El sutil arte de mudar libros


Ayer era un día esperado. Llegaban dos nuevas bibliotecas a mi casa, una pequeña gran mudanza de cosas. Desde hace ya tiempo, el exceso de libros, comics, revistas y CD/DVDs creaban un pequeño caos.

Lamentablemente terminé el día un poco contrariado, en parte por cuestiones anímicas que no vienen al caso, en parte porque todo salió medio torcido. Después de un rato de desarmar una gran biblioteca que había que mover, dejarla en su lugar, montar la primera nueva biblioteca, nos encontramos con una sorpresita: la segunda no cabía. Por 20 centímetros de más. Semejante error, creo yo, sólo lo puedo atribuir al hecho de que enviamos los planos a la mueblería hace dos o tres meses, y por diferentes cuestiones edilicias y financieras veníamos dilatando el tema, además de los cambios de diseño que hubo en el camino (larga historia).

Como consecuencia de esto, tuvimos que improvisar, dejar esta biblioteca en otra parte, sacar cuadros y posters, mover una mesa para cubrir temporalmente el hueco... Con lo cual perdí casi toda la mañana. Todavía tengo cosas que acomodar.

Para sumarle detalles, la madera es buena pero no está barnizada ni nada especial, para mantenernos el precio de hace tres meses (claro, cierto que la INFLACIÓN NO EXISTE EN ARGENTINA) nos la dieron así nomás. Los libros no se deslizan igual. Y los prácticos listones de madera que refuerzan los estantes empeoran el hecho de que algunos de ellos no tienen la altura especificada (pensada para las ediciones absolute de comics de Planeta de Agostini y para alguna que otra enciclopedia). Con lo cual, todo sigue por la mitad.

Era conciente de que la mudanza iba a tardar semanas, ya que lentamente iré reacomodando todo. Pero esto estropeó bastante la linda experiencia. La única solución ya fue tomada, comprar una biblioteca más chica para el hueco que quedó en el rincón. La que "sobra" la va a utilizar mi madre (de hecho, de todas maneras ella iba a usar una de las dos que comprábamos, o al menos una parte).

No sé, me bajoneó el tema, se me pinchó la ilusión. Por lo demás, la pieza queda muy linda con una pared-biblioteca. Todo luce mucho más ordenado y accesible, y ahora el escritorio está en el medio, y no tirado a un costado.

Finalmente, y como yapa, recuperé un libro que ni recordaba haber perdido: una edición barata de Robinson Crusoe que se había deslizado por detrás de dicho escritorio, llegando a una parte inaccesible. No es la gran cosa, pero es un detalle. Si a eso le sumamos, en estos días, la reparación de la vieja biblioteca, que está muy combada en su parte inferior, no me puedo quejar. Pero todavía estoy cansado de tanto mover cosas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...
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