Ayer tuve un día muy agitado y cuando volví a casa hecho pelota no esperaba tan mala noticia. No, los colores de los dados que pidió Ibex para mí en Buenos Aires no importaban. Lo importante era esto:
http://dmibex.blogspot.com/2007/08/adios-jaguar.html
Se nos murió un rolero.
Personalmente no lo conocí mucho, apenas ese día de las jornadas CeroVeinticinco. Yo me senté en esa mesa a ver cómo terminaban de jugar, y él estaba enfrente mío, si no recuerdo mal. Con él hablé, después de la partida, sobre juntarnos a jugar, ya que como Pablo cuenta, en ese grupo había gente tanto para dirigir como para jugar diversos juegos.
El rol tiene eso: te hace conocer gente, y a veces te hace conocer amigos. Yo apenas lo conocía, pero de repente todo se acerca. Yo también fui boyscout de chico, y ahora soy rolero, y también me gusta eso que cuenta Ibex sobre desarrollarlos para otro tipo de público. Y en ese punto uno dice "puta, que mierda". Se nos fue uno de los míos.
El rol crea mitologías: crea historias como las que nos contaban de chicos o leíamos en los libros, pero lo bueno es que también te crea compañeros de aventuras. Y esas historias que a veces se olvidan, otras no tanto, siempre nos siguen. Y forman parte de esa mitología del grupo de juego. Pero uno nunca espera perder al jugador: uno siempre se preocupa por perder al personaje.
Sinceramente cuando Pablo me contó por mail, no supe que pensar ni qué decir. Y ahora tampoco. Así que lo dejo acá.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario