Demasiado, demasiado, demasiado rápido pasan los días. De pronto es mitad de noviembre, y no puedo creer que la última entrada sea de hace más de una semana.
Y es que esta semana fue infernal, y me alegro que termine. Tanto por su ritmo como por algunos de sus resultados, merece desaparecer de la historia. Después de muchos días de buen trabajo y resultados, de pronto me choco con tantas barreras que termino desmotivado, confundido, mareado.
Todo arrancó bien, ordenado, casi cronometrado. Estaba fresco el recuerdo de mi graduación, de la reunión que organizamos. Estaba con asuntos de la revista Términus, corrigiendo guiones a último momento y escribiendo algunos nuevos (de los cuales estoy bastante orgulloso), y dándole a las teclas con algunas nuevas cosas relativas a los juegos de rol. Poco tiempo, pero bien aprovechado.
Y luego las cosas de último momento borraron todos los planes. Cuando quise darme cuenta era miércoles, jueves, y todo era diferente. Tuve que renegar días enteros con mal acceso a Internet, intermitente o nulo. Cuatro días seguidos sin poder dormir bien, ni siquiera las siestas. Para el jueves era un harapo. Y por si fuera poco, cierro la semana con un mal broche, con idas y vueltas, trámites a medio hacer y mucha bronca, que por suerte he aprendido a alejar, porque de otra manera...
En definitiva, que por todo lo que ha salido mal, además del mal sabor termino con más trámites para la semana que viene. Y realmente poca motivación para algunas cosas... hace tres días que no toco un guión o alguno de mis proyectos de mediano/largo plazo, y eso es grabe. Mañana no podré, y tampoco el domingo. Y el lunes no creo, y el martes, quién sabe.
Mejor lo dejo acá, para no enroscarme más.
Mucho es decir poco
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GNF
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