Debido a que el jueves tenía facultad hasta la medianoche, no pude participar de ninguna de las actividades. Así que comienzo por el viernes.
Me fui directamente desde el trabajo, para ahorrarme más o menos dos horas y media de viaje y otros menesteres. Apenas llegar me crucé con Lisandro Estherren, quien había sido seleccionado (de nuevo) por el editor invitado, esta vez C. B. Cebulsky, de Marvel. (Por cierto Lisandro, me da gusto que hayas colgado de tu blog algunas de las cosas que me mostraste, hacía rato que no había nada nuevo).
Alegrándome mucho por él, ya entré de buen humor. Me quedé un rato en el stand de la ADL, pero después me dirigí a sacarle foto a cuanta cosa interesante encontré. Particularmente, las esculturas del Sr. Canale, que más que respeto ya inspiran miedo. Uno teme que se puedan salir de la vitrina...
En esta serie podemos ver una terminada y la otra en proceso, desde diferentes
puntos de vista. Puede apreciarse el trabajo de monos que implica!!!
¡Me quiero volver chango!
puntos de vista. Puede apreciarse el trabajo de monos que implica!!!
¡Me quiero volver chango!
Mi favorita es la de Thor y Loki, tal vez porque no era una pose, sino una "foto" de algo en acción, y tenía un dinamismo impresionante. El lujo de detalles no puede verse en estas fotos sacadas de manera apresurada y con una cámara común... baste decir que en la de Hulk podían contarse, individualmente, las quebraduras del asfalto, cada una de las cuales tenía milímetros de profundidad. Una cosa de locos.
Como digo, las fotos no le hacen mucho honor a las esculturas, ya que también fueron sacadas con algo de apuro. Compré alguna que otra cosa, entre ellas un tomo recopilatorio de Nippur, de Doeyo, que no tenía y que me constaba como agotado. De hecho Ariel Avilez me comentó que era el último que tenían y que lo habían encontrado de casualidad, así que ¡matanga!
Regresé entonces al stand de la ADL, dudando sobre si ir o no a la Sala Lavardén, en donde Enrique Breccia iba a dar una charla. El tema era que justamente había caminado desde la Lavardén hasta el CEC cuando me bajé del colectivo minutos antes, eran bastantes cuadras y estaba cansado. Nadie tenía ganas de ir, para colmo, y ayudarme a matar el tiempo muerto. Entonces Lisandro llegó de nuevo a cambiarme el humor: estaba esperando para hablar con Cebulsky (a todo esto, habían pasado un laaaaargo rato), y volvió para buscar su campera al stand de la ADL. Para no dejarlo solo y charlar con él, ya que lo veo muy poco, la acompañé en su espera. Charlamos un largo rato, poniéndonos al día con nuestras vidas. Todo fue bien y de nuevo tiene una oportunidad para hacerse un lugar en el mercado del comic americano. ¡¡Ojalá que esta vez se le dé!!
Después de esto ya era algo tarde, así que di unas cuantas vueltas más y regresé a mi casa, completamente destruido. Había sido una semana larga, muy larga, y recién comenzaban las actividades.
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