Este año prometía, por fin, ser un año de cambios positivos, después de muchos años de cambios no positivos (je je), demasiado pequeños o intrascendentales. Hasta ahora las cosas materiales no cierrran, pero después de varias revelaciones, la gran verdad se mantiene ahí. Lo importante es invisible a los ojos.
Finalmente Kabolta no ganó nada en el concurso CreaFUDGE, o sí ganó, pues será publicado. Es curiosa la sensación de desapego que me cansó participar, porque es la primera vez que tengo que ceñirme a un sistema de juego externo, no creado por mí in situ y ad hoc (no por nada soy licenciado :D). Sí, FUDGE será flexible pero es una serie de reglas que había que seguir, y para colmo no tuve tiempo de amoldarlo más a lo que buscaba. Las ideas también faltaron, creo.
Todo esto, y el saber que no tenía que seguir desarrollándolo me dio una sensación de desprendimiento. Como si fuera un hijo no reconocido y la madre fuera a hacerse cargo. ¿Suena muy feo, no? Sí, es raro. Es un lindo hijo, pero no es totalmente mío. Creo.
Pero los telones también suben. Hace unos días descubría con gran sorpresa y alegría que TauZero.org abría una nueva edición de su concurso literario para novela corta de ciencia ficción. No conozco el sitio ni nada de eso, pero es una excelente oportunidad para seguir escribiendo. Los cuentos me estaban cansando, porque inevitablemente terminan "en el cajón". Me ha entusiasmado esto de escribir algo para cierta fecha, como si fuera un trabajo, y luego entregarlo y saber que alguien lo está leyendo (!!!). Llegó en el momento justo, cuando me quemaban las ganas de empezar otra novela y tenía un cuento que no calzaba para cuento y pedía a gritos ser mejorado.
Así que puse manos a la obra. ¿Y qué surge después? Un concurso de comics de Planeta Agostini... Sí claro, como para pasar de los 20.000 euros y la publicación... Aunque no ganemos, tanto Fernando como yo coincidimos en que no podemos dejarlo pasar, así que ahora que estamos terminando la muestra editorial para nuestro comic de vampiros, ya encaramos algo más.
No, no es por el dinero. Es por la emoción de crear cosas. Nada más que eso. Agradezco tanto a los que suben los telones, aunque luego caigan de la manera en que no queríamos.
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Telones que bajan, telones que suben
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De última
El viernes terminé de revisar Kabolta para el 1º CreaFUDGE, y el sábado lo envié. Recién me ha avisado Zonk de que todo ha llegado bien a su casilla.
La verdad es que estoy contento a medias, porque una cosa y la otra no me han dejado tiempo para darle más forma al juego. La ambientación ha quedado muy buena, gracias al empujón tan fuerte que me dieron en SAS y a algunas ideas que tuve más adelante. Pero temo que sea un poco injugable. O al menos yo no me imagino jugándola, y tal vez ahí está el tema. Creo que a otras personas les puede interesar mucho, pero no lo sé. A lo mejor es que estoy algo deprimido en el tema rolero y ya no me imagino jugando nada.
Como ya había marcado, el tener que seguir un sistema de reglas marcado planteó un desafío porque no conocía casi nada de FUDGE. El juego puede pecar de demasiado sencillo, me temo, aunque en algunas partes fue pensado así intencionalmente. Creo que resolví algunos aspectos de manera elegante con pocos recursos, pero en otros el no tener tiempo para releer las opciones de reglas y pensar en más alternativas puede haber dejado el juego un poco rengo.
En dos meses, en resumen, debería haber quedado algo más completo, pero teniendo en cuenta que también participé con Nocturna en otro concurso, que me consumió gran parte del primer mess, no es poco. 80 páginas más hoja de personaje. Hacía tiempo que no escribía tanto y también me sirvió para mejorar el orden de lo que escribo, algo que me cuesta.
De todas maneras la mayor victoria, como siempre, es haberlo terminado. La última semana sabía que quería hacerlo pero no sabía si podría hacerlo. Aunque a último minuto se sumaron algunos compromisos a los ya decididos (nada de mapas, nada de ejemplos), me llevo al menos el recuerdo de haber hecho algo original y que tal vez a alguien le resulte interesante.
La verdad es que estoy contento a medias, porque una cosa y la otra no me han dejado tiempo para darle más forma al juego. La ambientación ha quedado muy buena, gracias al empujón tan fuerte que me dieron en SAS y a algunas ideas que tuve más adelante. Pero temo que sea un poco injugable. O al menos yo no me imagino jugándola, y tal vez ahí está el tema. Creo que a otras personas les puede interesar mucho, pero no lo sé. A lo mejor es que estoy algo deprimido en el tema rolero y ya no me imagino jugando nada.
Como ya había marcado, el tener que seguir un sistema de reglas marcado planteó un desafío porque no conocía casi nada de FUDGE. El juego puede pecar de demasiado sencillo, me temo, aunque en algunas partes fue pensado así intencionalmente. Creo que resolví algunos aspectos de manera elegante con pocos recursos, pero en otros el no tener tiempo para releer las opciones de reglas y pensar en más alternativas puede haber dejado el juego un poco rengo.
En dos meses, en resumen, debería haber quedado algo más completo, pero teniendo en cuenta que también participé con Nocturna en otro concurso, que me consumió gran parte del primer mess, no es poco. 80 páginas más hoja de personaje. Hacía tiempo que no escribía tanto y también me sirvió para mejorar el orden de lo que escribo, algo que me cuesta.
De todas maneras la mayor victoria, como siempre, es haberlo terminado. La última semana sabía que quería hacerlo pero no sabía si podría hacerlo. Aunque a último minuto se sumaron algunos compromisos a los ya decididos (nada de mapas, nada de ejemplos), me llevo al menos el recuerdo de haber hecho algo original y que tal vez a alguien le resulte interesante.
¿Qué hago?
Menuda pregunta.
El otro día terminé de revisar Ojos de plata y la mandé a imprimir. La tenían al día siguiente, 1.750 gramos de papel espiralado en dos copias, para el concurso. Siendo que no había luz en mi barrio y no podía hacer nada más de noche, leí algunos fragmentos antes de acostarme, cerrando un ritual. Mi primer manuscrito, mi primer "algo" impreso en papel espiralado. A la luz de las velas. Romance de meses, muchos meses.
Había acelerado un poco este tema, no solo porque era más liviano que escribir, sino por el apuro de llegar a enviarlo para el concurso. Y cuando terminé, me pregunté eso.
¿Qué hago?
Me acostumbré, estas semanas, a escribir como profesional. Hasta dormido. Horas de mañana, horas de tarde y de noche. Aunque no tuviera muchas ganas. Teclas. Duras teclas de teclado nuevo.
Sin la novela, se corta la escritura. Kabolta sale en unos días, porque llego a entregarlo, y no creo tener mucho tiempo o interés en desarrollarlo (o al menos, no me siento obligado a hacerlo d momento, por la naturaleza del juego).
En mi plan anterior, a estas alturas ya tendrían que haber haber pasado otras cosas. Tenía pensado sacar un ashcan de Dioses del Fuego Místico, hacia mitad del segundo semestre, aunque ahora me pregunto si no será demasiado con el de Maldición de sangre dando vueltas. Y también pensaba desarrollar un poco más allá Nocturna, ganara o no ganara el concurso (que no ganó, pero hablo de eso más adelante).
¿Qué hago?
Aunque me gustaría, no tengo muchas ganas de otra novela, al menos por ahora (tengo la continuación de Ojos de plata en la cabeza, entera). Hace unos días comencé a acumular ideas para cuentos, pero todas están nebulosas. En un tiempo, creo, podrían sumarse a los cuentos que reúno para tres libros independientes, de temáticas separadas. Supongo que es algo.
También pensé en escribir más cosas sobre Maldición de sangre, ya que entreveo al menos un cuento largo en eso. Me resistí al comienzo, pero también creo que puede ser una buena oportunidad, como me dijo varias veces ya elmago79 (gracias de nuevo René) de vender la idea general. Así que es otra alternativa.
Es relativamente sencillo sacar ashcans de lo que ya tengo, porque los dos concursantes pasados (DFM y Nocturna) están muy terminados para lo que estaba buscando en ellos. Pero me resisto a hacerlo tan pronto. No quiero saturarme con el rol.
En fin, el concurso se falla en octubre y mañana tengo que enviar los 1.750 gramos de papel y plástico a España. A ver si hay suerte, eso también influenciará muchas de mis decisiones.
El otro día terminé de revisar Ojos de plata y la mandé a imprimir. La tenían al día siguiente, 1.750 gramos de papel espiralado en dos copias, para el concurso. Siendo que no había luz en mi barrio y no podía hacer nada más de noche, leí algunos fragmentos antes de acostarme, cerrando un ritual. Mi primer manuscrito, mi primer "algo" impreso en papel espiralado. A la luz de las velas. Romance de meses, muchos meses.
Había acelerado un poco este tema, no solo porque era más liviano que escribir, sino por el apuro de llegar a enviarlo para el concurso. Y cuando terminé, me pregunté eso.
¿Qué hago?
Me acostumbré, estas semanas, a escribir como profesional. Hasta dormido. Horas de mañana, horas de tarde y de noche. Aunque no tuviera muchas ganas. Teclas. Duras teclas de teclado nuevo.
Sin la novela, se corta la escritura. Kabolta sale en unos días, porque llego a entregarlo, y no creo tener mucho tiempo o interés en desarrollarlo (o al menos, no me siento obligado a hacerlo d momento, por la naturaleza del juego).
En mi plan anterior, a estas alturas ya tendrían que haber haber pasado otras cosas. Tenía pensado sacar un ashcan de Dioses del Fuego Místico, hacia mitad del segundo semestre, aunque ahora me pregunto si no será demasiado con el de Maldición de sangre dando vueltas. Y también pensaba desarrollar un poco más allá Nocturna, ganara o no ganara el concurso (que no ganó, pero hablo de eso más adelante).
¿Qué hago?
Aunque me gustaría, no tengo muchas ganas de otra novela, al menos por ahora (tengo la continuación de Ojos de plata en la cabeza, entera). Hace unos días comencé a acumular ideas para cuentos, pero todas están nebulosas. En un tiempo, creo, podrían sumarse a los cuentos que reúno para tres libros independientes, de temáticas separadas. Supongo que es algo.
También pensé en escribir más cosas sobre Maldición de sangre, ya que entreveo al menos un cuento largo en eso. Me resistí al comienzo, pero también creo que puede ser una buena oportunidad, como me dijo varias veces ya elmago79 (gracias de nuevo René) de vender la idea general. Así que es otra alternativa.
Es relativamente sencillo sacar ashcans de lo que ya tengo, porque los dos concursantes pasados (DFM y Nocturna) están muy terminados para lo que estaba buscando en ellos. Pero me resisto a hacerlo tan pronto. No quiero saturarme con el rol.
En fin, el concurso se falla en octubre y mañana tengo que enviar los 1.750 gramos de papel y plástico a España. A ver si hay suerte, eso también influenciará muchas de mis decisiones.
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Me muero
Escribir, escribir día y noche. Llego, no llego.
Kabolta, reglas y más reglas, se terminó la parte que más me gusta y faltan menos de dos semanas. Pienso repetidas veces en dejar el concurso. No me gusta llegar arrastrándome.
Ojos de plata, estoy a mitad de la revisión y va quedando mejor y mejor. Bajé de las 200 páginas. Entra al concurso, pero tengo que terminar... y enviarlo.
Párpados que se caen. No quiero escribir...
Kabolta, reglas y más reglas, se terminó la parte que más me gusta y faltan menos de dos semanas. Pienso repetidas veces en dejar el concurso. No me gusta llegar arrastrándome.
Ojos de plata, estoy a mitad de la revisión y va quedando mejor y mejor. Bajé de las 200 páginas. Entra al concurso, pero tengo que terminar... y enviarlo.
Párpados que se caen. No quiero escribir...
Ordenando el desastre
Estos días logré escribir mucho sobre el juego, principalmente sobre reglas. El viejo yo quería escribir más, pero en realidad hace tiempo aprendí que lo mejor es escribir bien, no mucho. En ese sentido creo que estoy bastante bien.
Sin embargo me abruma el hecho de tener que encargarme de muchas cosas. Estos días no me arrepiento de querer ser escritor, pero me gustaría tener menos trabajo, o cosas menos variadas. Facultad, rol, favores, novelas, comics... se acumulan muchas cosas.
Así que hoy, como no tenía ganas de escribir, y no se me ocurría casi nada, me puse a ordenar el manuscrito.
No invento la pólvora al decir que mis textos tienden a ser un poco inestables y desordenados. Como comentaba hace tiempo en SAS, simplemente desparramo ideas diferentes sobre el mismo tema, y al final tengo que juntarlas, a veces trabajosamente. Me gusta trabajar así, porque se me ocurren ideas sobre algo, dejo la otra parte e inicio una nueva. No sé si es bueno o malo, pero es así como trabajo. Sin embargo, a veces cambiar un poco los hábitos es bueno.
Dividí todo el material en cuatro grandes capítulos. El primero introduce al jugador en la ambientación y cuenta la historia de los autómatas, algo resumida. El segundo es toda el ensamblaje de personaje. El tercero es todo ambientación, expandiendo todo lo sugerido y resumido en el primer capítulo. Es mucho material, y hacía demasiado pesado el texto al comienzo. Finalmente el cuarto capítulo explica todas las reglas de juego.
Creo que es la mejor manera, al menos por ahora. Al saltear partes de reglas y ambientación, puede ir agregando nuevos elementos que luego son retomados y expandidos, desde otro punto de vista, por el capítulo siguiente. Ya suman más de 30 páginas sin maquetación ni nada, así que hay que presentar el texto de manera sencilla.
Este orden, además, me permite evaluar mejor los pasos siguientes. Ya no queda ningún tema para agregar, ya no voy a sumar más reglas o vueltas de tuerca en la ambientación. Es decir que mañana puedo elegir un capítulo y darle a las teclas hasta que salte sangre, de manera mucho más coherente y sin que me salten los errores de continuidad que cada tanto me aquejan.
Falta, falta, pero ya queda poco tiempo.
Sin embargo me abruma el hecho de tener que encargarme de muchas cosas. Estos días no me arrepiento de querer ser escritor, pero me gustaría tener menos trabajo, o cosas menos variadas. Facultad, rol, favores, novelas, comics... se acumulan muchas cosas.
Así que hoy, como no tenía ganas de escribir, y no se me ocurría casi nada, me puse a ordenar el manuscrito.
No invento la pólvora al decir que mis textos tienden a ser un poco inestables y desordenados. Como comentaba hace tiempo en SAS, simplemente desparramo ideas diferentes sobre el mismo tema, y al final tengo que juntarlas, a veces trabajosamente. Me gusta trabajar así, porque se me ocurren ideas sobre algo, dejo la otra parte e inicio una nueva. No sé si es bueno o malo, pero es así como trabajo. Sin embargo, a veces cambiar un poco los hábitos es bueno.
Dividí todo el material en cuatro grandes capítulos. El primero introduce al jugador en la ambientación y cuenta la historia de los autómatas, algo resumida. El segundo es toda el ensamblaje de personaje. El tercero es todo ambientación, expandiendo todo lo sugerido y resumido en el primer capítulo. Es mucho material, y hacía demasiado pesado el texto al comienzo. Finalmente el cuarto capítulo explica todas las reglas de juego.
Creo que es la mejor manera, al menos por ahora. Al saltear partes de reglas y ambientación, puede ir agregando nuevos elementos que luego son retomados y expandidos, desde otro punto de vista, por el capítulo siguiente. Ya suman más de 30 páginas sin maquetación ni nada, así que hay que presentar el texto de manera sencilla.
Este orden, además, me permite evaluar mejor los pasos siguientes. Ya no queda ningún tema para agregar, ya no voy a sumar más reglas o vueltas de tuerca en la ambientación. Es decir que mañana puedo elegir un capítulo y darle a las teclas hasta que salte sangre, de manera mucho más coherente y sin que me salten los errores de continuidad que cada tanto me aquejan.
Falta, falta, pero ya queda poco tiempo.
Reinyección de energías
Estoy deshecho físicamente, pero ya no anímicamente. Durante casi toda la semana me la pasé frente a la pantalla corrigiendo todo tipo de problemas que arrastraba de la anterior.
Con tan pocas ganas, Kabolta, que era la prioridad, quedó un poco relegada. Me tranquilicé calculando que recién ayer me quedaba un mes para escribir.
Miércoles y jueves fueron de descanso. Después de un período de hacer demasiadas cosas y llenarse de nervios, lo mejor es eso. Lo aprendí de tantas malas experiencias. Así que volvía ver anime una vez por día, a los documentales y eso. Ah, y a leer de nuevo. Relatos de Tolkien, que me los debía, en el colectivo. La quintaesencia del paladín, en casa. Suplemento que gané en una jornada y bien poco me sirve, porque nunca jugué D&D. Pero como a nadie parecen interesarles los paladines, no consigo comprador. Irónico, porque lo que leo es muy interesante y realmente hace más divertido el jugar con uno, al mostrar todo tipo de opciones.
Hoy sí pude dedicarle tiempo a Kabolta. Un rato a la ambientación; he decidido no dejar el mundo al arbitrio del DJ y el grupo, sino dar un pantallazo por reinos e imperios. Eso implica poner un mapa, así que lo hace más divertido. Debe ser la centésima vez que instalo el Autorealm. Lo curioso es que, como copié las fuentes de mi antigua computadora, tengo todas esas tipografías instaladas.
También empecé a darle forma a los atributos, los cuales ya estaban elegidos y demás, pero solo de nombre. Siempre se me complica explicar qué significan esos nombres obvios que les ponemos a las cosas, a veces.
Lo bueno es que ya llega el fin de semana y ahora sí tengo ganas de escribir. Creo que una vez más, me demuestro que las ganas de escribir vienen también por las ganas de leer. Después de comer, a pedacitos y por meses, ¿Qué significa pensar? de Heidegger, uno tiene que tomar algo de fantasía, sea tolkeniana o heróica, y hacer algo mejor con su tiempo libre. La creatividad muere cuando uno piensa demasiado.
Me enseñó eso una persona que estimo mucho y conocí poco. Era profesor de filosofía y había sido militar. Mezcla rara. Siempre había que tener, me dijo, algo ligero para leer entre tanto libro pesado. Y tenía razón.
Con tan pocas ganas, Kabolta, que era la prioridad, quedó un poco relegada. Me tranquilicé calculando que recién ayer me quedaba un mes para escribir.
Miércoles y jueves fueron de descanso. Después de un período de hacer demasiadas cosas y llenarse de nervios, lo mejor es eso. Lo aprendí de tantas malas experiencias. Así que volvía ver anime una vez por día, a los documentales y eso. Ah, y a leer de nuevo. Relatos de Tolkien, que me los debía, en el colectivo. La quintaesencia del paladín, en casa. Suplemento que gané en una jornada y bien poco me sirve, porque nunca jugué D&D. Pero como a nadie parecen interesarles los paladines, no consigo comprador. Irónico, porque lo que leo es muy interesante y realmente hace más divertido el jugar con uno, al mostrar todo tipo de opciones.
Hoy sí pude dedicarle tiempo a Kabolta. Un rato a la ambientación; he decidido no dejar el mundo al arbitrio del DJ y el grupo, sino dar un pantallazo por reinos e imperios. Eso implica poner un mapa, así que lo hace más divertido. Debe ser la centésima vez que instalo el Autorealm. Lo curioso es que, como copié las fuentes de mi antigua computadora, tengo todas esas tipografías instaladas.
También empecé a darle forma a los atributos, los cuales ya estaban elegidos y demás, pero solo de nombre. Siempre se me complica explicar qué significan esos nombres obvios que les ponemos a las cosas, a veces.
Lo bueno es que ya llega el fin de semana y ahora sí tengo ganas de escribir. Creo que una vez más, me demuestro que las ganas de escribir vienen también por las ganas de leer. Después de comer, a pedacitos y por meses, ¿Qué significa pensar? de Heidegger, uno tiene que tomar algo de fantasía, sea tolkeniana o heróica, y hacer algo mejor con su tiempo libre. La creatividad muere cuando uno piensa demasiado.
Me enseñó eso una persona que estimo mucho y conocí poco. Era profesor de filosofía y había sido militar. Mezcla rara. Siempre había que tener, me dijo, algo ligero para leer entre tanto libro pesado. Y tenía razón.
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