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Compras, compras, compras...

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Unos 600 pesos en una librería de saldo rosarina. Saldos A MITAD DE PRECIO de lo que costaban hace unos días... Casi todo acá costó 50 pesos por unidad.

No podía decir que no cuando vi los precios. Me llegó el dato por un amigo, al que le compré algunas cosas, y obviamente pasé el dato. Como se puede ver hay de todo, y refleja mis intereses de "hombre del Renacimiento": comics, artes marciales, novelas, arquitectura, historia antigua... Y no compré más de ciertos temas porque ya no había nada, o porque me pareció demasiado. No tengo espacio para todo, y encima, traerme esto no fue fácil, ¡pesaba bastante!

Material de lectura que se suma a las pilas, pilas y pilas de cosas que tengo para leer desde hace meses, algunas, hace años. Otra razón para no comprar todavía MAS...

Tengo mucho, mucho, demasiado para leer, así que nos vemos en la siguiente entrada... que no sé cuándo será.

Yendo de a poco

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¡Dos entradas en un mismo mes! Bueno, un pequeño milagro. Se van acomodando las cosas y eso indica que estoy un poco más tranquilo. Ciertamente no estoy haciendo TODO lo que quiero hacer, pero eso ya es algo normal. Tengo demasiados intereses.

Lo cierto es que, mientras se acomodaron muchas fechas relacionadas a la docencia, de a poco pude empezar a escribir. Hace unos días, con tres guiones en la cabeza, me senté y casi terminé uno, arranqué otro y el tercero quedó ahí. Unos días después, terminé el que había casi terminado. El viernes pasado continué el que había empezado, y lo dejé casi listo. En estos días empecé también el tercero, que es, creo, el más urgente. Y sí, se escribe lo que hay a mano.

De manera que, de a poco, estoy dando rienda suelta a los guiones. Por otra parte, mientras compro y leo algunos comics sueltos (uno todavía me espera, con el folio original sin abrir), me reencontré con la literatura. Hacía mucho, mucho tiempo que no leí nada en prosa. Así que me causó una sensación muy fuerte volver con algo tan clásico pero tan desconocido para mí como la obra de Robert Howard, a la sazón creador de Conan y de Solomon Kane, personaje que descubro en esta recopilación de todo lo publicado del mismo. La excelente edición de Pictus, con ilustraciones interiores y tapa del genial Salvador Sanz, encima adquirida nueva a un precio vil, me resultó hasta ahora una de las mejores compras del año, por todos lados. El poco tiempo me impide terminarla rápidamente, pero creo que es algo bueno; cuando tengo un rato, por la noche, me pongo a leerla, y a veces paso la medianoche y sigo de largo hasta las 1 AM para terminar un cuento. Más que recomendable, llega en un momento genial, ya que me inspira personajes y situaciones de fantasía oscura, género que tanto me gusta y tanto quiero explotar. Ay, si tuviera más tiempo... pero es lo que hay, y no me quejo.

Los proyectos siguen llegando para Alquimia Comics, y esto cada vez se pone mejor. Así que... más novedades, en camino.

2º Feria de Librerías de Viejo

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También podríamos titular esta entrada "Cómo decidí no comprar este mes el Absolute de Kingdom Come", pero eso sería demasiado egocéntrico, me parece.

No tenía conciencia de la existencia de esta Feria, lo cual de por sí ya constituía un pecado horrendo para un amante de los libros y un amante de los libros antiguos. Mi hermano intentó hacérmela conocer por un aviso en Facebook, que ni siquiera ví debido a las preocupaciones que plagan estos días, pero por suerte lo vi y me avisó personalmente.

Así que dejé mis planes de ir al cine a ver Avengers nuevamente y dije: voy un rato. Horita que se hizo algo así como hora y media, horita que disfruté mucho y que hubiera extendido de haber tenido más tiempo y dinero.


Tuve la suerte mágica de encontrarme con dos personas que hacía tiempo MUY largo que no veía, porque siempre supe que iba a encontrarme con amigos y conocidos en un lugar como ese. Era algo cantado, después de todo muchas de las personas de mis círculos son muy amantes de los libros, de una u otra manera.

La feria tuvo lugar en el Club Español, lugar que me da orgullo como rosarino y con el que tengo una historia personal: allí se casaron mis padres y celebré mi graduación del secundario. Lugar que, creo, le daría orgullo también a cualquier español, pero ese ya es otro tema. No hay tiempo para historia arquitectónica ni urbanística.

Lo primero que me llamó la atención al entrar en el amplio salón fue la gran, gran cantidad de concurrentes. Era sábado, el último día, y eso lo explicaba en parte. Para que lo imaginen, el público era como abejas trabajando sobre la miel: lenta, escrupulosamente, desgajaban cada caja, cada estante, cada pila de libros, la procesaban y la volvían a ordenar, cada tanto preguntando algo al vendedor o consultándose entre sí esto y aquello.
 
Tuve una pequeña sensación de ahogo. Pronto comprendí que no podía ir puesto por puesto (había 9 librerías de la ciudad), porque apenas había huecos en cada uno de ellos. Si me quedaba en uno solo, perdería mucho tiempo esperando que los demás asistentes se fueran corriendo. Así que apelé a mi buena memoria visual y empecé a mirar acá y allá, donde había un hueco.

Sin ganas de desesperarme y comprar lo primero que apareciera, apunté mentalmente algunos libros acá y allá, mientras descartaba uno de los puestos, que vendía revistas deportivas antiguas casi en exclusividad. De pronto, la primera joya: un libro sobre el Graf Spee, uno de los pocos en castellano que no tengo, y que compré al instante. No era una una de esas cosas que iba a dejar escapar.

Seguí vagando de acá para allá, y entonces noté algo muy positivo: el promedio de edad de los numerosos asistentes era de unos treinta y pocos, habiendo muchos jóvenes en los primeros años de la universidad (buscando material sobre comunismo, varios de ellos, espero que pronto se desilucionen), Tomé algunas fotografías y volví a intentar en otros puestos.

Marqué un libro, marqué otro libro, pero no me decidía. Había cosas interesantes en materia  de filosofía, pero no nada imprescindible o muy relevante.

Entonces, en la bendita tienda El Pez Volador, encontré algo que estaba en mi lista: El Unicornio, libro del que ya hablé en su momento. Una edición aberrante, con tapas blandas amarillo limón y hojas pegadas. Pero qué diablos, era el libro que pensé que nunca encontraría nuevamente. Lo tomé y seguí mirando. Sabía que iba a encontrar algo más en ese lugar y no quiera comprar cada libro por separado.

Así que seguí mirando y cuál fue mi sorpresa cuando encontré el mismo libro, pero en la majestuosa edición de tapa dura que RBA hizo hace años, de la cual tengo El Nombre de la rosa y Sobre héroes y tumbas. Esa misma edición en la que mi amigo JMO me había prestado el libro. El precio era irrisorio así que dejé un libro por otro y de nuevo me llevé una enorme sorpresa al descubrir una caja llena de libros de ciencia ficción, de la colección de Hispamérica, sí, esos mágicos libros azules y plateados. Ya con el bolsillo herido, me llevé dos de ellos, aunque había un par más que me interesaban.

Al poco tiempo descarté la idea de comprar un libro de Wittgenstein, filósofo que conocí el año pasado en el profesorado, y abracé la idea de comprar un libro sobre Wittgenstein, como para empezar más de abajo. Su vida y obra me había apasionado tanto que era un resultado esperable.

Al rato me encontré ante tremenda disyuntiva. Sólo quedaba dinero para un libro más. Descarté un par de los que había marcado mentalmente. Quedaban dos: un ejemplar algo endeble de la edición de Minotauro de Fantasmas de lo nuevo, de Bradbury, y un ejemplar NUEVO de El Club Dumas, de Arturo Pérez Reverte. Tironeado, hice la dedución lógica: si bien el precio del segundo era irrisorio y su estado perfecto, podía conseguirlo más adelante, mientras que el primero era casi un incunable. Crecí con esas ediciones de Minotauro e Hispamérica, que compraba mi hermano, y tenerlas ahora es un logro personal, aunque haya ediciones más nuevas.

Compré el libro de Bradbury y me fui, porque me estaba quedando sin tiempo; tenía que ir a otra parte.

Pero no, me dije. No puedo abandonar. Todavía no terminó.

Así que busqué un cajero automático, encontré uno a dos cuadras, saqué el dinero que necesitaba, volví y compré El Club Dumas. Sólo entonces mi alma pudo descansar.

En fin, les dejo algunas fotos más del evento.















No creo poder decir nada más. Estoy super contento por una experiencia de cacería tan breve pero intensa, con resultados tan buenos y tan poca culpa por el dinero gastado :D ¿Y en qué lo gasté? Pues miren:


El botín

Como debería haber contado antes, y cuento ahora, hace bastante tiempo que no compro libros "al por mayor" en una tienda de este tipo. La última vez fue en Santa Fe, cuando con el amigo Juan Fioramonti  descubrí varios libros de historia militar muy interesantes. Pero fue un episodio raro en un desierto, y desde ese entonces la experiencia no se había repetido.

Era otro de los incentivos para ir, el poder salir de caza nuevamente, con algunas expectativas, que por suerte se cumplieron sobradamente. Gasté más dinero del que había pensado gastar, pero la suma es muy baja por lo que conseguí, material y simbólicamente.

Sin más preámbulos, les presente a los nuevos habitantes de mis bibliotecas.

Ciencia ficción, fantasía, filosofía e historia militar.
¿Quién dijo que no tengo gustos amplios?
  


Fantasmas de lo nuevo: me encanta Bradbury, y como comenté antes, estas ediciones son las que leía cuando era adolescente, así que tiene doble sentido para mí el conseguirlas. Tengo, también de Minotauro, El hombre ilustrado. Ahora sumo este a la colección. Está algo deteriorado, despegado parte del lomo, que está apenas partido en el medio. Justo donde comienza el cuento que da nombre al libro, y esa página está señalada con un trébol de cuatro hojas, seco y con un tallo larguísimo. ¿Me dará suerte? Creo que sí.



 
Tras la estela del Graf Spee: como comenté antes, este es tal vez el único libro en castellano que me falta sobre el acorazado de bolsillo que fuera a morir en aguas uruguayas. Una pequeña obsesión de juventud, y uno de los momentos de la Segunda Guerra Mundial que más me han atrapado. Está escrito por el hijo de uno de los marinos y tiene, entonces, ese algo especial que creo les falta a otros, que explican la historia más "desde afuera". Está en perfecto estado.
 El Unicornio: No creo poder decir nada más con respecto al libro en sí. El ejemplar está NUEVO, sin manchas, marcas ni nada de nada. El único detalle es la dedicatoria de alguien que lo regaló a otra persona; la fecha está reescrita encima por lo que no sé cuál es la correcta. Pero bueno, la pérdida de uno es la ganancia de otro. Amo esta edición, excepto por el tamaño muy pequeño de la letra, que creo tendré problemas de seguir dentro de unas décadas. Pero mientras tanto, a releerlo. A sólo 40 pesos.
 Leí este libro hace tiempo y me encantó, como todo lo de Pérez Reverte. Como muchos otros libros, en realidad era propiedad de mi hermano (el ejemplar era de esta misma edición) así que cuando él se mudó, dejé de verlo. Sé que puedo pedirlo prestado, pero me resulta importante tener este tipo de joyas, y más si puedo pagar tan poco por él. 40 pesos, sí. En serio. Y está NUEVO, ni siquiera tiene desgaste o dobleces en las puntas.
 Estación de tránsito: este libro de Clifford D. Simak es una de mis lecturas favoritas de cuando era adolescente. También se mudó con mi hermano, así que encontrarlo es otro doble hallazgo. Me alegré mucho al volver a verlo, es como un viejo amigo, y uno de los pocos libros que recuerdo haber releído al menos dos, tal vez tres veces.
El último castillo / Hombres y Dragones: Al ver que eran dos novelas cortas de Vance, lo aparté instantáneamente. Tiene dos introducciones de Asimov en donde el genio habla de alguien que no conoce, sin decir nada, pero con una elegancia total. A ver cuándo tengo tiempo de leerlo... el problema de comprar tantos libros buenos a la vez es que no sabes por dónde empezar.
Wittgenstein: Como comenté, compré este libro porque quería saber más sobre este filósofo. Pinta interesante, a pesar de tener una de las tapas más horrendas que he visto en mi vida.

Los tengo abandonados

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Mucho tiempo ha pasado. Muchas veces me he sentado pensando que tenía que escribir algo. Y no he podido.

Arrancando, parando y arrancando de nuevo el profesorado. Este semestre se acumularon todo tipo de pequeños inconvenientes, que nos han hecho perder clases o posponerlas, casualidades bastante absurdas y hasta algún que otro entredicho en el aula, entre compañeras. Recién ahora nos estamos organizando... y tuvimos una semana sin la materia estrella, Residencia. De nuevo, huérfanos.

Por lo menos ya hay algo de material para leer, y hacer algo en casa mientras esperamos que nos terminen de explicar lo suficiente como para terminar los trabajos prácticos pedidos.

Básicamente, me pican los dedos de las manos y de los pies. Ahora, por ejemplo, tendría que estar haciendo algo de la facultad, pero no tengo nada que hacer! Y por eso me senté a llenar el hueco. Leí algo de Ética y Deontología Profesional, pero ya cubrí mi cuota diaria, me cansé de leer. Sobre Residencia no tengo mucha idea de qué más hacer, salvo diseñar algunos contenidos que no me vienen a la mente; tengo que esperar a la clase demorada para que nos terminen de explicar cómo sigue todo. Y con respecto a Gestión de las Instituciones Educativas, tenemos que avanzar en un trabajo en grupo del cual yo ya hice mi, hasta ahora, pequeña parte.

Mientras tanto, estuve aquejado de una extraña falta de sueño y algún tipo de alergia, que me dejó bastante herido durante una semana completa. Ahora mismo se me fue, pero el otoño vino con tanta rapidez y crudeza que me tomó algo desprevenido y cultivo un resfriado bastante completo. No sé cómo pasaré el resto de la semana.

¿Qué más? Me publicaron una buena reseña de mi libro digital sobre rol (Cómo crear un mundo de juego), y aproveché para promocionarlo dando un descuento interesante en su compra. Me fue bien, y mientras tanto, de a ratos, trabajo en el siguiente, que no sé cuándo verá la luz. Pero le tengo MUCHAS GANAS a ese libro. MUCHAS GANAS.

También puse a volar una novela corta entre algunos amigos, para que me dieran su opinión: pedí cinco voluntarios y conseguí nueve, así que no me puedo quejar. Aguardo todavía sus dos centavos. Pero hasta ahora es una buena experiencia.

Mientras tanto, la sed por la escritura me devora, y ya releo mi tercera novela, como penúltima revisión antes de su publicación definitiva. Los medios digitales me siguen abriendo espacios.

Pude aprovechar para terminar varios comics y libros de historia militar, y cerrar un montón de pequeños cabos sueltos con guiones de comics y proyectos de diverso tipo, relacionados con estos temas.

También continúo incrementando mi colección de figuras de la Justice League Unlimited, aunque eso no es algo que dé precisamente trabajo. Pero como ven, incluso encerrado y algo enfermo, tengo que entretenerme en algo.

Todo porque no me dan trabajo en la universidad. Haberse visto.

El rincón de mi niño interior

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En un post pasado comentaba qué me había llevado a desarrollar otro pequeño vicio secreto, esta vez con respecto a figuras de acción de la serie animada Justice League Unlimited.

Pues bien, así como crece el blog correspondiente a mi colección, va creciendo la colección misma, y ya es casi como un pequeño hijo (aunque gasta apenas un poco menos por mes). El otro día hice una gran remodelación, muy esperada. Finalmente pude sacarlos de las estanterías de mi biblioteca y comenzar a juntarlos en un lugar más acorde, protegidos un poco más del polvo. Aquí van algunas fotos ilustrativas del resultado parcial (hice varios arreglos al poco tiempo)






Están sin mucho orden, aunque en la primera vemos muchos Green Lanterns y personajes más cósmicos a la izquierda, mientras que en la segunda foto hay muchos villanos y personajes relacionados con Superman.

No están todos, porque hay varios desperdigados por otras partes. Por ejemplo casi todos los relacionados con Batman están junto con los comics del mismo.

Como digo, es ilustrativo. Así también se caen menos, y si lo hacen, hay menos riesgo de que se rompan... o que me despierten a mitad de la noche, como ha pasado a veces.

Si les interesa saber más de la colección y/o delas figuras que la conforman y todo lo relacionado, los invito a mi otro blog: Justice League Unlimited.

Me voy a limpiar un par de figuras de Aquaman que tengo que poner en otra parte. ¡¡¡Maldito polvo!!!

Mis niños interiores (y II)

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Así llegamos a unos meses atrás. En una comiquería local, de pura casualidad, vi una serie de figuras de DC, que identifiqué rápidamente. Pero esto es normal en cualquier comiquería, ¿verdad? En realidad, lo llamativo era que aquellas figuras pertenecían a la línea correspondiente a una de mis series de animación favorita: Justice League Unlimited.

Al ver que el precio era más que bueno, y se trataba de personajes conocidos y que tenían un hermoso rol en la serie (Question y Huntress, por si preguntan), los compré. Y pregunté si habría más. Me dijeron que posiblemente sí. Qué bueno, pensé.

Días más tarde volví a comprar otros personajes que seguían en exposición. Se trataba de figuras sueltas, a veces con algún detalle de uso, y en promoción, de manera que hubiera seguido comprando de no ser porque eran pocas.

Como recordarán los que sigan el blog, o podrán ver en el enlace anterior, JLU es una serie que me encanta, sobre personajes que me gustan mucho y que, para colmo, está enlazada directamente con otras series que también me gustan mucho (principalmente Batman: The Animated Series, que en su época me voló la cabeza, y Batman Beyond).

No había duda: era lo que estaba buscando.

Antes había considerado la idea de comenzar una colección de figuras de algún tipo, sobre todo si eran de bajo costo. Había pasado por los gashapones de ciertas series de anime y por supuesto, las enormes ganas de comprar vehículos transformables de Macross (difíciles de coleccionar a 300 pesos cada uno).

Con el tiempo lo fui meditando. Una de las influencias en ese sentido fue el programa de TV El coleccionador, en el cual se presentaron coleccionistas de Argentina y España, los cuales daban consejos sobre cómo iniciar y encarar la afición. Curiosamente, uno de estos consejos se repetía: enfocarse en unas pocas cosas, y no ponerse a juntar simplemente porque "me gusta". En resumen, saber elegir lo que vamos a coleccionar, y quedarse con eso.

Terminé decidiendo entonces que, si iba a iniciar una colección, esta línea reunía importantes requisitos:
  • precio accesible
  • disponibilidad (no localmente en ese momento, pero sí por sitios de subasta y compra online)
  • atractivo visual y emocional (me encantan los diseños basados en el trabajo de Bruce Timm)
  • buena calidad de las figuras
  • buena cantidad de modelos disponibles, incluso con personajes que no aparecieron en la serie
Por ese entonces (2010-2011) la línea se estaba cerrando, de manera que también había otra cuestión, que no iban a seguir saliendo toneladas de figuras (ya habían salido); por otra parte había sido una línea muy querida por los fans de las figuras y reunía mucho apoyo, había mucho para conseguir pero no en exceso.

Así comencé a comprar, principalmente por Internet, y de a poco, diversas figuras que me interesaban. Fui escalando un poco más acá y allá, aprendiendo sobre costos promedio y muchas cosas. Otra de las ventajas del coleccionismo es que tenés que investigar y vas aprendiendo cosas de todo tipo.

Luego de varios meses, y con 64 figuras en la colección (más tres en camino), he decidido abrir un blog sobre la misma (más que nada para mantener cada cosa en su lugar y no mezclar este blog con otros temas). Lo pueden encontrar aquí: jlunlimited.blogspot.com

¿Qué más puedo decir?

Mis niños interiores (I)

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Tengo una relación algo particular con los juguetes. Evidentemente, cosa de mi infancia. Con mi hermano éramos de jugar por horas, en nuestra pieza o en el jardín, armando civilizaciones con todo lo que teníamos a mano. Ya he mencionado antes mi experiencia con los Playmobils, que derivaron luego, según creo, en mi gusto por los juegos de rol, la creación de mundos y sociedades, etc.

Tengo también, claro, experiencias no tan agradables. Cuando eres niño te regalan todo lo que se puede; recordamos con mi hermano que, justamente, los sets más grandes de los Playmobils (el galeón, la nave espacial, etc.) eran inalcanzables para el bolsillo de nuestos padres, sobre todo en una época de cierre de importaciones. Ellos nos explicaban que no podían y lo entendíamos, y por eso nunca hubo "rencor". De ser honestos, en aquella época nuestros padres nos compraron muchas cosas, siendo que los juguetes eran de mayor calidad y más caros que ahora. No nos podíamos quejar.

Pero la experiencia más traumática es cuando tienes que separarte de ellos. "Ya estás grande" te dicen. Jugar con soldaditos (bueno, nunca tuve soldaditos, en serio!) queda tan mal como si jugaras con una Barbie. Ni siquiera te los admiten como adorno. Mis autitos a fricción y algunos avioncitos estaban en estanterías donde no habían nada, pero tuve que empezar a guardar mis figuras de He-man y She-ra, mi vehículo transformable de MASK, y todo eso. Y cuando guardar no fue suficiente, aumentó la presión para simplemente regalarlos (en esa época ni pensar en venderlos en alguna parte y al menos sacar algo de dinero).

Y cuando esa presión aumentó demasiado, terminé de perder parte de mi infancia. Así como perdí mis rastis, las partes del mecano y cosas así. Fueron a parar a un primo que no los apreciaba ni un tercio, ni un quinto, ni un décimo de lo que yo quería esas cosas, aunque ya no jugara con ellas. Porque en el fondo, ciertamente, ya no te sientas, con 10/12 años, a pretender que He-man le gana a Skeletor. Simplemente lo sabes.

¿Qué se le va a hacer? Perdido por perdido, al igual que otras partes de mi infancia/adolescencia, como la Olivetti portátil o la CZ Spectrum. Ni para recuerdos.

¿A qué va esto? A que son heridas que no cierran, a que hay cosas que vuelven, a que hay necesidades o gustos que no son satisfechos y quedan ahí, por años.

Porque también había ahí algo de coleccionismo. Recuerdo cuando mi padre, que trabajaba para una distribuidora de gaseosas, consiguió todos los camioncitos de una conocida bebida. Una promoción de canjear tapitas por modelos históricos de camiones se convirtió en una hazaña. Al igual  que lo era completar los álbums de los Go-Bots, las Madballs (me faltó una sola!), los Simpsons o V Invasión Extraterrestre (que me daba algo de impresión).

Con el tiempo, y ya con algo de dinero, esas ansias por el coleccionismo volvieron. Hubo intentos, en la niñez y parte de la adolescencia, con capitas de gaseosa, cajas de cigarillos, estampillas, tarjetas de varios tipos y otras cosas. Luego fueron con cards de superhéroes o de Star Wars. Finalmente pasé a las monedas de la Segunda Guerra Mundial y a los libros antiguos. Lo primero quedó también en la nada, y lo segundo sigue estando ahí, pero no puedo calificarlo de coleccionismo porque es más un gusto amplio, una pasión, y no tengo listados de libros buscados o de colecciones a completar.

Abandonaba estas colecciones por diferentes motivos, principalmente falta de ganas. A veces se demoraban por el dinero, como es el caso de las monedas, pero en realidad, solían ser antojos pasajeros que no sobrevivían la primera o segunda docena de cosas. No terminaba de "engancharme".

Y entonces, encontré lo que buscaba. Pero eso es para otra entrada.

Shopping spree (ahora sin libros)

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Quiso la casualidad y el consumismo que esta semana, en apenas dos días, mi casa se viera inundada de muchas cosas que hace rato quería tener.

En primer lugar, un paquete de música y más música y más música:



En orden de pedido:
  1. Pearl Jam Live in Texas 2009
  2. Pearl Jam Benaroya Live 2003 (disco doble)
  3. Pearl Jam Live in Ten Legs
  4. Queen Live at Wembley Stadium 1986 (edición aniversario, disco doble)
De ser sincero, al armar este pedido me asusté un poco por lo fácil que puede resultar comprar por Internet. No me considero adicto, no soy consumista ni nada, pero soy de planear todo y de pronto tuve ganas de esto. Ayudaron mucho dos cosas: los precios muy buenos (todos los items son producidos en Argentina, si fueran importados tendría que vender drogas para comprar al menos uno) y la disponibilidad.

Hace poco leía un artículo en Microsiervos sobre cómo el comercio digital puede desbancar dentro de poco tiempo al físico, al menos en cierto tipo de productos. Este es un caso típico, porque de estos cuatro items, a tres los había visto en las bateas de disquerías pero nunca juntos, y el cuarto no recuerdo haberlo visto nunca en ninguna parte.

Y justamente de los cuatro el recital de Wembley es uno de los items que tengo más tiempo deseando. Descubrí a Queen a través de Highlander, si no recuerdo mal. Por esa época los reproductores de CD eran relativamente caros (pero teníamos uno) y los discos originales también, era algo novedoso, y recuerdo que comprar un CD doble era algo difícil de pensar para un adolescente de una familia de clase media (y hacia esa época tuvimos algunos problemas financieros, o antes o después). Es decir que llevo quince años, media vida, deseando escuchar ese recital; ni siquiera lo bajé de Internet, deseando siempre tenerlo original. Y ahora en DVD, con edición de lujo, librillo con fotos impresionantes, una calidad envidiable, más material disponible, etc., es una verdadera alegría.

Sobre Pearl Jam, pues que es mi banda favorita, son buenos discos y estaban casi regalados. Incluso más, el de Benaroya lo tengo bajado de Internet, pero fue grabado a beneficio de una fundación que ayuda a los jóvenes sin hogar en Seattle, de manera que me resultaba particularmente malo el escucharlo "sin pagar".

Pero esa es la mitad del postre... o casi un tercio. Lo que sigue:




Hace un tiempo comencé a coleccionar figuras de acción de DC, de la línea de la serie de animación Justice League Unlimited. A falta de presentación oficial de dicha colección (viene en camino),
sólo me queda decir que estos son los dos primeros blisters triples que compro:
  • Lex Luthor, Copperhead y Mirror Master
  • Superman, Wonder Woman y Batman (Justice Lords)
Los dos a muy buen precio, pero comprados en lugares diferentes, el primer paquete me salió bastante más barato. Espero que sigan trayendolos porque comprarlos sin gastos de envío en una comiquería local me ahorra mucho dinero!

Finalmente, el último tercio.






Pues sí, tal como decía James Gordon en Batman Begins: "Tengo que conseguirme uno de esos".

Desde que salió esta película y vi en una juguetería este batimóvil me quedé fascinado con la idea de tener uno, más teniendo en cuenta que en esa época estaba a un precio bastante bueno. Muchos años más tarde, ajustado por inflación, calculo que pagué más o menos lo mismo, pero aunque fuera más, lo pagué con gusto para finalmente tener otra joya más que adorne mi habitación.

El detalle final. ¡Tengo que conseguir una figura que vaya dentro! Sí, se abre y hasta volante tiene...

Que no se piense mal de mí. Publico esto porque me produce alegría poder darme estos gustos, poder comprar cosas que significan mucho para mí, sobre todo después de muchos años de esperarlos y desearlos. Pero no es un ataque de consumismo súbito, ni ganas de suicidar mi sueldo. Todo está debidamente financiado y planeado.

Después de todo, soy de los que piensan que al dinero hay que gastarlo sabiamente antes que ahorrarlo para nada. Ya tendré tiempo más adelante para usarlo en cosas más "serias".

Los Reyes se adelantaron

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Por falta de tiempo relato ahora una de esas salidas apresuradas que terminan siendo más que afortunadas en materia de compras en época de fiestas.

Era sábado 31 de diciembre. Tenía que ir al centro a comprar accesorios para mi cámara de fotos, y suelo hacer estos trámites los sábados por la mañana ya que me queda más cómodo. Había pensado ir el primer sábado de enero, pero como me acreditaron el sueldo unos días antes de fin de mes, y estaba aburrido, cambié rápido de idea y fui a mi local preferido de electrónica.

Como extra, tenía pensado visitar la comiquería que está a pocos metros, en la cual no suelo comprar mucho porque tienen mucho material de manga y comic yanqui, y yo suelo comprar más cosas argentinas. Iba sin demasiada expectativa. Al ver que el negocio de electrónica estaba lleno de gente, me fui a dar una vuelta para perder tiempo.

Gran sorpresa, ya nada más en la vidriera me encuentro con unas hermosas miniaturas de SW con un precio regalado (creí que me estaban fallando los anteojos). Entro para ver si hay más, y no veo ninguna en las vitrinas internas. Me pongo a mirar las bateas con comics nacionales y ¿qué veo? Los seis números de Cybersix que publicó hace añares Planeta de Agostini a través de la editorial Forum. Por si alguien no sabe, son muy aficionado al trabajo de sus dos creadores, Carlos Trillo y Carlos Meglia, y Cybersix es uno de mis personajes favoritos de todos los comics que he leído.

Considero que es una tragedia nacional que la inmensa cantidad de material de Cybersix no esté editado en castellano, y lo único que sé que está disponible en Argentina (además de los episodios que fueron editados en la revista Comiqueando) son varios volúmenes publicados por Editorial Meridiana (la cual sacaba la Comiqueando). En España se editaron estos seis números mencionados, y que yo tenía escaneados. Hace años por pura casualidad pude echar mano de dos de esos comics, usados, por apenas monedas, pero algo desgastados y maltratados.

De pronto estaba frente a un santo grial. La colección completa, ejemplares NUEVOS, impecables, sin marcas ni manchas ni nada de nada, a un precio regalado e incluso en un folio de buena calidad. Ni qué decir que los compré volando, y agregué una Comiqueando NUEVA, del año 1995, que incluye también un episodio de 12 números. Supongo que se trata de material de saldo que permaneció almacenado en buen estado y llegó a la comiquería junto con otras cosas, porque insisto en que ni siquiera parece material de un coleccionista: está como si hubiera sido impreso ayer. Además, me cuesta pensar en alguien que se haya desprendido de algo así.

A esto le agregué tres de las mencionadas figuras de Star Wars. No compré más porque tenía encima el gasto de los accesorios de la cámara, pero la verdad es que estuve muy tentado. Aquí van las fotos como evidencia.




Habiendo completado una colección que nunca pensé que completaría (ahora me faltan los tomos editados en Argentina, que cada tanto se consiguen usados), me encuentro ahora frente a la locura de juntar más miniaturas de esta colección ignota de SW. Como pueden ver la calidad es excelente, incluso la figura del medio tiene articulados los brazos, la pintura es perfecta, la matriz también, no hay rebabas, etc. Hechas en China hacia 2005-07, tienen marca de Hasbro, por lo cual supongo que son originales porque las copias de este tipo de material que he visto, sobre todo en plomo, son atroces. No he podido averiguar a qué línea pertenecen para poder ubicar más ejemplares, y me preocupa no poder conseguir más porque el dueño de la comiquería ni sabía que estaban ahí!! Todavía tiene algunas, que posiblemente compre en estos días. Haré más preguntas y le pediré que siga trayendo, porque a $17 la unidad (más o menos lo que pago muchas de las miniaturas de SW para rol) son una verdadera ganga. Lástima que no tenga suficientes de estas porque para jugar rol, serían algo infartante.

De más está decir que si alguien me puede echar una mano identificando la línea, se lo agradezco mucho.

Fue así que adelanté la compra de Reyes. Arranca perfecto el año.



Bonus: después de mucho rastrear he identificado que las miniaturas son de la colección Star Wars Unleashed (se recomienda mirar la página con un babero). Las cuales se consiguen en Internet a precios totalmente absurdos y contradictorios, desde packs a 10 dólares hasta figuras solas de 25 dólares. En Argentina he ubicado algunas de estas que salen hasta 500 pesos, lo cual es un precio total, completa y absolutamente asqueroso e incomprensible. Pero se pueden conseguir otras a precios muy buenos de entre 30 y 50 pesos. Lo cual será mi perdición.

Como nota al margen, fui dos días después a la misma comiquería y ya habían vendido dos figuras más, así que tuve que conformarme con cinco en lugar de las siete que quería comprar. Llegué justo a tiempo. No pudieron confirmarme si vendrían más, por lo que entiendo estas figuras fueron relleno en un contenedor de gashapones, lo cual explica las deformaciones de algunas extremidades y armas. Ya veremos...

Otro santuario

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Todo cambia, y todo vuelve. Finalmente salió el tercer número de la obra completa de Cortázar, Fin de juego, así que lo compré y ya leí algunos cuentos. Me encanta la edición, aunque agredecía que los márgenes fueran menos escasos; siento que en cualquier momento las letras van a caerse de la página.

Pero la mayor razón para escribir esta entrada es que he descubierto una "nueva" librería de usados (*). El viernes pasado, haciendo trámites por el centro, debía reunirme con unos amigos del club de rol en un departamento cercano y debía hacer algo de tiempo. Fue así que, en lugar de mirar la vidriera y pasar de largo, entré a Argonautas. En principio interesado en un libro de Foucault, pero como me resultó algo caro para el momento (no tenía previsto pasar por una librería tan bien provista), terminé revisando opciones más económicas. Así me encontré con El lenguaje, introducción al estudio del habla, de Edward Sapir, en una bonita edición de 1952, tapa dura y casi de bolsillo. Luego de hojearlo y ver el precio me lo llevé instantáneamente.

Entusiasmado, me puse a revisar superficialmente otras estanterías, pero cuando vi que tal vez no podría comer ni volverme en taxi si seguía comprando, me tuve que ir para evitar la tentación.

Ciertamente me causa algo de pena cuando tengo dos o tres libros empezados, no sé por cual seguir y tengo poco tiempo de lectura. Ya arranqué con este y también estoy con otro de Borges. La cuestión será en todo caso esperar a que termine el semestre y darme algo de tiempo en diciembre y luego en enero, antes de tener que ponerme a estudiar para la (hasta ahora) única materia que tengo agendada para febrero.


(*) Existe al menos otra librería por la zona que no he explorado nunca, generalmente por falta de tiempo. Paso por allí a menudo pero nunca puedo quedarme. Me resulta especialmente importante porque hay librerías de usados y saldos a las que he dejado de ir debido a que la "veta" que estaba extrayendo (generalmente comics antiguos) se fue agotando, y el precio de otros tipos de libros es, en mí opinión, muy caro. De manera que me hace falta ampliar las opciones, y esta librería sí que me resultó interesante tanto por los precios como por la enorme variedad.

Una tarde de comics

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Hace un par de semanas, hice coincidir una tarde algo aburrida con una salida especial para comprar comics. Estaba cerrando el mes y, a diferencia de otros, sobraba un resto (no muy grande, pero ya veremos que tampoco quería gastar demasiado).

El primer lugar a visitar era una comiquería donde había visto previamente algo muy interesante para mí: el nº3 de Robot, una compilación de manga en color dirigida por uno de mis dioses de la ilustración, el nipón Range Murata.

Dejo para otro momento las alabanzas al autor; me concentro ahora en la ganga que resultó comprar el pesado tomo, con sobrecubierta y hojas color de alto gramaje, a apenas 50 pesos. Descubro ahora la causa: Glenat las rebajó a mitad de precio hace algo así como año y medio. Bienvenida rebaja; sólo espero conseguir los tomos anteriores, ya que el dueño me dijo que no le había llegado el pedido.

He de decir que sin importar el contenido, hubiera gastado el dinero sólo por la ilustración de la tapa, y eso que no tiene ningún vanship. De todas maneras, he quedado conforme con el delirio de color, argumentos torcidos y cosas raras de estos creadores japoneses. Lamento, eso sí, que algunas historias continúen y no tener lo previo, ni lo que sigue. Es el último número editado en castellano, y por lo que he visto, en inglés solamente llegaron al 5º.

No terminó ahí, por suerte. Siendo que no gasté nada más, me fui a otra comiquería en donde sabía que iba a encontrar algo más. Y así fue. Además del último número de la Comiqueando, me llevé a excelente precio, también casi regalado, Corazón de Arlequín, como han traducido España Arlequín Enamorado (editado aquí por Thalos, allá por Norma). Sí, la tengo en la edición argentina, que es muy pero es de tapa blanda y un tamaño más reducido. La española (¿de la cual deriva?) es exactamente igual salgo por algún vocablo más ibérico, y lo ya mencionado. Y como soy fan de los libros de tapa dura, pues... Me pudo. Y lo leí la noche siguiente.

Confieso que me siguen atrayendo un par de tomos muy grandecitos de Corto Maltés, pero no daba el dinero. Y un manga sobre la Segunda Guerra Mundial que me atrajo mucho y dejé para este mes. Es algo tan friki que, seguro, nadie va a quitármelo.

Libros errados

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Después de mucho, mucho trajinar, logré conseguir el nº 20 de las obras completas de Borges que está sacando el diario La Nación. Supuestamente es el último número, pero por las malditas trabas a las importaciones (los libros están impresos el remoto y enemigo país de Uruguay), se saltearon los tres números anteriores. Igualmente parece que eventualmente llegarán a los kioskos.

Me llevé a casa el preciado botín un sábado por la mañana. Comenté en alguna ocasión que es una costumbre mía el revisar rápidamente los libros que compra, para ver si debo reclamar alguna mala impresión (de tanto comprar libros, me han tocado libros con saltos de página, hojas al revés, etc.). Y aunque no podía reclamar hasta el lunes siguiente, quería saber si haría falta.

Cuando una costumbre, no, mejor dicho un tick, se hace conciente, es por algo. De pronto me encuentro con que este rayo de conciencia se convierte en una premonición. Al quitarle el envoltorio de nylon, descubro que las páginas están al revés. Es decir, que tengo que poner el libro de cabeza para poder leerlo al derecho.

¿Reclamar el libro? No, lo compré en un kiosko y ni hablar de factura o ticket. Por otra parte, ¿para qué? Tengo ya libros intonsos, libros con saltos de páginas, libros en idiomas que no puedo leer y alguna que otra exquisitez más. Conté las páginas, revisé que estuvieran todas y sin saltos, y decidí quedármelo.

No es más que una ironía cósmica; tener estos libros es como recibir un hijo algo bizco, una hija que sesea o cualquier otra cosa similar. Uno los ama como son; tal vez los ama más porque estos defectos son hasta entrañables.

Así que si están por Rosario y me ven leyendo un libro donde Borges está de cabeza, ese soy yo.

Las palabras viven en el viento

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El otro día un compañero de trabajo regresó de Europa con un regalo muy particular. Una recopilación de cuentos de Ernest Hemingway, traducidos al catalán, en una exclusiva edición de tapa dura cubierta de cuero con letras doradas (1). Hermosa edición, de apenas 1.000 ejemplares, lo cual no hace más que aumentar mi agradecimiento.

En clases pasadas, en clase de Teología y Doctrina Social de la Iglesia, debíamos analizar algunos aspectos básicos de la Biblia que habíamos llevado a clase: el imprimatur y el idioma del cual había sido traducida.

Es así que descubro que la Biblia que había llevado (traducida aparentemente por un profesor de mi profesora de Teología, oh mundo pequeño), fue autorizada por dos obispos mexicanos, editada en España y Filipinas, e impresa en China (2).

Solemos decir que el viento se lleva las palabras, pero en el caso de los libros, a veces pienso que el viento más bien le sirve de sustento. Particularmente ahora que la globalización nos lleva a estos extremos.


(1) No, no sé catalán. Pero luego de haber leído gran parte del Mío Cid en el “lenguaje” original simultaneando con las notas, si puedo conseguir una edición en castellano planeo hacer una lectura comparada, paralela, como la que tengo pendiente con un ejemplar bilingüe de Julio César, inglés/castellano. Sólo para seguir siendo una persona peculiar.

(2) Al leer eso tuve una fugaz imagen de una fila de soldados chinos mirando salir cajas y cajas de biblias, yendo al puerto en una cinta transportadora, vigilando que ningún chino abandonara la sana y perfecta religión del Estado.


Dedico esta entrada a Sebastián, quien en su paso por tierras catalanas tuvo la deferencia de acordarse de mí y de mi extraña afición.

A veces, ni para leer

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El otro día, hablando con mi hermano, le reconozco que no estoy comprando libros.

¿Qué pasó? Es algo relacionado a la época de reorganización de mi casa, pero particularmente al hecho de que no quiero seguir juntando libros que no leo. Incluso los pocos que quiero comprar no están ahí: por motivos desconocidos (o no tanto), las colecciones de Borges y Cortázar se han detenido de nuevo, y no ubico nuevos ejemplares por ninguna parte.

Ciertamente, por el momento no tengo espacio material para más libros, y estoy apilando lo que compro por cualquier parte. Pero tampoco hay interés; si hubiera algo por ahí dando vuelta, lo compraría y lo usaría hasta de almohada, si no quedara otra alternativa.

Rosario Juega Rol 2011: algunos detalles

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Va a pasar un tiempo antes de que pueda sentarme a escribir como se debe una crónica del evento, pero ahora, desde mi nueva silla de escritor, giratoria, con respaldo acolchado y altura regulable, quería dejar algunas apostillas personales previas:
  • agrandé mi colección de d6 con tres nuevas adquisiciones. Uno tornasolado, otro azul con números en dorado y uno pequeñito, transparente. Con una burbujita de aire en el centro, para que ya sean dos los que tengo en mi poder. Luego irán fotos, con todo lo que obtení, pero ahora estoy en vago.
  • a falta del juego Red November, que se había agotado y está siendo reeditado, compré Mad Zeppelin. Todavía no tuve tiempo de mirarlo en detalle pero me lo recomendaron mucho. Voy a ver cuando lo puedo jugar.
  • Recibí un hermoso regalo de parte de una de las roleras más activistas del hobbie en Argentina (pista: es "autora" del sitio queeselrol.com). El mismo consiste en varios libros de Star Wars de la década del 90, entre ellos una preciosa revista con planos desplegables de las naves de la Rebelión, y libros de WEG (sistema d6). TONELADAS de material para leer, en lo posible durante esta vida.
  • Tuve el gusto de conocer a varios roleros de Buenos Aires, al igual que ver nuevamente a Nekro, de Paraná, y Fernando Albor, de Santiago del Estero. Solamente con eso hubiera estado conforme.
  • Después de ir, miles de ideas comenzaron a fluir hacia mi mente. Esto derivó en un nuevo diseño para el juego Maldición de Sangre, que a mal traer me ha tenido estos años. Creo que ya lo tengo. Pero tengo que jugar un poco más, sobre todo ciertos juegos que considero similares a lo que busco.
Todavía tengo que bajar las fotos y procesarlas. Espero tener novedades durante el fin de semana. Pero el viernes a la noche nos juntamos para debatir los resultados con los organizadores, así que no me cuenten para el sábado temprano.

Actualidad

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Bueno, pasó la semana más larga y difícil que recuerdo en mucho tiempo.

Afortunadamente la pude cerrar con algo de ligereza, una tarde de sueño reparador, visita a amigos y ahora, una buena película en el cine.

Finalmente aprobé las dos materias que estaban en disputa, incluso con nota un poco mejor de lo que creí posible. Lo cual me dejó libre el camino para descansar también de los nervios, por un buen buen rato.

Ahora me puedo concentrar en las demás cosas que quedan por hacer.

En primer lugar, tengo que terminar un guión de unas 12 páginas. Ya casi está listo, pero como siempre, reniego con los detalles. Por suerte ya el dibujante está haciendo las páginas anteriores.

Entre paréntesis, no puedo creer que haya dos comics con guiones míos que se están encarando a la vez, además de la reelaboración de un tercero para expandir la historia agregando una página. Con objetivos firmes, no puedo anticipar nada más.

Por si fuera poco, dentro de unos días, cuando cierre este guión, tengo que comenzar uno más, para un concurso en el que intentaré ingresar, si cierto amigo dibujante me da una mano. Si me da las dos, ¡mejor!

Mientras tanto, me preparo para Rosario Juega Rol 2011, una convención de rol de dos días que estamos organizando con el club Sierpes del Sur, del cual soy orgulloso miembro fundador. Ya estamos recibiendo incluso saludos de muchos grandes diseñadores extranjeros; habrá charlas, 15 mesas de rol, stands comerciales y un montón de detalles, como siempre. Yo estaré dando una charla sobre mi libro Cómo crear un mundo de juego, el sábado 6 de agosto, y el domingo siguiente dirigiré una mesa de Star Wars Saga Edition.

Para este último apartado, me estuve nutriendo de una interesante cantidad de miniaturas de SW. Hasta tuve que armar dos cajas nuevas para poder tenerlas mejor clasificadas... realmente necesito contabilizarlas, para tener una idea. Por lo menos ahora están divididas por categorías más fácilmente ubicables durante una partida.

En fin, un poco de todo. Como me pasa siempre, me gustaría poder hacer las cosas más rápido, pero no se puede. Ahora mismo tengo que seguir escribiendo la partida para el domingo que viene. Nos vemos.

Una nueva colección

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El otro día, en una clase de Psicología de la Educación, la profesora definió sucintamente el concepto de deseo en el Psicoanálisis como "algo que no tenemos, pero que tuvimos". Se refería, claro, a la relación madre-hijo que plantea Freud (fucking Greeks!!!); sin embargo yo no pude dejar de asociarla a algo que recién me había sucedido unos días antes.

De niño tenía muchos muñecos, particularmente de He-Man y She-Ra. Por presiones maternas particularmente, al crecer los regalé a un primo, algo de lo que siempre me he arrepentido. De haberlos conservado, al menos podría haberlos vendido por un buen precio, como lo atestiguan ahora los grupos de nostálgicos de mi edad (y de otras edades) que se gastan el sueldo en cosas así.

Tal vez fue ese deseo de recuperar lo perdido lo que desde hace un tiempo viene carcomiendome. Ganas de comprar muñecos de la Justice League Unlimited. Particularmente porque me apasiona la estética el show (no por nada tengo un megaposter sobre mi cama); también porque son los muñecos más baratos de los que saca DC, teniendo de todas maneras una gran calidad en los detalles.

Pues bien, el otro día me di el gusto. Primero con la parejita Question - Huntress (Double Date es uno de mis capítulos favoritos), luego con Shayera Hol (con su vestimenta de la película Starcrossed).



Los conseguí a buen precio en una comiquería local, pero ahora estoy buscándolos por todas partes. Realmente me están emocionando mucho, incluso más que las minis de Star Wars. De alguna manera pasan a ser un sustituto, porque decidí dejar de comprar las minis ya que no estoy jugando, es difícil comprarlas por correo (se complica la importación) y las que se pueden comprar en Argentina son pocas o no me interesan. Por lo demás, ya tengo todas las que necesito.

Este mes seguramente habrña otra compra. Paso mucho tiempo calculando costos y decidiendo en los catálogos online. Me siento eufórico, casi como cuando era chico y juntaba figuritas. Es hermoso poder volver después de tanto tiempo, aunque sea por un rato.

Más vale miniatura en mano... (y II)

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Se preguntarán por qué compro miniaturas de Star Wars si está visto que nunca puedo jugar o dirigir dicho juego.

El motivo es sencillo: un poco de coleccionismo rolero. Me gusta mucho la saga de películas, más que nada las primeras, y tengo varios comics. Me atraen los diseños técnicos y ciertos aspectos y personajes. No compraría miniaturas a mansalva, sino solamente las que me gusten, como el citado caso del Viper Droid.

Las miniaturas más grandes están exhibidas en las bibliotecas. Las más pequeñas están guardadas en cajas de bombones, de plástico transparente, muy cómodas para llevarlas dentro de una mochila cuando hay que rolear. Las tarjetas van aparte, ya que casi no me sirven (no las uso para el juego de miniaturas).

Las del nuevo montón están en una caja aparte que conseguí específicamente para ellas. Este sábado voy a ir al club de rol solamente para presumirlas un poco (bueno, también para hacer sociales; hace dos o tres semanas que no voy).

Mirándolas con más detenimiento en estos días, he quedado muy conforme con la calidad de todas. Están impecablemente pintadas, con muy buenos detalles. La pureza de los colores, algunos muy llamativos, les agrega mucha vida. Además no veo ninguna que haya llegado torcida: el plástico que usaron es más sólido. A diferencia de algunas minis de otras expansiones, en los que los droides de combate B1 están todos doblados, estas minis no tienen ninguno de esos detalles, e incluso hay un droide B1 que es mucho más fino que los que tengo y es mucho más sólido.

Bueno, me voy a jugar un rato con las minis. Todavía no pierdo las esperanzas de usarlas, algún día, para ambientar una excelente campaña de Star Wars Saga. A ver si se da.

Más vale miniatura en mano... (I)

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Esta historia tiene muchas partes y comienza el 16 de diciembre.

Desde un mes antes estaba pensando en la posibilidad de gastar cierto saldo de PayPal, que no puedo retirar en dinero contante y sonante, en una compra por Internet. De hecho ya había comprado un paquete de PDFs de juegos de rol muy interesantes, que incluían Apocalypse World, Dogs in the Vineyard y otros. Pero quería algo diferente.

Eso me hizo comenzar a pensar en comprar miniaturas, de Star Wars preferentemente. Sin muchas referencias encontré un sitio que me satisfizo: Popular Collectors. Apresurado por las fiestas y por un descuento promocional, me senté a hacer una lista de 30 miniaturas, que terminaron sumando unos 14 dólares (con el descuento incluido). Lamentablemente a último momento me di cuenta de que el envío básico de 10 dólares no era suficiente (supuse que me había excedido de peso), así que tuve que abonar unos 20 dólares. Dolió, pero me quedé conforme.

Esperé, esperé... finalmente reclamé, porque no tenía noticias del envío, y la orden aparecía siempre como pendiente en el link que me dieron. Amablemente me informaron de que habían vendido más miniaturas de las que tenían en stock (recordé ese episodio de Los Simpsons donde sobrevendían un vuelo). Me ofrecieron una disculpa y me informaron que el paquete saldría el día siguiente sin falta, con un bonus de miniaturas para compensar la demora y el problema. Esto fue el día 13 de enero.

De nuevo la demora en recibir el link de contacto con información de envío. Reclamo, siempre de buenas maneras, y me informan que por un error, aparentemente del correo, el paquete todavía no ha salido. Me solicitan de nuevo mi domicilio, para constantar el problema. Como verifican que es algo del correo, hacen el reclamo y no debo pagar nada.

Finalmente el día 4 de febrero recibo el mail que informa del envío y me da datos de seguimiento. Los cuales no sirven de nada porque después del día 5 no muestran cambios.

Dejé correr el tiempo y pensé que el paquete llegaría el día del arquero, o que simplemente se "perdería" en el correo. El domingo 27 de febrero por pura casualidad me encuentro en el cine con un amigo que está mucho más acostumbrado a envíos internacionales, y me informa que hasta dos meses luego del pedido puede ser que lleguen los paquetes, aunque lo normal son entre 20 y 30 días, según su experiencia. Respiro aliviado.

El día siguiente, último de febrero, regreso a casa y encuentro un aviso de visita del correo.

Sumamente contento me dirigí entonces el día siguiente a la sede del mismo, munido del mágico papelito que me reuniría con mis minis. Pero, oh sorpresa, el encargado revisa carpetas, revisa otra carpeta, llama por teléfono reclamando que no está anotado en ninguna parte el envío. Como no le dan mucha bola, comienza a desarmar los armarios llenos de paquetes que están a su espalda. Miro con algo de preocupación los multicolores sobres y cajas que saca y pone; atrás mío se forma cola.

A los diez minutos de espera, regresa con una caja marrón, común y corriente, y me hace entrega de la misma. Cuando le ofrezco el documento para que verifique mi identidad, me dice que no hace falta. Después de todo, no tengo donde firmar, ya que el paquete no está anotado en ninguna parte.

En fin... sufriendo hasta el final. Pero aquí están:

La caja en todo su esplendor :D


Lo que estaba dentro: una bolsa con la mayor parte del pedido, y la estrella de la noche.

Sí sí, un X-1 Viper Droid de Industrial Automadon :D

Lo cual me lleva al pasado, cuando en casa de un amigo vi por primera vez el diseño de este droide de combate, que me encantó. Hace poco pude averiguar qué comic había sido ese, y luego lo compré: Dark Empire. Desde hace tiempo también tenía ganas de comprar esta miniatura, pero siempre estaba corto de dinero y luego no estuvo más en el stock del único lugar en Argentina que venía minis de SW. Así que fue lo primero que ordené y lo que más me preocupaba perder si no llegaba la caja.

Comparen con otras miniaturas... una verdadera bestia!!!


Así quedaba distribuida la compra. El paquete vino impecablemente armado, nada se movía en su interior. Había un listado con las miniaturas incluidas en donde estaban tildadas para verificación, y las tarjetas estaban ordenadas según ese listado (un detalle que me facilitó el control). Una joya.

Otra joya: el Imperial Shuttle (el último que tenían!!!).
Me encantó siempre el diseño de esta nave y por eso la quería en la colección.

El paquete, más ordenadito.

Al final, el saldo es muy positivo. Cada miniatura me salió, incluyendo el envío, algo así como 1,3 dólares (4,73 pesos). Si bien no me enviaron las miniaturas de compensación que me dijeron, estoy conforme con el servicio que me brindaron ya que siempre me respondieron rápidamente y con amabilidad, y me solicionaron el problema del envío.

Este sábado, a presumirlo al club, ya que puedo ir.