Atareado con la cosecha


Esta es una representación visual de lo que realmente
sucedió: no los anotaba en papelitos, pero mi pizarra
tiene tantas borraduras y tachones en estos días...
Es increíble como pasa el tiempo. Sinceramente, se acelera cuando uno tiene mucho para hacer. ¡Y no me quejo! Por primera vez en mucho tiempo, no me quejo.

Después de la Crack Bang Boom 6 (que me gustaría poder comentar aparte en una entrada, como otras veces, además de la RJR 2015) hubo tantas cosas acumuladas que sinceramente no tenía tiempo para nada más. Principalmente cuestiones laborales. Fue un mes de mucho, mucho trabajo, algunas tensiones, y muchas corridas. Por suerte todo salió bien y el mes terminó, por fin, hace unos días. Fue agotador.

Y cuando digo trabajo no hablo solamente de ir a las escuelas. Hablo de que tengo ya dos talleres de guión, los únicos de la ciudad, y por suerte uno sigue bien en pie, y el otro sigue sumando alumnos. Personas con las que me copa mucho trabajar, personas que me dan inspiran para seguir adelante. Espero que el año siga así, sumando personas y experiencias tan útiles y agradables.

Así que con mucho más trabajo docente y dos talleres, quedó poco espacio para los guiones. Sin embargo, de a poco pude ir haciendo un poco de esto y un poco de aquello. Me concentré en eso y por eso demoré unos días más en arrancar de nuevo con los blogs. Recién hoy, terminando la semana, puedo sentarme con la suficiente tranquilidad y tiempo como para no engañarlos con una entrada improsivada, de esas que no me gustan.

Quiero disfrutar los blogs: que no sean una carga, sino un placer.

Y creo que esa ha sido la mayor experiencia de estas semanas, en las que hubo mucho ir de acá para allá, muchos errores de último momento, muchos parches, muchas cosas buenas y muchos éxitos. Dicen que sarna con gusto no pica; pero también, hay sarnas y sarnas. Y por suerte, en la vida uno puede elegir la mayoría; a lo sumo tendrá que soportar el trabajo, el inevitable trabajo que puede no gustarnos pero que hacemos porque nos permite llevar comida a la mesa, libros y comics a las bibliotecas y coleccionables a las estanterías. Pero casi todo lo demás, se puede elegir.

Es lo que hice en estos días: elegir la sarna. Dejar atrás lo malo, lo que molesta, lo que nos come un poco la vida; soportarlo solo si no podemos evitarlo. A lo demás, sacarle el jugo, y comerse también la pulpa.

Como digo, en estos días no he podido escribir mucho, pero disfruté tremendamente del proceso, incluso cuando a veces descubro que ciertos guiones no me están llevando a ninguna parte y que debo dejarlos descansar un tiempo. ¡Tengo demasiadas ideas como para ponerme en quisquilloso!

Sigue faltando el tiempo, pero no vale la pena preocuparse por ello. Y así fue que esa pila de cositas para hacer fue (y sigue) bajando. Algunas tienen que esperar, pero eso es todo.

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