Dibujantes 2010 (II): Sábado, segunda parte


Posiblemente el sábado fue el día más agitado, más lleno de cosas interesantes y provechoso, al menos en lo personal. Ahora que me pongo a escribir sobre él, recuerdo que muchas cosas que creía habían pasado el domingo tuvieron lugar el sábado. Así que va una pequeña reseña.


Seminario: Napoleones sin batallas
Uno de los grandes atractivos de la edición de este año eran los seminarios, todos muy interesantes y dictados por personas con una experiencia sobrada en los temas tratados. Lamentablemente no pude asistir a todos, pero los tres en los que estuve fueron geniales.

El sábado tocaba iniciar con el dictado por Rubén Meriggi y Wally Gómez (más una persona más cuyo nombre no recuerdo, perdón!), los tres a cargo de la nueva editorial Napoleones sin batallas. La misma ha comenzado su labor editando algunos libros de bocetos de afamados dibujantes argentinos. Un tipo de libro a veces poco conocido (aunque hay muchos de los mismos en el mercado), pero que resultan de gran importancia para los dibujantes que quieren aprender de los maestros y saber cómo hacían las cosas.

El seminario trataba justamente de todo el proceso de edición por el que un libro de ilustraciones o un comic pasa de ser una idea a ser un objeto. También se trataba de presentar al público la editorial, plantear lo que habían hecho, lo que pretendían hacer en los siguientes meses, y mostrar sus objetivos generales.

Particularmente interesante me resultó la noticia del lanzamiento de un nuevo libro, dedicado a diseños de Carlos Meglia, un maestro que se nos fue antes de tiempo y merece, como ellos bien lo saben, un homenaje en papel con la mejor calidad del mercado. Espero ansioso la salida del libro, que está en imprenta, para tenerlo como un tesoro y recomendarlo.


Seminario: Guión
El otro seminario del día correspondió a este tema, y estuvo dictado por representantes de la Escuela Guionarte. Si bien tengo que admitir que no me resultó de todo atractivo el formato del seminario, también tengo que decir que me resultó muy útil y enriquecedor. Conversamos mucho sobre la naturaleza de los conflicos que mueven las historias, qué cosas definen a los personajes y qué es lo que se necesita para hacer que una historia sea interesante.

Todas estas cosas me sirvieron mucho para replantearme cómo estoy contando mis historias y cómo debo contarlas a partir de ahora. Tarea: pasar los borradores a un texto entendible!


La tarde
Entre seminario y seminario, y cada vez que podía, recorría la convención, ayudaba en alguna cuestión a la organización, conversaba con alguien, insistía para que los tímidos mostraran carpetas o pidieran autógrafos, etc. Conocí a mucha gente, particularmente a Nico Di Mattia, responsable de la revista La Murciélaga (de la cual compré los primeros 4 números, todos muy recomendables, hablaré más adelante de la misma).

Si bien pocas actividades se pisaban (menos mal que no había proyecciones como el año pasado), en algún punto uno tenía que decir "no voy a esto porque si no no puedo hablar con nadie". Había poco tiempo para ir a charlar al bar, o a sentarse y descansar, o a mirar los stands. Lo cual tampoco limitó la producción de los mismos, ya que hacia final de la tarde comenzó a llegar mucha gente que no venía por las charlas sino más bien a mirar, comprar y recorrer.

Y hablando sobre comprar... Los dos fanzines de Cuna de Héroes se vendieron bastante bien tanto el sábado como el domingo. En ese enlace pueden ver fotos de cómo quedaron y más detalles sobre el tema.


El cierre: Horacio Lalia, el homenajeado
Para terminar el día, se vino la charla de cierre. Horacio Lalia, el homenajeado de esta edición de Dibujantes, dialogando con Esteban Tolj, Claudio Morhain y Leandro Arteaga sobre su vida, sus proyectos actuales (colabora con Morhain, retomando una obra oscura del pasado, que se convirtió en objeto de culto) y cómo fue crecer, personal y profesionalmente, en la edad de oro de la historieta argentina.

Una vez más nos emocionamos con varias de las cosas contadas, sobre un pasado de mucho trabajo pero también de muchas alegrías, mucha libertad (bueno, a veces) y muchos sueños alcanzados. Realmente es un gusto y un honor el contar con gente como Lalia y muchos otros, que siguen con su sueño, cueste lo que cueste, y no sólo nos dan consejos sobre cómo hacer esto o lo otro, sino que también nos dan ganas para continuar en una búsqueda profesional que en estos momentos, a veces, se nos antoja imposible.

Para cerrar definitivamente la primera jornada de la convención, se dieron a conocer los premios del concurso interno de la ADL, que abarca a todos los estudiantes de los diferentes talleres. Posteriormente se entregaron diversas distinciones a los artistas invitados al evento.


Carlos Barocelli, Esteban Tolj, Claudio Morhain, Horacio Lalia y Leandro Arteaga,
junto a organizadores del evento, entregando los premios del concurso
y las distinciones a artistas invitados.



La cena

Estaba cerrando el evento cuando comenzamos a charlar con Lisandro Estherren sobre las opiniones positivas que Horacio Lalia y Eduardo Risso habían vertido sobre sus trabajos. Lisandro me pasó el dato de que se había organizado una cena de camaradería para la organización e invitados, dato que desconocía pero que, de todas maneras, era bastante obvio de adivinar. Le comenté que entonces tendríamos tiempo de charlar, cerveza de por medio, de nuestros expectativas y proyectos conjuntos.

Mientras nos organizábamos, un entusiasmado Marcelo Frusín nos saludó y nos preguntó si teníamos carpetas para mostrarles. Yo le recordé que era guionista y que todo lo que tenía a mano era ajeno; Lisandro tímidamente acercó la suya. Con ojo detallista, Marcelo radiografió las páginas mezcladas del comic en el que Lisandro trabaja desde hace meses, identificando errores y cambios de estilo, dando consejos y ánimo.

Entonces el grupo de organizadores e invitados partieron hacia la parrilla en la que estaba organizada la cena. Mientras caminábamos los tres, se nos unió Oscar Capristo, quien también sumó su experiencia editorial a la hora de darnos consejos sobre cómo encarar un proyecto y vendérselo a un editor. En ese sentido, Marcelo fue muy explícito a la hora de darnos ánimo sobre la próxima venida de Will Dennis a Rosario. Si bien era una gran oportunidad, no era la única, y ciertamente no sería la última. No había que pensar exclusivamente en hacer viajes a convenciones en suelo estadounidense. Recordó que él enviaba muestras por fax, al igual que mucha gente de su época, y que el mercado europeo es mucho más amable con los artistas, pagándoles bien, dándoles más tiempo y siendo más receptivo a los creadores extranjeros, particularmente a los guionistas.

Ni qué decir que, para cuando llegamos a la parrilla, dejamos atrás la idea de charlar solamente Lisandro y yo. "Me parece que vamos a escuchar más que a hablar", le dije, mientras nos sentábamos flanqueados por Frusín y Morhain, y enfrentados a Capristo, Lalia y Massaroli (luego se sumaría Carlos Barocelli). Y de hecho así fue: si bien hubo preguntas, volaron consejos, anécdotas, comentarios y todo tipo de cosas que nos enriquecieron el alma y el conocimiento, redescubriendo que detrás de esos mostros del arte del comic hay seres humanos impresionantemente humildes, trabajadores y solidarios.


Lisandro Estherren, Marcelo Frusín y yo, después de comernos un asadito

Así se nos fue la noche, con una excelente cena, fotos y todo lo demás. De vuelta compartí un taxi con Lisandro, Ramiro Rossi y Capristo, los cuales tenían habitaciones en el mismo hotel. Y me acosté sabiendo que ya todo había valido la pena, y que eso era el comienzo de otra etapa de mi vida.

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