba mucho saber cómo le había ido a mis amigos seleccionados. Charlé con ellos, en grupo o por separado, por una media hora, intercambiando opiniones y escuchando varias veces lo mismo desde diferentes ángulos.

Por lo que vi, fue una experiencia extremadamente enriquecedora, corta en tiempo pero muy intensa, que puso a prueba los nervios de más de uno. El no saber qué hacer/decir frente a un editor es una de las grandes deficiencias de cualquier artista de comics (y, me atrevo a decir, de cualquier artista en general), porque es algo que no se enseña en ninguna parte. Lo he hablado infinidad de veces con decenas de personas con diferente background: el hecho es que si eres autodidacta, no tienes a nadie que te enseñe eso, y si has hecho una carrera (por ejemplo, Bellas Artes), muchas veces tus profesores han vivido toda su vida de la docencia y no tienen la más pálida idea de qué aconsejarte, o son tan elitistas que creen que saben del tema y te dan lecciones inútiles. Sin lugar a dudas, es una de las cosas que impide que muchos jóvenes talentos obtengan un trabajo, tanto en Argentina como en el extranjero. El proceso de prueba y error es largo y lento, arruinando inevitablemente las pocas opciones que tenemos cada año para presentar nuestros proyectos.

Pero en fin, había otra charla más que me interesaba, a la cual llegué un poco tarde. En el mismo auditorio Príncipe de Asturias, Trillo y Mandrafina (moderados por Esteban Tolj) hablaban sobre sus trabajos en conjunto, y sobre las diferentes realidades que la historieta argentina había atravesado durante su carrera profesional.

De izquierda a derecha:
Esteban Tolj, Carlos Trillo y Cacho Mandrafina.



El tiempo, los malos ratos y los litros de alcohol que han pasado por mi cuerpo me han hecho olvidar buena parte de lo que se dijo en la charla, de la cual me perdí una buena parte. Ambos se concentraron en hablar, más que de sus obras realizadas en conjunto, de cuestiones generales del mercado editorial y de la realización de comics. Recuerdo de todas maneras que fue muy amena.

El resto de la tarde/noche fue un poco de todo. El viernes falté a muchas charlas. En parte porque se suporponían, en parte porque opté por dejarlas. Después de la charla de Trillo y Mandrafina había tres opciones más, pero decidí quedarme al menos media hora conversando con ellos, pidiéndoles autógrafos y todo eso, para luego regresar lentamente al CEC y seguir charlando, comprando, mirando, etc. etc. La gran pérdida del día fue la charla de Will Dennis, Brian Azzarello y Eduardo Risso sobre 100 balas. Por un lado, al no haber leído nada del comic, me parecía que no tenía mucho sentido; por otra parte, estab a inquieto y tenía ganas de caminar. No me arrepiento de la decisión que tomé, aunque cuando después me enteré de que hicieron un anuncio sorpresa exclusivo del evento, primicia mundial, como que sentí un poco de culpa.

Pero en fin, como con otros detalles, no me podía quejar. El viernes también fue una jornada tremendamente positiva.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ahora mismo estoy agregando este website a mis favoritos. muy buena info.

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JMO dijo...

Jaja, se nota que fue un año movidito. De convención en convención en reuníon en... =P

JMO dijo...

Ah, aprovecho:

http://playthisthing.com/game-poems

Un dato no más!