Relanzando el año


Puf, muchas etiquetas. Creo que esta es una entrada global, una encrucijada.

Arranqué el año con ciertas expectativas y objetivos. No cambiaron, pero las circunstancias de la vida demoraron o aceleraron ciertas cuestiones. Tuve que modificar situaciones troncales, y otras nuevas se sumaron. Dejé algunas actividades, conseguí trabajo por varios meses, surgió y maduró el proyecto de la editorial...

Así, me encuentro en vacaciones de invierno, planificando mi trabajo para la segunda mitad del año, pero también, muchas otras cuestiones personales.

Falta poco más de un mes, ¡un mes! para Crack Bang Boom 5, convención que ya de por sí es un evento de los mayores del año para mí. Y este año, con la madurez de la Revista Términus, no sólo viene un mayor compromiso, un mayor stand y una mayor expectativa, sino también el desafío de ser invitado del evento, junto a grandes personalidades nacionales e internacionales de las viñetas. Serán cuatro días COMPLETOS de vivir dentro de la convención, haciendo, pensando y respirando comics. Por suerte con un feriado para descansar, después. Muchos contactos y proyectos que pueden madurar en esas horas.

Pero no es sólo cuestión de estar allí. Es necesaria cierta preparación, y a eso quiero dedicarme ahora. La revista está yendo a imprenta y ahora viene la época de abono y siembra, para que cada número no sólo sea mejor, sino que se venda y se difunda mejor que el anterior.

A eso se le suma mi trabajo, y mi nuevo compromiso con las realidades de la editorial Studio Ergo Sum. Aunque quiera hacer algo diferente, he llegado a la conclusión de que no sería prudente apurar un libro para antes de la convención. Lo intentaré, pero no quiero que salga a medio cocinar. Todavía tengo que recibir el dinero del proyecto y cerrar algunas cuestiones menores con los activistas que lo apoyaron, como coordinar qué recompensa elegirá cada uno. Por si fuera poco, tengo que reconocer algunos problemillas de edición con los últimos cuentos de ciencia ficción. Estoy algo bloqueado, tal vez por ser un momento tan particular del año. Necesito reubicar muchas cuestiones emocionales y de horarios para adaptarme a esta nueva realidad.

Además, están pendientes un juego de rol, Aerith, y un libro sobre rol que tengo casi listo. Proyectos para mi MUY importantes, el último muy, muy demorado. Quiero jugar Aerith, para terminar de pulirlo, y no tengo tiempo de jugarlo, mucho menos de organizar una mesa.

Me siento con las manos llenas de cosas importantes, la mayoría urgentes. En algún momento, eso me hubiera estresado, me hubiera puesto muy ansioso y me hubiera hecho mal. Ahora ya no me estresa, pero creo que me deja frenado, no inmóvil pero sí algo confundido sobre qué camino tomar primero.

Por ahora, me quité mucho peso de encima en pequeñas cuestiones personales que estaban largamente demoradas, y que me permiten estar más organizado y conforme con mi día a día. Creo que eso es parte de la solución: cambiar de a poco algunas malas costumbres, retomar las buenas y crear otras formas de trabajo que sean más sanas para el espíritu. Y no impacientarse, que eso sube el colesterol.

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