Entrada sin clasificar


La verdad es que la tengo algo difícil para aclarar lo de estas dos o tres semanas pasadas. Y es que, creo, es algo que no había experimentado hasta ahora.

La suma de trabajo no era muy grande, pero me mantenía ocupado. Y de pronto lo que sucedió fue que, simplemente, no tenía nada que escribir. Al menos, nada urgente.

Ahora bien, esto es algo tan poco usual como... curioso. Y algo confuso. Durante meses estuve corriendo con un libro, con varios guiones, con eso y con aquello... y de pronto me encuentro con que ya corregí todo lo que puedo corregir, y que los guiones que tengo para escribir no son nada urgentes. De hecho, puedo esperar dos o tres meses, puedo encararlos durante las vacaciones de invierno, y poco importaría.

Al mismo tiempo, lo que cobra relevancia y urgencia son otras cosas. Organizar, diseñar, clasificar, ordenar. Hay páginas que lanzar, hay piezas gráficas que armar para lograr esto, y muchos papeles y cosas dando vuelta por mi habitación (y por mi disco rígido) que ya no pueden esperar más.

Así que eso fue toda esta semana, y parte de la anterior: descubrir que, día a día, no solo no tenía nada que escribir, sino lo que había en pendientes era vago, nada urgente y que por lo tanto, no me motivaba. Fue algo, realmente, confuso. Venía de muchas semanas sin poder escribir, y tenía ganas, pero de pronto ¡pop! no, no hay nada aquí, siga con lo demás.

Todavía me estoy acomodando un poco. Ya volveremos.

No hay comentarios: