Crack Bang Boom (I): Jueves


Llegamos al CEC completamente llenos de energía, esperanzas, ansiedad, ganas de hacer mil cosas, y fuimos recompensados con mucho más.

Nada más entrar con nuestros abonos, pudimos ver cómo llegaban las estrellas del evento.


A contraluz: Will Dennis, Brian Azzarello y Eduardo Risso, ingresando al CEC.


A partir de entonces me dediqué a recorrer todo el lugar y sacar fotos de los espacios, todavía vacíos, ya que llegamos a primerísima hora. Mientras mis bolsillo lloraban y se me hacía agua la boca frente a los enormes stands de editoriales y comiquerías, recordé cómo, por 10 años, ese mismo lugar había albergado a Leyendas, y cómo la infraestructura había mejorado enormemente hacia el final de esa década de convenciones. Antes había baños químicos, los techos se llovían y todo era gris y oscuro. Ahora había baños, salones anexos, los techos estaban pintados de negro e impermeabilizados, las puertas eran de varios colores y las secciones vidriadas tenían decoraciones.

Parte de la muestra de la revista Fierro.


Guastavino quiso, pero no se pudo escapar.


Recién abiertas las puertas. Pueden apreciarse las dos hileras dobles de stands, separadas por las columnas y los paneles con parte de la muestra de la Fierro, para ordenar un poco más el espacio interno.
La organización espacial fue muy buena.



La distribución de los lugares resultó acertada: a la derecha de la entrada, dos hileras dobles de stands, que concluían en el local de Puro Comic y el escenario en donde los autores se sentaban a dibujar y autografiar. A la izquierda, la ENORME muestra de la revista Fierro, con paneles de varios metros de altura y reproducciones gigantes, algunas de las cuales estaban pegadas en las columnas que dividían los pasillos entre los stands. En la extrema izquierda, como siempre, el bufet, el escenario para las charlas de cafe y los baños.

Sí sí, charlas de café. Este concepto muy interesante floreció en el mismo lugar en el que antes se celebraron muchas charlas durante Leyendas. La diferencia era que en este espacio, separado casi completamente del resto de la convención por una pared vidriada, había una gran cantidad de mesas para tomar o comer algo, mientras uno escuchaba a diversos autores conversar con el locutor sobre temas no siempre comiqueros: las mujeres, el fútbol, algo de actualidad nacional, sus vidas, etc.

La idea era que los diversos temas fluyeran, intercalándose espacios para preguntas del público con comentarios o preguntas del locutor. Esta dinámica dio resultados muy entretenidos, sobre todo teniendo en cuenta que los autores involucrados tenían buena onda y mucha química con el público.

La primera de las charlas no podía ser más interesante: Eduardo Risso y Carlos Trillo hablándonos de sus proyectos pasados, presentes y futuros. Tuve la suerte de poder ver completa la charla e incluso de hacerle una pregunta a Trillo, sobre los proyectos que ambos tenían en el tintero desde hace tiempo y clamaban por salir. Después de la charla aproveché para dejarle unos guiones, para que me diera una opinión, y sacarme una fotografía con él, de cholulo nomás.

La charla de café con Trillo y Risso. A no confundirse,
el fondo de la sala estaba repleto de personas, muchas de ellas paradas.


Trillo y quien escribe.

Terminada la charla, me dediqué a vagar un poco, viendo precios y conversando aquí y allá con recién conocidos y amigos de varios años. Finalmente, formamos un pequeño grupo y nos movilizamos hacia el Centro Cultural Parque de España, para la charla en homenaje a Juan Arancio.

Dejando el CEC, hacia el Parque España.
El día estaba frío y nublado,
pero agradable; por suerte no llovió.


Allí comenzamos a sufrir un poco el carne propia el tema de la movilidad: el ir y venir entre las dos sedes podía ser un poco molesto, teniendo en cuenta el viento, la cantidad variable de gente y otros factores, como el apuro. Por suerte esa parte de la costanera fue recientemente restaurada y reinaugurada, el suelo estaba en perfecto estado y nada estaba fuera de lugar, pero no dejaba de ser apenas un poco incómodo cuando uno tenía que ir a un lugar, se olvidaba de algo o de alguien, o se arrepentía, etc. etc.

Una vez en el auditorio Príncipe de Asturias, nos quedamos a escuchar la presentación general, de Eduardo Risso, y algunas palabras de Esteban Tolj sobre Juan Arancio, el cual era el principal homenajeado del evento. Lamentablemente no pudo asistir por cuestiones de salud, pero allí estuvieron presentes sus hijas para leernos una carta suya agradeciéndonos el agasajo, entre otras cosas. Después nos quedamos a ver un pequeño documental sobre su vida y obra, y cómo trabaja este reputado ilustrador litoraleño.

Inmediatamente después venía la apertura de la muestra, ¡flor de muestra! Quienes conozcan los túneles del Centro Cultural Parque de España (muchos los descubrieron por primera vez en esos días) sabrán que hay un gran espacio para este tipo de eventos. Así, las largas paredes subterráneas fueron completamente tapizadas con arte de Eduardo Risso, Marcelo Frusín, Jim Lee, Ariel Olivetti, ... y la estrella: incontables originales de Horacio Altuna, que el maestro accedió a traer desde España específicamente para la convención.


Eduardo Risso, junto a autoridades municipales y del Parque España, inaugurando la muestra.


El público atestaba las galerías subterráneas del centro cultural antes de la inauguración, pero al abrirse los otros túneles, la cosa se descomprimió y se podía circular sin problemas. Algunas imágenes del evento.






Dos postales de la muestra: Will Dennis hablando con Horacio Altuna,
y mirando algunas de las obras expuestas. Los túneles estaban llenos de luminarias.



Como podrán imaginar, fue un momento muy especial, ya que teníamos a gente como Jim Lee pasando a un costado, podíamos hablar con Marcelo Frusín o saludar a Altuna, etc. etc. Fue muy gratificante ver también que no hubo ningún desubicado/cholulo que molestara a ninguna de estas personas, que cordialmente accedían a sacarse fotos con los asistentes o intercambiar algunas palabras.

Con Juan y Lisandro nos separamos varias veces, estuvimos charlando sobre cuestiones técnicas y de la carrera de varios de estos dibujantes, hasta que se fue haciendo la hora de cierre y nos volvimos unos minutos al CEC.



A pesar de ser jueves, hubo bastante gente, lo cual nos daba la pauta de que el fin de semana el evento iba a a E-X-P-L-O-T-A-R, como decían en el poster de Akira.

Pasada la hora de cierre (como siempre, nadie quiere irse al primer llamado), nos fuimos cada uno por su lado, nosotros hacia mi casa. Un poco cansados, pero extremadamente satisfechos y contentos con lo obtenido de esa primera jornada.



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