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Trabajaciones de verano 2017

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Bueno bueno, pasó otro mes desde la última entrada. Definitivamente, es mi organismo el que me hacer acordar de esto en ciclos lunares. Lo que pasa es que a veces me siento antes, y a veces un poco después.

Estas tres semanas de vacaciones he trabajado como un loco. Como un animal de tiro, dirían algunos, tirando de muchos proyectos, algunos medio olvidados, otros no tanto. La verdad es que me siento muy orgulloso, porque pude hacer MUCHO, tanto en cuestiones personales, como de hobby, como creativas y profesionales.

Además de escribir mucho para Alquimia Comics y en trabajar para el desarrollo de nuevos proyectos (algo de eso está comentado en esta nota que nos hicieron para Rosario 12), pude organizar muchísimo material de todo tipo y cerrar varios guiones e ideas, además de ordenar completamente el material para los talleres de guión y generar material nuevo.

Por si fuera poco, pude volver al ruedo del rol con Aerith, como comento en estas dos entradas. Di muchos pasos importantes en la consolidación del reglamento y estoy agregando algunos detalles de ambientación como para cerrar algunos temas. Estoy más que contento con todo lo que pude hacer hasta ahora, y todavía tengo algunos días más hasta que tenga que retomar mi trabajo.

Por si fuera poco, estoy ordenando bibliotecas, leyendo muchas cosas recientemente compradas y otras que esperaban desde hacía AÑOS, y eso incluye principalmente comics. Muchos comics. Noches y noches en la cama leyendo comics. Cómo lo extrañaba.

Y se vienen más cosas para el finde, y los días que vienen.

Así que no me puedo quejar. Han sido una de las vacaciones más fructíferas de los últimos años. Sin duda, el principal adversario siempre es el "¡tengo que hacer más!" Como dije el otro día en FB, a veces había una carrera mental dentro de mi cerebro: tal vez media docena de ideas tratando de ser elegidas para ser la que llegara primero a la meta, y cuando ganaba, era eliminada y aparecía otra más. Eso me costó un poco de insomnio, y es algo que no tengo cuando trabajo. Pero estoy trabajando en eso, y creo que hice muchos progresos. En eso también es positivo: aprendí mucho sobre mí y sobre cómo trabajar en todo esto.

Así que, si bien no estoy pelado como el hombre de la foto, ni usé traje, sí estuve en patas gran parte de estos días, y sí, estaba en una playa mental, que variaba de estado según el mundo en el que estuviera viviendo. De nuevo, no me puedo quejar.

Después de la maratón

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¿En serio cuatro meses desde la última entrada? Sabía que la cosa se había acelerado, pero no pensé que tanto.

Buen, en fin. Pasaron muchas cosas, y sí, ahora que lo recuerdo, no hice todavía la reseña de la Crack Bang Boom de este año, por ejemplo, y que solo de casualidad pude hacer la de Rosario Juega Rol 2016. A la cual me obligué, por cierto, ya que fue mucho más breve y concentrada en una sola cuestión: mi proyecto de juego de rol.

Lo cierto es que fueron meses de mucho trabajo, aunque no demasiado. Lo que sí molestó al desarrollo de los proyectos fue el constante cambio de prioridades y sobre todo, de tiempos. Cambios de horarios, reuniones inesperadas, feriados o paros que alteraban toda la planificación escolar (a veces la cambiaba dos o tres veces por semana, cuando desconfirmaban una reunión, por ejemplo). Como comenté en una entrada de otro blog, a veces planificaba trabajar durante una mañana, pero llamaban de un colegio para adelantar horas, o uno tenía que replantear todo un fin de semana por algún cambio de fechas que obligaba a adelantar una evaluación (las cuales se diseñan, eh, no crecen de los árboles). Fue un tercer trimestre muy complicado para todos los docentes con los que pude hablar, llenos de pérdidas de horas y de constantes retrasos y problemas.

Así que incluso cuando tenía tiempo (por ejemplo en los paros, o en un par de feriados "inesperados"), tenía trabajo, tanto escolar como de guión, principalmente para terminar mi participación para la revista Términus y para los proyectos de Alquimia Comics.

Así que, lentamente, fui viendo cómo se apilaban proyectos, ideas, guiones a medio terminar, propuestas... Y la verdad es que no veo la hora de comenzar con eso, de que sea mitad de diciembre, ya no tener clases y poder sentarme a escribir como loco, rabiosamente, tal vez sin prisa pero sin pausa.

Es lo que hay. Recientemente terminé un guión para un proyecto de antología, pero el segundo sigue esperando los últimos retoques. Tengo que armar dos sinopsis de proyectos, un guión introductorio, terminar un guión de 24 páginas, y algunas cosas más que andan dando vuelta desde, justamente, como cinco o seis meses. Incluyendo, claro, mi ya citado juego de rol, el cual estoy planeando testear en estos meses.

Eso sí, estoy más allá de la ansiedad. Se hace lo que se puede, y de a puchitos, aunque no haya escrito, fui armando un gran esquema de cosas para aprovechar cada momento (como por ejemplo, este lunes feriado). Hoy estuve acomodando mi pieza, tirando cosas, limpiando, preparando todo para el gran momento. Va a ser muy entretenido, de eso estoy seguro. Por primera vez en un buen tiempo no tengo grandes urgencias económicas, por lo que espero que las vacaciones me den espacios de ocio y descanso, mientras trabajo en cosas muy importantes para el año que viene.

Ya se van a ir enterando, en unos meses.

De regreso al hogar

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Hace unos días escuchaba esta canción durante un viaje en colectivo y tuve que reprimir mis ganas de cantarla a gritos. Me decía algo en ese momento, y es un poco lo que quería compartir hoy, con algo más de tiempo.

Comenté hace tiempo lo que luego se confirmó, firma de contrato mediante: estoy trabajando en firme para una editorial que va a publicar uno de mis libros. Esto hizo que tuviera que detener la reescritura de una de mis novelas, pero bueno, no se puede todo.

Siendo que me enteré hacia fin de año, con mucho, mucho trabajo encima, tuve que esperar unas semanas para que llegaran unas ansiadas vacaciones. Ahora bien, lo bueno de ser docente es que entre mitad de diciembre (si uno tiene suerte y las autoridades nos ponen las mesas de exámenes bien temprano) y mitad de febrero aproximadamente, es imposible que nos llamen para nada. Vacaciones, que se dicen, pero vacaciones largas.

De manera que hice lo que debía hacer. Planifiqué una ruta y me aboqué a seguirla a toda costa. Trabajando, creo yo, entre tres y cinco horas por día (sin contar los fines de semana y algunos días en los que se cortaba la luz o tenía que detenerme por cuestiones personales), logré atravesar estos objetivos como un cuchillo ardiente, logrando recortar en más o menos dos semanas el plazo. Quiero decir, ahora estoy en donde debería estar dentro de dos semanas. Lo cual es genial, de verdad.

En ese contexto escuché esta canción en el colectivo, un día en el que había salido todo superbien y realmente festejaba por dentro. En realidad, no todo fue fácil, ni divertido. Un capítulo me costó horrores, y otro, más adelante, tampoco resultó sencillo. Pero era el tipo de trabajo que siempre quise hacer: escribir.

Por eso sentía que había estado lejos demasiado tiempo: si bien me había dedicado a la escritura de guiones cortos, había sido un trabajo interrumpido por muchas otras ocupaciones. En estos días pude darme el lujo de, realmente, trabajar en lo que amo: escribir. De día, de noche, de tarde, con sueño, con calor, con hambre. Horas enteras, varias horas seguidas, en un proyecto que amo y que espero vea pronto la luz.

Así que en esas estoy. Ciertamente, no es la primera vez que me encuentro en una situación como esta, porque en otros muchos veranos hice algo similar. Pero hacía tiempo que no lo hacía, y se siente muy bien regresar a algo que solo se me ocurre llamar como hogar.

Mucho que festejar, pero ocupado

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Así estoy ahora. Bueno, más o menos. Pero por dentro hice justo eso.

En realidad lo hago desde el momento en que terminé la beta de Aerith y la puse en descarga gratuita. Eso me alegró mucho, obviamente, y como pude, durante la semana, me dediqué a terminar el último cuento de A la deriva, la siguiente obra de ficción que se debe publicar en Studio Ergo Sum.

Como suele pasar, aunque la revisión y reescritura me tomaron unas pocas horas cada una, tuve que fraccionarlas en tres días, porque las obligaciones laborales y de otro tipo me lo impidieron. Me hubiera gustado celebrar más, pero cuestiones personales de salud me dejaron bastante preocupado. Por suerte resultó que no era nada grave, pero siempre que se prende una luz roja hay que prestarle atención. Me tomé las cosas más tranquilo y descansé todo lo que pude.

Ahora sí ya puedo gritar un poco más fuerte. Terminé el cuento y en estos días voy a concluir la maquetación definitiva de los archivos. Ya tengo la tapa y el diseño, así que para la segunda semana de junio, todo indica que A la deriva será puesto a la venta y enviado a los activistas que lo compraron en su momento.

La cuestión es que esta gran victoria, dificultada por algunas de las cuestiones laborales y personales ya comentadas, sigue sin poder ser festejada como me gustaría. Aunque los temas de salud ya se desvanecen, hay dando vuelta una serie de cuestiones que no me permiten organizarme.

¿Estoy algo disperso? Sí. No tener trabajo te exige mucha disciplina para no quedarte "haciendo nada" durante demasiado tiempo. Por otra parte, aunque a veces logre un buen resultado conteniéndome, últimamente muchos pequeños compromisos se me ponen en el camino, quitándome los pocos días disponibles para cosas importantes, como escribir, o ir a hacer algún trámite, o charlar con un editor. Cosas que me fastidian.

Se vienen cambios en mi vida. En los últimos dos meses ciertas cuestiones me hicieron reflexionar sobre cuestiones que tienen que cambiar, sí o sí. Como cuando uno no quiere despertarse y da vueltas en la cama, estos días estuvieron marcados por esa sensación de incomodidad, de necesidad de fuga, algo de hastío y aburrimiento. Una sensación de estar desperdiciándose, o algo así.

Creo que es lo que más ha dolido, lo que más ha molestado, lo que más me ha impedido descansar por las tardes o dormir por las noches. Ahora la larva ya salió de mi cabeza, las decisiones están tomadas, nuevas búsquedas aparecen en el camino. Pero por estos días salir del cascarón va a perpetuar, un poco más, la incomodidad. Hasta que no salga el libro, hasta que no se cumplan ciertas fechas de este mes, va a ser algo difícil. Pero ya llegará.

A punto de...

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...terminar varias cosas a la vez. Algo que se hizo habitual pero que de alguna manera siempre me costó, gracias a mi ansiedad.

Parezco destinado a escribir una entrada mensual en el blog, y no es algo que yo quiera. Pero es así, está sucediendo seguido. Espero poder cambiarlo.

¿La queja de esta vez? Bueno, no queja. La verdad es que inicié un nuevo trabajo, dos veces a la semana, y por encima de eso tuve que trabajar varios días más debido al llamado urgente de reemplazo en otro colegio. Por si fuera poco, hubo una confusión sobre algunos requerimientos y pensé que tendría que entregar ciertos papeles en una fecha que luego no era tal, así que estuve preocupado con otros temas hasta mitad de mes, cuando traté de volver a la realidad real. Y aquí estoy.

El resultado no me parece nada malo. Terminé, con algo de esfuerzo adicional, la beta final de Aerith, un juego de rol en el que estoy trabajando desde hace varios años, y que me ha dado (y me dará, seguramente) muchas satisfacciones. Ahora mismo la estoy dejando online en mi editorial digital, para que cualquiera pueda bajarlo, jugarlo y comentarlo.

Además estoy terminando el último cuento que integrará A la deriva, mi antología de ciencia ficción que, hay que decirlo, se demoró demasiado para mi gusto, pero que al mismo tiempo no quería sacar apresuradamente. La necesidad de mejorar algunos textos y de escribir otros nuevos me llevó a esto, pero estoy conforme con el resultado. Ya tengo lista la portada, obra de Mauro Mussi, así que solo falta terminar de escribir este cuento y maquetar algunas cosas más para ajustarlo a lo ya hecho. No sé si llegaré para antes de fin de mayo, pero seguramente estará en los primeros días de junio.

Todo esto, trabajando de a poco, porque las obligaciones ya mencionadas, las otras cotidianas, hacían que incómodamente tuviera que hacer un poco hoy, otro poco mañana, y encima ir cambiando de proyecto para que los dos avanzaran más o menos parejos, sin estancar a ninguno. Pero ahora llegaron los resultados.

Lo que sigue es volver un poco a los guiones, porque hay algunos proyectos que se están formando, tanto en solitario como con artistas amigos. Pero también continuar trabajando con las otras obras de Studio Ergo Sum que deben salir en estos meses. Lo bueno es que ya solamente queda una de las cuatro del lanzamiento inicial; luego seguirá una novela más, elegida por algunos activistas, que tendré que terminar, y finalmente podré trabajar con material nuevo que tengo escrito o en proceso, para crear nuevos libros.

Estoy emocionado por todo lo que sigue, y creo que es genial. Así que aunque a veces escuchen que me quejo, no es por inconformista o jodido, es porque soy ansioso nomás, y ya quiero llegar.

Todo en orden

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Es raro cómo somos animales de costumbres. O hijos del rigor, dicen algunos.

En estos días, desde que comencé a trabajar, al menos esporádicamente, de pronto muchas cosas se acomodaron en mi vida. Duermo mejor, produzco más. No estoy tan cansado ni desenfocado. Me exijo pero no de manera negativa, y estoy bastante conforme con todo lo que va saliendo.

La razón, creo, reside también en la cercanía de ciertos eventos que esperaba desde hace tiempo. Como una primera oferta laboral estable. Aunque con poca carga horaria y representando un gran desafío. Tal vez eso lo hace mejor: no tengo que comprometerme a mucho tiempo y mucho esfuerzo, sino que empiezo de a poco y puedo ir dosificando las cosas. No hay razón para apurarse.

Eso va también para los comics. Ya casi estamos en CBB6. Sí, ya sé que falta, pero por como pasa el tiempo, siento que es un animal que ya me respira en la nuca. Y las expectativas dentro de la revista son muchas. En mi caso, además, la idea de estar escribiendo o preparando varios proyectos largos me entusiasma mucho. Estoy teniendo reuniones creativas con dibujantes y editores que pueden darme la oportunidad de hacer algo interesante en los próximos meses.

Así que mientras escribo guiones y los reviso, también sigo con los proyectos editoriales en materia de rol y literatura. Aunque estos están un poco en el freezer, por ahora, ya que hay que poner algunas prioridades, me siento contento al saber que he pasado por un bloqueo importante, y salí adelante.

Ah, y también estoy leyendo y viendo más series. Eso siempre es bueno.

Altas y bajas, lo de siempre

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Estás en el mar y las olas van y vienen. Lo principal es que no te mareen. Si quieres llegar a buen puerto, ya sabes.

En este mes todo parecía ir en alza, y después llegó la baja. La semana anterior tuve algunos golpes, y cómo es la vida, que inmediatamente me dio motivos para seguir con más fuerza.

Lamentablemente la escritura, tanto de guiones como de prosa y de juegos de rol, se vio resentida. En otro momento me sentiría mal; de hecho, no es algo que me haya caído bien. Pero después uno ve que la salud es lo primero, que de todas maneras nadie te está insultando por demorarte un mes o dos más con un proyecto que se hace a pulmón, y que lo principal es dar lo mejor. Y entonces esas demoras adquieren otro significado.

Lo bueno: arrancó de nuevo la temporada laboral, y parece que con todo. A pesar de algunas falsas alarmas de escuelas mal organizadas que te dan reemplazos y luego te avisan que no, que era un error, que no tendrían que haberte llamado, parece que de a poco las puertas se siguen abriendo.

Lo malo: no, no tengo mucho para decir de lo malo. De hecho ahora me siento mucho mejor que antes de esa temporada mala, y he aprendido alguna que otra cosa sobre cómo enfrentar algunos temas. Simplemente voy a seguir aquí tecleando lo que se pueda, hasta que se pueda. Tal vez lo mejor sea no dar más promesas ni plazos de entrega, aunque piense que pueda cumplirlos, porque a veces simplemente no dependen de mi. Incluso sin trabajo, cada tanto lo que uno hace resulta impublicable. Y cuando el trabajo llega (algo que, créanme, puede ser en CUALQUIER momento) uno tiene que reestructurar sobre la marcha todas las prioridades, plazos y proyectos.

Que no son pocos. Un libro antológico, un juego de rol y ahora un comic extenso. Cuesta hacer malabares con tres cosas, sin redes ni entrenamiento.

Relanzando el año

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Puf, muchas etiquetas. Creo que esta es una entrada global, una encrucijada.

Arranqué el año con ciertas expectativas y objetivos. No cambiaron, pero las circunstancias de la vida demoraron o aceleraron ciertas cuestiones. Tuve que modificar situaciones troncales, y otras nuevas se sumaron. Dejé algunas actividades, conseguí trabajo por varios meses, surgió y maduró el proyecto de la editorial...

Así, me encuentro en vacaciones de invierno, planificando mi trabajo para la segunda mitad del año, pero también, muchas otras cuestiones personales.

Falta poco más de un mes, ¡un mes! para Crack Bang Boom 5, convención que ya de por sí es un evento de los mayores del año para mí. Y este año, con la madurez de la Revista Términus, no sólo viene un mayor compromiso, un mayor stand y una mayor expectativa, sino también el desafío de ser invitado del evento, junto a grandes personalidades nacionales e internacionales de las viñetas. Serán cuatro días COMPLETOS de vivir dentro de la convención, haciendo, pensando y respirando comics. Por suerte con un feriado para descansar, después. Muchos contactos y proyectos que pueden madurar en esas horas.

Pero no es sólo cuestión de estar allí. Es necesaria cierta preparación, y a eso quiero dedicarme ahora. La revista está yendo a imprenta y ahora viene la época de abono y siembra, para que cada número no sólo sea mejor, sino que se venda y se difunda mejor que el anterior.

A eso se le suma mi trabajo, y mi nuevo compromiso con las realidades de la editorial Studio Ergo Sum. Aunque quiera hacer algo diferente, he llegado a la conclusión de que no sería prudente apurar un libro para antes de la convención. Lo intentaré, pero no quiero que salga a medio cocinar. Todavía tengo que recibir el dinero del proyecto y cerrar algunas cuestiones menores con los activistas que lo apoyaron, como coordinar qué recompensa elegirá cada uno. Por si fuera poco, tengo que reconocer algunos problemillas de edición con los últimos cuentos de ciencia ficción. Estoy algo bloqueado, tal vez por ser un momento tan particular del año. Necesito reubicar muchas cuestiones emocionales y de horarios para adaptarme a esta nueva realidad.

Además, están pendientes un juego de rol, Aerith, y un libro sobre rol que tengo casi listo. Proyectos para mi MUY importantes, el último muy, muy demorado. Quiero jugar Aerith, para terminar de pulirlo, y no tengo tiempo de jugarlo, mucho menos de organizar una mesa.

Me siento con las manos llenas de cosas importantes, la mayoría urgentes. En algún momento, eso me hubiera estresado, me hubiera puesto muy ansioso y me hubiera hecho mal. Ahora ya no me estresa, pero creo que me deja frenado, no inmóvil pero sí algo confundido sobre qué camino tomar primero.

Por ahora, me quité mucho peso de encima en pequeñas cuestiones personales que estaban largamente demoradas, y que me permiten estar más organizado y conforme con mi día a día. Creo que eso es parte de la solución: cambiar de a poco algunas malas costumbres, retomar las buenas y crear otras formas de trabajo que sean más sanas para el espíritu. Y no impacientarse, que eso sube el colesterol.

Lo que vendrá en Studio Ergo Sum

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Durante el desarrollo de este proyecto de financiamiento colectivo, muchos activistas, que son roleros, me preguntaron sobre qué haría con el material que había escrito para diversos juegos, además del juego que estoy desarrollando. Les respondí en su momento, pero creo que vale la pena hacerlo de manera más ordenada.

Como sabrán algunos, Studio Ergo Sum nació, en su momento, como un espacio para publicar material sobre juegos de rol, principalmente ayudas de juego. Esta idea se materializó en el blog homónimo, que todavía existe, un sitio (que di de baja para concentrarme más en el asunto) y un espacio en DriveThruRPG, sitio de venta de material rolero.


En este sitio tuve una primera experiencia de venta online, con dinero que no puedo cobrar en efectivo, gracias a las restricciones que siempre existieron en Argentina al uso de Paypal (las cuales, dicho sea de paso, perjudican a muchos trabajadores freelance y artistas de todas las artes). Sin embargo, lo recaudado me sirvió para pagar dominios o alojamiento web de este y otros sitios importantes para mí, así como para algunas compras online en el extranjero. Así que fue una experiencia muy positiva.

A pesar de lo bueno del portal, sigue siendo un "lugar prestado" en el que soy inquilino y comparto espacio con editoriales enormes, con material de altísimo nivel. Y aunque le pongo muchas ganas y esfuerzo a lo que hago, no tengo ciertos conocimientos y experiencias, capacidades y programas: una sola persona no puede ser una editorial.

Una de las principales cuestiones que no terminaban de cerrarme era que el sitio estaba en inglés, al menos parcialmente, y que no permitía ciertas formas de pago. Muchos argentinos no tienen tarjetas de crédito o estas a veces no son internacionales, o desconfían de la compra online. Aunque por lo general los roleros ya están acostumbrados a estos temas, si quería pasarme a vender algo más general, como literatura, esto podía ser una cuestión a tener en cuenta.

Por esta y otras razones, la idea de crear una editorial digital con un sitio exclusivo, basado en Argentina, tenía más sentido. Como había comenzado con el rol y me quemaba el ansia por vender literatura de fantasía y ciencia ficción, decidí seguir por allí.

Sin embargo, una vez creada la editorial, mi idea es poner a la venta en el sitio de Studio Ergo Sum (el cual, recordemos, se va a pagar totalmente por un año gracias al dinero recaudado por el proyecto) los proyectos que ya están a la venta en DriveThruRPG.

También tengo que revisar la posibilidad de publicar, tal vez para descarga gratuita o con pago simbólico, material que he desarrollado para los varios concursos de diseño en los que participé, como el Rolero de Hierro y el CreaFUDGE. Hay juegos de los creados que están crudos pero me gustaría desarrollar en el futuro, así que es otra posibilidad firme, a tener en cuenta.

Mención aparte para dos libros. "Cómo crear un mundo de juego" está siendo revisado, reescrito y ampliado por su servidor. Está en una etapa avanzada y no me parece adecuado poner a la venta la edición anterior, habiendo una mejor que tal vez salga pronto. De manera que es un tema a decidir en estos meses: es un texto que gustó a muchos y no quiero decepcionar a nadie.

Por otra parte, Aerith, mi nuevo juego de rol, está en una etapa de desarrollo muy avanzada y, luego del playtesting, debería estar listo para 2015. Sin embargo, quiero explorar la posibilidad de una edición en papel, posiblemente con alguna editorial, de manera que tampoco puedo asegurar que el día de mañana esté en esta editorial online. Pero si la edición en papel no se concreta, o si esta lo permite, definitivamente saldrá en formato digital y posiblemente por Studio Ergo Sum.

Mientras tanto, siempre que tenga tiempo, ganas e ideas, tendré a la editorial como lugar de salida de cualquier material rolero que produzca.

Te invito a saber más sobre mi proyecto de financiamiento colectivo para crear una editorial digital yendo a este enlace. ¡Colabora y compártelo!

Acomodándome

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Bueno, finalmente pasó... ¡Mitad de abril! Yo ya siento como si hubiera perdido un año... aunque en realidad, no lo veo como algo malo. Sí, es verdad, estas semanas pasaron muy rápido, pero en parte por cosasmalas (que ya pasaron) y en parte por haber tomado decisiones y haber ejecutado algunas tareas de último momento que es mejor haber realizado.

Lo primero para celebrar: hace unos días terminé de redactar la versión beta de mi nuevo juego de rol, Aerith. Tuve que volver sobre mis pasos a último momento, pero lo logré. Ahora, sólo queda ver la opinión de algunos amigos, que también van a probarlo.

En el campo de los comics, van avanzando dos pequeños proyectos para la Crack Bang Boom, uno de ellos relacionado con la revista Términus. Mucho no puedo decir, salvo que en los dos vuelan espadas. Estoy muy ansioso por ver cómo van a quedar.

Quedan otras cosas por decidir, por pensar, por esperar a ver si se pueden lograr. Han sido días muy mezclados en lo anímico, por muchas razones. Espero pronto poder comentar más cosas positivas. Pero por ahora, como siempre, la cuestión es que no todo viene rápido: con otro número de la Términus ya en las comiquerías, y varias cosas que se definieron para bien, sigo sin poder quejarme.

Le dedico esta entrada a Lisandro Estherren, con quien nuevamente pude colaborar, en el último número de la revista. Espero pronto poder ayudar a crear más obras como esta.


La escritura o la escritura

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Fueron días complicados. Marzo se pasó en un suspiro, a diferencia de enero y febrero. Creo que es por la ansiedad de conseguir algo más que hacer, sobre todo algo de trabajo docente. Tal parece que este año, la economía desacelera toda la vida en Argentina, y muchas costumbres y regresos se ven frenados. Espero que no sea la calma antes de la tormenta.

Pero en fin, con algunos problemas, momentos malos y de mucho cansancio, logré bastante. Ante todo, logré cumplir varios objetivos con Aerith, el juego de rol que estoy desarrollando desde hace tiempo. Terminé la ambientación, que está siendo leída por un amigo, y ahora ataco el reglamento.

De comics, poco y nada. Es decir, no escribí ningún guión, pero sí hubo trabajo tras bambalinas, buscando formas de presentar y editar proyectos ya terminados, o casi. En unos meses tal vez haya alguna novedad.

Mientras tanto, me enfoco en un nuevo proyecto. Hoy comencé a releer y revisar una novela corta que había terminado (y revisado, pero bueno, ha habido cambios) hace unos años. Me enfoco firme en buscar una forma de editarla.

Si no hay trabajo, hay que crearlo. Si algo me ha enseñado la experiencia de estos meses, es eso. Si no consigo rápidamente trabajo docente, al menos puedo hacer lo que me gusta, y ganar, en lo posible, algunos pesos en el camino, para poder seguir encarando esta maravillosa profesión.

Calmadamente en llamas

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Estos meses han sido de calmada excitación, como la de un río caudaloso por debajo de la superficie. Estuve mucho tiempo escribiendo y revisando guiones: primero uno que podría haber sido para Términus, pero que no termina de cuajar (sigo demorando la nueva escaleta). Después, la escritura final y la revisión de un guión mucho más complejo y largo, para un proyecto personal. Este por suerte quedó muy bien, y estoy muy orgulloso, pero tardará un tiempo en ver la luz.

Después me dediqué más que nada a los juegos de rol, como puede verse aquí y aquí. Disfruté mucho del proceso, sobre todo porque me obligué a trabajar de forma más metódica: tenía que llenar huecos, revisar estilos, agregar elementos que de pronto descubría necesarios. Nada de escribir lo que se me venía a la mente.

Creo que el primer quiebre, la primera crisis, vino cuando terminé el guión más complejo. De pronto no tenía nada más que hacer, o al menos, nada que me gustara tanto. Con el paso de los días, después de algunos momentos de descanso, comencé a ordenarme, viendo que tenía mucho para hacer, pero debía priorizar. Hace tiempo decidí que no escribiría nada que no piense publicar en el corto o mediano plazo. Así, prioricé algunos guiones, dejé de lado novelas y cuentos, y profundicé la labor en el campo de los juegos de rol. Estoy conforme con este cambio, me hace sentir más orientado, más enfocado.

Sin embargo, pasan cosas que no creo poder definir, poner en palabras. Pasó febrero, pasaron los meses de descanso. Terminé lo más urgente y lo demás tiene fecha para dentro de unos meses. Sigo con la intriga de poder conseguir trabajo más o menos estable para este año, y eso es algo que me persigue. Pero creo que lo peor es el hecho de tener que organizarme mejor, el descubrir en estas escasas semanas que, incluso con la mejor administración del tiempo (incluso teniendo en cuenta que he cedido a la tentación de cierto popular videojuego), me he perdido de cosas importantes. He recuperado la lectura, y he ganado orden en mi espacio creativo, me he deshecho de obligaciones que ya no debían serlo. Pero sigo empantanado en otras cosas, y soy una persona que adquiere hábitos difícilmente.

Así que sigo adelante, pero a veces pareciera que lo hago a ciegas, tanteando, con demasiados estímulos dando vuelta, demasiadas cosas para recordar, demasiados compromisos. Tengo que seguir aprendiendo a dejar cosas a un costado.

Mi ansiedad sigue allí, latente: ya quieroque sea mitad de año, ya quiero ver ciertos proyectos concretados... pero tengo que enfocarme para seguir cumpliendo con los pequeños objetivos, que van a permitir que todo salga como se debe.

Por suerte, en lo personal, en lo familiar, y en lo afectivo, todo está bien. Y eso es algo que realmente agradezco y aprecio mucho. No queda otra más que respirar hondo y tener la vista clara.

Recortando y ordenando

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La imagen no tiene nada que ver.
Sólo me pareció ingeniosa.
Puf, arrancó el año con todo...

Mientras trato de reorganizarme, ya que terminé un pequeño proyecto (con suerte, ya se enterarán) y eso siempre me deja algo desorientado y vago, me entretengo organizando. Organizo mi pieza, mi disco rígido, mis cosas para grabar, mis carpetas, mis papeles, mis estanterías...

Otra cosa que organicé fueron mis proyectos, porque ahora más que nunca veo que no puedo hacer todo junto, necesito concentrarme en sólo dos o tres cosas este año, para que puedan ver la luz, y a eso quiero enfocarme.

Así se me fueron varios días, de a ratos, y no me quejo. Pero ya viene siendo hora de arrancar fuerte con lo que sigue y a eso voy.

Como habrán visto estoy algo ocupado con mi juego de rol, Aerith. Se han acumulado varias cuestiones para corregir o ampliar, tanto en el reglamento como en la ambientación, por lo que estoy empeñándome con eso. Mi idea es reactivar mi sello editorial de rol con este juego, lanzándolo este año de alguna manera, y para eso necesito que está mucho más maduro. Por suerte, he podido seguir jugándolo y adquiriendo experiencia.

Tengo ganas de volver a la escritura con alguna novela, pero por ahora no quiero comprometerme, ya que tengo varios guiones comprometidos y otros que quiero encarar por gusto. Todos enfocados, más que nada, a la Revista Términus, aunque obviamente no todos verán la luz este año, siempre me gusta tener un buen surtido para la ocasión.

Mientras tanto, sigo ordenando... hay mucho para tirar en mi habitación, o para darle un mejor uso.

Enero es un mes para cerrar cosas que quedaron del año pasado. Así que eso también es algo que debo encarar en estos días. Algunas cosas se irán, creo yo, al menos por un tiempo. He decidido, por ejemplo, no publicar nada más de Cuna de Héroes, mi blog de superhéroes, al menos durante este año. Si todo sale bien, el año que viene encararé algo más serio y de mediano/largo plazo.

Este año es cuestión de prioridades, y eso implica cortes. Pero no necesariamente permanentes.

Cerrando las puertas

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El año se va como granos de arena. Aunque algunos días se mantienen en la mano, inevitablemente se caen; otros desaparecen rápido, muy rápido. ¡Ya se fue una semana!

En ese interín, temo haber perdido algunas oportunidades; el reajuste después de mi reemplazo, que terminó algo abruptamente, me dejó fuera de balance, y para cuando me doy cuenta, es diciembre. Y sin embargo, también se abren puertas, nuevas oportunidades.

Pude volver a dirigir mi juego, Aerith, lo cual representa para mi un pequeño logro y un gran avance. Para dentro de unos días tengo una mesa más grande, con tres jugadores, lo que me permitirá probarlo más intensivamente. Ya tengo listo un nuevo borrador, que quiero revisar para finalmente descartar el anterior, que está lleno de cosas anotadas en birome y con faltantes. En el verano quiero terminar los detalles de la ambientación. Y después, seguir probándolo y pasar a su edición. COMO SEA.

Ahora me estoy concentrando en los guiones, que se necesitan a raudales. Manejo varios proyectos y sigo involucrado con Términus. No pude contribuir en el número 4 por varias cuestiones, pero son experiencias de esas que uno tiene que tener cada tanto, para aprender de ellas. En resumen, no murió nadie, así que tampoco es para tanto; por lo pronto tengo mucho para escribir y aprender, y eso me encanta. 2014, con suerte, encontrará mi nombre y firma en varios lugares.

¿Qué más puedo decir? Me colgué un poco con este blog, y lo siento. Espero ahora poder darle algo más de contenido, particularmente volviendo a las reseñas de películas y comics, que tanto aprecio. Estoy comprando y leyendo más comics, muchos, muchos más comics, y tengo ya varios que merecen la pena ser recomendados.

En fin, cosas para hacer, cosas para mejorar, cosas para ampliar el día de mañana. Hay que pensar cada vez en más grande.

Rosario Juega Rol 2013

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Es difícil hablar con imparcialidad sobre un evento que uno ayudó a construir, así que no voy a hacerlo.

La mesa de entrada del domingo, con los premios de
los sorteos. Sí, dos combos de Burning Wheel más
tres cervezas artesanales. Pero se sorteaban aparte.















Cuando en 2012 no se hizo Rosario Juega Rol (recordemos que empezó en 2010 y
que tuvo su segunda edición en 2011), fue muy llamativo cómo había muchas personas que nos preguntaban el por qué. Muchos querían colaborar, ayudar, participar de alguna manera, o simplemente asistir. Sin embargo, en esa época muchos de los organizadores que habían hecho el primer RJR no estábamos en condiciones de encarar otro evento de estas características.

Nos había salido muy bien, y no queríamos bajar el nivel. Había preocupaciones familares, laborales, y de otros tipos. Optamos por lo seguro, que era no hacerlo, y creo que no nos arrepentimos.

De la misma manera no nos arrepentimos hoy de habernos embarcado en una aventura tanto o más grande que la de este año. Que también nos salió muy bien, pero de otra manera.


Los cambios
Charlamos mucho sobre cómo sería el formato de este año, porque no íbamos a repetir lo mismo, y llegamos finalmente a una forma de trabajo nueva y que consideramos muy innovadora. La misma consistía en armar un nuevo tipo de mesas de juego, un formato "demo", de mesas rápidas (no más de una hora, tratando de que fueran de 45 minutos), para jugarse exclusivamente el sábado.

La idea era que ese día hubiera un surtido de mesas de este tipo, que permitieran a los asistentes jugar rol y también participar de las charlas. Una de las críticas del 2011 había sido, justamente, que muchas charlas consideradas muy importantes no habían tenido tantos asistentes porque estos se habían volcado a las mesas. Con este formato queríamos darle la opción a todos de hacer ambas cosas: jugar uno o más juegos, estar en una o más charlas, etc.

También cambiamos un poco la cuestión de los stands. Siendo sinceros, en Argentina el mercado del rol es casi inexistente. Con la caída de Joc Internacional, el creciente precio del dólar, las dificultades para importar y otros factores, ya no existen comiquerías que traigan juegos nuevos, particularmente si tienen accesorios o si son de tablero.

En los stands tuvimos cosas para frikis de todo tipo,
además de hidromiel, remeras, llaveros y bijouterie,
juegos de cartas, comics...
Es por eso que aunque buscamos la participación de las excepciones que confirman la regla, decidimos expandir el espectro y logramos así la asistencia de numerosos auspiciantes que agregaron una gran cuota de color y talento.

Fue así que el sábado 5 y el domingo 6 nos largamos a coordinar la que ahora es la mayor convención de rol de Argentina. Suena grandilocuente y no era nuestra idea serlo, pero tengo que decirlo. No hay otra convención de este tipo, que yo sepa, así es no había que hacer mérito. Por las dudas, lo hicimos igual.


El sábado
Llegué un poco más tarde de lo deseado, pero igualmente había mucho por hacer. Los organizadores nos pusimos a full a hacer todas las cosas que más tiempo y trabajo requieren: mover mesas y sillas, cortar carteles, pegar carteles, organizar los stands, separar cables y solucionar cuestiones eléctricas (cargadores, el proyector, etc.) y mil cositas más.

Para cuando empezó a llegar el público, un poquito antes de la hora señalada, ya teníamos todo cocinado. Hicimos unos últimos retoques y ajustes y fuimos arrancando, mientras los stands se poblaban de todo tipo de mercadería.

Ese día yo era unos de los encargados de dirigir mesas demo, con un juego de propia invención: Aerith, el cual estoy reseñando en mi blog editorial. Había interés de varios invitados de Buenos Aires, así como de otros roleros rosarinos, de manera que rápidamente llené mi primera mesa de cinco jugadores.

Resumiré en pocas palabras lo sucedido, en parte porque ya no lo recuerdo (y no lo recordaba al día siguiente, por la vorágine que resultó de aquello). Dirigí, si no me equivoco, un total de cuatro mesas demo. La primera se pasó de la hora, pero fui aprendiendo a resumir ciertas cuestiones, con lo cual la segunda ya estaba en el tiempo estipulado y las siguientes creo que fueron más rápidas.

La idea era la siguiente: un grupo de cinco tripulantes y pasajeros de un barco naufragaban en las costas de una isla desierta. Debían organizarse para sobrevivir una noche hasta que, al día siguiente, algún barco los rescatara. Cada personaje era bien diferente: la hija del capitán, el cocinero (que siempre la protegía), el comerciante encargado de la carga, un marinero y una pasajera (que era una usuaria de Aerith, por lo que podía hacer magia).

Las mesas variaron mucho en su composición y cantidad de jugadores, pasando de cinco roleros bien curtidos a tres niños con poca o nula experiencia. En este caso simplifiqué algo las reglas para hacerlo más sencillo, achicando también la trama por la cantidad menor de personajes y para darles algo más de acción.

Fue muy divertido ver cómo cada grupo tenía ideas totalmente diferentes sobre qué debían hacer y cómo solucionar su problema. Más allá de que algunos detalles del comienzo de la historia cambiaban, la combinación de personajes y su diferente uso hizo que no hubiera dos partidas similares.

Por otra parte tengo que decir que fue algo agotador el ritmo, porque no terminaba una mesa que ya tenía más jugadores. Había muchos asistentes y no quería dejar a ninguno esperando, así que no me tomé descanso.

La experiencia fue muy satisfactoria, porque descubrí algunas ventajas y virtudes del sistema, algunos pequeños defectos y cosas para mejorar, gracias a los comentarios de los jugadores y de ciertos visitantes de Buenos Aires que estaban interesados en hablar conmigo sobre Aerith, algo que hicimos en unos ratos libres que surgieron luego de las mesas.

El stand de 2de6, tienda rolera y de juegos de mesa que se
trajo una camioneta llena... y la devolvimos casi vacía.
Apenas pude dejar de dirigir me recuperé con alo de beber y me puse a ayudar en cosas menores de la organización y a ver cómo andaba todo. Cuando pude hablar con mis compañeros de organización vi que el resultado a nivel general había sido muy bueno, con gran cantidad de público, excelentes ventas de los stands, mucha participación en mesas y en charlas. Se notaba una muy buena onda, que se mantuvo el día siguiente.

Llegado el momento ayudé con la organización del sorteo, que tenía grandes cantidades de premios muy interesantes, desde juegos completos y suplementos hasta comics y productos artesanales. Fue muy entretenida la ceremonia, aunque como siempre uno lamenta que no todos puedan ganar algo.

Lo siguiente en la agenda era el tradicional chorirol de ese día. Sin embargo esta vuelta no pude asistir, por otros compromisos. Así que pasemos directamente al día siguiente.


El domingo
Con una dinámica totalmente diferente a la del sábado, nos encontramos con un día muy bueno para el evento.

Llegué temprano, comí/tomé algo con el resto de los organizadores y algunos asistentes de fuera de Rosario que se vinieron directamente de sus hostels y vimos algunos detalles de la organización. A diferencia del otro año, no hicimos grandes cambios porque ya conocíamos el espacio y cómo aprovecharlo al máximo.

Mi principal tarea ese día era dirigir una partida completa, de las tradicionales, de Aerith. En este caso pude descansar un poco más, sobre todo teniendo en cuenta que algunas mesas tardaron más en llenarse. Es normal los domingos: muchos van a comer de sus familias, o se recuperan de las salidas de la noche, etc. En suma, creo que recién a las 15 horas se empezó a llenar el lugar, mientras que el sábado, poco antes de las 14 (que era el horario oficial de inicio) ya teníamos asistentes.

Finalmente pude reunir a cuatro jugadores, quienes se mostraron muy entusiasmados por el sistema. Eran roleros poco habituales o nuevos, por lo que también estaban muy interesados por el simple hecho de jugar, así que todo fue muy sencillo. Sobre todo teniendo en cuenta que el Solar System requiere de feedback constante de los jugadores.

La premisa de la partida era continuar la historia de anterior: el grupo de PJs era rescatado por un barco y llevado a tierra sano y salvo. Sin embargo, no tenían barco, ni ropa, ni dinero, ni trabajo ni contactos. Para colmo, eran llevados a una isla en la que se estaba celebrando un festival ancestral, que duraba tres días. Durante ese tiempo no podían hacerse a la mar, y debían sobrevivir de algunas manera.

Como puede verse era una premisa muy social, una para la cual los personajes estaban desparejamente preparados. Los jugadores eligieron sus personajes, dejando de lado a la pasajera usuaria del Aerith.

Lo que siguió fue una divertida sesión, llena de color, en la que las engreída hija del capitán buscó trabajar lo menos posible mientras el resto desempolvaba todas sus habilidades con el fin de conseguir comida y albergue, generalmente por trueque. Luego de esto tuvieron que buscar un barco que los tomara como tripulación, convenciendo a su capitán de sus cualidades y finalmente zarpando hacia un nuevo destino.

Mi mesa es la que tiene una chaqueta camuflada en la silla.
Fue muy gracioso ver al jugador más metalero del grupo
interpretando a la engreída hija del capitán.
Con bastante humor e ingenio, se formó un grupo de jugadores y personajes muy interesante. No me molestaría para nada volver a jugar con ellos.

Hacia el final de la partida uno de los jugadores pidió detenerla para asistir a una charla, algo a lo que accedí. En el descanso, que habrá tomado una media hora, aproveché para sacar muchas de las fotos de esta entrada, hacer sociales y ayudar en detalles de la organización.

Ya caía la tarde y quedaba poco por hacer. Estaba planeada una charla en la que presentaría mi juego y comentaría su proceso de creación.

Sin embargo, luego de unos momentos de duda, decidimos cancelarla, ya que las partidas se habían demorado y muchos visitantes de otras provincias nos habían pedido su podíamos adelantar el sorteo ya que tenían pasajes de regreso y no querían perdérselo.

Los premios del domingo, listos para
encontrar nuevos dueños.
Fue así que coordinamos ese tema y empezamos a repartir alegría en forma de bebidas alcohólicas artesanales, libros, llaveros, posters y juegos de tablero, entre otras cosas. De nuevo lamenté que muchos amigos no ganaran nada, pero ¿qué se le va a hacer?

Luego vinieron las actividades de cierre: en apenas media hora levantamos decenas de sillas, movimos mesas y tablones, tiramos cosas, etc. etc. Fue algo de tiempo record, y hay que agradecer a varios asistentes que nos dieron una mano en todo el trámite. sin que se lo pidiéramos.

Y así terminó todo. Nos sacamos las fotos de rigor con algunos asistentes e invitafos, con el grupo de organizadores, y todo lo demás. Cada uno se fue para su lado, y hubo agradecimientos volando para todas partes.

Nos quedamos muy conformes al ver que todos estaban más que contentos, y no era para menos. Después de tanto trabajo, de tantos planes y esfuerzo, habíamos concretado una convención de la que podíamos estar orgullosos.

Los dejo con algunas fotografías más de aquél día.






Mucho más de lo mismo

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Se me ocurre que ya resulta aburrido que aparezca semanas después de la última entrada a decir que estuve muy ocupado. Así que lo haré breve.

Sí, estuve como loco escribiendo guiones para Términus, que ya tiene su segundo número (y se viene el tercero, antes de lo que piensan!) No es que tenga que escribirlos ya, pero quiero tener varios listos para cualquier caso.

Sí, estuve escribiendo también para mi nuevo juego de rol, Aerith. Menos de lo que me hubiera gustado, pero es algo.

Sí, estuve terminando de reparar el mueble (gracias a Dios, ya falta poco, sólo algunas manos de pintura). Sí, también estuve haciendo muchas, muchas otras pequeñas cosas, como trámites en el ministerio, algunos reemplazos, cambiar de operador de telefonía celular, vistar a parientes y amigos, etc. etc.

No, no estoy tan mal. Pero me pareció genial.
¿Tengo menos para contar aquí? No sé. Tengo menos tiempo para leer y ver series y películas, lo que se refleja también en menos cosas para contar... y menos tiempo para hacerlo.

Pero también, creo, se trata de un cambio no anticipado en mi vida. Se trata de cuestiones que se aceleraron y me aceleraron la vida. Tal vez sea esa la razón por la cual cada vez que pestañeo ha pasado una semana.

Creo que estoy en otro punto, como dije, uno no anticipado. El año pasado fue un momento de muchos cambios grandes, bruscos, de esos que uno ve venir y puede amortiguar. Terminar el profesorado, renunciar, lanzar una revista al mercado, iniciar blogs o proyectos menores. Pero luego de eso viene la maduración, el crecimiento. Y esto es raro porque uno crece de maneras inesperadas.

Tal vez sea eso: el acomodarme a nuevas cosas, el dejar atrás ciertas estructuras, el buscar cosas nuevas para tapar los huecos. Y esas cosas nuevas no siempre sirven, no encajar, o se rompen. Y las cosas de antes también pueden ser incompatibles. Así que es cosa de prueba y error.

Me siento suavemente desorientado. Y cuando digo suavemente, me refiero a que me siento como en un sofá muy mullido, relativamente cómodo. Me gusta explorar las sorpresas de la vida, y todo indica que vamos a ir para mejor.

Sueño crónico

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Cada tanto tengo una racha de insomnio, pero creo que nunca me ha tocado en días tan agitados.

En realidad no es técnicamente insomnio: he dormido y muy bien, exceptuando algún que otro día de cuatro o cinco horas, sin siesta. El problema es que incluso después de una buena sesión de ronquidos, al rato de despertar estoy con los ojos cansados y sin ganas de hacer nada. Pero claro, cosas hay para hacer, a manos llenas.

En estos días, mientras me llovían ocupaciones familiares, el mueble en restauración, algunas reformas en la casa y una largamente demorada reorganización de mi cuarto, he logrado bastante. Eso sí, siempre entre bostezos y salidas a los tiros para atrapar el colectivo antes de que pase por la parada.

Todavía no entiendo cómo la última entrada del blog dice 15/3. Los días pasan como agua por las manos: realmente no atino a comprender cómo se fue marzo. No porque sienta que no hice nada; de hecho ha sido un mes productivo (aunque me hubiera gustado que lo fuera más). La cuestión viene porque cada tanto despego la vista del monitor, miro el calendario y no puedo creer que una semana haya pasado así de rápido.

Como digo, no me quejo. Lo que sucede, creo yo, es que fueron días de mucho renegar, a veces, y también de hacer cosas que no reportan logros rápidos. Cerré algunas cuestiones menores, de escaso alcance, que me lastraban mentalmente. También fueron días creativos: escribí un par de guiones de comics para Términus, además de cultivar ideas para otros que todavía no comencé. Estuve muy comprometido con el diseño de mi nuevo juego de rol, Aerith: hasta ahora sumo casi 9 horas de trabajo durante marzo, según mi sistema de registro. Tracé planes para varias otras cuestiones.

De a poco se va creando una nueva época de cosecha. Hoy me informaron que el segundo número de Términus salió de la imprenta. Eso me da la energía suficiente como para seguir adelante, no porque ya no tuviera ganas, sino porque es otra muestra de que la perseverancia y el trabajo serio nos llevan a buen puerto, aunque no sea en las fechas programadas.

Soy conciente de que escribo esta entrada como si hoy fuera el último día del mes, o algo así. No lo es, pero casi lo siento de esa manera. Temo, esa es la palabra, temo que en estos pocos días antes del 1º de abril, los astros conspiren para mantenerme lejos de la computadora, con los ojos picantes y los párpados cansados. Justo lo que no quiero. Mi mayor deseo sería tener tiempo, mucho tiempo para recuperar lo perdido (aunque sea poco), hacer uno o dos guiones más, y agregar al menos tres o cuatro páginas a mi juego de rol. Y ya que estamos, una o dos reseñas breves de películas y series para este blog.

Ya veremos. Lo bueno es que siempre hay algo que hacer, ya sea carpintería, escritura, diseño o lectura.

Cambio de paradigmas

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Comentaba hace unas semanas, en el blog de Studio Ergo Sum, que estoy trabajando en un nuevo juego de rol. El mismo utilizará el sistema de La Sombra del Ayer, que fuera traducido al castellano unos años atrás por algunos foristas de Salgan al Sol.

El sistema me ha encantado, y por eso he decidido elegirlo, ahorrándome el tener que inventar la rueda nuevamente. Es todo lo que quiero y necesito, y siento que por lo menos esta vez puedo dejar de lado el enorme trabajo de pensar de cero un sistema. De todas maneras, tengo en mente que no todo está escrito en piedra y que hay cuestiones que pueden ser cambiadas y adaptadas para encajar mejor en la ambientación.

Sin embargo, en estos días me he dado cuenta de que la forma en que estaba pensando la ambientación no correspondía con la agenda que este sistema propone. Estaba yendo por algo más simulacionista, por una creación demasiado detallada de un mundo que me apasiona, pero que también debe tener sus puntos oscuros. Una ambientación que creció mucho, que geográfica y políticamente es compleja. Luego de algunas tardes de sentarme a pensar, me he dado cuenta de que tengo que cambiar mi forma de pensa. Es la primera vez que diseño un juego de rol con ciertos conocimientos teóricos; de hecho es la primera vez en muchos años que encaro seriamente el diseño de otro juego de rol. Muchos de los primeros fueron palos de ciego: intentos sin objetivos claros, con poco conocimiento de teoría, de otros juegos similares, etc. etc.

Esta ocasión es diferente, y por eso tengo que encarar todo de otra manera. Dejar que el texto respire, que exhale ideas sin escribirlas. Dejar que los jugadores terminen de crearlo, mientras disfrutan lo que crean. ¿Para qué pensar en el más pequeño detalle de una leyenda o de la historia de un personaje famoso? ¿Para qué detallar cada mojón de la frontera o cada mínima consecuencia de un hecho histórico? Ciertamente, tengo ganas de escribir, y muchas ideas. Puedo poner todo eso de trasfondo, de manera más o menos abreviada, resumiendo lo accesorio y profundizando en lo realmente importante.

Así que en eso estoy, podando un poco no el concepto, sino la forma de reflejarlo. Me he enamorado de estos hermosos juegos que en un pequeño libro tienen enormes mundos de aventuras. Y, por otra parte, nunca fui jugador de suplementos.

Ya repuesto

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Tuve una semana bastante complicada. Rara, o al menos llena de pequeñas distracciones y salidas hacia todas partes. Con decirles que anoche, mientras esperaba que me abrieran la puerta de un edificio, me quedé pensando en qué había hecho el miércoles... y no pude recordarlo sino hasta una hora después.

En fin... Lo que ha pasado, en parte, es que he tenido muchas, muchas cosas pequeñas para hacer. De esas que alargan mis listas de cosas para hacer y que rápidamente quedan tachadas... o deberían. He respondido mails con una semana de atraso, y espero no deber ninguno más.

Lo que me gusta saber es que el segundo número de Términus pronto estará, realmente, en la imprenta, después de algunos inconvenientes bastante molestos. He escrito hoy la editorial, y ha sido refrescante. Incluso con el calor de la mañana aposentado en mi habitación.

Todavía peleo con un guión a medio terminar, ¡y debo empezar otro!

Ayer volví a jugar rol. En realidad planeaba dirigir una aventura one-shot del juego de rol que estoy diseñando para Studio Ergo Sum, pero a pesar de la gran concurrencia, como ya casi todos tenían mesa, me quedé sin jugadores. Me sumé a una mesa de FATE. Una feliz coincidencia gracias a que tenía mis dados FUDGE y al menos los estrené. Me divertí mucho con el juego, a pesar de que no empecé con muchas ganas y tenía algo reducido el horario.

Como dije, hubo varios días de la semana en los que tuve problemas para concentrarme. No tenía ideas, escribía casi auto-obligado, apenas llegando al mínimo de 2 horas de escritura por día. Pero eso llevó a replantearme un poco mi sistema. A veces leer, dibujar mapas, etc., también es trabajar, así que ahora cuento algunas cosas que hago fuera de la computadora.

Además, supe disculparme a mí mismo por el bajón creativo. Son cosas que pasan, y aprendo a no frustrarme. Creo que todo tuvo que ver con un simple hecho. Tuve varios días de muchas ideas, el domingo y lunes pasado fue un pico importante, con muchas páginas terminadas. Pero después no hubo ideas nuevas y necesité tiempo para llenar nuevamente el buffer. Creo que ahora viene otra nueva correntada de ganas de escribir.

A eso voy. Nos vemos. No sé cuándo podré escribir de nuevo aquí, pero espero normalizar todo en al menos una entrada por semana.

Abandonados

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Sí, parece nombre de tira de Adrián Suar... pero no, es la novela de este blog desde hace un tiempo.

Poco más de dos semanas... sí, es bastante tiempo. Lo bueno es que he podido adelantar bastante en mi lista de lectura; aunque todavía no terminé el libro de Jared Diamond (Collapse, ya falta poco), voy avanzando fuerte con los comics.

¿Qué más estuve haciendo? Pues escribiendo, largo y tendido.

En primer lugar, ocupándome de dos libros de mi editorial, Studio Ergo Sum: Roles en juego y Manual de supervivencia del DJ. Terminados ambos, tengo todavía dos proyectos en la lista, en los cuales ahora comenzaré a trabajar con más dedicación.

Por si fuera poco, tengo varios guiones y cuentos dando vueltas, además de haber comenzado mi quinta novela. No sé qué será de esta, porque por ahora quiero concentrarme en lo que se publica más fácilmente. Una de las decisiones de los últimos días ha sido esta: poner firmes prioridades para no terminar haciendo mil cosas a la vez.

En este sentido, si bien los comics y los juegos de rol no dan dinero (aunque por los segundos puedo cobrar algo), sí me dan la satisfacción de la publicación y de la interacción con los lectores. Las novelas cuestan mucho tiempo de escritura y reescritura, y por como está todo ahora, prefiero no poner tiempo en algo que ni siquiera me da la satisfacción previamente mencionada.

El tiempo se ha convertido en un poderoso aliado, pero también uno que hay que saber administrar. Hasta ahora, venía anotando las actividades que debía realizar el día en curso, y las tachaba cuando las terminaba. Sin embargo, a veces me tomaba todo un día hacer algo, y después no tenía tiempo para lo siguiente. O hacía muchas cosas cada día y no avanzaba realmente en ninguna. Además, a veces olvidaba cambiar el papel del anotador y tenía anotadas las mismas actividades por dos o tres días seguidos, y ni yo me entendía.

Así que este año, además de reciclar una vieja agenda (en la que pongo REALMENTE lo que haré ese día), y como herencia de un trabajo que estuve haciendo hasta hace unos días, tomé la costumbre de anotar diariamente cuanto tiempo me lleva hacer algo. Por ejemplo, comencé a escribir esto a las 21:53 y ahora son las 22:12. Hago lo mismo con TODO lo que sea escritura: cuentos, guiones, juegos de rol, blogs, sitios, etc.

El objetivo principal es lograr 3 horas diarias de escritura (2 como mínimo, en días especiales). Sin mentiras ni disfraces. ¿Para qué? Para poder cuantificar realmente mi trabajo, para poder valorarlo mejor. También para exigirme más, y tener una disciplina. Una de las cuestiones que terminé de entender en diciembre es que me siento desorientado porque, sin los horarios del trabajo y sin las obligaciones del profesorado, a veces no sé cómo disponer de mi tiempo. Como tengo muchos proyectos dando vuelta, muchas lecturas, etc., termino dispersando ese tiempo en demasiadas cosas, algunas prometedoras pero no a corto plazo, otras que son simplemente pasatiempos.

De esta manera, si bien no me impongo cuotas sobre cuánto tiempo usar para cuentos o novelas, por ejemplo, sí sé que si trabajo un promedio de entre 2 y 3 horas por semana (sí, no me tomo descanso los findes, aunque son días en los que trabajo menos) habré avanzado entre 14 y 21 horas los proyectos en los que estoy trabajando, los que he señalado explícitamente como prioritarios.

Por supuesto, anoto cada cosa por separado, para también saber cuánto me ha llevado cada proyecto individualmente, o cuanto tiempo le he dedicado por mes a una actividad.

¿En qué vengo trabajando? Pues como dije, en algunos guiones y cuentos, además de los ya mencionados proyectos de rol. Espero pronto poder contar más novedades aquí.

Nos vemos.