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Trabajaciones de invierno 2016 (y II)

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Así que, ¿en qué estuve trabajando todos estos días? ¿Y donde está mi dinero?

En primer lugar, mi prioridad era terminar de corregir cierto libro que cierta editorial quiere publicar. Libro que no tiene una fecha fija de publicación pero que quiero enviar a la imprenta lo más pronto posible, porque hace años que trabajo en el mismo y ya ha crecido más de la cuenta, es más que adulto y, espero, sabrá defenderse solo. Quiero ocuparme de otros de sus hermanos.

Pero la lista era larga, desde reparar unas zapatillas (sí, también soy aprendiz de zapatero) hasta terminar de armar una repisa que yo mismo diseñé (y que me di muchas satisfacciones, hasta ahora, porque me despeja mucho la mente crear ese tipo de cosas). En el medio había también cuestiones relacionadas a la docencia, como planificar clases y trabajos prácticos, ordenar la pieza, como ya comenté, y alguna que otra cosita más.

Pero lo que más me emocionaba, lejos, era lo relacionado a los comics. Eso no quiere decir que no haya disfrutado escribir y revisar los últimos capítulos del libro (sobre el que hablaré más adelante). Lo que sucede es que ya todos los comiqueros de Argentina olemos la proximidad de la Crack Bang Boom 7, y eso pesa. Este año, por partida doble.










Actualmente, ocho de mis doce tareas de Hércules están terminadas. Dos, espero, terminarán en estos días que vienen (no eran tan urgentes, como la estantería, de la que solo quedan detalles). Las otras dos quedarán para estas semanas, porque otra no quedó. Y no tengo nada que lamentar.

De regreso al hogar

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Hace unos días escuchaba esta canción durante un viaje en colectivo y tuve que reprimir mis ganas de cantarla a gritos. Me decía algo en ese momento, y es un poco lo que quería compartir hoy, con algo más de tiempo.

Comenté hace tiempo lo que luego se confirmó, firma de contrato mediante: estoy trabajando en firme para una editorial que va a publicar uno de mis libros. Esto hizo que tuviera que detener la reescritura de una de mis novelas, pero bueno, no se puede todo.

Siendo que me enteré hacia fin de año, con mucho, mucho trabajo encima, tuve que esperar unas semanas para que llegaran unas ansiadas vacaciones. Ahora bien, lo bueno de ser docente es que entre mitad de diciembre (si uno tiene suerte y las autoridades nos ponen las mesas de exámenes bien temprano) y mitad de febrero aproximadamente, es imposible que nos llamen para nada. Vacaciones, que se dicen, pero vacaciones largas.

De manera que hice lo que debía hacer. Planifiqué una ruta y me aboqué a seguirla a toda costa. Trabajando, creo yo, entre tres y cinco horas por día (sin contar los fines de semana y algunos días en los que se cortaba la luz o tenía que detenerme por cuestiones personales), logré atravesar estos objetivos como un cuchillo ardiente, logrando recortar en más o menos dos semanas el plazo. Quiero decir, ahora estoy en donde debería estar dentro de dos semanas. Lo cual es genial, de verdad.

En ese contexto escuché esta canción en el colectivo, un día en el que había salido todo superbien y realmente festejaba por dentro. En realidad, no todo fue fácil, ni divertido. Un capítulo me costó horrores, y otro, más adelante, tampoco resultó sencillo. Pero era el tipo de trabajo que siempre quise hacer: escribir.

Por eso sentía que había estado lejos demasiado tiempo: si bien me había dedicado a la escritura de guiones cortos, había sido un trabajo interrumpido por muchas otras ocupaciones. En estos días pude darme el lujo de, realmente, trabajar en lo que amo: escribir. De día, de noche, de tarde, con sueño, con calor, con hambre. Horas enteras, varias horas seguidas, en un proyecto que amo y que espero vea pronto la luz.

Así que en esas estoy. Ciertamente, no es la primera vez que me encuentro en una situación como esta, porque en otros muchos veranos hice algo similar. Pero hacía tiempo que no lo hacía, y se siente muy bien regresar a algo que solo se me ocurre llamar como hogar.

La productividad, al palo

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Las cosas se reacomodaron, o mejor dicho, las reacomodé a los golpes, o como pude. Faltan muchas pequeñas cosas de ciertos proyectos personales que no suelo contar aquí en el blog, y eso me sigue quitando algo de tiempo. Septiembre fue y será un mes con muchos días muy ocupados, con reuniones o situaciones fuera de calendario, pero por ahora sigo esquivando las complicaciones e incluso he podido disfrutar el conseguir un nuevo trabajo en una escuela que me parece muy interesante.

Mientras tanto, con todo lo anterior ya acomodado, y con algo de esfuerzo pude hacer más, mucho más. Estoy leyendo más y escribiendo más. Antes solamente leía en la red, había perdido un poco la costumbre de los comics y de los libros. Ahora leo diariamente algún comic, e incluso tengo por ahí dando vuelta un par de libros que espero poder releer pronto.Creo que eso, también, me anima a escribir.

Creo que estoy un poco menos gruñón. Antes me molestaba mucho cuando no podía terminar un guión según lo planeado, o si durante un día no podía escribir nada. Ahora las prisas, y algo que he aprendido, me han quitado esa sensación. Ya no es un torrente, sino un goteo, lo que sale por las manos. Sé que no produzco siempre regularmente lo mismo; sé que tal vez nunca lo haga, sobre todo si así me lo impide el trabajo y otras ocupaciones. Y no está mal. Teniendo dos talleres de guión, por ejemplo, me está sucediendo que no siempre el material que creo para una clase me sirve para la otra, porque los alumnos son diferentes y están en momentos diferentes. Tengo que actualizar los apuntes de hace dos años, o crear otros nuevos que no había pensado escribir. Y eso también le quita tiempo a la escritura, pero ha dejado de ser una carga, es una forma de gozar de esto que para mí es una profesión. Y también, de seguir aprendiendo.

Ahora mismo, a causa de escribir esta entrada y de leer un artículo muy interesante y motivador, estoy perdiendo el poco tiempo que tenía para terminar un guión que se demora. Pero no me preocupa demasiado: ya tengo en la cabeza la solución al dilema que me planteaba. Tarde o temprano lo terminaré. Después de todo, hoy ya terminé otro, y ayer terminé uno más.

Mientras sigan goteando mis manos, no habrá problemas.

Así que ahí estoy. Mientras se dibuja un guión para Términus, escribo dos más; mientras termino otro para la revista Quimera, ya pienso en mejorar y reescribir el que sigue. Queda retomar las novelas para mi editorial digital, Studio Ergo Sum, algo que está ya en la agenda para estos días.

Lo único que lamento un poco es no tener tiempo para jugar rol. Pero eso, supongo, es algo que se puede solucionar con algo más de planificación. Veremos qué sucede.

Recortando y ordenando

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La imagen no tiene nada que ver.
Sólo me pareció ingeniosa.
Puf, arrancó el año con todo...

Mientras trato de reorganizarme, ya que terminé un pequeño proyecto (con suerte, ya se enterarán) y eso siempre me deja algo desorientado y vago, me entretengo organizando. Organizo mi pieza, mi disco rígido, mis cosas para grabar, mis carpetas, mis papeles, mis estanterías...

Otra cosa que organicé fueron mis proyectos, porque ahora más que nunca veo que no puedo hacer todo junto, necesito concentrarme en sólo dos o tres cosas este año, para que puedan ver la luz, y a eso quiero enfocarme.

Así se me fueron varios días, de a ratos, y no me quejo. Pero ya viene siendo hora de arrancar fuerte con lo que sigue y a eso voy.

Como habrán visto estoy algo ocupado con mi juego de rol, Aerith. Se han acumulado varias cuestiones para corregir o ampliar, tanto en el reglamento como en la ambientación, por lo que estoy empeñándome con eso. Mi idea es reactivar mi sello editorial de rol con este juego, lanzándolo este año de alguna manera, y para eso necesito que está mucho más maduro. Por suerte, he podido seguir jugándolo y adquiriendo experiencia.

Tengo ganas de volver a la escritura con alguna novela, pero por ahora no quiero comprometerme, ya que tengo varios guiones comprometidos y otros que quiero encarar por gusto. Todos enfocados, más que nada, a la Revista Términus, aunque obviamente no todos verán la luz este año, siempre me gusta tener un buen surtido para la ocasión.

Mientras tanto, sigo ordenando... hay mucho para tirar en mi habitación, o para darle un mejor uso.

Enero es un mes para cerrar cosas que quedaron del año pasado. Así que eso también es algo que debo encarar en estos días. Algunas cosas se irán, creo yo, al menos por un tiempo. He decidido, por ejemplo, no publicar nada más de Cuna de Héroes, mi blog de superhéroes, al menos durante este año. Si todo sale bien, el año que viene encararé algo más serio y de mediano/largo plazo.

Este año es cuestión de prioridades, y eso implica cortes. Pero no necesariamente permanentes.

Rosario Juega Rol 2013

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Es difícil hablar con imparcialidad sobre un evento que uno ayudó a construir, así que no voy a hacerlo.

La mesa de entrada del domingo, con los premios de
los sorteos. Sí, dos combos de Burning Wheel más
tres cervezas artesanales. Pero se sorteaban aparte.















Cuando en 2012 no se hizo Rosario Juega Rol (recordemos que empezó en 2010 y
que tuvo su segunda edición en 2011), fue muy llamativo cómo había muchas personas que nos preguntaban el por qué. Muchos querían colaborar, ayudar, participar de alguna manera, o simplemente asistir. Sin embargo, en esa época muchos de los organizadores que habían hecho el primer RJR no estábamos en condiciones de encarar otro evento de estas características.

Nos había salido muy bien, y no queríamos bajar el nivel. Había preocupaciones familares, laborales, y de otros tipos. Optamos por lo seguro, que era no hacerlo, y creo que no nos arrepentimos.

De la misma manera no nos arrepentimos hoy de habernos embarcado en una aventura tanto o más grande que la de este año. Que también nos salió muy bien, pero de otra manera.


Los cambios
Charlamos mucho sobre cómo sería el formato de este año, porque no íbamos a repetir lo mismo, y llegamos finalmente a una forma de trabajo nueva y que consideramos muy innovadora. La misma consistía en armar un nuevo tipo de mesas de juego, un formato "demo", de mesas rápidas (no más de una hora, tratando de que fueran de 45 minutos), para jugarse exclusivamente el sábado.

La idea era que ese día hubiera un surtido de mesas de este tipo, que permitieran a los asistentes jugar rol y también participar de las charlas. Una de las críticas del 2011 había sido, justamente, que muchas charlas consideradas muy importantes no habían tenido tantos asistentes porque estos se habían volcado a las mesas. Con este formato queríamos darle la opción a todos de hacer ambas cosas: jugar uno o más juegos, estar en una o más charlas, etc.

También cambiamos un poco la cuestión de los stands. Siendo sinceros, en Argentina el mercado del rol es casi inexistente. Con la caída de Joc Internacional, el creciente precio del dólar, las dificultades para importar y otros factores, ya no existen comiquerías que traigan juegos nuevos, particularmente si tienen accesorios o si son de tablero.

En los stands tuvimos cosas para frikis de todo tipo,
además de hidromiel, remeras, llaveros y bijouterie,
juegos de cartas, comics...
Es por eso que aunque buscamos la participación de las excepciones que confirman la regla, decidimos expandir el espectro y logramos así la asistencia de numerosos auspiciantes que agregaron una gran cuota de color y talento.

Fue así que el sábado 5 y el domingo 6 nos largamos a coordinar la que ahora es la mayor convención de rol de Argentina. Suena grandilocuente y no era nuestra idea serlo, pero tengo que decirlo. No hay otra convención de este tipo, que yo sepa, así es no había que hacer mérito. Por las dudas, lo hicimos igual.


El sábado
Llegué un poco más tarde de lo deseado, pero igualmente había mucho por hacer. Los organizadores nos pusimos a full a hacer todas las cosas que más tiempo y trabajo requieren: mover mesas y sillas, cortar carteles, pegar carteles, organizar los stands, separar cables y solucionar cuestiones eléctricas (cargadores, el proyector, etc.) y mil cositas más.

Para cuando empezó a llegar el público, un poquito antes de la hora señalada, ya teníamos todo cocinado. Hicimos unos últimos retoques y ajustes y fuimos arrancando, mientras los stands se poblaban de todo tipo de mercadería.

Ese día yo era unos de los encargados de dirigir mesas demo, con un juego de propia invención: Aerith, el cual estoy reseñando en mi blog editorial. Había interés de varios invitados de Buenos Aires, así como de otros roleros rosarinos, de manera que rápidamente llené mi primera mesa de cinco jugadores.

Resumiré en pocas palabras lo sucedido, en parte porque ya no lo recuerdo (y no lo recordaba al día siguiente, por la vorágine que resultó de aquello). Dirigí, si no me equivoco, un total de cuatro mesas demo. La primera se pasó de la hora, pero fui aprendiendo a resumir ciertas cuestiones, con lo cual la segunda ya estaba en el tiempo estipulado y las siguientes creo que fueron más rápidas.

La idea era la siguiente: un grupo de cinco tripulantes y pasajeros de un barco naufragaban en las costas de una isla desierta. Debían organizarse para sobrevivir una noche hasta que, al día siguiente, algún barco los rescatara. Cada personaje era bien diferente: la hija del capitán, el cocinero (que siempre la protegía), el comerciante encargado de la carga, un marinero y una pasajera (que era una usuaria de Aerith, por lo que podía hacer magia).

Las mesas variaron mucho en su composición y cantidad de jugadores, pasando de cinco roleros bien curtidos a tres niños con poca o nula experiencia. En este caso simplifiqué algo las reglas para hacerlo más sencillo, achicando también la trama por la cantidad menor de personajes y para darles algo más de acción.

Fue muy divertido ver cómo cada grupo tenía ideas totalmente diferentes sobre qué debían hacer y cómo solucionar su problema. Más allá de que algunos detalles del comienzo de la historia cambiaban, la combinación de personajes y su diferente uso hizo que no hubiera dos partidas similares.

Por otra parte tengo que decir que fue algo agotador el ritmo, porque no terminaba una mesa que ya tenía más jugadores. Había muchos asistentes y no quería dejar a ninguno esperando, así que no me tomé descanso.

La experiencia fue muy satisfactoria, porque descubrí algunas ventajas y virtudes del sistema, algunos pequeños defectos y cosas para mejorar, gracias a los comentarios de los jugadores y de ciertos visitantes de Buenos Aires que estaban interesados en hablar conmigo sobre Aerith, algo que hicimos en unos ratos libres que surgieron luego de las mesas.

El stand de 2de6, tienda rolera y de juegos de mesa que se
trajo una camioneta llena... y la devolvimos casi vacía.
Apenas pude dejar de dirigir me recuperé con alo de beber y me puse a ayudar en cosas menores de la organización y a ver cómo andaba todo. Cuando pude hablar con mis compañeros de organización vi que el resultado a nivel general había sido muy bueno, con gran cantidad de público, excelentes ventas de los stands, mucha participación en mesas y en charlas. Se notaba una muy buena onda, que se mantuvo el día siguiente.

Llegado el momento ayudé con la organización del sorteo, que tenía grandes cantidades de premios muy interesantes, desde juegos completos y suplementos hasta comics y productos artesanales. Fue muy entretenida la ceremonia, aunque como siempre uno lamenta que no todos puedan ganar algo.

Lo siguiente en la agenda era el tradicional chorirol de ese día. Sin embargo esta vuelta no pude asistir, por otros compromisos. Así que pasemos directamente al día siguiente.


El domingo
Con una dinámica totalmente diferente a la del sábado, nos encontramos con un día muy bueno para el evento.

Llegué temprano, comí/tomé algo con el resto de los organizadores y algunos asistentes de fuera de Rosario que se vinieron directamente de sus hostels y vimos algunos detalles de la organización. A diferencia del otro año, no hicimos grandes cambios porque ya conocíamos el espacio y cómo aprovecharlo al máximo.

Mi principal tarea ese día era dirigir una partida completa, de las tradicionales, de Aerith. En este caso pude descansar un poco más, sobre todo teniendo en cuenta que algunas mesas tardaron más en llenarse. Es normal los domingos: muchos van a comer de sus familias, o se recuperan de las salidas de la noche, etc. En suma, creo que recién a las 15 horas se empezó a llenar el lugar, mientras que el sábado, poco antes de las 14 (que era el horario oficial de inicio) ya teníamos asistentes.

Finalmente pude reunir a cuatro jugadores, quienes se mostraron muy entusiasmados por el sistema. Eran roleros poco habituales o nuevos, por lo que también estaban muy interesados por el simple hecho de jugar, así que todo fue muy sencillo. Sobre todo teniendo en cuenta que el Solar System requiere de feedback constante de los jugadores.

La premisa de la partida era continuar la historia de anterior: el grupo de PJs era rescatado por un barco y llevado a tierra sano y salvo. Sin embargo, no tenían barco, ni ropa, ni dinero, ni trabajo ni contactos. Para colmo, eran llevados a una isla en la que se estaba celebrando un festival ancestral, que duraba tres días. Durante ese tiempo no podían hacerse a la mar, y debían sobrevivir de algunas manera.

Como puede verse era una premisa muy social, una para la cual los personajes estaban desparejamente preparados. Los jugadores eligieron sus personajes, dejando de lado a la pasajera usuaria del Aerith.

Lo que siguió fue una divertida sesión, llena de color, en la que las engreída hija del capitán buscó trabajar lo menos posible mientras el resto desempolvaba todas sus habilidades con el fin de conseguir comida y albergue, generalmente por trueque. Luego de esto tuvieron que buscar un barco que los tomara como tripulación, convenciendo a su capitán de sus cualidades y finalmente zarpando hacia un nuevo destino.

Mi mesa es la que tiene una chaqueta camuflada en la silla.
Fue muy gracioso ver al jugador más metalero del grupo
interpretando a la engreída hija del capitán.
Con bastante humor e ingenio, se formó un grupo de jugadores y personajes muy interesante. No me molestaría para nada volver a jugar con ellos.

Hacia el final de la partida uno de los jugadores pidió detenerla para asistir a una charla, algo a lo que accedí. En el descanso, que habrá tomado una media hora, aproveché para sacar muchas de las fotos de esta entrada, hacer sociales y ayudar en detalles de la organización.

Ya caía la tarde y quedaba poco por hacer. Estaba planeada una charla en la que presentaría mi juego y comentaría su proceso de creación.

Sin embargo, luego de unos momentos de duda, decidimos cancelarla, ya que las partidas se habían demorado y muchos visitantes de otras provincias nos habían pedido su podíamos adelantar el sorteo ya que tenían pasajes de regreso y no querían perdérselo.

Los premios del domingo, listos para
encontrar nuevos dueños.
Fue así que coordinamos ese tema y empezamos a repartir alegría en forma de bebidas alcohólicas artesanales, libros, llaveros, posters y juegos de tablero, entre otras cosas. De nuevo lamenté que muchos amigos no ganaran nada, pero ¿qué se le va a hacer?

Luego vinieron las actividades de cierre: en apenas media hora levantamos decenas de sillas, movimos mesas y tablones, tiramos cosas, etc. etc. Fue algo de tiempo record, y hay que agradecer a varios asistentes que nos dieron una mano en todo el trámite. sin que se lo pidiéramos.

Y así terminó todo. Nos sacamos las fotos de rigor con algunos asistentes e invitafos, con el grupo de organizadores, y todo lo demás. Cada uno se fue para su lado, y hubo agradecimientos volando para todas partes.

Nos quedamos muy conformes al ver que todos estaban más que contentos, y no era para menos. Después de tanto trabajo, de tantos planes y esfuerzo, habíamos concretado una convención de la que podíamos estar orgullosos.

Los dejo con algunas fotografías más de aquél día.






La Comarca

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Cuando me comentaron la existencia del proyecto, y me invitaron a ser parte de la organización, todo me pareció una pequeña locura. ¡Una feria medieval, en Rosario! Y sin embargo, tuve y tengo la suerte de haber estado en varias iniciativas pioneras en esta ciudad con un potencial tan enorme: el primer club de rol (la leyenda dice que hubo otros antes, muy efímeros, ¡pero Sierpes del Sur pronto cumplirá 10 años!), la primera revista de comics de género totalmente creada aquí, y algunos etcétera menores.

De manera que dije que sí, pero con la condición de no involucrarme demasiado, ya que estaba ya algo complicado con ciertos temas y no quería perder el foco en la organización de Rosario Juega Rol 2013, evento del que hablaré en una entrada posterior.

Fue así que tomé dos responsabilidades: administrar el espacio de juegos de rol y garantizar la asistencia de Revista Términus en el evento. A la primera tuve que delegarla, aprovechando a dos voluntarios del club, cuando me di cuenta de que no podría partirme al medio. Algo que por otra parte me resultó muy positivo ya que dejaba el asunto en buenas manos y permitía que pudiera ser gestionado de manera más eficiente.

Así que unos días antes yo sólo pensaba en ir a armar el stand, en las ventas y en el contacto con el público. El fin de semana anterior había estado Comicópolis y teníamos disponible ya la reimpresión del número 1.

Fue entonces que un gran amigo de la organización me llamó para plantearme si podía ayudarlos con las charlas. Había tres pesos pesados invitados al evento: Marcelo Frusín, Horacio Lalia y Rubén Meriggi. Obviamente les dije que sí, aunque en ese momento estaba totalmente saturado por otras cuestiones (trabajo).

Así que un par de días después, estaba yendo hacia La Comarca. La cual se celebraba en el Centro Municipal de Distrito Norte, en la mansión Villa Hortensia


El lugar
Cuando digo mansión, digo eso. Villa Hortensia era la residencia de una acaudalada familia que decidió, hace unos años, donarla a la Municipalidad de Rosario siempre y cuando fuera para uso público y no fuera vendida, concesionada, etc. Como en ese momento se estaba realizando un proceso de descentralización de las áreas públicas, fue el lugar elegido para ser el Centro Municipal de Distrito Norte.

Como podrá verse en las fotos, el lugar está impecable, ha sido restaurado en toda su gloria y se mantiene así gracias al esfuerzo de sus empleados. Da gusto visitarla solamente porque sí.


El momento
La Comarca tuvo lugar el 28 y 29 de septiembre, fechas que deberían haber sido primaverales pero que trajeron sus inesperados problemas. El clima ya no es lo que era. El 21 de septiembre fue uno de los peores días de la primavera que recuerdo, con mucho frío, vientos huracanados y nada de sol. Una semana después, la situación se repitió en parte: el sábado fue un día horrendo, con lluvia, pero por suerte el domingo salió el sol y fue un día mucho, mucho mejor.

De todas maneras la organización ya tenía planes de contingencia para estos casos, que fueron usados, como se verá más adelante, y la Feria Medieval pudo desplegar todos sus encantos.


Sábado
Llegué temprano para ver el lugar que usaríamos para el stand de la revista y para las partidas de rol. Luego de reencontrarme con algunos dibujantes que hacía tiempo no veía, principalmente Juan Fioramonti, Kiro, uno de los organizadores, me guió hacia la parte más alta del edificio.

Me quedé observando una especie de camarote de barco, todo hecho de madera, que constituía la "azotea". Los ojos de buey no hacían más que enfatizar la sensación de estar dentro de un navío antiguo. Era el lugar perfecto para llevar adelante todo tipo de aventuras roleras; ese sitio evocaba muchas cosas, y el clima frío te hacía tener ganas de quedarte ahí toda la tarde, viendo cómo afuera el viento azotaba los árboles.

Acomodé algunas cosas en ese lugar, para facilitarle el trabajo a los organizadores y a los chicos de Sierpes, y fui a instalar el stand de la revista. Al rato, cuando salí, me enteré que las amenazas de lluvia se habían hecho muy, muy reales. El tiempo se había complicado, de pronto las nubes no eran blancas y comenzó a gotear.

Rápidamente los organizadores se contactaron con los stands que estaban en el patio frontal y les pidieron desmontar sus gazebos para ir a instalarse en los salones interiores, dando comienzo al plan de contingencia en caso de lluvia.

Esto hizo que tuviera que mover mi stand y compartir el salón central con varios artesanos del metal, el vidrio y el cuero. Todos formamos rápidamente una comunidad, en donde había muy buena onda.

Supuestamente iba a estar solo en el stand, ya que Maxi iba a pasar más tarde, a uno horario sin precisar, pero Juan me hizo el aguante varias veces para que pudiera recorrer el lugar y, entre otras cosas, ver que los chicos de Sierpes estuvieran bien ubicados y no tuvieran ningún tipo de problemas.

Por suerte, una y otra vez pude ver que todo marchaba sobre ruedas: había mucho público transitando y jugando una nueva modalidad de partidas rápidas, variante que habíamos estrenado como paso de prueba a nuestro evento del fin de semana siguiente, Rosario Juega Rol 2013. En esta modalidad, se plantean partidas con una duración no superior a una hora, para que las personas no tengan que perderse gran parte del evento y puedan, además, probar otros juegos.

Debido a la lluvia, el frío invernal (yo estaba mal de la garganta) y el tremendo viento conspiraron contra el evento, pero no hubo caso. Si bien afuera había pocas personas, adentro el lugar (que no es precisamente pequeño) rebalsaba. A veces no se podía entrar a algunos salones con stands, o había que moverse con cuidado para no pisar o golpear a nadie, sobre todo si había una representación musical cerca.

Esto, por otra parte, creo que perjudicó a veces las ventas de los stands, porque al no haber circulación no cambiaba la gente que veía el producto y creo que muchos no se enteraron de ciertas ofertas. Por lo pronto, si bien la revista vendió lo suyo, no era lo que teníamos pensado vender.

De todas maneras, ese día el saldo ya era netamente positivo, y lo único para criticar era lo imposible de solucionar: el frío y la lluvia. La organización había sido perfecta, la difusión y coordinación con la Municipalidad también, el ambiente que se había creado era más que cálido y nadie podía quejarse seriamente de nada.

Cuando Maxi llegó, me dediqué a ser visitante, y al rato, coordiné la charla con Marcelo Frusín. El dibujante, que está realizando una serie de libros para Francia sobre un grupo de legionarios en tierras africanas, se había sentido particularmente atraído por un personaje de La Comarca: "el legionario", un hombre de gran conocimiento en historia romana que se vestía con armadura completa, emulando a tan grandes guerreros y personificándolos de manera impecable. Al ver el enorme interés que tenía en "el legionario", terminamos invitándolo a participar como "guardia de honor" de la charla, labor que ejerció durante la mayor parte de la misma, hasta que Marcelo, cual César, lo despidió para que siguiera con su jornada habitual dentro de la feria. Sin duda, una gran nota de color, siendo que la charla versó principalmente sobre su labor en los ya mencionados libros.

Me sentí particularmente dichoso de poder ayudar a los organizadores con algo tan cercano a mis intereses y que involucra a una persona que conozco y estimo mucho. Es por eso que la disfruté mucho y en lo personal, le sumó gran puntaje a toda la experiencia.

Para entonces, estaba cansado pero muy contento. Había logrado dividirme en tres, de alguna manera, y representar esos tres roles sin demasiados problemas (pero sí muchos viajes de ascensor). A pesar del estado de salud y del cansancio, no veía la hora de que fuera domingo.

El stand de Términus.

Dale tu cámara a otra persona y sacará no una,
sino dos fotos movidas.

El dragón del evento, protagonista de la historia tejida
alrededor de una dama, su caballero enamorado y una bruja.
En segundo plano, el gazebo característico de Villa
Hortensia, que me permitió desempolvar el viejo chiste
del gazebo en D&D.

Por esto me demoré y no pude entrar al stand a sacar mis
cosas... pero valió la pena.


Domingo
Como dos caras de una moneda, el día siguiente fue totalmente distinto. En primer lugar, iba acompañado de mi novia. El stand de Términus estaba a cargo de Maxi, así que podía recorrer todo el predio y las actividades sin caer en la irresponsabilidad.

Pero lo más importante para el evento fue el cambio total del clima. Amaneció soleado, y aunque estaba fresco, no había nubes ni lluvia. El tiempo era infinitamente mejor que el día anterior.

Al llegar a Villa Hortensia (ya pasado el horario de apertura), pude ver que el jardín frontal rebosaba de stands cargados de productos, y de personas yendo y viniendo. Gran cantidad de familias recorrían todo el evento, atraídos por el sonido de los violines y las gaitas que se filtraba hasta la plaza contigua.

La cantidad de público era tan abrumadora que resultaba difícil entrar y salir del edificio, sobre todo porque se utilizaban las escaleras principales y la explanada aledaña para que las bandas de música celta, medieval, etc., tocaran, lo que atraía a más personas. Como pequeña crítica constructiva, yo movería, en un futuro nuevo evento, este tipo de actividades a otro lugar donde no se dificulte el tráfico de los visitantes.

"El legionario", una de las
figuras más vistosas de La
Comarca, con su atuendo de
guardia pretoriano (el sábado
estuvo de rojo, como un
oficial legionario).
Nos tomamos un tiempo para recorrer cada rincón de la villa, aprovechando para sacar fotos principalmente a las cuestiones arquitectónicas del exterior. Por supuesto que también revisamos los stands y nos quedamos a charlar con algunas personas.

Sin embargo, adentro el panorama era totalmente diferente. Con muchos stands en el jardín central, se podía recorrer cómodamente todo el edificio. La azotea estaba llena de personas jugando rol, momento en el que se demostró que las mesas de demostración eran un éxito. Los chicos del club sacaron las mesas del "camarote" y las pusieron al sol, algo que permitió mejorar la capacidad y sobre todo la comodidad, además de incentivar a los que tenían algo de frío. El clima era simplemente perfecto, porque al sol no hacía demasiado calor, ya que todavía duraba algo del fresco del día anterior.

Con mi novia nos dedicamos a recorrer todo el edificio, sacando fotos de las preciosas molduras, punturas, tallas de madera y demás. Finalmente Maxi tuvo que irse, como habíamos acordado, y yo me quedé en el stand un buen rato, retomando la tarea de venta y de contacto con el público lector. Con algo de perpejidad y alegría, tuve la suerte de encontrarme con personas a las que no veía desde hacía años o muchos meses, lo cual me dijo, nuevamente, que la feria era un éxito, porque se trataba de personas fuera del mundillo.

Para ese momento se había demorado un poco la actividad central del día, al menos en cuanto a lo referente a los comics. Se trataba de la charla con Rubén Meriggi, Horacio Lalia y Marcelo Frusín, la cual también debía moderar. Con más experiencia luego de la charla anterior, me sentía algo más relajado, pero tengo que reconocer que, no estando habituado a este tipo de tareas, y viendo el calibre de los entrevistados, estaba algo inquieto. Por suerte conocía a dos de ellos, y había podido conversar algo con Meriggi el sábado, pero eso no me quitaba lo nervioso.

Finalmente llegó el momento y nos ubicamos en la sala correspondiente, con gran parte del público ya sentado. Mientras mi novia y Fernando Kern, uno de los organizadores y gran amigo, me ayudaban con el stand de Términus, me fui a comenzar la charla.

Todo discurrió sin problemas, y me fui distendiendo a medida que todo sucedía. Teníamos una única preocupación: si usar o no el micrófono, porque el salón era relativamente pequeño y tenía buena acústica, pero cada uno de nosotros tenía un volumen y registro diferente (yo, por ejemplo, me estaba recuperando de unos días de dolor de garganta, así que no podía hacer mucho). Sin embargo, eran detalles menores que no hicieron decaer nunca la charla. Destaco, en todo caso, el fluido intercambio con la audiencia, que no siempre se logra, ya que muchos de los presentes eran conocedores de la obra de estos grandes autores y al hablar de sus trayectorias, en el momento de cierre, cuando se deja que el público haga preguntas o comentarios, muchos de ellos hicieron interesantes aportes.

Ya comenzada la charla, se nos unió Marcelo Frusín, quien por problemas de agenda no había podido llegar antes, lo cual aumentó el interés del público y sus intervenciones.

La charla se había demorado un poco al comienzo, y siendo que estaba pautada ya sobre la parte final del evento, podía ver, a través de la puerta vidriada, cómo los organizadores iban y venían, dando los toques finales al mismo. Para ese entonces comenzamos a charlar con el público y me sentí algo estirado, porque no quería cortar tan importantes aportes, pero temía que los organizadores plantearan un final. Sin embargo no fue así, ya que algunos se presentaron y al ver la reacción del público dejaron que todo siguiera hasta que las preguntas se respondieron y se pudo dar por finalizada la actividad sin dejar a nadie afuera.


Yo, Marcelo, Horacio, Rubén y Kiro, uno de los
organizadores del evento, ataviado para la ocasión.
Ya sin nervios y viendo que todo había salido bien, nos dedicamos a charlar un poco más en lo personal, a sacarnos fotos con los últimos asistentes de la charla y todo lo que siempre se hace en las convenciones.

Tuve la suerte de poder regalarles a Rubén y a Horacio una copia del número 3 de Términus (Marcelo ya tenía la suya, no me olvidé de él :D ), sólo para encontrarme con que querían que se las autografiara. Un doble honor, ciertamente, que no hizo más que coronar de alegrías este evento que va a seguir en mi memoria por muchos, muchos años.

¿Lo único que lamento? Ciertamente, haber tenido que estar detrás del mostrador la mayor parte del tiempo, pero eso es algo que viene con todo lo demás, algo que también suma, algo que nos permite acceder a partes del evento que de otra manera no se podrían ver. Algo a lo que no estoy acostumbrado (tal vez por eso todavía me incomoda un poco), pero que marca un cambio que para mí es positivo.

El otro detalle es que tuvimos que partir muy, pero muy rápido del evento, tanto que ni siquiera pude despedirme de los organizadores como se debe, para darles un gracias gigantesco. Pero se los doy acá, mientras espero para verlos en persona algún día de estos.

Todos nos fuimos con las ganas de que haya una Comarca 2014. Y eso es lo mejor que se puede decir de cualquier evento: que queramos volver porque lo sentimos como una casa.

En pocas palabras

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[Un juego de rol] es un juego de comunicación. Mientras en otros juegos tú puedes mover tus piezas en un tablero, o jugar cartas en una mesa, en este juego un jugador describe el tablero, y tú describes tus piezas, dónde están, y cómo se mueven.

Usas tu imaginación, pero no todo termina ahí. Tienes que comunicar lo que imaginas a los otros jugadores, para que ellos puedan incluirlo en lo que ellos imaginan. El resultado de toda esta imaginación y comunicación es una conversación viva, un ida y vuelta sobre lo que hacen los personajes imaginarios en el juego, dónde van, y qué desafíos superan.

- Storming the Wizard’s Tower, Vincent D. Baker.

Etapas

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Varios hechos se acumulan. Pero tal vez el más relevante aquí sea que la semana pasada cerré una nueva etapa en cuanto a juegos de rol. Dí por concluida, al menos por ahora, una mesa de Star Wars Saga Edition que tuvo una duración considerable. Sinceramente no recuerdo la cantidad de partidas, pero calculo que fueron unas 7/8, cada quince días. Lo único que tengo que lamentar es que tuvo un gran bache entre la cuarta y la quinta, creo, y que a veces no logré mantener a los jugadores totalmente enfocados en la misma (ellos hicieron su parte, yo tal vez no tuve las ganas suficientes como para encarar todas las cosas que debería haber encarado).

La causa del cierre, al menos temporal, es principalmente la falta del tiempo que me gustaría tener para preparar una partida como se debe. Soy de tener ideas rápidas y por lo general, terminaba arreglando todo el viernes. No sé si mis jugadores lo notaron o no; tal vez no buscaban LA CAMPAÑA QUE CAMBIARÁ MI VIDA y lo que les daba era suficiente.

Por otra parte, si bien tengo mucho respeto por el sistema de reglas, y me gustaría volver a usarlo (como jugador o DJ), no termino de congeniar con él. Soy lento para aprender las reglas, me pierdo en los manuales, y siempre termino improvisando o preguntando. Y como mis jugadores no tienen los manuales y saben algunas cosas de oídas, no siempre estábamos de acuerdo conmigo o tenían el dato necesario. Supongo que todo se solucionaría con jugadores más informados y por eso no puedo decir que el reglamento sea malo: de hecho me ha parecido muy bueno, incluso cuando no le saqué todo el jugo que tenía.

¿Qué sigue? Por ahora, creo, unos sábados sin rol, o participaciones esporádicas si en el club (donde nos reuníamos) surge algo interesante. Me gustaría probar Marvel, por ejemplo, ya que hay una mesa, o algo así. No lo sé. Lo cierto es que por ahora quiero ir de jugador habitual, algo que hace mucho, mucho tiempo no hago.

Para el año que viene, volveré como DJ, pero de algo totalmente nuevo. Un anhelo muy grande que ahora encaja perfectamente con otro de mis planes. Ya verán.

Salida múltiple

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Comentaba hace unos días que había terminado todo lo referente al Profesorado, y que comenzaba un período de descanso total, de gozar la vida, de "no hacer nada". Porque en realidad se hicieron cosas, pero sin presión: revisar textos, escribir y terminar varios guiones, leer más, salir algo más, etc.

Bueno, ahora se acabó, pero tenía que celebrarlo.

El sábado pasado (o sea, ayer) tuvimos la cuarta partida de Star Wars Saga Edition en el clun de rol, para la cual, lo confieso aquí públicamente, no había preparado NADA. El lunes anterior había comenzado de nuevo a trabajar, luego de mi segunda semana de vacaciones. Sinceramente fue una semana tranquila, bastante buena, pero no sé por qué a partir del miércoles estuve muy cansado, algo sin ganas, totalmente sin ideas ni inspiración. Con decir que todavía debo el título de un comic que estoy preparando, sí sí, el título...

En fin, a pesar de todos mis intentos no tuve más que una idea general el viernes por la tarde, algo más firme el sábado por la mañana y terminé de elaborarla sobre la marcha durante la partida. Si eres jugador de la mesa y lees esto, dime si te diste cuenta, por favor!! No tuve tiempo ni ganas de ponerme a anotar ninguna de las ideas.

Apenas un par de horas antes decidí aceptar la invitación para ir a celebrar el Día de San Patricio, así que me puse una remera verde. Terminamos la sesión, como siempre, frente a algo interesante que deja el suspenso (por suerte se da, no fue necesario estirar ni acordar nada), y nos caminamos como veinte cuadras (o más, no soy bueno contando cuadras) hasta el lugar en donde los roleros del club íbamos a reunirnos.

Todo terminó temprano gracias al mal servicio del lugar (puedo recordar cuatro o cinco irregularidades, entre ellas en la promo del 2x1 que tenía límites algo absurdos, o que tuvimos que beber directamente de la lata porque tardaron un rato en traernos vasos). Para colmo a eso de las 2030 nos dijeron que oh, lástima, no nos habían avisado que tenían todas las reservas ocupadas, así que teníamos que desocupar dentro de una hora. A los pocos minutos una chica del grupo se encuentra con una amiga, a quien la gente del bar le había dicho, días antes, que no era necesario reservar... Seriedad cero, nunca más volvemos.

De nuevo a caminar como veinte cuadras (bueno no tanto, pero quince eran), con el contingente casi duplicado (de cuatro ahora éramos siete, y pronto fuimos ocho). En un pub realmente irlandés, que curiosamente estaba vacío de comensales y por lo tanto de pelear con silllas y botellas, terminamos de comer rabas con pescado y una bandeja de papas fritas enorme, y pude darme el gusto de una Guinnes que hace tiempo no me daba. Todo por un precio sensato, con servicio bueno y rapidez.

Todavía no era medianoche cuando me retiré, totalmente demolido; había saludo de mi casa a las 15 horas. Pero la cosa no terminaba ahí... a las 3 de la madrugada estaba el lanzamiento del Campeonato de Fórmula 1... sí, a las 3 de la madrugada, en Australia. Como sabrás soy fan de las carreras, pero estaba tan cansado que me costó horrores mantenerme despierto hasta la 1 de la madrugada, horario en el cual, con las luces encendidas, me acosté a dormitar un rato, para despertar puntualmente a las 2 para la previa. Comiendo y tomando algo me desperté bastante.

La carrera, si bien no fue super emocionante, fue muy entretenida, con todo tipo de records: Alonso ganando siete lugares, Maldonado recuperando muchos pero perdiendo de manera muy fea todas sus chances en la última vuelta, Pérez largando último y llegando 8 (ganó quince lugares!!), Schumacher corriendo muy bien pero rompiendo el auto, Räikkönen regresando a las pistas con un buen séptimo lugar... en fin, un poco de todo. Muchas veces, antes de la largada, me pregunté si realmente eran tan fanático como para quedarme tan tarde, con lo cansado que estaba, siendo que era la primera carrera y por lo tanto no había nada en juego. Pero justamente por ser la primera quería ver cómo despegaba todo... antes de la mitad ya estaba tan metido que sí, recordé porqué los años anteriores lo hice, a veces tan cansado como ayer. Así que los disfruté mucho.

Hoy domingo, fue cosa de levantarse tarde, completar varias tareas, comer, dormir una hora y despegar para el cine... Pronto haré la reseña de John Carter de Marte, película excelente por todas partes, de la cual anticipo mi recomendación.

En fin... aquí estoy, a punto de darme un baño y terminar algunas cosas más. Y muy cansado, pero contento. Las clases empezaron el jueves pasado y no se detienen hasta junio. Así que valió la pena el descanso.

¿Por fin?

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Hace un par de semanas, de manera algo precipitada, comencé un nuevo intento de campaña de Star Wars utilizando el sistema Saga Edition.

Y digo precipitada porque la solicitud fue hecha durante la semana en Facebook y en el foro del club, aprovechando que tenía muchas ganas de hacer algo y que no estoy atrapado en los estudios. Pero también, porque se sumaron jugadores que ni tenía idea que querían jugar, incluso un nuevo asistente el club que nunca jugó rol. Finalmente, porque no tenía ni idea de qué plantearle a los jugadores.

Lo mejor en estos casos, como siempre, es dedicarle la tarde a hacer los personajes y explicar lo básico del sistema. Tengo suerte, porque la mayoría ha jugado D&D 3.5 y 4º, así que pueden ayudarme con los huecos y las cosas que no sé. Luego de armar los personajes, los dejé a conversar sobre lo poco que sabían de los mismos, establecimos relaciones personales o profesionales y particularmente la época en que se va a jugar la campaña: los meses inmediatamente posteriores a la destrucción de la segunda Estrella de la Muerte.

Los personajes son una mujer noble, un scoundrel zabrak, un soldier keldor y dos padawan, uno humano y otro keldor.

Nos reunimos dentro de una semana a jugar la primera partida. A ver qué sale.

Por qué a veces no vale la pena estar

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Este sábado pasado se había organizado, algo espontáneamente, una nueva edición de Rosario Juega Indie. Como si no fuera poco organizar una convención anual de rol, desde el año pasado se lleva a cabo una específicamente apuntada a los juegos de este tipo, sin detrimento de las mesas fijas de otros juegos de rol, que siguen teniendo lugar.

Hay que agradecer todo esto a varios miembros del club: Krinnen y Drake, particularmente, pero también otros como DagaZ y Nana, que siempre se presentan como Djs. Seguro que me olvido de alguno, perdón.

Me había anotado, pero no fui. Así de sencillo, y para eso dedico esta entrada. Primero para que, por mi ausencia, mis seguidores (eso suena feo, no soy un dios!) no le pierdan rastro a la movida rolera rosarina. Segundo, porque los motivos de esta ausencia detonaron una nueva reflexión sobre mi estado de ánimo.

Fueron días con rápidos altibajos. El jueves fue particularmente bueno, y arrancó el viernes con una mañana tranquila. En un curso de capacitación laboral (que no de autoayuda para empleados con problemas personales y cómo no llevarlos a la empresa, ni llevar los de la empresa a la casa), me di cuenta de que era muy feliz. Casi nada estaba por fuera de lo que tenía planeado, todo estaba saliendo bien, no era necesario hacer cambios.

Claro que luego el día se derrumbó en caos, como suele suceder todos los viernes en el trabajo (tomándome inevitablemente por sorpresa, porque los problemas salen de lugares impensados). Remontó como siempre a la noche con la reunión familiar semanal, y llegó a su cenit el sábado en la facultad.

Pero llegar a casa, con sueño, hambre y unas enormes ganas de quedarme, fue el derrumbe de todo. Llamé y avisé que no iba. Algo había ahí que quería cumplir el compromiso, pero pensé “ey, nadie morirá si no voy”. Simplemente sopesé lo que podía perder y lo que podía ganar, y me quedé durmiendo una necesaria siesta.

Puntualmente, la causa era esa: mucho sueño, cansancio general. Simplemente no tenía ganas de jugar rol, y haría mal en meterme en una mesa con ese estado de ánimo. No hubiera sido justo para nadie.

Pero después, profundizando, vi que hay una desconfianza a jugar rol. Porque pensaba que ir era una pérdida de tiempo: no iba a divertirme. También una desconfianza a empezar de nuevo, por así decirlo; como quien fue traicionado varias veces y ahora teme volver a confiar. Ciertamente el rol no me ha hecho nada malo, pero la gran cantidad de veces que comencé campañas que quedaban inconclusas o me involucré con grupos de juego que luego se desarmaban me ha hecho receloso. Ni el meterme en juegos Indie, que a veces son autoconclusivos, me ha podido salvar: simplemente no he podido ingresar en ninguna mesa. Mi mesa de Burning Wheel, que tanto estaba disfrutando a pesar de los problemas del grupo por mantenerse unido, ha quedado en la nada. De nuevo.

Comparados con otras aficiones y proyectos, que han avanzado mucho o poco en estos últimos tres o cuatro años, el rol sigue ahí, atascado, la eterna Cenicienta que espera un futuro que no viene. No es por falta de tiempo, aunque me cuesta ir los sábados y pocas veces puedo. Simplemente es por falta de algo que me una de nuevo a la afición. Me siento excluido, no alguna persona en particular o un grupo, sino simplemente por circunstancias ajenas a mi control. Cosas que pasan. Y que siguen pasando, una y otra vez.

Hace tiempo comencé mi colección de miniaturas de SW con la compra de los, entonces, nuevos manuales de rol. Ahora he aceptado que posiblemente las seguiré comprando para tenerlas, porque tal vez nunca dirija o juegue en esa galaxia tan, tan lejana.

Y encima vienen y me dicen que el universo se sigue expandiendo.

Rosario Juega Rol 2011: reflexiones

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Ya durante el mismo evento, con los organizadores comenzamos a criticar, comentar y analizar cómo iba todo. Puedo decir que soy perfeccionista, y también soy detallista y bastante perceptivo. Cosas que todos en la organización compartimos en mayor o menor medida; sumado al hecho de que somos muchos y venimos de experiencias de vida y profesionales muy diferentes, eso nos da un panorama muy rico de todo. A veces, de cosas que hasta pueden resultar tontas o absurdas.

Con muchos de los organizadores complicados de tiempo, organizamos un evento que reunió aproximadamente a 200 personas durante dos días, sin tener en cuenta el ChoriRol, que sumó otras 50 a un evento social bastante diferente. Regalamos kilos y kilos de rol, además del conocimiento de muchos juegos y formas de jugar que están dando por ahí vuelta, no accesibles a cualquier rolero (por cuestiones de mercado, de difusión, etc.). Seguimos poniendo el rol en Rosario y a Rosario en Argentina, a nivel rolero.

No es poca cosa.

Sin embargo siempre apostamos a más, no necesariamente en lo numérico pero sí en lo cuatitativo (claro que si se puede en ambos). No voy a comentar las ideas y proyectos que tuvimos y tenemos, algunos de los cuales harían reír a los que piensan en la posibilidad de lo imposible... Pero nosotros no. Lo pensamos y lo pensamos, hasta que sale.

En diferentes charlas acotamos miles de cosas. Y las veces en las que nos sentamos a hablar del evento pasado, se nos hizo difícil no pensar ya en el que viene. Unir las dos cosas, creo yo, es inevitable.

En fin, se terminó ahora lo que se daba, por lo menos por unos meses. El año que viene lo pensaremos con más tiempo. Nadie dice nada porque los esfuerzos que tuvimos que hacer, a nivel personal, profesional y familiar, resultaron en algunos casos complicados. Y además, ¡queremos jugar rol! No podemos jugar y organizar.

Cuando resolvamos eso, veremos.

Rosario Juega Rol 2011: domingo 7

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Al día siguiente, y para mi sorpresa, descubrí que el ChoriRol, la pachanga del viernes a la noche y la primera jornada del evento no me habían afectado DEMASIADO. Tal vez era la adrenalina y ese algo tan lindo que uno tiene cuando organiza algo que se desarrolla frente a sus ojos. No sé. El hecho es que fui hasta La Toma con bastante tiempo de anticipación, antes del almuerzo, ya que así habíamos acordado. Supuestamente porque había mucho para hacer.

Sin embargo, apenas llegar veo que el resto de los organizadores estaban "buscando" algo que hacer. Siempre nos decimos lo mismo: cuando uno invierte un par de meses en la preparación de este tipo de eventos, si hace todo mínimamente bien, esos días uno lo pasa más tranquilo, y puede, en mayor o menor medida, "disfrutar" del mismo (a veces muy poco, pero algo). Como está todo previsto, quedan pocas cosas para hacer.

De pronto vimos que esto era muy cierto, porque más allá de acomodar los premios, algunas sillas y mesas, y cosas de ese tipo que se hacen en diez minutos, no era necesario tocar nada. Como teníamos invitados y hambre, pedimos cuatro pizzas y tres carlitos, algunas gaseosas y cervezas, y nos pusimos a almorzar.

La previa del domingo, con los organizadores y algunos invitados.


Lo que se sorteaba el domingo. Puede verse mi libro,
Cómo crear un mundo de juego (el último ejemplar impreso
que me quedaba). Además, las enormes colaboraciones de nuestros
sponsors, que incluían básicos de D&D 3.5 y 4º, Pathfinder; juegos de
mesa, dados, miniaturas, descuentos, etc.

En la entrada también teníamos disponibles algunas cosas a la venta,
principalmente dos Burning Wheel básicos y un Burning Empires, que se
fue el domingo en manos de uno de nuestros visitantes de Buenos Aires.

Sin embargo, como éramos siete organizadores y la mayoría tenía experiencia coordinando eventos roleros de diversa magnitud, el bichito nos seguía molestando. DEBIA HABER algo para hacer... y así seguimos dando vuelta, en la cabeza, a varias ideas, hasta que encontramos finalmente algo que podíamos hacer para mejorar la jornada.

Como habíamos comentado en la entrada previa, hubo grandes cambios de organización espacial. Luego de comer, nos dimos cuenta de lo siguiente:
  • la enorme cortina que separaba la recepción del área de charlas cortaba demasiado la comunicación entre las dos áreas. La gente que entraba no veía de primera mano lo que sucedía dentro, sino que tenía que entrar y pasar dicha cortina. Muchos visitantes en duda posiblemente ni llegaban a esta parte.
  • el área de charlas, al no tener micrófono, quedaba en desventaja junto a una zona de mesas de juego.
  • el proyector seguía siendo inútil en ese lugar, ya que teníamos un día igual o más soleado que el anterior, y ya habíamos intentado, sin éxito, tapar las ventanas.
Afortunadamente entre varios de los organizadores se fueron sumando ideas para solucionar esto. Al fondo del recinto había una sección de cocina, alejada de la luz y separada de una pesada cortina de tela morada. El sábado, por una cuestión estética, habíamos sellado el lugar, pero ahora descubrimos que era perfecto ya que, incluso con la cortina descorrida, no llegaba ahí la luz del sol. La pantalla del proyector podía montarse sobre un riel adecuado y había espacio para sillas, así como una instalación eléctrica en perfecto estado.

De manera que rápidamente dimos vuelta todo. Desmontamos y volvimos a montar el proyector y el equipo de sonido. Trasladamos las sillas y quitamos la cortina que separaba las dos partes del evento. Además, cambiamos de lugar las mesas de rol que habían quedado cerca de la nueva área de proyección, enviándolas al frente y compensando el hueco que se había formado. Esto nos habrá llevado media hora o poco más.

Por lo que recuerdo, al poco tiempo, mientras recuperábamos el aliento, comenzaron a llegar algunos de los invitados.


Lentamente la cosa iba tomando forma... esta foto está tomada cuando
ya habíamos quitado la cortina que separaba las dos partes del evento.

Lentamente, el evento arrancó y en las mesas comenzaron a sentirse rodar los dados. Como yo no dirigía el domingo, pude dedicarme un poco más a ayudar en cosas más o menos pequeñas, como entregar regalos en las mesas (sorteamos dos bolsas de dados en cada un, además de regalar juegos gratuitos como 44, Embelyon, Lady Blackbird o Archipiélago). Es por eso que abajo puedo presentarle fotos más o menos buenas de casi todas las mesas de ese día. Es evidente la gran afluencia de público femenino, que también estuvo presente el sábado (como ejemplo mi mesa).











Como puede verse también en las fotos, la asistencia de público fue un problema inesperado, hasta cierto punto. La gente vino de a poco, y varias mesas no se sellaron sino hasta media tarde. El día era muy bueno (había sol y calorcito, un gran avance sobre los días polares previos), lo cual creíamos que había alentado a muchos roleros locales a encarar hacia el Río Paraná y sus muchos lugares disponibles para pasar el rato.

Con los organizadores comenzamos a preocuparnos mucho, ya que habíamos apostado a una mayor afluencia de público, particularmente teniendo en cuenta la interacción de las mesas con las charlas. Habíamos pensado llenar las mesas y esperar a que hubiera gente "sin nada que hacer" para entonces arrancar las charlas. Pero preferimos privilegiar el rol puro y entonces invitábamos a los que llegaban a llenar las mesas que todavía tenían cupos disponibles.

Obviamente esto nos trajo algún que otro reclamo porque había personas que cada tanto preguntaban por las charlas, interesadas por esta o por aquella, y teníamos que pedirles que esperaran o directamente decirles que era muy probable que no las hubiera.

Finalmente, entre las 4 y las 5 de la tarde, si no recuerdo mal, comenzaron a caer contingentes de invitados, algunos de afuera de Rosario, otros locales. Cayeron en malón, y si bien no llegamos al mismo número que la fecha previa, se logró una convocatoria más que decente, que calculamos en unas 80-90 personas (el sábado habían sido unas 120).

¿Que pasaba entonces en la nueva sala de proyecciones? Una cátedra continua sobre juegos de rol como Pathfinder, Dresden Files, Shaintar, Unknown Armies, etc., a cargo de Kurt Wiegel. En dos descansos me miré todos las reseñas para aprender un poco más, mientras no había mucho para hacer (más que vigilar que algunos niños no tiraran al piso el proyector con sus juegos).

Cada tanto conversaba con el resto de los organizadores, auspiciantes, etc., y compraba algo.


Dos de nuestros auspiciantes eran 2d6 (a la izquierda, parte de su
gigantesco arsenal de diversión en tablero, cartas, mesa, etc.)
y El Templo del Rol, la derecha, dedicados más al rol, miniaturas
y cartas. Gracias a todos por su buena onda y excelente trato personal
y comercial!!! Sin ellos no hubiera sido lo mismo: más de uno hubiera
llegado a fin de mes, pero mucho más aburrido.



Drake y el Ruso mirando en detalle una reciente adquisición.


Otro vistazo a las mesas de rol. En el fondo, la proyección de
reseñas de juegos de rol (subtituladas), cortesía de Kurt Wiegel,
quien también nos envió un saludo.



Así fue pasando la tarde, afortunadamente sin nada raro que reportar, con mucha gente divirtiéndose en diversos juegos de cartas, rol o tablero.




Finalmente llegó la tardecita y me avisaron que había espacio para mi charla, así que comenzamos a llamar a la gente interesada. Aunque no fue mucho público, ya que las mesas habían arrancado tarde y estaban todavía desarrollándose, me sirvió para mostrar un poco más el libro (que no por nada se sorteaba el domingo) y exponer un poco las herramientas y consejos que allí están detallados. Cabe mencionar que antes y después de la charla recibí vaaarias consultas al respecto.

Luego de la charla, se había programado el sorteo, largamente esperado por muchos, particularmente por los que el día anterior habían comprado docenas (sí, literalmente) de números y no habían ganado nada. Por si fuera poco los premios, como habrán visto, eran muchos y muy grandes, así que las expectativas eran enormes.

De más está decir que de nuevo Nash, de Buenos Aires, fue el gran ganador de la noche, llevándose, como ha sucedido en otros eventos, varios premios (y de los gordos, para colmo). Hubo muchas reivindicaciones de gente que merecía ganar algo, y también varios suertudos que se ganaron varias cosas o cosas que todos esperaban, como Damián que se llevó el core de Pathfinder. Y después, a irnos, porque teníamos horario límite.

Pero no, un momento. Teníamos MUCHO para charlar con los invitados de Buenos Aires y otros lugares. Pero además, teníamos que mostrar los videos que tan cuidadosamente habíamos guardado y subtitulado. Sí, sí, ESOS videos de saludos de ESOS grandes diseñadores de rol:














Entonces SÍ empezó la parte final de la mudanza. Ya habíamos guardado mucho de lo nuestro y ayudado a guardar lo ajeno (por ejemplo lo de los auspiciantes), pero teníamos que sacar las mesas y las sillas y ordenarlas. En esto fuimos ayudados en parte por roleros locales y porteños, que nos ayudaron a agilizar mucho el trámite. Cada tanto, acá y allá, un grupito hacía una pausa y se ponía a hablar con los invitados de otras provincias, para recabar información sobre cómo andaba la cosa por allá y sus opiniones sobre el evento. Si bien muchas eran positivas, también vimos que había cosas que mejorar o que tal vez no eran igualmente aceptadas por todos.

Y después, las últimas fotografías, las que reunían a los organizadores y a los últimos participantes, un poco de esto y de aquello, y la lenta pero necesaria despedida.

Teóricamente, yo tenía que irme a un recital (sí, un domingo a la noche!!!), o por lo menos a la parte del mismo en la que tocaba Láquesis, una banda de rock progresivo en la que participa mi padrino Ariel. Eventos a los que casi nunca falto, pero la verdad, estaba bastante cansado. Así que decidí cambiar de planes e irme a la casa de Plober, con un par de invitados porteños, a comer algo y regresar a casa.

Lamentablemente para mi bienestar, la cosa se demoró mucho (siendo "la cosa" la comida que habíamos ordenado a domicilio), y mientras tanto nos dedicamos a jugar Citadels. Lo cual derivó en otra serie de cosas que comentaré en otra entrada. Baste aquí decir que de todas maneras llegué a casa un poco pasada la medianoche.

Y así fue el fin de semana.