Lo verdaderamente real


Los CGI me hacen escupir vitriolo, bilis y veneno. Cuando es necesario utilizarlos, recomiendo a alguien como Jean Cocteau. Cuando tiene que poner a alguien metiéndose en un espejo, gasta más o menos cinco dólares en el efecto especial: Coge una bandeja, la llena de mercurio y gira la cámara hacia ella. Eso es poesía, magia.

Tengo una teoría al respecto, que no me ha defraudado hasta ahora. Hay una relación inversa entre la imaginación y el dinero. Contra más dinero y tecnología hay disponible para crear, menos imaginación se aplica a ello. Mis películas favoritas son las que fueron hechas con un cordón de zapato. [...]

Si me das una máquina de escribir y tengo un buen día, puedo escribir una escena que asombrará a sus lectores. Esto quizá les haga reir, quizá les haga llorar… o tengan un golpe emocional. No cuesta mucho hacerlo. Pero si me dices: “asombra a los espectadores”, y me das un cuarto de millón — ¡bien, mi tía podría hacerlo si tuviera todo ese dinero! — El arte real y las cosas que actualmente cambian nuestra cultura tienden a estar en sus márgenes. No suceden en el medio de una enorme marquesina.

Aunque no me hacen escupir nada, no puedo más que estar de acuerdo con él en este tema. Reproduzco el texto casi íntegro porque lo dice mejor que yo. Hace tiempo que pienso lo mismo y todo lo que veo me lo corrobora.

Dos de las películas más hermosamente hechas desde lo visual, Bram Stoker's Dracula y The Fountain, fueron hechas sin efectos especiales. En la primera Coppola no tenía una industria del CGI tan desarrollada, pero insistió mucho en usar trucos visuales de todo tipo, que se ven tan reales que asustan en serio. En la segunda, Aronovsky no tenía dinero para hacer nada en CGI (aunque tampoco estaba en sus planes), y con poco dinero logró algunas de las escenas más bellas del cine que yo haya visto.

Es otra de las razones por las cuales aplaudo a Nolan en superproducciones como las dos de Batman, ya que es un director que evita usar el CGI a menos que sea totalmente necesario (cosas que no se pueden hacer en la realidad y/o son muy riesgosas de hacer). Aunque ahí sí el dinero se gasta a toneladas volando cosas, la diferencia es que se vuelan cosas reales. Luego sucede que la gente está tan acostumbrada a lo digital que cree que el batimovil es un CGI (pero no, funciona y es real), pero ese es otro tema.

Cuando un artista (o un científico) tiene pocos recursos, eso hace florecer todavía más su genialidad, porque lo simple es realmente muy complejo. Es allí donde se quedan los simples realizadores y aparecen los verdaderos artistas: los que no solo saben hacer algo, sino que al hacerlo con pocas cosas, lo hacen mejor.

Todo es cuestión de inventiva, cosa que hace tiempo a Hollywood le falta.

2 comentarios:

Dogui dijo...

Los límites incitan la creatividad. Es el concepto detrás de todo buen proyecto. Sea una película, la narrativa de un comic, o un concurso de diseño de juegos de rol.

Damián dijo...

Total y absolutamente de acuerdo.

Dame una hoja en blanco y no tendré una sóla idea. Dime "describe qué apariencia tendría un viejo guerrero, retirado hace muchos años, pero hundido en la melancolía de tiempos más excitantes" y las ideas empiezan a fluir...