El sábado 16 de octubre era una de las fechas claves de mi año. Una fecha esperada por muchos meses. Empezaba Dibujantes 2010.
Y empezaba de una manera particular: yendo a buscar gente a la Terminal de Rosario. Así que me levanté temprano y fui. Encontré a Omar y a dos cordobeses, que con el tiempo aprendería a estimar: Karlo Lottesberger y Nico di Mattia. Conversamos un rato mientras me enteraba de que la mayoría de la larga lista de invitados ya había llegado, por diferentes razones, el viernes a la tarde o a la noche, haciendo que fuera casi innecesaria mi asistencia.
Excepto por dos personas. Claudio Morhain y su señora esposa.
Por un pequeño malentendido los ubiqué recién a eso de las 9.30 de la mañana, a pesar de que habían llegado dos horas antes. De todas maneras, supieron comprender el inconveniente y remontamos viaje hacia el hotel que tenían asignado.
De más está decir que me sentía muy emocionado, porque aunque no conozco nada de su obra (excepto que guionó la novela inconclusa de El Eternauta, el primer guión profesional de historieta que tuve en mis manos), sabía que era una persona muy influyente en la historia del comic nacional, y tremendamente experimentada. Él se sorprendió un poco al saber que pretendía ser guionista; "somos pocos", me dijo.
Charlamos de varias cosas, entre ellas de su carrera y de las cosas que había escrito, hasta que, instalados en su habitación, le ofrecí llevarlo al Distrito Sur. Agradable fue mi sorpresa Morhain cuando dijo que prefería, si era posible, dar una vuelta por Rosario y conocer el Monumento a la Bandera. Como estábamos frente al nacimiento de la bajada Sargento Cabral, no fue nada difícil dirigirnos hacia allá, previa recorrida de la Costanera.
Los que me conocen saben que amo Rosario y me encanta mostrarla, así que disfruté enormemente el paseo. Los dos tienen una gran sensibilidad estética, con la cual sintonicé rápidamente, y que me llevó a agregar algunos lugares a la visita, como la Estación Fluvial y sus murales con temática ribereña.
Lamentablemente tenía que regresar a mi casa por cuestiones personales, así que los dejé en un taxi con destino al Distrito Sur, avisé al resto de la organización y me retiré.
Así concluyó la primera parte del día. La siguiente, a eso de las 1530 horas, comenzó ya en el citado Distrito. Pensaba que llegaba tarde, pero la organización estaba en plena efervescencia, dando los toques finales para el evento. Pero eso ya lo contaremos más adelante.
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