Algo de frustración


Escribo esto, más que nada, para quitarme, justamente, esos rastros de bronca que no me dejan seguir adelante. Para sacarme las telarañas pegajosas que me mantienen agarrado a un estado de ánimo lleno de ansiedad e intranquilidad.

En estos días me he sentido algo inútil. No he escrito una línea, ni tenido buenas ideas, ni he podido responder algunos mails importantes o localizar a personas que necesitaba encontrar. Simplemente no he tenido tiempo. No sé a donde se va, y cada vez que trato de resolver el misterio, aparece un inconveniente que me demora todavía más.

No me puedo quejar. He tenido mucho trabajo y del bueno, y hasta he tenido que rechazar algo por estar saturado mentalmente. He tomado malas decisiones en algunos momentos, que me han hecho perder tardes, pero ¿quién no las tiene? El hecho es que no me siento mal por lo hecho o por lo no hecho, sino porque a veces parecía que salía sorteado en todo lo malo. Todo lo relacionado al trabajo es bienvenido y aceptado, pero ¿cómo lidiar con lo demás?

Si no era la impresora (ya pronto abandonaré la tecnología de chorro de tinta, para no volver), surgía algún olvido de algo, o una nueva responsabilidad. Han sido dos semanas largas, muy cansadoras, llenas de estados de ánimo alterados (a veces por la falta de sueño, a veces por la mala digestión). Ahora llegan las vacaciones de invierno y la tranquilidad de saber que no van a llamarme de ningún colegio, y que termina también mi período de reemplazo. Y no es que no quiera volver, pero me viene bien algo de descanso.

Mientras tanto, ¡necesito volver a la escritura! Ya nada más teclear esto es un alivio. Este fin de semana tengo algunas obligaciones relacionadas con proyectos personales (Aerith, mi juego de rol y Términus), que me permiten sentir que vuelvo a estar activo, que vuelvo a hacer lo que más me gusta, dejando atrás los problemas más grandes. Y cuando vuelva a ponerlo sobre la pantalla, ¡tanto mejor!

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