Un año es lo mismo que un año y un día, o 364 días. Sin embargo, los humanos tenemos una curiosa costumbre, alimentada por los convencionalismos, a sentir más un suceso si tuvo lugar hace exactamente una cantidad estipulada de días, sean meses o años.
En mi caso, es hoy.
Hace exactamente un año llegaba mi renuncia a mi antiguo empleo.
Hace exactamente un año depositaba todas mis esperanzas, laborales y vocacionales, en la pronta finalización del Profesorado. Un giro de 180º que definió como pocas cosas mi vida.
Y el año me toma bien parado, aunque no puedo dejar de reconocer que pudo haber sido diferente. Hasta hace unos días, el trabajo había sido escaso. La última mitad del año pasado había sido más o menos buena, pero no tuve suerte en algo fundamental: la educación pública está hecha un desastre administrativo desde comienzos de 2013, y todo lo relacionado a reemplazos está frenado. A mitad de año nadie aparece en el sistema y se usan los escalafones del año pasado, por lo que las posibilidades laborales se reducían considerablemente.
Justo cuando las cosas comenzaban a apretar un poco demasiado, días tuve una seguidilla de llamados que cambiaron todo. De pronto, ese miedo algo absurso, de cumplir un año exacto sin tener trabajo, desapareció.
Los aniversarios son así. Muchos tratan de ignorarlos, pero lo cierto es que somos seres simbólicos y hay pocas cosas más simbólicas que recordar que algo sucedió en un mismo punto del tiempo.
Otros dos puntos coinciden ahora con este, en un curioso entramado de situaciones.
Hoy hace 9 meses que alguien entró en mi vida, cambiandola para siempre.
Hoy se cumplen 10 años de mi comienzo en las artes marciales, algo que revolucionó mi forma de ver la realidad y a mí mismo.
De manera que creo que tengo argumentos para esta entrada. Es difícil resistirse a esta entrada cuando tengo tanto que recordar y celebrar.
Mostrando entradas con la etiqueta profesorado UCA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta profesorado UCA. Mostrar todas las entradas
La vida es una cinta de Moebius
Los acontecimientos se forman, como las olas. Y de pronto, se cruzan con la marea, con la playa, con los riscos y los arrecifes. Y todo es igual, pero todo es diferente.
Ha sido una semana repleta de esos pequeños momentos, de esas diminutas situaciones en donde uno sonríe y sacude la cabeza, o parpadea dos veces, o se queda mudo de sorpresa, o lamenta no tener una cámara mental a mano, que grabe con precisión de orfebre todos los detalles.
Mientras escribo esto, mi habitación es un amasijo de cajas, papeles sueltos, cosas amontonadas sobre los muebles y lugares vacíos. He reorientado mi cama, así como una parte de mi vida. Casi como si el viento me hubiera inspirado, en su soplar constante hacia la nada. Porque cambiar no es más que vivir.
Y como en la cinta de Moebius, todo recomienza. Dentro de poco cumpliré un año como desempleado, por propia voluntad. No todo ha salido tan bien como lo planeaba, es cierto, y las oportunidades de trabajo han sido algo acotadas. Hace unas semanas comencé a preocuparme en serio, luego muy en serio, luego seriamente. Pero, ¿qué puedo decir? Me acompaña una persona que haría que el infierno fuera soportable. De pronto recordé los años en los que caí en el desánimo, luego de recibirme y no encontrar lugar en ninguna parte. Años grises y muy duros. Pero entonces estaba solo. El rizo era el mismo, pero era otro.
Se cruzaron en estos días muchos recuerdos, un par de sueños llamativos (al menos uno, curiosamente premonitorio), reflexiones y alternativas. Fue así que un día cualquiera, en los que fui a pedir consejo a una persona que estimo mucho, aunque conozco poco, se convirtió en un surtido de situaciones sorpresivas, curiosas, hermosas.
Acercarme una vez más a la UCA fue como volver a una especie de burbuja cálida y luminosa, en donde todo podía pasar, como en meses pasados. Meses en los que alcancé un pico, que sin embargo nunca temí no poder volver a alcanzar. Meses en los que me probé muchas cosas, entre ellas que podía trabajar y estudiar, siendo exitoso en ambos campos. Meses en los que probé que podía torcer el sentido de mi vida, hacia donde yo realmente quería. Meses en donde conocí a muchas personas interesantes y de buen corazón, varias de las cuales espero me acompañen a partir de ahora.
Más que hablar con alguien, iba en una especie de peregrinaje íntimo. Volvía, también, por otras razones. Era mi primera vez donando un libro, y qué mejor que darselo a aquella biblioteca tan generosa. Me sentí como si plantara un árbol, y de pronto aquello de todos deberíamos tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro se me presentó de otra manera. ¿Por qué no regalar uno? No todos podremos escribir, pero si damos vida material en un árbol y en una persona, es otra forma más que positiva de dar vida espiritual y mental. Y no veo que haya muchos haciéndolo.
La vida me sorprendió de nuevo, en otro giro del rizo, cuando terminé recibiendo mucho más de lo que fui a dar. No sólo obtuve grandes consejos, sino también ideas, apoyo, recomendaciones. Dos personas más se me acercaron para saber cómo estaba y me ofrecieron su ayuda. Y por si fuera poco, retiré mi título de Profesor Superior en Comunicación Social. Así que ya es oficial.
Decir que regresé renovado a mi casa y a mi vida es poco. De pronto me encuentro como hace un año, lleno de expectativas, ideas y fuego en las venas. Y ella estaba de nuevo ahí para hacer todo mejor.
Como digo, los acontecimientos se forman, como las olas. Coincidía todo. Terminaba un gran proyecto: la restauración de un mueble que me permitirá traer más orden a mi habitación, así como disfrutar otra de mis grandes pasiones de manera más cómoda. Decir que tuve que parirlo de nuevo puede parecer exagerado, pero fueron casi 70 horas de limpieza, lijado y despegado del recubrimiento, reparación, pegado de enchapado, lijado, reparación, pintura, limpieza...
Pero no todo terminaba ahí, había que hacerle espacio en la habitación. De manera que luego de aquella sublime jornada en la UCA, la ola sorpresiva se sumó a la predecible marea. Fueron horas de mover camas y otros muebles, buscando la mejor combinación, esa que añadiera espacio y permitiera el tránsito y el uso de todo lo que estaba a mano. Parecía imposible, pero una vez más demostré eso de que "todo cabe en una taza si se sabe acomodar". Entre muebles y cajas, ese día me gané un posgrado :D
Porque, ya que estaba en eso, ¿por qué no remodelar todo? Entonces empezó la obra más larga: acomodar de nuevo las cajas de apuntes de Comunicación Social, tirar montones de papeles inútiles de todo tipo, reordenar el contenido de varios cajones de una biblioteca, hacer espacio para poner libros y otras cosas que estaban en lugares poco adecuados, seguir tirando, separar papeles que pudieran servir como borradores, seguir tirando, seguir metiendo cajas, ir a buscar más cajas en el negocio de al lado, tirar ahora las cajas viejas que no servían, barrer y barrer todo el polvo, y seguir ejercitando la parte del cerebro que permite encontrar mejores combinaciones para acomodar cosas en espacios reducidos.
Y se pudo. Es medianoche y terminó el día en el que reordené una parte de mi vida. Un día en el que siento que recomencé todo, sin dejar nada atrás. Un día en el que el rizo volvió a cerrarse y abrirse. Porque una etapa que termina no es más que otra que empieza.
Ha sido una semana repleta de esos pequeños momentos, de esas diminutas situaciones en donde uno sonríe y sacude la cabeza, o parpadea dos veces, o se queda mudo de sorpresa, o lamenta no tener una cámara mental a mano, que grabe con precisión de orfebre todos los detalles.
Mientras escribo esto, mi habitación es un amasijo de cajas, papeles sueltos, cosas amontonadas sobre los muebles y lugares vacíos. He reorientado mi cama, así como una parte de mi vida. Casi como si el viento me hubiera inspirado, en su soplar constante hacia la nada. Porque cambiar no es más que vivir.
Y como en la cinta de Moebius, todo recomienza. Dentro de poco cumpliré un año como desempleado, por propia voluntad. No todo ha salido tan bien como lo planeaba, es cierto, y las oportunidades de trabajo han sido algo acotadas. Hace unas semanas comencé a preocuparme en serio, luego muy en serio, luego seriamente. Pero, ¿qué puedo decir? Me acompaña una persona que haría que el infierno fuera soportable. De pronto recordé los años en los que caí en el desánimo, luego de recibirme y no encontrar lugar en ninguna parte. Años grises y muy duros. Pero entonces estaba solo. El rizo era el mismo, pero era otro.
Se cruzaron en estos días muchos recuerdos, un par de sueños llamativos (al menos uno, curiosamente premonitorio), reflexiones y alternativas. Fue así que un día cualquiera, en los que fui a pedir consejo a una persona que estimo mucho, aunque conozco poco, se convirtió en un surtido de situaciones sorpresivas, curiosas, hermosas.
Acercarme una vez más a la UCA fue como volver a una especie de burbuja cálida y luminosa, en donde todo podía pasar, como en meses pasados. Meses en los que alcancé un pico, que sin embargo nunca temí no poder volver a alcanzar. Meses en los que me probé muchas cosas, entre ellas que podía trabajar y estudiar, siendo exitoso en ambos campos. Meses en los que probé que podía torcer el sentido de mi vida, hacia donde yo realmente quería. Meses en donde conocí a muchas personas interesantes y de buen corazón, varias de las cuales espero me acompañen a partir de ahora.
Más que hablar con alguien, iba en una especie de peregrinaje íntimo. Volvía, también, por otras razones. Era mi primera vez donando un libro, y qué mejor que darselo a aquella biblioteca tan generosa. Me sentí como si plantara un árbol, y de pronto aquello de todos deberíamos tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro se me presentó de otra manera. ¿Por qué no regalar uno? No todos podremos escribir, pero si damos vida material en un árbol y en una persona, es otra forma más que positiva de dar vida espiritual y mental. Y no veo que haya muchos haciéndolo.

Decir que regresé renovado a mi casa y a mi vida es poco. De pronto me encuentro como hace un año, lleno de expectativas, ideas y fuego en las venas. Y ella estaba de nuevo ahí para hacer todo mejor.
Como digo, los acontecimientos se forman, como las olas. Coincidía todo. Terminaba un gran proyecto: la restauración de un mueble que me permitirá traer más orden a mi habitación, así como disfrutar otra de mis grandes pasiones de manera más cómoda. Decir que tuve que parirlo de nuevo puede parecer exagerado, pero fueron casi 70 horas de limpieza, lijado y despegado del recubrimiento, reparación, pegado de enchapado, lijado, reparación, pintura, limpieza...
Pero no todo terminaba ahí, había que hacerle espacio en la habitación. De manera que luego de aquella sublime jornada en la UCA, la ola sorpresiva se sumó a la predecible marea. Fueron horas de mover camas y otros muebles, buscando la mejor combinación, esa que añadiera espacio y permitiera el tránsito y el uso de todo lo que estaba a mano. Parecía imposible, pero una vez más demostré eso de que "todo cabe en una taza si se sabe acomodar". Entre muebles y cajas, ese día me gané un posgrado :D
Porque, ya que estaba en eso, ¿por qué no remodelar todo? Entonces empezó la obra más larga: acomodar de nuevo las cajas de apuntes de Comunicación Social, tirar montones de papeles inútiles de todo tipo, reordenar el contenido de varios cajones de una biblioteca, hacer espacio para poner libros y otras cosas que estaban en lugares poco adecuados, seguir tirando, separar papeles que pudieran servir como borradores, seguir tirando, seguir metiendo cajas, ir a buscar más cajas en el negocio de al lado, tirar ahora las cajas viejas que no servían, barrer y barrer todo el polvo, y seguir ejercitando la parte del cerebro que permite encontrar mejores combinaciones para acomodar cosas en espacios reducidos.
Y se pudo. Es medianoche y terminó el día en el que reordené una parte de mi vida. Un día en el que siento que recomencé todo, sin dejar nada atrás. Un día en el que el rizo volvió a cerrarse y abrirse. Porque una etapa que termina no es más que otra que empieza.
Sólo en findes
El otro día, al ver que la última entrada de este blog había sido publicada durante un fin de semana, y descubrir un patrón en otras entradas recientes, seguí maldiciendo mi suerte perra que me quitaba todo el tiempo durante la semana. Casi como si tuviera trabajo.
Y lo peor es que la semana pasada tuve un serio caso de malapatismo, cuando me quedé sin acceso a Internet entre el martes y el sábado, en la mitad del proceso de entrega de un comic para un concurso. El dibujante no daba abasto y quería que lo ayudara con los globos. ¿Como hice, en un vecindario que no tiene ni cibercafés ni nada remotamente parecido? Pues tomando señal wifi de quien sabe donde gracias a una notebook que oportunamente estaba en mi casa. Ni qué decir de la coincidencia, ni de las corridas entre las dos computadoras, ni de los errores de último momento, ni de las tardes y mañanas perdidas dándole al tema. Pero llegamos.
De nuevo no pude iniciar mi novela, pero la pausa me sirvió para meditar bien sobre su trama y encontrarle título. ¿Podré empezar esta semana? Pues no sé, ya es martes y tenía que empezar un boceto/resumen el domingo...
Pasé la noche del viernes bajo la lluvia durante diez cuadras, empapado por una tormenta demencial, y luego colgado hora y media esperando que llegaran mis compañeras del profesorado, que no conseguían taxi ni canoa, para celebrar una accidentadísima despedida del año, que fue retrasada y casi cancelada varias veces. Pero la pasamos genial. Lo único que espero es que la próxima reunión incluya rabas.
De manera que no puedo decir que perdí el tiempo. Y quién dice, tal vez el tener más tiempo para pensar y menos para escribir le haga bien a la novela. Mientras tanto, ya cerré casi todas las cuestiones que tenían que cerrarse.
Lo único que debo, aquí, es un poco más de reseñas de cine. Pero claro, tampoco tuve tiempo para mirar nada. No se preocupen que cuando llueva, va a diluviar.
Y lo peor es que la semana pasada tuve un serio caso de malapatismo, cuando me quedé sin acceso a Internet entre el martes y el sábado, en la mitad del proceso de entrega de un comic para un concurso. El dibujante no daba abasto y quería que lo ayudara con los globos. ¿Como hice, en un vecindario que no tiene ni cibercafés ni nada remotamente parecido? Pues tomando señal wifi de quien sabe donde gracias a una notebook que oportunamente estaba en mi casa. Ni qué decir de la coincidencia, ni de las corridas entre las dos computadoras, ni de los errores de último momento, ni de las tardes y mañanas perdidas dándole al tema. Pero llegamos.
De nuevo no pude iniciar mi novela, pero la pausa me sirvió para meditar bien sobre su trama y encontrarle título. ¿Podré empezar esta semana? Pues no sé, ya es martes y tenía que empezar un boceto/resumen el domingo...
Pasé la noche del viernes bajo la lluvia durante diez cuadras, empapado por una tormenta demencial, y luego colgado hora y media esperando que llegaran mis compañeras del profesorado, que no conseguían taxi ni canoa, para celebrar una accidentadísima despedida del año, que fue retrasada y casi cancelada varias veces. Pero la pasamos genial. Lo único que espero es que la próxima reunión incluya rabas.
De manera que no puedo decir que perdí el tiempo. Y quién dice, tal vez el tener más tiempo para pensar y menos para escribir le haga bien a la novela. Mientras tanto, ya cerré casi todas las cuestiones que tenían que cerrarse.
Lo único que debo, aquí, es un poco más de reseñas de cine. Pero claro, tampoco tuve tiempo para mirar nada. No se preocupen que cuando llueva, va a diluviar.
Publicado por
GNF
Etiquetas:
escritura,
experiencias,
guionando comics,
profesorado UCA,
reflexiones
Mucho es decir poco
Demasiado, demasiado, demasiado rápido pasan los días. De pronto es mitad de noviembre, y no puedo creer que la última entrada sea de hace más de una semana.
Y es que esta semana fue infernal, y me alegro que termine. Tanto por su ritmo como por algunos de sus resultados, merece desaparecer de la historia. Después de muchos días de buen trabajo y resultados, de pronto me choco con tantas barreras que termino desmotivado, confundido, mareado.
Todo arrancó bien, ordenado, casi cronometrado. Estaba fresco el recuerdo de mi graduación, de la reunión que organizamos. Estaba con asuntos de la revista Términus, corrigiendo guiones a último momento y escribiendo algunos nuevos (de los cuales estoy bastante orgulloso), y dándole a las teclas con algunas nuevas cosas relativas a los juegos de rol. Poco tiempo, pero bien aprovechado.
Y luego las cosas de último momento borraron todos los planes. Cuando quise darme cuenta era miércoles, jueves, y todo era diferente. Tuve que renegar días enteros con mal acceso a Internet, intermitente o nulo. Cuatro días seguidos sin poder dormir bien, ni siquiera las siestas. Para el jueves era un harapo. Y por si fuera poco, cierro la semana con un mal broche, con idas y vueltas, trámites a medio hacer y mucha bronca, que por suerte he aprendido a alejar, porque de otra manera...
En definitiva, que por todo lo que ha salido mal, además del mal sabor termino con más trámites para la semana que viene. Y realmente poca motivación para algunas cosas... hace tres días que no toco un guión o alguno de mis proyectos de mediano/largo plazo, y eso es grabe. Mañana no podré, y tampoco el domingo. Y el lunes no creo, y el martes, quién sabe.
Mejor lo dejo acá, para no enroscarme más.
Y es que esta semana fue infernal, y me alegro que termine. Tanto por su ritmo como por algunos de sus resultados, merece desaparecer de la historia. Después de muchos días de buen trabajo y resultados, de pronto me choco con tantas barreras que termino desmotivado, confundido, mareado.
Todo arrancó bien, ordenado, casi cronometrado. Estaba fresco el recuerdo de mi graduación, de la reunión que organizamos. Estaba con asuntos de la revista Términus, corrigiendo guiones a último momento y escribiendo algunos nuevos (de los cuales estoy bastante orgulloso), y dándole a las teclas con algunas nuevas cosas relativas a los juegos de rol. Poco tiempo, pero bien aprovechado.
Y luego las cosas de último momento borraron todos los planes. Cuando quise darme cuenta era miércoles, jueves, y todo era diferente. Tuve que renegar días enteros con mal acceso a Internet, intermitente o nulo. Cuatro días seguidos sin poder dormir bien, ni siquiera las siestas. Para el jueves era un harapo. Y por si fuera poco, cierro la semana con un mal broche, con idas y vueltas, trámites a medio hacer y mucha bronca, que por suerte he aprendido a alejar, porque de otra manera...
En definitiva, que por todo lo que ha salido mal, además del mal sabor termino con más trámites para la semana que viene. Y realmente poca motivación para algunas cosas... hace tres días que no toco un guión o alguno de mis proyectos de mediano/largo plazo, y eso es grabe. Mañana no podré, y tampoco el domingo. Y el lunes no creo, y el martes, quién sabe.
Mejor lo dejo acá, para no enroscarme más.
Publicado por
GNF
Etiquetas:
escritura,
experiencias,
guionando comics,
profesorado UCA,
revista terminus
Revista Términus en la calle... y yo también
Estos días he visto cómo mi rutina se daba vuelta constantemente, sumando apuros, contratiempos y cambios de ritmo insospechados. En gran medida, gracias a la revista y la promoción necesaria para llevarla adelante.
Sabíamos que lo más complicado y costoso en tiempo llegaba ahora, pero no lo habíamos podido dimensionar por falta de experiencia y comparación. Una hora de intercambio constante de mensajes entre miembros de la revista pueden ser realmente agotador. Doy gracias de que nos llevamos bien a nivel personal y profesional, que si no... Pero después está todo lo referente a los medios de comunicación.
Comenzó así, a mitad de la semana pasada, cuando pautamos rápidamente una entrevista para un programa local de Radio Universidad (de la Universidad Nacional de Rosario). Damián, Bruno, Maxi y yo fuimos a los estudios de La Linterna Mágica y nos quedamos casi 20 minutos. El resultado se puede escuchar aquí. El desenlace: una revista de Planet of the Apes, cortesía de Damián Couceiro (todavía no puedo creer que esté dibujando un guión mío un artista de esa altura) y una (media)cena con el grupo y Marcelo Frusín, además de algunos de sus alumnos.
Esta semana tuve que salir a alguna entrevista de trabajo, el martes estuve toda la mañana sin luz, lo cual atrasó totalmente ciertos temas, como escrituras y trámites online. Al volver el fluido eléctrico (curiosa expresión, que me hace acordar al famoso éter del siglo XIX), me encuentro con que tenemos que acordar una cita para una sesión fotográfica para una nota en el diario Rosario/12, también acerca de la revista. Así que ahora me preparo a partir para una nueva aventura periodística. Y otra vez, del otro lado.
Y como si fuera poco, en el horizonte hay otra entrevista radial más, sin concretar. Y hoy también habrá cena, con la mayoría de los integrantes del primer número. Para que no digan que el trabajo es demasiado pesado :D
PD: mañana por la noche está el acto de graduación del profesorado, que espero con ansias para volver a ver a mis amigas. Hoy estuve inscribiéndome online a las suplencias. ¿Escribir? ¿Qué es eso? Apenas pude corregir los dos guiones que tengo asignados para el segundo número de la revista. Creo que recién la semana que viene podré volver como me gustaría a la prosa.
EDITADO-AGREGADO: por escribir esta entrada perdí la noción del tiempo y terminé llegando tarde a un compromiso previo a la sesión de fotos :(
Sabíamos que lo más complicado y costoso en tiempo llegaba ahora, pero no lo habíamos podido dimensionar por falta de experiencia y comparación. Una hora de intercambio constante de mensajes entre miembros de la revista pueden ser realmente agotador. Doy gracias de que nos llevamos bien a nivel personal y profesional, que si no... Pero después está todo lo referente a los medios de comunicación.
Comenzó así, a mitad de la semana pasada, cuando pautamos rápidamente una entrevista para un programa local de Radio Universidad (de la Universidad Nacional de Rosario). Damián, Bruno, Maxi y yo fuimos a los estudios de La Linterna Mágica y nos quedamos casi 20 minutos. El resultado se puede escuchar aquí. El desenlace: una revista de Planet of the Apes, cortesía de Damián Couceiro (todavía no puedo creer que esté dibujando un guión mío un artista de esa altura) y una (media)cena con el grupo y Marcelo Frusín, además de algunos de sus alumnos.
Esta semana tuve que salir a alguna entrevista de trabajo, el martes estuve toda la mañana sin luz, lo cual atrasó totalmente ciertos temas, como escrituras y trámites online. Al volver el fluido eléctrico (curiosa expresión, que me hace acordar al famoso éter del siglo XIX), me encuentro con que tenemos que acordar una cita para una sesión fotográfica para una nota en el diario Rosario/12, también acerca de la revista. Así que ahora me preparo a partir para una nueva aventura periodística. Y otra vez, del otro lado.
Y como si fuera poco, en el horizonte hay otra entrevista radial más, sin concretar. Y hoy también habrá cena, con la mayoría de los integrantes del primer número. Para que no digan que el trabajo es demasiado pesado :D
PD: mañana por la noche está el acto de graduación del profesorado, que espero con ansias para volver a ver a mis amigas. Hoy estuve inscribiéndome online a las suplencias. ¿Escribir? ¿Qué es eso? Apenas pude corregir los dos guiones que tengo asignados para el segundo número de la revista. Creo que recién la semana que viene podré volver como me gustaría a la prosa.
EDITADO-AGREGADO: por escribir esta entrada perdí la noción del tiempo y terminé llegando tarde a un compromiso previo a la sesión de fotos :(
Bueno, se terminó
Ayer fui a rendir la última materia que me quedaba pendiente. Afortunadamente no era una materia que exigiera mucho estudio, ya que se rendía presentando un trabajo armado en el momento y era totalmente permitido consultar apuntes de clase y material bibliográfico. De hecho, esta materia se rinde en la biblioteca y tienes entre tres y cuatro horas para completar lo pedido.
Este "afortunadamente" es doble; por un lado, porque no tenía muchas ganas de estudiar, ya cansado de tanto cursado y lectura. Por otro lado, porque tenía algunas ocupaciones familiares durante el fin de semana que me quitaron mucho tiempo y al menos así pude estudiar sabiendo que no iba a tener que recordar y razonar todo de memoria.
Ahora queda más o menos una semana, calculo, para saber el resultado. Éramos muchos rindiendo y no sería nada raro que la nota se demorara al menos ese tiempo. Pero me voy bastante conforme con el resultado. A ver qué sucede.
Y ahora, me voy a ocupar de las tres docenas de pequeñas cuestiones que siguen esperando su turno en la cola de "cosas para hacer".
Este "afortunadamente" es doble; por un lado, porque no tenía muchas ganas de estudiar, ya cansado de tanto cursado y lectura. Por otro lado, porque tenía algunas ocupaciones familiares durante el fin de semana que me quitaron mucho tiempo y al menos así pude estudiar sabiendo que no iba a tener que recordar y razonar todo de memoria.
Ahora queda más o menos una semana, calculo, para saber el resultado. Éramos muchos rindiendo y no sería nada raro que la nota se demorara al menos ese tiempo. Pero me voy bastante conforme con el resultado. A ver qué sucede.
Y ahora, me voy a ocupar de las tres docenas de pequeñas cuestiones que siguen esperando su turno en la cola de "cosas para hacer".
Abandonar el nido
Recuerdo que, cuando se acercaba el fin del secundario (colegio religioso y sólo de varones, para que se hagan una idea), nos comentaban muy seguido que íbamos a "salir de la burbuja". Que el microcosmos que estábamos por abandonar, aunque lleno de conflictos, desajustes, diferencias de opiniones, etc. etc., era muchísimo más amigable y cómodo que el que íbamos a enfrentar. Que la cosa no sería tan fácil una vez saliéramos de ese espacio.
Lo cual era cierto, por supuesto.
Y esa advertencia siempre me quedó picando. Porque comenzar una carrera universitaria, incluso para mí, que no tuve que cambiarme de ciudad ni mudarme, ni trabajar para pagarla, etc. etc., significó un quiebre enorme. De pronto estás solo, y tienes una enorme responsabilidad: hacerte a ti mismo. Aunque tengas cerca a tus padres o a otros adultos de la familia, ya no eres tan "niño de mamá". Y si tienes dos dedos de frente (algo que ahora no abunda tanto) te das cuenta de que lo peor que puedes hacer es descuidarte, dejarte estar, pensar que algo o alguien va a sacarte de apuros como en otras épocas. Traicionarte es la peor traición.
Ciertamente mi primer paso por la universidad no fue ni malo ni bueno: simplemente fue. Tuvo altas y bajas; mirando en retrospectiva puedo decir que desaproveché muchas oportunidades, a veces me confié en los estudios, a veces pude decir o hacer algo mejor, así como muchas veces me sorprendí gratamente a mí mismo, o cometí "errores" que terminaron siendo mejores que los "aciertos". Como equivocarme y anotarme un año antes de lo necesario a Italiano I, lo cual me hizo conocer a varias de las pocas personas que conocí en esa época y que sigo considerando amigos, después de muchas muestras de sinceridad y afecto.
Pasaron esos años sin que yo apreciara lo que me sucedía, ni me atreviera a cambiar muchas de las cosas que pasaban, o a involucrarme más con ciertos hechos, personas e ideas. Ahora comprendo que estos fue así simplemente porque todavía no sabía a ciencia cierta quién era. No me descubría: me construía. Y pasaban a veces los días y los meses y los años y seguía pensando, a veces, que algo o alguien aparecería a cambiar muchas de las cosas que no terminaban de encajar.
Y terminé de cursar la carrera, y demoré tontamente en definirla, y luego todavía estaba construyéndome. No porque no supiera cómo encajarlas piezas que tenía, sino porque al llegar al centro del rompecabezas, de pronto descubrí que esas piezas no estaban ahí. Tal vez nunca habían estado.
Y luego pasé años de malestar, de soledad, de reclusión, de búsqueda teórica, de meditación, de frustración, de depresión, de nada y de todo. Estaba cansado de la universidad, de lo que había aprendido, de la falta de trabajo en mi área. Cansado de buscar algo que no identificaba, algo que tal vez no estaba ahí. Cansado de estudiar, yo, que no paraba de leer, investigar y aprender. Cansado de pensar que podía ser algo más, cansado de creer que se podía salir de ese limbo.
Y llegué a un umbral, pero no me animé. Demoré de nuevo el llamado del alma, ese que me llevaba de nuevo al secundario, a los profesores que me marcaron, a la posibilidad de encontrar una nueva razón para mi vida. Uno de los mayores errores de mi vida.
Y después, de pronto y como por arte de magia, algunas cosas encajaron. O eso parecía. Tenía un buen trabajo y un futuro. Parecía que lo tenía todo, pero no tenía lo que quería. Como tener la llave de la felicidad, pero no tener la puerta. Como tener pies y no tener un camino. Como tener una chispa y no tener una vela.
Y ahí me quedé, dando vueltas como un gato mientras se acomoda en una silla. Y entonces me di cuenta que podía saltar a otra silla. Y me animé. Rompí con todo lo que me ataba, fuera mío o ajeno. Rompí con preconceptos, con ideas de otros, con miedos propios, con formas de pensar que ya juntan polvo muerto. Y volví a la universidad (a otra, aclaro). Yo, que alguna vez pensé que lo universitario se había terminado, que no tenía sentido tomar otro libro, ni rendir otro examen. Yo, que alguna vez creí que todo había terminado y se quedaría así.
Hoy abandono mi tercer nido. Hace unas horas terminé de rendir la penúltima materia del Profesorado Superior.
Me queda solamente una materia, dentro de una semana; que no es trámite, tengo que estudiar, pero como me gusta: rodeado de filósofos y pensadores. Algo saldrá: lo más difícil ya fue superado.
Y de pronto, como hace muchos, muchos años, se siente de nuevo esa picazón. Saber que no nos podemos quedar para siempre ahí adentro, aunque nos gustaría. Saber que estamos cómodos en esa cama calentita en pleno invierno, cubiertos por experiencias de amistad sincera, de compañeros y compañeras que ahora son amigos y amigas, de profesores que nos guiaron de verdad hacia las cosas que valen la pena, de lecturas a veces difíciles pero constructivas, de cátedras que cuestan pero nos hacen mejores personas y mejores profesionales.
Hacía rato que no tenía tantas ganas de quedarme. Pero hay que partir. Para que cada uno haga sus lecturas, siga construyendo sus amistades y profesiones, encuentre más cosas que valgan la pena y ahora sea el que dé esas cátedras que hacen mejores a las personas y a los profesionales.
Da gusto haber tenido tantos buenos compañeros de nido, y ahora lo que más deseo es que no nos dispersemos demasiado. Pero lo cierto es que ya estamos grandes, y no piamos para que nos den la comida en la boca. Batimos las alas para ganar una oportunidad de despegar. Y los que queremos volar en serio no vamos a tener un techo.
Lo cual era cierto, por supuesto.
Y esa advertencia siempre me quedó picando. Porque comenzar una carrera universitaria, incluso para mí, que no tuve que cambiarme de ciudad ni mudarme, ni trabajar para pagarla, etc. etc., significó un quiebre enorme. De pronto estás solo, y tienes una enorme responsabilidad: hacerte a ti mismo. Aunque tengas cerca a tus padres o a otros adultos de la familia, ya no eres tan "niño de mamá". Y si tienes dos dedos de frente (algo que ahora no abunda tanto) te das cuenta de que lo peor que puedes hacer es descuidarte, dejarte estar, pensar que algo o alguien va a sacarte de apuros como en otras épocas. Traicionarte es la peor traición.
Ciertamente mi primer paso por la universidad no fue ni malo ni bueno: simplemente fue. Tuvo altas y bajas; mirando en retrospectiva puedo decir que desaproveché muchas oportunidades, a veces me confié en los estudios, a veces pude decir o hacer algo mejor, así como muchas veces me sorprendí gratamente a mí mismo, o cometí "errores" que terminaron siendo mejores que los "aciertos". Como equivocarme y anotarme un año antes de lo necesario a Italiano I, lo cual me hizo conocer a varias de las pocas personas que conocí en esa época y que sigo considerando amigos, después de muchas muestras de sinceridad y afecto.
Pasaron esos años sin que yo apreciara lo que me sucedía, ni me atreviera a cambiar muchas de las cosas que pasaban, o a involucrarme más con ciertos hechos, personas e ideas. Ahora comprendo que estos fue así simplemente porque todavía no sabía a ciencia cierta quién era. No me descubría: me construía. Y pasaban a veces los días y los meses y los años y seguía pensando, a veces, que algo o alguien aparecería a cambiar muchas de las cosas que no terminaban de encajar.
Y terminé de cursar la carrera, y demoré tontamente en definirla, y luego todavía estaba construyéndome. No porque no supiera cómo encajarlas piezas que tenía, sino porque al llegar al centro del rompecabezas, de pronto descubrí que esas piezas no estaban ahí. Tal vez nunca habían estado.
Y luego pasé años de malestar, de soledad, de reclusión, de búsqueda teórica, de meditación, de frustración, de depresión, de nada y de todo. Estaba cansado de la universidad, de lo que había aprendido, de la falta de trabajo en mi área. Cansado de buscar algo que no identificaba, algo que tal vez no estaba ahí. Cansado de estudiar, yo, que no paraba de leer, investigar y aprender. Cansado de pensar que podía ser algo más, cansado de creer que se podía salir de ese limbo.
Y llegué a un umbral, pero no me animé. Demoré de nuevo el llamado del alma, ese que me llevaba de nuevo al secundario, a los profesores que me marcaron, a la posibilidad de encontrar una nueva razón para mi vida. Uno de los mayores errores de mi vida.
Y después, de pronto y como por arte de magia, algunas cosas encajaron. O eso parecía. Tenía un buen trabajo y un futuro. Parecía que lo tenía todo, pero no tenía lo que quería. Como tener la llave de la felicidad, pero no tener la puerta. Como tener pies y no tener un camino. Como tener una chispa y no tener una vela.
Y ahí me quedé, dando vueltas como un gato mientras se acomoda en una silla. Y entonces me di cuenta que podía saltar a otra silla. Y me animé. Rompí con todo lo que me ataba, fuera mío o ajeno. Rompí con preconceptos, con ideas de otros, con miedos propios, con formas de pensar que ya juntan polvo muerto. Y volví a la universidad (a otra, aclaro). Yo, que alguna vez pensé que lo universitario se había terminado, que no tenía sentido tomar otro libro, ni rendir otro examen. Yo, que alguna vez creí que todo había terminado y se quedaría así.
Hoy abandono mi tercer nido. Hace unas horas terminé de rendir la penúltima materia del Profesorado Superior.
Me queda solamente una materia, dentro de una semana; que no es trámite, tengo que estudiar, pero como me gusta: rodeado de filósofos y pensadores. Algo saldrá: lo más difícil ya fue superado.
Y de pronto, como hace muchos, muchos años, se siente de nuevo esa picazón. Saber que no nos podemos quedar para siempre ahí adentro, aunque nos gustaría. Saber que estamos cómodos en esa cama calentita en pleno invierno, cubiertos por experiencias de amistad sincera, de compañeros y compañeras que ahora son amigos y amigas, de profesores que nos guiaron de verdad hacia las cosas que valen la pena, de lecturas a veces difíciles pero constructivas, de cátedras que cuestan pero nos hacen mejores personas y mejores profesionales.
Hacía rato que no tenía tantas ganas de quedarme. Pero hay que partir. Para que cada uno haga sus lecturas, siga construyendo sus amistades y profesiones, encuentre más cosas que valgan la pena y ahora sea el que dé esas cátedras que hacen mejores a las personas y a los profesionales.
Da gusto haber tenido tantos buenos compañeros de nido, y ahora lo que más deseo es que no nos dispersemos demasiado. Pero lo cierto es que ya estamos grandes, y no piamos para que nos den la comida en la boca. Batimos las alas para ganar una oportunidad de despegar. Y los que queremos volar en serio no vamos a tener un techo.
El Tetris de todos los días
Julio es un mes compacto, lleno de cosas para hacer y, afortunadamente, lleno también de tiempo para cumplir, aunque no con todas. Y mucho menos con todas a la vez.
Con dos materias ya rendidas (una en proceso de aprobación), está dado el gran paso para comenzar a dejar el profesorado. Por un lado, basta de lo pesado, principalmente el estudio. Ya he dicho muchas veces que disfruté enormemente esta etapa, bastante menos este semestre, pero es que uno no puede comer chocolate todo el día aunque le guste. En algún punto de tanto estudiar uno se cansa y prefiere hacer algo con todo eso, apreciarlo, revisarlo, organizarlo, compaginarlo y darlo de nuevo a la luz como práctica. Y creo que es parte de lo que está pasando ahora.
Por otro lado, se va también lo bueno. Dejamos de vernos semanalmente con mis compañeras, muchas de las cuales ya son amigas que espero mantener toda la vida. Borré hace segundos la alarma del celular que me despertaba todos los sábados, bien temprano. Es un signo más del cambio.
Pero como digo, todo es parte del cambio. Y hay que cambiar para llegar al todo.
Quedan sin embargo un par de materias que, afortunadamente, están algo más lejos en el tiempo y nos dan espacio para respirar, para llegar a la meta caminando. Al menos, en mi caso.
Y en el camino también están las cosas que uno ha tenido relegadas, a veces mucho, a veces poco, y lo que surge en el momento. Concursos, ansias, propuestas. Cosas para sacar y poner. Un tetris diario de ocupaciones varias, digamos. Sigue todo mezclado, porque hay cuestiones del profesorado y otras que no. Tal vez eso es lo que más incomoda.
Lo bueno es que, lentamente, todo se va acomodando. De hecho esta entrada es parte de esto. Simplemente la pensé y la escribí. Y así voy armando los días: con algo viejo, algo nuevo y algo espontáneo.
Los dejo, tengo que seguir escribiendo.

Por otro lado, se va también lo bueno. Dejamos de vernos semanalmente con mis compañeras, muchas de las cuales ya son amigas que espero mantener toda la vida. Borré hace segundos la alarma del celular que me despertaba todos los sábados, bien temprano. Es un signo más del cambio.
Pero como digo, todo es parte del cambio. Y hay que cambiar para llegar al todo.
Quedan sin embargo un par de materias que, afortunadamente, están algo más lejos en el tiempo y nos dan espacio para respirar, para llegar a la meta caminando. Al menos, en mi caso.
Y en el camino también están las cosas que uno ha tenido relegadas, a veces mucho, a veces poco, y lo que surge en el momento. Concursos, ansias, propuestas. Cosas para sacar y poner. Un tetris diario de ocupaciones varias, digamos. Sigue todo mezclado, porque hay cuestiones del profesorado y otras que no. Tal vez eso es lo que más incomoda.
Lo bueno es que, lentamente, todo se va acomodando. De hecho esta entrada es parte de esto. Simplemente la pensé y la escribí. Y así voy armando los días: con algo viejo, algo nuevo y algo espontáneo.
Los dejo, tengo que seguir escribiendo.
Cuando falla la realidad
Ayer terminé el cursado del profesorado.
Y por suerte tengo casi lista la residencia. Lo cual no deja de ser una excelente noticia porque si perdía una clase más, iba a tener que recursarla. Incluso así todavía estoy algo complicado con el asunto.
Es un día que estaba esperando desde hace tiempo. De hecho, debido a lo que costó terminarlo, cada día que pasaba lo esperaba más.
Y, sin embargo, apenas sé para donde correr.
Una larga, larga y compleja serie de situaciones me llevó a mí, y a muchos de mis compañeras, a tener que penar largo y tendido sobre ciertos temas del cursado, más de lo que resulta normal en cualquier institución y más de lo que fue habitual en los semestres anteriores.
Cuando renuncié a mitad de mes lo hice adelantando mi salida porque esas dos semanas supuestamente iban a ser de estudio, pero muchos imprevistos me hicieron alargar el tiempo necesario para todas las materias que estaba cursando. Para colmo la materia que tenía que estudiar resultó ser mucho más dura de roer en el aspecto práctico. Recién ayer el grupo terminó de trabajar en ella, y ahora mientras se la estudia (a una semana de rendirla!) todavía tenemos que darle los puntos finales al trabajo para entregar.
De buenas a primeras cambiaron varias fechas de examen, así que todo el cronograma que había armado no sirve. Por suerte ahora puedo rendir casi casi todo en julio, algo que antes no se podía. Una muestra más de una realidad en movimiento. Continuo. Una cosa mueve otra, y todo vuelve a empezar, un círculo que, espero, hoy comienza a desacelerarse.
He tenido que dejar de leer lo que había empezado y dejar de escribir lo que tenía en mente. Ni siquiera tengo tiempo para la revisión y corrección de textos propios. Mucho menos para atender los sitios y blogs. Esta entrada es como destapar champaña para celebrar. La verdad es que he tenido algo de tiempo, pero el estaba cerebro tan quemado que me quedaba leyendo tonterías en Internet o durmiendo para recuperarme. Para colmo, hace diez días que tengo congestión y estado gripal, algo que el jueves detonó en dolor da garganta y voz ronca, para terminar en una afonía total luego de las cuatro horas de clase del viernes. Ayer sábado apenas pude hablar.
Cómo estaremos todos el último día de clases no salimos ni a almorzar ni a cenar (apenas a desayunar, para no dormirnos). Todos nos fuimos a dormir la siesta y estudiar. El jueves fue igual: nos dispersamos en la noche, a veces sin siquiera saludarnos.
No me molesta tener que cambiar de prioridades... me molesta tener que hacerlo constantemente. Día a día me desperté, durante estas dos semanas, con alguna novedad a veces positiva, a veces negativa, que indefiniblemente me alteraba el día y la semana. Una y otra vez. Y algo me dice que así será la semana que viene, y posiblemente la otra.
No es algo personal; creo que a todos en el profesorado nos pasa lo mismo, en mayor o menor medida. Ciertamente es algo normal que querramos terminar, ya mismo, pero en muchos casos esto se da porque parece una lucha contra la hidra de Lerna, y no un desafío personal de superación profesional.
Solucionas un problema... y tienes otro problema.
Julio es mes de rendir. Por lo menos eso está asegurado. Ya me hago a la idea de suspender este mes, también, la escritura, la lectura y la revisión de textos propios. Alguna cosa podré hacer, seguro, pero nada organizado ni planificado. Con tanta cosa dando vuelta, a veces olvido lo más básico, como mandar un mail o llamar por teléfono a alguien. Nunca un anotador me ha servido tanto para recordar cosas, pero si olvidas anotarlas...
Lo otro seguro es que es el último semestre y a partir de ahí, encima sin trabajo, queda pista libre para todo lo que quiera hacer. Ya hay opciones y planes, así que la queja llega hasta ahí.
Pero, lo que daría por algo más de tiempo para escribir...
Y por suerte tengo casi lista la residencia. Lo cual no deja de ser una excelente noticia porque si perdía una clase más, iba a tener que recursarla. Incluso así todavía estoy algo complicado con el asunto.
Es un día que estaba esperando desde hace tiempo. De hecho, debido a lo que costó terminarlo, cada día que pasaba lo esperaba más.
Y, sin embargo, apenas sé para donde correr.
Una larga, larga y compleja serie de situaciones me llevó a mí, y a muchos de mis compañeras, a tener que penar largo y tendido sobre ciertos temas del cursado, más de lo que resulta normal en cualquier institución y más de lo que fue habitual en los semestres anteriores.
Cuando renuncié a mitad de mes lo hice adelantando mi salida porque esas dos semanas supuestamente iban a ser de estudio, pero muchos imprevistos me hicieron alargar el tiempo necesario para todas las materias que estaba cursando. Para colmo la materia que tenía que estudiar resultó ser mucho más dura de roer en el aspecto práctico. Recién ayer el grupo terminó de trabajar en ella, y ahora mientras se la estudia (a una semana de rendirla!) todavía tenemos que darle los puntos finales al trabajo para entregar.
De buenas a primeras cambiaron varias fechas de examen, así que todo el cronograma que había armado no sirve. Por suerte ahora puedo rendir casi casi todo en julio, algo que antes no se podía. Una muestra más de una realidad en movimiento. Continuo. Una cosa mueve otra, y todo vuelve a empezar, un círculo que, espero, hoy comienza a desacelerarse.
He tenido que dejar de leer lo que había empezado y dejar de escribir lo que tenía en mente. Ni siquiera tengo tiempo para la revisión y corrección de textos propios. Mucho menos para atender los sitios y blogs. Esta entrada es como destapar champaña para celebrar. La verdad es que he tenido algo de tiempo, pero el estaba cerebro tan quemado que me quedaba leyendo tonterías en Internet o durmiendo para recuperarme. Para colmo, hace diez días que tengo congestión y estado gripal, algo que el jueves detonó en dolor da garganta y voz ronca, para terminar en una afonía total luego de las cuatro horas de clase del viernes. Ayer sábado apenas pude hablar.
Cómo estaremos todos el último día de clases no salimos ni a almorzar ni a cenar (apenas a desayunar, para no dormirnos). Todos nos fuimos a dormir la siesta y estudiar. El jueves fue igual: nos dispersamos en la noche, a veces sin siquiera saludarnos.
No me molesta tener que cambiar de prioridades... me molesta tener que hacerlo constantemente. Día a día me desperté, durante estas dos semanas, con alguna novedad a veces positiva, a veces negativa, que indefiniblemente me alteraba el día y la semana. Una y otra vez. Y algo me dice que así será la semana que viene, y posiblemente la otra.
No es algo personal; creo que a todos en el profesorado nos pasa lo mismo, en mayor o menor medida. Ciertamente es algo normal que querramos terminar, ya mismo, pero en muchos casos esto se da porque parece una lucha contra la hidra de Lerna, y no un desafío personal de superación profesional.
Solucionas un problema... y tienes otro problema.
Julio es mes de rendir. Por lo menos eso está asegurado. Ya me hago a la idea de suspender este mes, también, la escritura, la lectura y la revisión de textos propios. Alguna cosa podré hacer, seguro, pero nada organizado ni planificado. Con tanta cosa dando vuelta, a veces olvido lo más básico, como mandar un mail o llamar por teléfono a alguien. Nunca un anotador me ha servido tanto para recordar cosas, pero si olvidas anotarlas...
Lo otro seguro es que es el último semestre y a partir de ahí, encima sin trabajo, queda pista libre para todo lo que quiera hacer. Ya hay opciones y planes, así que la queja llega hasta ahí.
Pero, lo que daría por algo más de tiempo para escribir...
Un jueves
Despierto en otra época, como siempre, soñando un sueño que no es mío. Deben despertarme de nuevo, al segundo nivel de la realidad, o al primero, no sé cuál.
Salgo al trabajo y como muchas veces, tengo que correr el colectivo. Es otro mundo, otro plano dimensional. Otra vida, otra existencia. Como si no fuera yo, como si fuéramos otros.
Es un paréntesis como cualquier otro, aunque este tenga sus matices. El último mes, todos los días fueron reflejos apenas torcidos, uno del otro, repetición de la repetición, reflexión de espejos.
Nuevamente salgo del trabajo tan cansado que tengo que saturar mis sentidos para no dormirme en el colectivo. La falta de sueño y la música son estimulantes, puestas en esa proporción. Tal vez una cierta sensación de triunfo al ver que termina la semana.
Nuevamente llego a casa con muy poco tiempo. Apenas puedo tirarme en la cama unos minutos para descansar el cuerpo. Me falta muy poco para terminar "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?". Así que me pongo a leer, frenéticamente. Es excelente, pero cuando quiero darme cuenta de la hora, ya estoy atrasado. Salgo disparado, tomo el colectivo, pero no, tomo una condena. Toda la semana fue un desvío, un retraso, un abismo de tiempo perdido en caminatas furiosas, colectivos moribundos y esperas. Ahora, desvíos por piquetes, demoras al detenerse en cada semáforo que existe en la ruta, demora al llegar al cruce del tren. Hasta los demás pasajeros protestan más que yo, ofustados por la cadena de demoras.
Nuevamente llego tarde a donde debo estar. Nuevamente maldigo por tener que gastar dinero en recorrer quince cuadras para cumplir con un compromiso serio con el Profesorado. El cansancio y la bronca, la saturación de los sentidos, y la saturación de sentidos, se convierten en algo más. Como si tuviera que demostrarme algo, como si parte de mi destino dependiera de ello, como si de nuevo tuviera que hacerme fuerte, recorro la distancia en menos de quince minutos, a veces caminando, a veces corriendo, con el peso de las carpetas y la campera de invierno. Y llego, llego y festejo, como si fuera una maratón, como si fuera un mensajero griego proclamando mi propia victoria.
La facultad nuevamente es una gran confusión. La falta de sueño también te hace irritable, y no es momento para pelearse con nadie. Llegamos a un acuerdo, aunque no tenemos ni idea de qué acordamos, qué pretenden hacernos acordar; no tenemos ni idea de lo que estamos haciendo. Es como un club de confusas mentes agotadas, extenuadas, estrujadas. Todos parecemos estar más o menos en la misma.
Salgo, varias horas después, con una sensación de triunfo. He sobrevivido, y algo me dice que lo hice mejor que los demás.
Mi mente está de nuevo zumbando como una abeja. Llego a casa, como algo y me desplomo en la cama. Pero en otro plano, sigo pensando y pensando, volando y volando.
Salgo al trabajo y como muchas veces, tengo que correr el colectivo. Es otro mundo, otro plano dimensional. Otra vida, otra existencia. Como si no fuera yo, como si fuéramos otros.
Es un paréntesis como cualquier otro, aunque este tenga sus matices. El último mes, todos los días fueron reflejos apenas torcidos, uno del otro, repetición de la repetición, reflexión de espejos.
Nuevamente salgo del trabajo tan cansado que tengo que saturar mis sentidos para no dormirme en el colectivo. La falta de sueño y la música son estimulantes, puestas en esa proporción. Tal vez una cierta sensación de triunfo al ver que termina la semana.
Nuevamente llego a casa con muy poco tiempo. Apenas puedo tirarme en la cama unos minutos para descansar el cuerpo. Me falta muy poco para terminar "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?". Así que me pongo a leer, frenéticamente. Es excelente, pero cuando quiero darme cuenta de la hora, ya estoy atrasado. Salgo disparado, tomo el colectivo, pero no, tomo una condena. Toda la semana fue un desvío, un retraso, un abismo de tiempo perdido en caminatas furiosas, colectivos moribundos y esperas. Ahora, desvíos por piquetes, demoras al detenerse en cada semáforo que existe en la ruta, demora al llegar al cruce del tren. Hasta los demás pasajeros protestan más que yo, ofustados por la cadena de demoras.
Nuevamente llego tarde a donde debo estar. Nuevamente maldigo por tener que gastar dinero en recorrer quince cuadras para cumplir con un compromiso serio con el Profesorado. El cansancio y la bronca, la saturación de los sentidos, y la saturación de sentidos, se convierten en algo más. Como si tuviera que demostrarme algo, como si parte de mi destino dependiera de ello, como si de nuevo tuviera que hacerme fuerte, recorro la distancia en menos de quince minutos, a veces caminando, a veces corriendo, con el peso de las carpetas y la campera de invierno. Y llego, llego y festejo, como si fuera una maratón, como si fuera un mensajero griego proclamando mi propia victoria.
La facultad nuevamente es una gran confusión. La falta de sueño también te hace irritable, y no es momento para pelearse con nadie. Llegamos a un acuerdo, aunque no tenemos ni idea de qué acordamos, qué pretenden hacernos acordar; no tenemos ni idea de lo que estamos haciendo. Es como un club de confusas mentes agotadas, extenuadas, estrujadas. Todos parecemos estar más o menos en la misma.
Salgo, varias horas después, con una sensación de triunfo. He sobrevivido, y algo me dice que lo hice mejor que los demás.
Mi mente está de nuevo zumbando como una abeja. Llego a casa, como algo y me desplomo en la cama. Pero en otro plano, sigo pensando y pensando, volando y volando.
Arf arf arf...
Acá estoy con otro ratito libre, ordenando las miles de pequeñas cosas que me quedan por hacer.
Hoy es feriado nacional en Argentina, así que tenemos un fin de semana largo. ¡Por fin! Este mes, con diversos problemas en el trabajo, algunos bastante graves, ha sido LARGUISIMO. Al despertarme, casi ni podía recordar el 1º de Mayo... Cómo esperaba este día.
La semana ha tenido un poco de todo, desde que escribí por última vez, aunque no hay demasiados cambios. Algunos raspones con la residencia del Profesorado, principalmente porque nadie vino a una de mis clases (ni de ninguna, había parciales en la universidad) y por lo tanto se me atrasó todo un poco. Cosas que pasan. Por lo menos pude aprovechar la tarde/noche de ese día.
Por lo demás, me siento mucho más equilibrado. Han mejorado bastante las cuestiones laborales, en el Profesorado también han pasado las etapas más apremiantes (al menos para mí) y si bien no tengo tiempo para nada, puedo ocuparlo en cosas más pequeñas. Lo cual me lleva a requerir más tiempo para organizarme, yo que soy ansioso y quiero hacer todo hoy.
Esto sigue implicando cero lectura, cero películas/series, cero escritura, etc. Pero al menos es algo. Un mes más y termino una gran etapa de mi vida (bueno, dos meses contando los finales). No me puedo quejar de nada.
Y ahora me voy a comer un sábalo a la parrilla. Feliz 25 de Mayo! A ver si nos tocan tortas fritas también.
Hoy es feriado nacional en Argentina, así que tenemos un fin de semana largo. ¡Por fin! Este mes, con diversos problemas en el trabajo, algunos bastante graves, ha sido LARGUISIMO. Al despertarme, casi ni podía recordar el 1º de Mayo... Cómo esperaba este día.
La semana ha tenido un poco de todo, desde que escribí por última vez, aunque no hay demasiados cambios. Algunos raspones con la residencia del Profesorado, principalmente porque nadie vino a una de mis clases (ni de ninguna, había parciales en la universidad) y por lo tanto se me atrasó todo un poco. Cosas que pasan. Por lo menos pude aprovechar la tarde/noche de ese día.
Por lo demás, me siento mucho más equilibrado. Han mejorado bastante las cuestiones laborales, en el Profesorado también han pasado las etapas más apremiantes (al menos para mí) y si bien no tengo tiempo para nada, puedo ocuparlo en cosas más pequeñas. Lo cual me lleva a requerir más tiempo para organizarme, yo que soy ansioso y quiero hacer todo hoy.
Esto sigue implicando cero lectura, cero películas/series, cero escritura, etc. Pero al menos es algo. Un mes más y termino una gran etapa de mi vida (bueno, dos meses contando los finales). No me puedo quejar de nada.
Y ahora me voy a comer un sábalo a la parrilla. Feliz 25 de Mayo! A ver si nos tocan tortas fritas también.
¿Qué digo?
Me quedo corto con las palabras. Pasó una semana y no pude agregar una letra a este blog. Casi con culpa escribo esto.
Si bien hoy fue un buen día, con algo más de tiempo, mañana comienzo de nuevo el ciclo de inexistencia, de acá para allá.
Debo varias reseñas de películas, como Avengers, y de series, como Ghost in the Shell: Stand Alone Complex. Para cuando las haga.... bueno, no sé. Ya tuve que descartar repetir la primera, algo que me encantaría...
Por lo demás, luego de algunos baches, todo funciona sobre ruedas. Nos vemos. A ver si el fin de semana largo me da algo más de tiempo para colar algún comentario nuevo.
Si bien hoy fue un buen día, con algo más de tiempo, mañana comienzo de nuevo el ciclo de inexistencia, de acá para allá.
Debo varias reseñas de películas, como Avengers, y de series, como Ghost in the Shell: Stand Alone Complex. Para cuando las haga.... bueno, no sé. Ya tuve que descartar repetir la primera, algo que me encantaría...
Por lo demás, luego de algunos baches, todo funciona sobre ruedas. Nos vemos. A ver si el fin de semana largo me da algo más de tiempo para colar algún comentario nuevo.
No, no me fui
Bueno bueno, por fin con algo de tiempo... que le robo al estudio, pero ya calmé a esa bestia por un buen rato, así que ¿por qué no?
Escribo con teclado nuevo, como demorada metáfora de las novedades que se van sucediendo, y las dificultades para sortear las malas. Hace tiempo que quería cambiarlo; el otro estaba tan gastado y suave, que las teclas escribían al roce. A este hay que darles con un martillo, pero bueno, así está mi vida ahora.
Si la semana anterior fue compleja, esta además de complicadísima fue muy negativa, estresante y cansadora. Pasé días puteando, durmiendo mal, haciendo las cosas a medias, etc. etc., en gran medida debido al trabajo, pero también a otras cuestiones que no vienen al caso.
El Profesorado ingresa en su etapa final y tengo que comenzar las prácticas pedagógicas, lo cual insume tiempo de preparación, viajes, etc. etc. Apenas pude ir a ver The Avengers (les debo la reseña) una sola vez, a riesgo incluso de no poder estudiar lo suficiente. Por suerte este semestre hay muy poco para leer y no hay plazos estrictos para los apuntes, que si no...
En fin, si bien ha tenido también momentos personales muy buenos, han sido tres semanas muy complicadas desde que escribi por última vez. Han ido in crescendo y esta ha sido demoledora, no me ha dejado tiempo ni para respirar. Me atrasé un poco en todo y por aquí esto ya es demasiado.
Por suerte he podido dar, como consuelo, rienda suelta a la lectura de comics, a la escritura y a un poco de buen anime. Por cierto, les debo la reseña de Ghost in the Shell Stand Alone Complex; finalmente pude terminar de verla.
Y con escritura realmente me refería a revisión: hoy terminé de revisar al completo mi última novela (la escribí por 2009 si no recuerdo mal, así que a no emocionarse). ¿Objetivo? Pues editarla, claro. Después veré cómo.
En fin, tengo que descansar los dedos de tanto teclear. Nos vemos tal vez en una semana, siendo optimista.
Escribo con teclado nuevo, como demorada metáfora de las novedades que se van sucediendo, y las dificultades para sortear las malas. Hace tiempo que quería cambiarlo; el otro estaba tan gastado y suave, que las teclas escribían al roce. A este hay que darles con un martillo, pero bueno, así está mi vida ahora.
Si la semana anterior fue compleja, esta además de complicadísima fue muy negativa, estresante y cansadora. Pasé días puteando, durmiendo mal, haciendo las cosas a medias, etc. etc., en gran medida debido al trabajo, pero también a otras cuestiones que no vienen al caso.
El Profesorado ingresa en su etapa final y tengo que comenzar las prácticas pedagógicas, lo cual insume tiempo de preparación, viajes, etc. etc. Apenas pude ir a ver The Avengers (les debo la reseña) una sola vez, a riesgo incluso de no poder estudiar lo suficiente. Por suerte este semestre hay muy poco para leer y no hay plazos estrictos para los apuntes, que si no...
En fin, si bien ha tenido también momentos personales muy buenos, han sido tres semanas muy complicadas desde que escribi por última vez. Han ido in crescendo y esta ha sido demoledora, no me ha dejado tiempo ni para respirar. Me atrasé un poco en todo y por aquí esto ya es demasiado.
Por suerte he podido dar, como consuelo, rienda suelta a la lectura de comics, a la escritura y a un poco de buen anime. Por cierto, les debo la reseña de Ghost in the Shell Stand Alone Complex; finalmente pude terminar de verla.
Y con escritura realmente me refería a revisión: hoy terminé de revisar al completo mi última novela (la escribí por 2009 si no recuerdo mal, así que a no emocionarse). ¿Objetivo? Pues editarla, claro. Después veré cómo.
En fin, tengo que descansar los dedos de tanto teclear. Nos vemos tal vez en una semana, siendo optimista.
Los tengo abandonados
Mucho tiempo ha pasado. Muchas veces me he sentado pensando que tenía que escribir algo. Y no he podido.
Arrancando, parando y arrancando de nuevo el profesorado. Este semestre se acumularon todo tipo de pequeños inconvenientes, que nos han hecho perder clases o posponerlas, casualidades bastante absurdas y hasta algún que otro entredicho en el aula, entre compañeras. Recién ahora nos estamos organizando... y tuvimos una semana sin la materia estrella, Residencia. De nuevo, huérfanos.
Por lo menos ya hay algo de material para leer, y hacer algo en casa mientras esperamos que nos terminen de explicar lo suficiente como para terminar los trabajos prácticos pedidos.
Básicamente, me pican los dedos de las manos y de los pies. Ahora, por ejemplo, tendría que estar haciendo algo de la facultad, pero no tengo nada que hacer! Y por eso me senté a llenar el hueco. Leí algo de Ética y Deontología Profesional, pero ya cubrí mi cuota diaria, me cansé de leer. Sobre Residencia no tengo mucha idea de qué más hacer, salvo diseñar algunos contenidos que no me vienen a la mente; tengo que esperar a la clase demorada para que nos terminen de explicar cómo sigue todo. Y con respecto a Gestión de las Instituciones Educativas, tenemos que avanzar en un trabajo en grupo del cual yo ya hice mi, hasta ahora, pequeña parte.
Mientras tanto, estuve aquejado de una extraña falta de sueño y algún tipo de alergia, que me dejó bastante herido durante una semana completa. Ahora mismo se me fue, pero el otoño vino con tanta rapidez y crudeza que me tomó algo desprevenido y cultivo un resfriado bastante completo. No sé cómo pasaré el resto de la semana.
¿Qué más? Me publicaron una buena reseña de mi libro digital sobre rol (Cómo crear un mundo de juego), y aproveché para promocionarlo dando un descuento interesante en su compra. Me fue bien, y mientras tanto, de a ratos, trabajo en el siguiente, que no sé cuándo verá la luz. Pero le tengo MUCHAS GANAS a ese libro. MUCHAS GANAS.
También puse a volar una novela corta entre algunos amigos, para que me dieran su opinión: pedí cinco voluntarios y conseguí nueve, así que no me puedo quejar. Aguardo todavía sus dos centavos. Pero hasta ahora es una buena experiencia.
Mientras tanto, la sed por la escritura me devora, y ya releo mi tercera novela, como penúltima revisión antes de su publicación definitiva. Los medios digitales me siguen abriendo espacios.
Pude aprovechar para terminar varios comics y libros de historia militar, y cerrar un montón de pequeños cabos sueltos con guiones de comics y proyectos de diverso tipo, relacionados con estos temas.
También continúo incrementando mi colección de figuras de la Justice League Unlimited, aunque eso no es algo que dé precisamente trabajo. Pero como ven, incluso encerrado y algo enfermo, tengo que entretenerme en algo.
Todo porque no me dan trabajo en la universidad. Haberse visto.
Arrancando, parando y arrancando de nuevo el profesorado. Este semestre se acumularon todo tipo de pequeños inconvenientes, que nos han hecho perder clases o posponerlas, casualidades bastante absurdas y hasta algún que otro entredicho en el aula, entre compañeras. Recién ahora nos estamos organizando... y tuvimos una semana sin la materia estrella, Residencia. De nuevo, huérfanos.
Por lo menos ya hay algo de material para leer, y hacer algo en casa mientras esperamos que nos terminen de explicar lo suficiente como para terminar los trabajos prácticos pedidos.
Básicamente, me pican los dedos de las manos y de los pies. Ahora, por ejemplo, tendría que estar haciendo algo de la facultad, pero no tengo nada que hacer! Y por eso me senté a llenar el hueco. Leí algo de Ética y Deontología Profesional, pero ya cubrí mi cuota diaria, me cansé de leer. Sobre Residencia no tengo mucha idea de qué más hacer, salvo diseñar algunos contenidos que no me vienen a la mente; tengo que esperar a la clase demorada para que nos terminen de explicar cómo sigue todo. Y con respecto a Gestión de las Instituciones Educativas, tenemos que avanzar en un trabajo en grupo del cual yo ya hice mi, hasta ahora, pequeña parte.
Mientras tanto, estuve aquejado de una extraña falta de sueño y algún tipo de alergia, que me dejó bastante herido durante una semana completa. Ahora mismo se me fue, pero el otoño vino con tanta rapidez y crudeza que me tomó algo desprevenido y cultivo un resfriado bastante completo. No sé cómo pasaré el resto de la semana.
¿Qué más? Me publicaron una buena reseña de mi libro digital sobre rol (Cómo crear un mundo de juego), y aproveché para promocionarlo dando un descuento interesante en su compra. Me fue bien, y mientras tanto, de a ratos, trabajo en el siguiente, que no sé cuándo verá la luz. Pero le tengo MUCHAS GANAS a ese libro. MUCHAS GANAS.
También puse a volar una novela corta entre algunos amigos, para que me dieran su opinión: pedí cinco voluntarios y conseguí nueve, así que no me puedo quejar. Aguardo todavía sus dos centavos. Pero hasta ahora es una buena experiencia.
Mientras tanto, la sed por la escritura me devora, y ya releo mi tercera novela, como penúltima revisión antes de su publicación definitiva. Los medios digitales me siguen abriendo espacios.
Pude aprovechar para terminar varios comics y libros de historia militar, y cerrar un montón de pequeños cabos sueltos con guiones de comics y proyectos de diverso tipo, relacionados con estos temas.
También continúo incrementando mi colección de figuras de la Justice League Unlimited, aunque eso no es algo que dé precisamente trabajo. Pero como ven, incluso encerrado y algo enfermo, tengo que entretenerme en algo.
Todo porque no me dan trabajo en la universidad. Haberse visto.
Publicado por
GNF
Etiquetas:
compras,
escritura,
experiencias,
guionando comics,
profesorado UCA,
studio ergo sum
Cerrar y abril
Semana completa, semana compleja...
Estuve fuera de casa casi todos los días, salvo el viernes, cuando finalmente pude descansar. No sé si por puro cansancio, o por no tener tiempo para dormirme nunca una siestita, estuve como zombie varios días. Costó mucho arrancar, el lunes.
Marzo fue un mes muy complejo de terminar. Supe que lo sería apenas volví de vacaciones, pero no imaginé que lo fuera tanto. Las dos últimas semanas casi fueron un mes aparte.
Pero ya está, se fue, y en conjunto, no fue un mal mes.
Empecé las clases en el Profesorado y eso tal vez fue lo más relevante. Por suerte pude ir a la conferencia inaugural, y después a las cuatro clases siguientes. De la ansiedad por la residencia, en donde tenemos que observar varias clases y luego darlas, pasamos rápidamente a pensar cómo diablos vamos a organizarnos para seguir con nuestras vidas mientras hacemos todo lo demás. Este semestre son solamente cuatro materias, pero además de residencia tenemos una que se cursa con un trabajo práctico grupal, que espero podamos avanzar por vía digital, según nos han comentado.
Trato de poner algo más, pero la agitación de estos últimos días ha borrado mucho de lo experimentado. Ahora, después de dos días y medio de descanso, y frente al feriado del 2 de abril, sigo haciendo un poco de todo en casa. Sobre todo en la faz creativa.
Pude avanzar bastante, de a poquito cada día, en mi siguiente proyecto editorial sobre juegos de rol. Va tomando forma, aunque no creo que llegue para mitad de año. Aproveché que todavía no tuve que empezar a estudiar y todo eso, pero pronto, con seguridad, todo llegará a un parate, y sólo lo podré retomar hacia julio/agosto. De todas maneras, no está mal.
Un pequeño éxito, pero más mundano, es la conclusión del armado de una pequeña estantería. Compré las maderas en la mueblería de enfrente, propiedad de vecinos y amigos de mi familia, y el dueño hasta me regaló los tornillos especiales que debía usar. Todavía me duele algo el brazo de tanto atornillar, porque no tengo herramientas eléctricas, lo cual era parte del desafío. Me remontó a mis últimos años de primaria, en el taller de carpintería. Me dejo la otra estantería, más grande, para el siguiente fin de semana, de Pascua. Con la experiencia ganada, espero que me tome menos tiempo.
Así que sigo, de a poco, terminando de acomodar. Y terminando. Dos pequeños libros, hoy; mañana comenzaré otro, o tal vez esta noche. Después, una corta pero intensa semana, creo yo. Y otro descanso largo, para terminar lo que no se haya cerrado hasta hoy.
Sólo espero que la otra mitad de abril no sea tan larga como la de marzo.
Estuve fuera de casa casi todos los días, salvo el viernes, cuando finalmente pude descansar. No sé si por puro cansancio, o por no tener tiempo para dormirme nunca una siestita, estuve como zombie varios días. Costó mucho arrancar, el lunes.
Marzo fue un mes muy complejo de terminar. Supe que lo sería apenas volví de vacaciones, pero no imaginé que lo fuera tanto. Las dos últimas semanas casi fueron un mes aparte.
Pero ya está, se fue, y en conjunto, no fue un mal mes.
Empecé las clases en el Profesorado y eso tal vez fue lo más relevante. Por suerte pude ir a la conferencia inaugural, y después a las cuatro clases siguientes. De la ansiedad por la residencia, en donde tenemos que observar varias clases y luego darlas, pasamos rápidamente a pensar cómo diablos vamos a organizarnos para seguir con nuestras vidas mientras hacemos todo lo demás. Este semestre son solamente cuatro materias, pero además de residencia tenemos una que se cursa con un trabajo práctico grupal, que espero podamos avanzar por vía digital, según nos han comentado.
Trato de poner algo más, pero la agitación de estos últimos días ha borrado mucho de lo experimentado. Ahora, después de dos días y medio de descanso, y frente al feriado del 2 de abril, sigo haciendo un poco de todo en casa. Sobre todo en la faz creativa.
Pude avanzar bastante, de a poquito cada día, en mi siguiente proyecto editorial sobre juegos de rol. Va tomando forma, aunque no creo que llegue para mitad de año. Aproveché que todavía no tuve que empezar a estudiar y todo eso, pero pronto, con seguridad, todo llegará a un parate, y sólo lo podré retomar hacia julio/agosto. De todas maneras, no está mal.
Un pequeño éxito, pero más mundano, es la conclusión del armado de una pequeña estantería. Compré las maderas en la mueblería de enfrente, propiedad de vecinos y amigos de mi familia, y el dueño hasta me regaló los tornillos especiales que debía usar. Todavía me duele algo el brazo de tanto atornillar, porque no tengo herramientas eléctricas, lo cual era parte del desafío. Me remontó a mis últimos años de primaria, en el taller de carpintería. Me dejo la otra estantería, más grande, para el siguiente fin de semana, de Pascua. Con la experiencia ganada, espero que me tome menos tiempo.
Así que sigo, de a poco, terminando de acomodar. Y terminando. Dos pequeños libros, hoy; mañana comenzaré otro, o tal vez esta noche. Después, una corta pero intensa semana, creo yo. Y otro descanso largo, para terminar lo que no se haya cerrado hasta hoy.
Sólo espero que la otra mitad de abril no sea tan larga como la de marzo.
Salida múltiple
Comentaba hace unos días que había terminado todo lo referente al Profesorado, y que comenzaba un período de descanso total, de gozar la vida, de "no hacer nada". Porque en realidad se hicieron cosas, pero sin presión: revisar textos, escribir y terminar varios guiones, leer más, salir algo más, etc.
Bueno, ahora se acabó, pero tenía que celebrarlo.
El sábado pasado (o sea, ayer) tuvimos la cuarta partida de Star Wars Saga Edition en el clun de rol, para la cual, lo confieso aquí públicamente, no había preparado NADA. El lunes anterior había comenzado de nuevo a trabajar, luego de mi segunda semana de vacaciones. Sinceramente fue una semana tranquila, bastante buena, pero no sé por qué a partir del miércoles estuve muy cansado, algo sin ganas, totalmente sin ideas ni inspiración. Con decir que todavía debo el título de un comic que estoy preparando, sí sí, el título...
En fin, a pesar de todos mis intentos no tuve más que una idea general el viernes por la tarde, algo más firme el sábado por la mañana y terminé de elaborarla sobre la marcha durante la partida. Si eres jugador de la mesa y lees esto, dime si te diste cuenta, por favor!! No tuve tiempo ni ganas de ponerme a anotar ninguna de las ideas.
Apenas un par de horas antes decidí aceptar la invitación para ir a celebrar el Día de San Patricio, así que me puse una remera verde. Terminamos la sesión, como siempre, frente a algo interesante que deja el suspenso (por suerte se da, no fue necesario estirar ni acordar nada), y nos caminamos como veinte cuadras (o más, no soy bueno contando cuadras) hasta el lugar en donde los roleros del club íbamos a reunirnos.
Todo terminó temprano gracias al mal servicio del lugar (puedo recordar cuatro o cinco irregularidades, entre ellas en la promo del 2x1 que tenía límites algo absurdos, o que tuvimos que beber directamente de la lata porque tardaron un rato en traernos vasos). Para colmo a eso de las 2030 nos dijeron que oh, lástima, no nos habían avisado que tenían todas las reservas ocupadas, así que teníamos que desocupar dentro de una hora. A los pocos minutos una chica del grupo se encuentra con una amiga, a quien la gente del bar le había dicho, días antes, que no era necesario reservar... Seriedad cero, nunca más volvemos.
De nuevo a caminar como veinte cuadras (bueno no tanto, pero quince eran), con el contingente casi duplicado (de cuatro ahora éramos siete, y pronto fuimos ocho). En un pub realmente irlandés, que curiosamente estaba vacío de comensales y por lo tanto de pelear con silllas y botellas, terminamos de comer rabas con pescado y una bandeja de papas fritas enorme, y pude darme el gusto de una Guinnes que hace tiempo no me daba. Todo por un precio sensato, con servicio bueno y rapidez.
Todavía no era medianoche cuando me retiré, totalmente demolido; había saludo de mi casa a las 15 horas. Pero la cosa no terminaba ahí... a las 3 de la madrugada estaba el lanzamiento del Campeonato de Fórmula 1... sí, a las 3 de la madrugada, en Australia. Como sabrás soy fan de las carreras, pero estaba tan cansado que me costó horrores mantenerme despierto hasta la 1 de la madrugada, horario en el cual, con las luces encendidas, me acosté a dormitar un rato, para despertar puntualmente a las 2 para la previa. Comiendo y tomando algo me desperté bastante.
La carrera, si bien no fue super emocionante, fue muy entretenida, con todo tipo de records: Alonso ganando siete lugares, Maldonado recuperando muchos pero perdiendo de manera muy fea todas sus chances en la última vuelta, Pérez largando último y llegando 8 (ganó quince lugares!!), Schumacher corriendo muy bien pero rompiendo el auto, Räikkönen regresando a las pistas con un buen séptimo lugar... en fin, un poco de todo. Muchas veces, antes de la largada, me pregunté si realmente eran tan fanático como para quedarme tan tarde, con lo cansado que estaba, siendo que era la primera carrera y por lo tanto no había nada en juego. Pero justamente por ser la primera quería ver cómo despegaba todo... antes de la mitad ya estaba tan metido que sí, recordé porqué los años anteriores lo hice, a veces tan cansado como ayer. Así que los disfruté mucho.
Hoy domingo, fue cosa de levantarse tarde, completar varias tareas, comer, dormir una hora y despegar para el cine... Pronto haré la reseña de John Carter de Marte, película excelente por todas partes, de la cual anticipo mi recomendación.
En fin... aquí estoy, a punto de darme un baño y terminar algunas cosas más. Y muy cansado, pero contento. Las clases empezaron el jueves pasado y no se detienen hasta junio. Así que valió la pena el descanso.
Bueno, ahora se acabó, pero tenía que celebrarlo.
El sábado pasado (o sea, ayer) tuvimos la cuarta partida de Star Wars Saga Edition en el clun de rol, para la cual, lo confieso aquí públicamente, no había preparado NADA. El lunes anterior había comenzado de nuevo a trabajar, luego de mi segunda semana de vacaciones. Sinceramente fue una semana tranquila, bastante buena, pero no sé por qué a partir del miércoles estuve muy cansado, algo sin ganas, totalmente sin ideas ni inspiración. Con decir que todavía debo el título de un comic que estoy preparando, sí sí, el título...
En fin, a pesar de todos mis intentos no tuve más que una idea general el viernes por la tarde, algo más firme el sábado por la mañana y terminé de elaborarla sobre la marcha durante la partida. Si eres jugador de la mesa y lees esto, dime si te diste cuenta, por favor!! No tuve tiempo ni ganas de ponerme a anotar ninguna de las ideas.
Apenas un par de horas antes decidí aceptar la invitación para ir a celebrar el Día de San Patricio, así que me puse una remera verde. Terminamos la sesión, como siempre, frente a algo interesante que deja el suspenso (por suerte se da, no fue necesario estirar ni acordar nada), y nos caminamos como veinte cuadras (o más, no soy bueno contando cuadras) hasta el lugar en donde los roleros del club íbamos a reunirnos.
Todo terminó temprano gracias al mal servicio del lugar (puedo recordar cuatro o cinco irregularidades, entre ellas en la promo del 2x1 que tenía límites algo absurdos, o que tuvimos que beber directamente de la lata porque tardaron un rato en traernos vasos). Para colmo a eso de las 2030 nos dijeron que oh, lástima, no nos habían avisado que tenían todas las reservas ocupadas, así que teníamos que desocupar dentro de una hora. A los pocos minutos una chica del grupo se encuentra con una amiga, a quien la gente del bar le había dicho, días antes, que no era necesario reservar... Seriedad cero, nunca más volvemos.
De nuevo a caminar como veinte cuadras (bueno no tanto, pero quince eran), con el contingente casi duplicado (de cuatro ahora éramos siete, y pronto fuimos ocho). En un pub realmente irlandés, que curiosamente estaba vacío de comensales y por lo tanto de pelear con silllas y botellas, terminamos de comer rabas con pescado y una bandeja de papas fritas enorme, y pude darme el gusto de una Guinnes que hace tiempo no me daba. Todo por un precio sensato, con servicio bueno y rapidez.
Todavía no era medianoche cuando me retiré, totalmente demolido; había saludo de mi casa a las 15 horas. Pero la cosa no terminaba ahí... a las 3 de la madrugada estaba el lanzamiento del Campeonato de Fórmula 1... sí, a las 3 de la madrugada, en Australia. Como sabrás soy fan de las carreras, pero estaba tan cansado que me costó horrores mantenerme despierto hasta la 1 de la madrugada, horario en el cual, con las luces encendidas, me acosté a dormitar un rato, para despertar puntualmente a las 2 para la previa. Comiendo y tomando algo me desperté bastante.
La carrera, si bien no fue super emocionante, fue muy entretenida, con todo tipo de records: Alonso ganando siete lugares, Maldonado recuperando muchos pero perdiendo de manera muy fea todas sus chances en la última vuelta, Pérez largando último y llegando 8 (ganó quince lugares!!), Schumacher corriendo muy bien pero rompiendo el auto, Räikkönen regresando a las pistas con un buen séptimo lugar... en fin, un poco de todo. Muchas veces, antes de la largada, me pregunté si realmente eran tan fanático como para quedarme tan tarde, con lo cansado que estaba, siendo que era la primera carrera y por lo tanto no había nada en juego. Pero justamente por ser la primera quería ver cómo despegaba todo... antes de la mitad ya estaba tan metido que sí, recordé porqué los años anteriores lo hice, a veces tan cansado como ayer. Así que los disfruté mucho.
Hoy domingo, fue cosa de levantarse tarde, completar varias tareas, comer, dormir una hora y despegar para el cine... Pronto haré la reseña de John Carter de Marte, película excelente por todas partes, de la cual anticipo mi recomendación.
En fin... aquí estoy, a punto de darme un baño y terminar algunas cosas más. Y muy cansado, pero contento. Las clases empezaron el jueves pasado y no se detienen hasta junio. Así que valió la pena el descanso.
Pronto, prontito...
Voy calentando motores. Este jueves comienzo el profesorado nuevamente. El receso de verano se me hizo largo, a pesar de que tenía que rendir. O tal vez por eso. En fin, ya este jueves está la señal de largada.
Mientras tanto vamos retomando contacto con algunas compañeras. Y pagando la cuota, que encima vino con aumento.
Antes de que arranquen a darnos mucho para estudiar, espero poder cerrar algunas cuestiones pendientes.
Mientras tanto vamos retomando contacto con algunas compañeras. Y pagando la cuota, que encima vino con aumento.
Antes de que arranquen a darnos mucho para estudiar, espero poder cerrar algunas cuestiones pendientes.
Fin de etapa
Afuera llueve, de nuevo, como hace ya dos días. Las calles apenas terminan de desagotarse, y por suerte no estamos viendo el sol. Amo este clima.
Esta noche terminé lo que me quedaba del segundo semestre del Profesorado Superior. Rendí Teología y Doctrina Social de la Iglesia. Por suerte fue algo menos riguroso de lo esperado (yo siempre me preparo para lo peor, o casi). Desde ya que no me arrepiento de haber estudiado "de más", porque no podía preverlo y porque nunca está de más saber un poco extra. Y después de todo, a mí tampoco me la regalaron, y dos de las cuatro preguntas principales pudieron haber sido escollos difíciles de sortear de no haber mediado mi exigencia previa.
Los últimos días me costó muchísimo concentrarme, no daba más, estaba harto. Y eso que no era mucho material, y Antropología Filosófica, la materia que rendí antes, tenía un formato de examen que no exigía saberse todo de memoria. Estoy más que contento de haber dejado atrás esta etapa, no sólo porque cierra totalmente los dos semestres del año pasado, sino también porque me deja descansar!! Tengo tres semanas antes de comenzar las clases con todo, y una de ellas es de vacaciones del trabajo. Siendo que en la semana anterior de vacaciones hice casi todo lo que tenía pendiente, esto me permite dedicar mucho tiempo a escribir, descansar, leer, ver películas y series, escuchar música, salir con amigos y todo lo demás que hace rato largo no podía hacer. Ah, y también, descansar y malcriarme.
Estoy cansadísimo. Se suponía que esta noche iba a escribir y a comenzar a ordenar todo para mi viaje del sábado a Santa Fe Dibuja, pero no doy más. Ya se me fue casi todo el tiempo mirando cosas en Internet, mirando Facebook y ordenando pequeñas cosas acá y allá. Termino esta entrada y me voy a acostar. Entra un lindo vientito por la ventana, muy fresco. Por las dudas me voy a abrigar.
Esta noche terminé lo que me quedaba del segundo semestre del Profesorado Superior. Rendí Teología y Doctrina Social de la Iglesia. Por suerte fue algo menos riguroso de lo esperado (yo siempre me preparo para lo peor, o casi). Desde ya que no me arrepiento de haber estudiado "de más", porque no podía preverlo y porque nunca está de más saber un poco extra. Y después de todo, a mí tampoco me la regalaron, y dos de las cuatro preguntas principales pudieron haber sido escollos difíciles de sortear de no haber mediado mi exigencia previa.
Los últimos días me costó muchísimo concentrarme, no daba más, estaba harto. Y eso que no era mucho material, y Antropología Filosófica, la materia que rendí antes, tenía un formato de examen que no exigía saberse todo de memoria. Estoy más que contento de haber dejado atrás esta etapa, no sólo porque cierra totalmente los dos semestres del año pasado, sino también porque me deja descansar!! Tengo tres semanas antes de comenzar las clases con todo, y una de ellas es de vacaciones del trabajo. Siendo que en la semana anterior de vacaciones hice casi todo lo que tenía pendiente, esto me permite dedicar mucho tiempo a escribir, descansar, leer, ver películas y series, escuchar música, salir con amigos y todo lo demás que hace rato largo no podía hacer. Ah, y también, descansar y malcriarme.
Estoy cansadísimo. Se suponía que esta noche iba a escribir y a comenzar a ordenar todo para mi viaje del sábado a Santa Fe Dibuja, pero no doy más. Ya se me fue casi todo el tiempo mirando cosas en Internet, mirando Facebook y ordenando pequeñas cosas acá y allá. Termino esta entrada y me voy a acostar. Entra un lindo vientito por la ventana, muy fresco. Por las dudas me voy a abrigar.
Agua bajo el puente
Como siempre que me demoro en crear una entrada, es porque estuve muy ocupado, y entonces tengo que compensar haciendo una entrada más grande.
Hace dos semanas rendí Antropología Filosófica, que costó bastante porque la metodología no fue exactamente la esperada. Supongo que aprobé, pero todavía no sé por cuanto. Igualmente, ya no es algo para preocuparse.
Este miércoles 29 rindo Teología y Doctrina Social de la Iglesia, materia que en sí no es larga pero sí bastante complicada porque tiene muchos vericuetos históricos. La verdad, me gustaría haber rendido anteayer, estoy ansioso, quiero sacármela de encima porque es la última que me queda del año pasado, aunque agradezco haber tenido tiempo para estudiarla. De nuevo encontré textos que no había leído, una de las peores sorpresas que uno puede tener en estos momentos, cuando se supone que solamente queda repasar lo leído.
Otro de los motivos es que termina febrero y ya al empezar marzo tengo algo lindo para compartir, que es la convención Santa Fe Dibuja. El 4 de marzo estaré en la capital de la provincia ofreciendo los fanzines de Cuna de Héroes y varias ilustraciones de los artistas que pasaron por el blog, como Mery Allison Thompson, Juan Fioramonti y Fernando Kern. Así que tengo que preparar un poco de todo (acabo de acordarme de algo que había olvidado!!!).
Lo bueno es que todo ha coincidido sin siquiera planearlo, después de la convención tengo otra semana de vacaciones que puedo usar para todo un poco. Mientras tanto, a escribir guiones, a troche y moche. Tanto para el concurso de Crack Bang Boom 3 como para algunos proyectos más.
Así que ya saben, si demoro es por varias buenas causas.
Hace dos semanas rendí Antropología Filosófica, que costó bastante porque la metodología no fue exactamente la esperada. Supongo que aprobé, pero todavía no sé por cuanto. Igualmente, ya no es algo para preocuparse.
Este miércoles 29 rindo Teología y Doctrina Social de la Iglesia, materia que en sí no es larga pero sí bastante complicada porque tiene muchos vericuetos históricos. La verdad, me gustaría haber rendido anteayer, estoy ansioso, quiero sacármela de encima porque es la última que me queda del año pasado, aunque agradezco haber tenido tiempo para estudiarla. De nuevo encontré textos que no había leído, una de las peores sorpresas que uno puede tener en estos momentos, cuando se supone que solamente queda repasar lo leído.
Otro de los motivos es que termina febrero y ya al empezar marzo tengo algo lindo para compartir, que es la convención Santa Fe Dibuja. El 4 de marzo estaré en la capital de la provincia ofreciendo los fanzines de Cuna de Héroes y varias ilustraciones de los artistas que pasaron por el blog, como Mery Allison Thompson, Juan Fioramonti y Fernando Kern. Así que tengo que preparar un poco de todo (acabo de acordarme de algo que había olvidado!!!).
Lo bueno es que todo ha coincidido sin siquiera planearlo, después de la convención tengo otra semana de vacaciones que puedo usar para todo un poco. Mientras tanto, a escribir guiones, a troche y moche. Tanto para el concurso de Crack Bang Boom 3 como para algunos proyectos más.
Así que ya saben, si demoro es por varias buenas causas.
¿Qué viene ahora?
Always in motion is the future, solía decir el Gran Maestro Yoda, y una vez más tenía razón.
Lo planeado, para bien o para mal, siempre debe ajustarse a lo pasado. Y a lo por venir.
Aunque nada de lo planeado hasta ahora (algo se ha mencionado aquí) está siendo modificado o cambiado, se me ocurre que va a ser un poco más difícil lograr todo: trabajo, estudio, escritura, lo personal...
Soy de los que se preocupan cuando están ya en el medio del problema, no soy de anticipar problemas para llorar sobre la leche que todavía no se derramó. Pero hay dando vuelta una poco saludable sensación, no de desastre, pero sí de tormenta.
Espero ansioso mis vacaciones para poder sacar mi primera materia de febrero, luego unos días más de trabajo, mezclados con varios feriados, sacar la segunda y quedar libre para empezar el último semestre. Marzo es un parteaguas en muchos sentidos.
Hacía tiempo que no me quedaba sin palabras. Pero decir más ya sería entrar en lo dicho antes: escribir sobre algo que no ha sucedido y tal vez no suceda. Así que no tiene sentido.
Lo planeado, para bien o para mal, siempre debe ajustarse a lo pasado. Y a lo por venir.
Aunque nada de lo planeado hasta ahora (algo se ha mencionado aquí) está siendo modificado o cambiado, se me ocurre que va a ser un poco más difícil lograr todo: trabajo, estudio, escritura, lo personal...
Soy de los que se preocupan cuando están ya en el medio del problema, no soy de anticipar problemas para llorar sobre la leche que todavía no se derramó. Pero hay dando vuelta una poco saludable sensación, no de desastre, pero sí de tormenta.
Espero ansioso mis vacaciones para poder sacar mi primera materia de febrero, luego unos días más de trabajo, mezclados con varios feriados, sacar la segunda y quedar libre para empezar el último semestre. Marzo es un parteaguas en muchos sentidos.
Hacía tiempo que no me quedaba sin palabras. Pero decir más ya sería entrar en lo dicho antes: escribir sobre algo que no ha sucedido y tal vez no suceda. Así que no tiene sentido.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)