Dibujantes 2010 (y III): Domingo


Recuperado gracias a una noche de buen sueño, y después de festejar el Día de la Madre en familia, llegué nuevamente con lo justo, o más bien un poco tarde, a la segunda jornada de Dibujantes 2010.


Seminario
Me había anotado para un solo seminario esa tarde, el que dictaría Rubén Meriggi sobre arte fantástico, género que domina desde hace años. Por diversas cuestiones el mismo se demoró un rato, que aproveché para charlar y recorrer los stands nuevamente.

Una vez dentro me encontré con una charla amena, en la que el conocido dibujante argentino comentó toda su obra, desde sus inicios en Editorial Columba, siendo apenas un adolescente, hasta las obras actuales, en un ambiente laboral y tecnológico completamente diferente.

Una de sus anécdotas refleja que no ha cambiado nada en su cuidado por el detalle y las tramas: según comentó, sus primeras páginas fueron pagadas, pero nunca publicadas, por un sencillo problema. ¡Se había esmerado tanto en el dibujo que no había dejado espacio para el texto! En esas épocas, el aprendizaje del oficio era improvisado y a veces más que autodidacta, si bien las editoriales apoyaban a los autores y les daban muchas facilidades para mejorar.

Como en muchos otros casos, el seminario concluyó con algunas preguntas por parte del público, y una serie de consejos técnicos para los que se inician en la ilustración y el arte de las viñetas. En resumen, una experiencia muy entretenida, además de enriquecedora.


La tarde
Terminado el seminario, me dediqué a sacar fotos y ponerme al día con ciertas personas a las que había perdido de vista en las horas anteriores. Por suerte, las opciones seguían siendo muchas: había stands para ver cosas, y el haber conocido a nuevas personas aumentaba las posibilidades de encontrar a alguien para intercambiar ideas, comentarios y experiencias.






Más tarde, me colé para ver el final de la charla de presentación de Juan Moreyra, de José Massaroli. Resultó muy educativa, y lamenté sinceramente no haber llegado antes, pero no se podía estar en todas partes al mismo tiempo.

El domingo se cerró con una charla igualmente interesante. Carlos Barocelli y Claudio Morhain hablaron largo y tendido sobre su proyecto conjunto: la adaptación a comic de la novela inconclusa de El Eternauta, escrita por Oesterheld.

Por su parte, Morhain contó muchas anécdotas sobre su relación con la obra del genial guionista argentino, repasando, con la ayuda de Leandro Arteaga, la larga lista de pseudo continuaciones y remakes que tuvo en comics. Morhain comentó cómo pudo conseguir el gran honor tanto de terminar la novela como de adaptarla al comic, siendo que ya tenía experiencia adaptando El Eternauta al teatro y debido a la buena relación que mantiene con los familiares de Oesterheld.

Por su parte, Carlos comentó cómo fue elegido por el mismo Solano López para realizar esta continuación tan esperada, que nos llega muchos años después de la muerte del autor original. También comentó cómo se eligió la técnica de aguada que utilizó para todas las páginas del comic, siendo sin lugar a dudas uno de los puntos fuertes del artista rosarino.

Así mismo ambos dejaron entrever algunos de los puntos argumentales de la historia, sus diferencias con el primer Eternauta y también sus puntos de coincidencia. Fue una charla larga pero amena, y que agotó casi todos los puntos que los aficionados queríamos tocar.

Como siempre, desalojar el lugar se hizo largo, ya que nadie quería irse sin charlar un poco más. Fuimos saludando a los invitados, ayudándolos a llegar a sus hoteles para emprender el regreso, o cualquier otra cosa que necesitaran. Cada uno a su casa, porque el otro día teníamos que trabajar.


Conclusión
Termino de escribir esta reseña y siento que, al menos esta tercera parte, no refleja totalmente lo que yo y muchos otros sentimos en ese momento.

Dibujantes 2010 se hizo con MUCHO esfuerzo, mucho más incluso que el del año anterior, que por ser el primero resultaba un desafío de lo más interesante. Muchas cosas pasaron en el largo proceso de organización, la mayoría de las cuales conozco sólo superficialmente ya que mi trabajo me impedía muchas veces brindar ayuda o asistir a las reuniones en días de semana. Sin embargo, conociendo sólo esa superficie, puedo decir que lo hecho fue casi titánico, es bueno saber que convivo en una asociación con gente tan dedicada, capaz e ingeniosa. Espero un día de estos darle a la asociación al menos la mitad de lo que ellos han brindado para este evento.

Hubo varios cambios entre las dos ediciones: de espacios (se usaron alas del Distrito Sur que antes no tuvimos en cuenta); de contenidos (no hubo proyecciones, que el año pasado tuvieron gran relevancia); de formatos (se instaló la modalidad de seminarios por los cuales se daba un certificado, en lugar de las "simples charlas", dando así un marco más profesional al evento).

En conjunto, creo que el resultado no puede calificarse de mejor o peor, sino de diferente. La desigual afluencia de público e invitados (en parte por el día de la madre, en gran medida porque todos esperaban a Crack Bang Boom para venir a Rosario), en todo caso podemos decir que fue un rasgo para nada deseado, pero que tuvo que enfrentarse. La primera Dibujantes tal vez picó demasiado alto, trayendo a toneladas de invitados y público, y no siempre se puede imitar lo que ha salido tan bien.

Dibujantes continúa siendo un caso especial, de convención íntima, grande pero chica a la vez, un poco como Rosario. Poder sentarse a comer y a charlar con grandes artistas argentinos, poder pedirles un autógrafo en cualquier momento, o mostrarles una carpeta con guiones o dibujos, no es algo que se pueda hacer siempre en una convención más multitudinaria. Si bien los espacios del Distrito Sur son amplios, tienen lo justo como para que la gente se amontone sin molestarse, y fluya sin crear fricciones.

Lo bueno siguió estando; en todo caso, lo único negativo fue la menor concurrencia de público e invitados, por los motivos ya señalados. Y si, con todos los obstáculos que surgieron en el camino, a veces en los momentos menos oportunos, se pudo lograr algo así, es por algo especial.

Y ese "algo" especial es la tremenda energía que se junta en estos eventos. Como en muchas otras ramas del arte o de las cosas humanas, tendemos a pensar que los "maestros", los "mostros" y afines, son seres superhumanos que nos miran desde arriba, no recordarán nuestros nombres ni nos saludarán al día siguiente de que nos firmaron un autógrafo. Pero en esta industria, tan chica y tan concentrada, hay lugar para lo mejor del ser humano, y esos "mostros" no dejan de ser gente excelente, que se toma su tiempo para darte un consejo, hace lo posible por recordar tu nombre o lo que hacías, y a veces no tienen problema en tomarse un café con vos.

Como somos humanos, todos estamos atados a lo mismo. La buena onda se transmite, y tanto un "mostro" como un principiante sale con unas ganas tremendas de seguir dibujando, escribiendo y mostrando lo suyo, buscando su camino en el mercado aunque parezca cerrado, tratando de corregir lo malo aunque le hayan dicho que apesta. Eso es el principal aporte que hace Dibujantes, año a año: nos recarga las pilas.

En este sentido, Dibujantes y Crack Bang Boom, si bien están alimentadas por el mismo público y el mismo tipo de invitados (con ciertas variaciones, más o menos grandes), se me ocurren como dos extremos de lo mismo. Una, pequeña e íntima, pensada más para la gente del ramo que quiere ser profesional; otra, más grande y "comercial" (en el buen sentido de la palabra!!!), pensada para un público más amplio, principalmente porque es casi gratuita y ofrece un poco de todo.

La iniciativa de unir ambos eventos (y muchas muestras que no reseño porque no asistí a las mismas) en un gigantesco Mes de la Historieta fue genial, pero habría que encontrar la manera de que los extremos no se junten demasiado, perjudicando tanto a público como a invitados, que no siempre pueden costearse dos viajes, o una estadía muy larga.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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